El junio pasado
publiqué la reseña de La mirada de Chapman, de Pere Cervantes aquí. Era la primera vez que leía algo de él y
tuve la suerte y el honor de que aceptase contestarme a una breve entrevista.
En ella, al preguntarle por sus próximos proyectos, me contestó: "El
próximo año, probablemente en el mes de marzo , publicaré una novela a la que
le he dedicado 5 años de mi vida. Se trata de una novela policiaca con
importantes tintes del mundo paranormal y para ello me volqué en la
documentación que el tema me exigía. Pero no os asustéis, a pesar de la
temática “toco el suelo” y no me voy de madre. Pero si es un tema que me
fascina y espero que así lo transmita."
Finalmente ha
sido el 6 de febrero cuando Tres minutos de color ha visto la luz. Una
novela policiaca, sí; intensa, a veces oscura, con un protagonista, el inspector
Coque Brox, que vive unas circunstancias personales demoledoras y viendo,
además, cómo el departamento al que pertenece va a ser sustituído por los
Mossos d'Esquadra en apenas unos meses. Pero también una novela
diferente, casi podría decir que única, en la que las ECM (Experiencias
Cercanas a la Muerte) tienen una importancia crucial. Leer Tres minutos de
color impacta, impresiona, engancha y, sobre todo, nos hace pensar. Tal vez
porque lo que hemos leído no es lo que esperábamos o porque ciertas ideas
preconcebidas sobre algunos temas se nos van al suelo como un castillo de
naipes.
Al cerrarla
sentí como si tuviese el ánimo lleno de arena, esa que se mete por todas partes
cuando hay mucho viento en la playa. Se me quedó seco, lleno de arañazos y buscando desesperadamente
agua fresca para aliviarme. Lo que suele ocurrir con la arena es que siempre
acaban quedando granitos en lugares insospechados y son los que siguen ahí,
pinchando levemente con la pregunta de qué hay después de la vida. Eso es
lo que Pere Cervantes nos regala: que reflexionemos. Y una novela que es
difícil de olvidar.
EL AUTOR: PERE CERVANTES
Nacido en
Barcelona en 1971, licenciado en Derecho (aunque asegura haber estudiado la
carrera equivocada) y policía desde hace más de veinticinco años, siempre ha
destacado en él su capacidad de observación de lo que le rodea, lo que es una
gran ayuda para el proceso creativo de sus novelas. No sólo ha ejercido su
profesión en España, sino que también ha trabajado para la Unión Europea y la
ONU y en terrenos tan complicados como Bosnia Herzegovina o Kosovo, en misiones
de paz. Fruto de esa experiencia publicó en 2004 “Trescientos sesenta y seis
lunes”, en la que habla sobre la maldad humana y lo que no se ve de las
misiones de paz.
Obra suya son también “Rompeolas”, “Internet Negro” y “No nos dejan ser niños”, el primer
caso de los policías María Médem y Roberto Rial, a los que volvimos a encontrar
en “La mirada de Chapman”.
EN BLANCO Y NEGRO
El inspector
Coque Brox siente que su vida se perdió por completo hace algo más de dos años.
Sobrevive gracias a su trabajo, pero hasta éste está ahora en la cuerda floja,
pendiente de que su departamento pase a ser titularidad de los Mossos
d'Esquadra. Acromatópsico, viendo la vida sólo en blanco y negro, con el dolor
de una pérdida terrible a sus espaldas, separado y con una hija adolescente que
ni siquiera habla con él, ahora le queda pelear por saber qué ocurrió con su
compañero Palma, desaparecido hace seis meses sin dejar rastro. Engañando a sus
superiores tratará de llegar al fondo del asunto mientras tiene que lidiar con
los intentos de suicidio de Marga, su exmujer.
Vive en un piso
compartido con Oliver, forense del Hospital Clínico, y no tiene vida social.
Las relaciones con sus compañeros de la policía son tensas y los encontronazos
con el comisario Paco Palomares se suceden a diario. Pero eso no le hace
apartarse ni un milímetro de sus planes.
Sin embargo
algo brutal e inesperado obligará a Coque Brox a visitar un terreno
desconocido. Un lugar que jamás hubiera podido imaginar. Y en él descubrirá que
en lo sobrenatural pueden esconderse verdades y secretos, aunque desvelarlos no
es tarea fácil. Como tampoco lo es luchar contra la muerte.
2:22
Tres cadáveres
en la morgue.
Tres minutos de
muerte cerebral de un paciente en el hospital.
Tres amigos.
Tres mujeres en
la familia de Coque Brox.
Tres partes en
la novela.
Las 2:22. Dos
veces tres. ¿Dos de tres?.
Tres minutos de
color.
