martes, 21 de febrero de 2017

TRES MINUTOS DE COLOR de Pere Cervantes


El junio pasado publiqué la reseña de La mirada de Chapman, de Pere Cervantes aquí. Era la primera vez que leía algo de él y tuve la suerte y el honor de que aceptase contestarme a una breve entrevista. En ella, al preguntarle por sus próximos proyectos, me contestó: "El próximo año, probablemente en el mes de marzo , publicaré una novela a la que le he dedicado 5 años de mi vida. Se trata de una novela policiaca con importantes tintes del mundo paranormal y para ello me volqué en la documentación que el tema me exigía. Pero no os asustéis, a pesar de la temática “toco el suelo” y no me voy de madre. Pero si es un tema que me fascina y espero que así lo transmita."

Finalmente ha sido el 6 de febrero cuando Tres minutos de color ha visto la luz. Una novela policiaca, sí; intensa, a veces oscura, con un protagonista, el inspector Coque Brox, que vive unas circunstancias personales demoledoras y viendo, además, cómo el departamento al que pertenece va a ser sustituído por los Mossos d'Esquadra en apenas unos meses. Pero también una novela diferente, casi podría decir que única, en la que las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte) tienen una importancia crucial. Leer Tres minutos de color impacta, impresiona, engancha y, sobre todo, nos hace pensar. Tal vez porque lo que hemos leído no es lo que esperábamos o porque ciertas ideas preconcebidas sobre algunos temas se nos van al suelo como un castillo de naipes. 

Al cerrarla sentí como si tuviese el ánimo lleno de arena, esa que se mete por todas partes cuando hay mucho viento en la playa. Se me quedó seco, lleno de arañazos y buscando desesperadamente agua fresca para aliviarme. Lo que suele ocurrir con la arena es que siempre acaban quedando granitos en lugares insospechados y son los que siguen ahí, pinchando levemente con la pregunta de qué hay después de la vida. Eso es lo que Pere Cervantes nos regala: que reflexionemos. Y una novela que es difícil de olvidar.


EL AUTOR: PERE CERVANTES

Nacido en Barcelona en 1971, licenciado en Derecho (aunque asegura haber estudiado la carrera equivocada) y policía desde hace más de veinticinco años, siempre ha destacado en él su capacidad de observación de lo que le rodea, lo que es una gran ayuda para el proceso creativo de sus novelas. No sólo ha ejercido su profesión en España, sino que también ha trabajado para la Unión Europea y la ONU y en terrenos tan complicados como Bosnia Herzegovina o Kosovo, en misiones de paz. Fruto de esa experiencia publicó en 2004 “Trescientos sesenta y seis lunes”, en la que habla sobre la maldad humana y lo que no se ve de las misiones de paz.

Obra suya son también “Rompeolas”, “Internet Negro” y “No nos dejan ser niños”, el primer caso de los policías María Médem y Roberto Rial, a los que volvimos a encontrar en “La mirada de Chapman”.


EN BLANCO Y NEGRO

El inspector Coque Brox siente que su vida se perdió por completo hace algo más de dos años. Sobrevive gracias a su trabajo, pero hasta éste está ahora en la cuerda floja, pendiente de que su departamento pase a ser titularidad de los Mossos d'Esquadra. Acromatópsico, viendo la vida sólo en blanco y negro, con el dolor de una pérdida terrible a sus espaldas, separado y con una hija adolescente que ni siquiera habla con él, ahora le queda pelear por saber qué ocurrió con su compañero Palma, desaparecido hace seis meses sin dejar rastro. Engañando a sus superiores tratará de llegar al fondo del asunto mientras tiene que lidiar con los intentos de suicidio de Marga, su exmujer.

Vive en un piso compartido con Oliver, forense del Hospital Clínico, y no tiene vida social. Las relaciones con sus compañeros de la policía son tensas y los encontronazos con el comisario Paco Palomares se suceden a diario. Pero eso no le hace apartarse ni un milímetro de sus planes.

Sin embargo algo brutal e inesperado obligará a Coque Brox a visitar un terreno desconocido. Un lugar que jamás hubiera podido imaginar. Y en él descubrirá que en lo sobrenatural pueden esconderse verdades y secretos, aunque desvelarlos no es tarea fácil. Como tampoco lo es luchar contra la muerte.


2:22

Tres cadáveres en la morgue.
Tres minutos de muerte cerebral de un paciente en el hospital.
Tres amigos.
Tres mujeres en la familia de Coque Brox.
Tres partes en la novela.
Las 2:22. Dos veces tres. ¿Dos de tres?.
Tres minutos de color.