Estas son notas
que tengo en uno de los muchos post-it que usé para ir señalando o anotando
cosas que me llamaban la atención en Tres minutos de color. Aun me quedan
preguntas. Y aun sigo dándole vueltas a ciertas respuestas. Ese es el gran
mérito de la novela de Pere Cervantes, que no es fácil de olvidar y puede que
tampoco de encajar.
Tengo que
decirlo: jamás había leído una novela negra tan diferente, tan distinta a todo.
Con una primera parte quizá algo más "ortodoxa", aunque con todas las
peculiaridades que viven los protagonistas, con la investigación sobre un
policía desaparecido y con un Coque Brox que la afronta como puede, de repente
todo salta en pedazos. La novela se rompe por completo al final de la
primera parte de modo inesperado y nos deja noqueados, sin aliento. Es ahí
cuando el argumento se abre hacia un lugar desconocido en el que, como los
protagonistas, iremos descubriendo paisajes y situaciones muy especiales,
desconocidas, casi límites. Y, seguramente como me pasó a mí, con un nudo en el
estómago y otro en el corazón.
Coque Brox es
un personaje de los que marcan. Su vida arrastra una amargura constante después
de haber padecido la pérdida y el dolor más lacerantes que se pueden sufrir.
Convive además con la angustia de los intentos de suicidio de su exmujer y con
el silencio resentido de su hija, que ni siquiera quiere hablar con él. Por si
esto no fuese suficiente, es acromatópsico (no distingue colores, todo lo ve en
blanco y negro), con la carga de desesperación que eso puede conllevar. Y su
compañero en la policía y amigo, Palma, lleva seis meses desaparecido sin que
haya pistas sobre su paradero. Coque tiene la sensación de que el grupo que
lleva la investigación del caso no hace demasiado por localizarle e intenta
tirar de algunos hilos con la esperanza de encontrar respuestas. Pero sus
superiores le niegan ayuda y el acceso al caso.
Brox decide
seguir investigando por su cuenta, al margen de sus propios compañeros. Para
ello tendrá la ayuda de Jalil, que trabaja de cuando en cuando como traductor
en la comisaría. Pero a medida que va siguiendo los pasos de Palma tropezará
con algo que no esperaba: que su amigo y compañero había dado con un caso de
una red de abusos sexuales a menores y trataba de acabar con los responsables.
La Barcelona que Coque Brox conoce se está difuminando ante sus ojos, ha perdido
esencia con la llegada de los nuevos tiempos: locales con solera que cierran,
nuevos negocios, cambios urbanísticos... pero el mapa que nos muestra de la
ciudad es diáfano, es fácil ir reconociendo la ciudad a su lado.
Coque Brox no
es famoso precisamente por su simpatía. Su mala leche es reconocida y
reconocible, aunque es cierto que motivos le sobran. Ni siquiera tiene el
refugio de su familia al llegar a casa, ya que desde hace un tiempo comparte
piso con Oliver, el forense, que le ha introducido en el mundo de los juegos
online en los que él es un genio. Oliver, a su vez, es amigo de Nadia, cirujana
de su mismo hospital y gracias a él Coque la conocerá y también a Rodri, el
dueño de una taberna próxima al hospital, del que Oliver y Nadia son clientes
habituales. Un lugar muy especial en el que, incluso, se pueden dejar mensajes
en un libro para amigos o conocidos.
Tanto Oliver
como Nadia han sufrido en pocos días hechos extraños en su trabajo: el forense al haber sufrido la caída al unísono de tres cuerpos de tres
camillas diferentes en la sala de autopsias. Nadia por escuchar de un paciente
que ha estado tres minutos en muerte cerebral cómo describe, entre otras cosas,
el quirófano y a los que estaban allí cuando es imposible que pusiese verlos.
Esa experiencia le marca y le hace querer saber más sobre las ECM, sobre lo que
hay más allá de la vida.
Es patente la
evolución en la manera de escribir de Pere Cervantes. Ha ganado en
intensidad, en matices, en profundidad. Y va jalonando la narración con
frases que se nos van clavando en el alma porque muchas destilan una poesía
inesperada. En cuanto leáis Tres minutos de color sabréis de lo que hablo. Ha
sabido dotar a sus personajes de una humanidad inmensa, con los que empatizamos
sin remedio. A pesar de su carácter y su mal humor, Brox nos resulta tan
cercano como un buen amigo al que queremos ayudar. Oliver y Nadia son tan
reales como podemos serlo cualquiera, con sus miedos, sus dudas, sus fracasos y
sus pequeñas alegrías cotidianas. Los tres, de alguna manera, se sienten solos, arrastran vacíos
y unen sus soledades.
La fractura de
la novela en dos al final de la primera parte es realmente una puerta, pero esa
la debéis atravesar vosotros. El trabajo de
años que Pere ha dedicado a escribir Tres minutos de color se hace patente en
el cuidado que ha puesto en cada capítulo, en cada línea. En cada pregunta que
nos hacemos y en las que nos van surgiendo después, en el dolor de Coque Brox,
en su constancia por saber de Palma, en el silencio de su hija, en el desgarro
de Marga, en la trama de abusos a menores captadas por internet, en el ambiente
de las calles, en el olor que gira en cada esquina. En cómo el inspector se va
a enfrentar a lo desconocido.
Sólo puedo
recomendaros que la leáis. Que Coque Brox y su mundo se hagan hueco y os
transmitan todo lo que albergan, porque os van a fascinar. Quizá no
sea lo que esperéis en una novela con un policía de protagonista pero eso es lo
apasionante de la vida, que siempre nos sorprende. Incluso cuando acaba.
"Ahora
resulta que en la muerte todo transcurre en las calles de siempre con la gente
de nunca"
Me gusta, me gusta mucho lo que cuentas. Las otras novelas del autor no las leí, no me atraían del todo, pero esta tiene un punto diferente que me llama muchísimo la atención. Además, creo que tengo una deuda personal con el autor; no hace mucho impartió un seminario en la facultad de periodismo de Castellón a la que asistieron mis hijos y se lo pasaron en grande con él, vamos, me pusieron la cabeza como un bombo todo el fin de semana hablando de Pere Cervantes. Pues nada, ya te contaré cuando lo lea. Estupenda reseña Yolanda.
ResponderEliminarUn beso
Pere es un encanto y esta novela creo que puede ser de las que adores, como es mi caso, o de las que acabes renegando por el tema que toca en la segunda parte. Sea como sea está muy bien escrita y te mete mucho en la situación, así que ya me contarás, que me encantará leerte. Un beso.
EliminarCon todo lo que cuentas me han entrado ganas de leerla, aunque me frena un poco la venilla paranormal que recorre su trama, aunque creo que podría obviarla si está perfectamente fusionada en la historia. Besos y gracias por la recomendación
ResponderEliminarEstá bien fusionada, aunque creo que puede que no sea para todos los públicos. Hay un toque realmente especial, intenso, a veces desgarrador. Pero es toda una experiencia. Un beso.
EliminarA ver cuándo le llega el turno, que a este paso ya sabes... El tema seguro que le encantaría a mi madre, le pasaré mi ejemplar.
ResponderEliminarVerás como le gusta. Y a ti. Besazos.
EliminarA mí me has dejado con los dientes por el suelo de largos... Leí una novela anterior de Pere Cervantes y aunque me gustó en general, no me terminó de llenar del todo, me faltó algo y quizá lo encuentre aquí.
ResponderEliminarBesos.
Creo que vas a llevarte una sorpresa. No es una novela policiaca normal y eso es lo que la hace estupenda. Un beso.
EliminarAy Yolanda, Yolanda. No me he estrenado con el autor y veo muy buenas opiniones por ahí y además parece majete y todo. Justo cuando dices paranormal me he dicho: quieta, que no es para ti. Y me pones a Coque tan misterioso y atractivo (entiéndeme, como personaje a descubrir), que no sé si en realidad es que es para mí, a pesar de toda su mala leche, jajaja. Pues no me importaría nada leerla, es más creo que me gustaría y todo, jajaja.
ResponderEliminarBesos
Sí, no sólo es majete, es un encanto. Y guapete, gana mucho en las distancias cortas. Seguro que te gusta, querida mía, no sólo por Coque (que al final a todas nos hace tilín) sino por ser una novela que se sale tanto de lo corriente. Un beso
EliminarMe encantan esos puntos y aparte de 2:22.
ResponderEliminarLa novela es impactante. Me ha dejado a ratos con taquicardia, como a ti.
Muy buena tu reseña, como siempre.
Gracias, mi niña. Esa segunda parte es impresionante.
EliminarLa verdad es que en estos momentos no estoy con ánimos de leer novelas desgarradoras, sobre todo si los arañazos que te ocasionan permanecen en el tiempo. Y el tema de los abusos sexuales a menores es tan desgarrador y, lamentablemente, tan actual que seguro que tras leer el libro más que tiritas necesitaría vendas para el alma. Pero el tema de las ECM me fascina. Así que me veo en el brete de decidir si me aventuro a leer este libro o lo dejo para más adelante. Lo dejaré en manos del Destino. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarPues no me he estrenado con el autor y ya va siendo hora. Pero tengo que decidir con cual, no sé si será esta.
ResponderEliminarUn beso ;)