Estas son notas que tengo en uno de los muchos post-it que usé para ir señalando o anotando cosas que me llamaban la atención en Tres minutos de color. Aun me quedan preguntas. Y aun sigo dándole vueltas a ciertas respuestas. Ese es el gran mérito de la novela de Pere Cervantes, que no es fácil de olvidar y puede que tampoco de encajar.

Tengo que decirlo: jamás había leído una novela negra tan diferente, tan distinta a todo. Con una primera parte quizá algo más "ortodoxa", aunque con todas las peculiaridades que viven los protagonistas, con la investigación sobre un policía desaparecido y con un Coque Brox que la afronta como puede, de repente todo salta en pedazos. La novela se rompe por completo al final de la primera parte de modo inesperado y nos deja noqueados, sin aliento. Es ahí cuando el argumento se abre hacia un lugar desconocido en el que, como los protagonistas, iremos descubriendo paisajes y situaciones muy especiales, desconocidas, casi límites. Y, seguramente como me pasó a mí, con un nudo en el estómago y otro en el corazón.

Coque Brox es un personaje de los que marcan. Su vida arrastra una amargura constante después de haber padecido la pérdida y el dolor más lacerantes que se pueden sufrir. Convive además con la angustia de los intentos de suicidio de su exmujer y con el silencio resentido de su hija, que ni siquiera quiere hablar con él. Por si esto no fuese suficiente, es acromatópsico (no distingue colores, todo lo ve en blanco y negro), con la carga de desesperación que eso puede conllevar. Y su compañero en la policía y amigo, Palma, lleva seis meses desaparecido sin que haya pistas sobre su paradero. Coque tiene la sensación de que el grupo que lleva la investigación del caso no hace demasiado por localizarle e intenta tirar de algunos hilos con la esperanza de encontrar respuestas. Pero sus superiores le niegan ayuda y el acceso al caso.

Brox decide seguir investigando por su cuenta, al margen de sus propios compañeros. Para ello tendrá la ayuda de Jalil, que trabaja de cuando en cuando como traductor en la comisaría. Pero a medida que va siguiendo los pasos de Palma tropezará con algo que no esperaba: que su amigo y compañero había dado con un caso de una red de abusos sexuales a menores y trataba de acabar con los responsables. La Barcelona que Coque Brox conoce se está difuminando ante sus ojos, ha perdido esencia con la llegada de los nuevos tiempos: locales con solera que cierran, nuevos negocios, cambios urbanísticos... pero el mapa que nos muestra de la ciudad es diáfano, es fácil ir reconociendo la ciudad a su lado.

Coque Brox no es famoso precisamente por su simpatía. Su mala leche es reconocida y reconocible, aunque es cierto que motivos le sobran. Ni siquiera tiene el refugio de su familia al llegar a casa, ya que desde hace un tiempo comparte piso con Oliver, el forense, que le ha introducido en el mundo de los juegos online en los que él es un genio. Oliver, a su vez, es amigo de Nadia, cirujana de su mismo hospital y gracias a él Coque la conocerá y también a Rodri, el dueño de una taberna próxima al hospital, del que Oliver y Nadia son clientes habituales. Un lugar muy especial en el que, incluso, se pueden dejar mensajes en un libro para amigos o conocidos.


Tanto Oliver como Nadia han sufrido en pocos días hechos extraños en su trabajo: el forense al haber sufrido la caída al unísono de tres cuerpos de tres camillas diferentes en la sala de autopsias. Nadia por escuchar de un paciente que ha estado tres minutos en muerte cerebral cómo describe, entre otras cosas, el quirófano y a los que estaban allí cuando es imposible que pusiese verlos. Esa experiencia le marca y le hace querer saber más sobre las ECM, sobre lo que hay más allá de la vida.

Es patente la evolución en la manera de escribir de Pere Cervantes. Ha ganado en intensidad, en matices, en profundidad. Y va jalonando la narración con frases que se nos van clavando en el alma porque muchas destilan una poesía inesperada. En cuanto leáis Tres minutos de color sabréis de lo que hablo. Ha sabido dotar a sus personajes de una humanidad inmensa, con los que empatizamos sin remedio. A pesar de su carácter y su mal humor, Brox nos resulta tan cercano como un buen amigo al que queremos ayudar. Oliver y Nadia son tan reales como podemos serlo cualquiera, con sus miedos, sus dudas, sus fracasos y sus pequeñas alegrías cotidianas. Los tres, de alguna manera, se sienten solos, arrastran vacíos y unen sus soledades. 

La fractura de la novela en dos al final de la primera parte es realmente una puerta, pero esa la debéis atravesar vosotros. El trabajo de años que Pere ha dedicado a escribir Tres minutos de color se hace patente en el cuidado que ha puesto en cada capítulo, en cada línea. En cada pregunta que nos hacemos y en las que nos van surgiendo después, en el dolor de Coque Brox, en su constancia por saber de Palma, en el silencio de su hija, en el desgarro de Marga, en la trama de abusos a menores captadas por internet, en el ambiente de las calles, en el olor que gira en cada esquina. En cómo el inspector se va a enfrentar a lo desconocido.

Sólo puedo recomendaros que la leáis. Que Coque Brox y su mundo se hagan hueco y os transmitan todo lo que albergan, porque os van a fascinar.  Quizá no sea lo que esperéis en una novela con un policía de protagonista pero eso es lo apasionante de la vida, que siempre nos sorprende. Incluso cuando acaba.

"Ahora resulta que en la muerte todo transcurre en las calles de siempre con la gente de nunca"

14 comentarios:

  1. Me gusta, me gusta mucho lo que cuentas. Las otras novelas del autor no las leí, no me atraían del todo, pero esta tiene un punto diferente que me llama muchísimo la atención. Además, creo que tengo una deuda personal con el autor; no hace mucho impartió un seminario en la facultad de periodismo de Castellón a la que asistieron mis hijos y se lo pasaron en grande con él, vamos, me pusieron la cabeza como un bombo todo el fin de semana hablando de Pere Cervantes. Pues nada, ya te contaré cuando lo lea. Estupenda reseña Yolanda.
    Un beso

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    1. Pere es un encanto y esta novela creo que puede ser de las que adores, como es mi caso, o de las que acabes renegando por el tema que toca en la segunda parte. Sea como sea está muy bien escrita y te mete mucho en la situación, así que ya me contarás, que me encantará leerte. Un beso.

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  2. Con todo lo que cuentas me han entrado ganas de leerla, aunque me frena un poco la venilla paranormal que recorre su trama, aunque creo que podría obviarla si está perfectamente fusionada en la historia. Besos y gracias por la recomendación

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    1. Está bien fusionada, aunque creo que puede que no sea para todos los públicos. Hay un toque realmente especial, intenso, a veces desgarrador. Pero es toda una experiencia. Un beso.

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  3. A ver cuándo le llega el turno, que a este paso ya sabes... El tema seguro que le encantaría a mi madre, le pasaré mi ejemplar.

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  4. A mí me has dejado con los dientes por el suelo de largos... Leí una novela anterior de Pere Cervantes y aunque me gustó en general, no me terminó de llenar del todo, me faltó algo y quizá lo encuentre aquí.
    Besos.

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    1. Creo que vas a llevarte una sorpresa. No es una novela policiaca normal y eso es lo que la hace estupenda. Un beso.

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  5. Ay Yolanda, Yolanda. No me he estrenado con el autor y veo muy buenas opiniones por ahí y además parece majete y todo. Justo cuando dices paranormal me he dicho: quieta, que no es para ti. Y me pones a Coque tan misterioso y atractivo (entiéndeme, como personaje a descubrir), que no sé si en realidad es que es para mí, a pesar de toda su mala leche, jajaja. Pues no me importaría nada leerla, es más creo que me gustaría y todo, jajaja.
    Besos

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    1. Sí, no sólo es majete, es un encanto. Y guapete, gana mucho en las distancias cortas. Seguro que te gusta, querida mía, no sólo por Coque (que al final a todas nos hace tilín) sino por ser una novela que se sale tanto de lo corriente. Un beso

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  6. Me encantan esos puntos y aparte de 2:22.
    La novela es impactante. Me ha dejado a ratos con taquicardia, como a ti.
    Muy buena tu reseña, como siempre.

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    1. Gracias, mi niña. Esa segunda parte es impresionante.

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  7. La verdad es que en estos momentos no estoy con ánimos de leer novelas desgarradoras, sobre todo si los arañazos que te ocasionan permanecen en el tiempo. Y el tema de los abusos sexuales a menores es tan desgarrador y, lamentablemente, tan actual que seguro que tras leer el libro más que tiritas necesitaría vendas para el alma. Pero el tema de las ECM me fascina. Así que me veo en el brete de decidir si me aventuro a leer este libro o lo dejo para más adelante. Lo dejaré en manos del Destino. Un abrazo enorme.

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  8. Pues no me he estrenado con el autor y ya va siendo hora. Pero tengo que decidir con cual, no sé si será esta.
    Un beso ;)

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