La ciudad del rey fue la novela ganadora, a finales del pasado año, del VII Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda, un premio que, como ya he ido contando tanto aquí como en mis redes sociales, va adquiriendo cada vez más empaque. La entrega del galardón se realizó en noviembre, en el marco del Certamen de Novela Histórica que cada año se celebra en Úbeda, y allí tuve la suerte de poder compartir una interesante y reposada charla con Marcelino Santiago, su autor, que me avanzó parte del argumento de su obra y me transmitió su amor por la Historia y la literatura. Hoy os traigo al blog una novela histórica muy bien escrita, muy bien hilada y muy cuidada que nos traslada a una época fascinante. Una novela ambientada en Ciudad Real a finales del siglo XV, en una Castilla socialmente convulsa, llena de tensiones religiosas y políticas que van a estallar tras la muerte del rey Enrique IV y que, en muchos momentos, nos hará pensar que hay hechos y situaciones que parece que nos empeñamos en repetir una y otra vez.
IN CIVITATE REGIA
A principio de octubre de 1474 se produce en Ciudad Real un sangriento saqueo contra los judíos conversos que viven en la ciudad. Este progromo, más habitual de lo que las crónicas acerca de la buena convivencia de religiones en la época nos cuentan, provoca que Alonso de Carrillo, arzobispo de Toledo, encargue a Tomás de Cuenca una investigación sobre lo sucedido y, por encima de todo, acerca de los judíos que se esconden bajo la conversión para seguir con sus ritos. Debe descubrir a esos falsos conversos y entregarlos para que sean juzgados. El arzobispo otorga a Tomás de Cuenca las credenciales de juez delegado inquisidor, que le darán plenos poderes para sus investigaciones y le abrirá todas las puertas.
Tomás de Cuenca viaja a Ciudad Real y, medida que va conociendo los hechos, empieza a sospechar que tras aquel progromo se esconden intereses muy diferentes a lo que en principio parecía y que no se trata solamente de un tema religioso. Las férreas convicciones de Tomás acerca de la religión y la política se comenzarán a tambalear al integrarse en la sociedad de la ciudad y entrevistarse y conocer cada vez mejor con muchos de los implicados. Además, para terminar de enrarecer el clima político reinante, muere el rey Enrique IV y comienzan las hostilidades entre los partidarios de Isabel de Trastamara, hermana del rey y futura Isabel la Católica, y los de Juana, hija del rey, a la que muchos niegan su paternidad apodándola "la Beltraneja".
La Orden de Calatrava, por su parte, va a buscar hacerse con el control de Ciudad Real, ya que la consideran suya por un documento que lo avala desde hace doscientos años. La situación se va complicando cada vez más y todos los protagonistas de la novela se verán obligados a tomar decisiones y a moverse en una especie de tablero de ajedrez muy inestable.
Reconozco que con La ciudad del rey me mueve mucho la pasión. La época histórica en la que transcurre es una de mis favoritas y en la novela he descubierto una ambientación fabulosa de aquellos años, sobre todo al nivel del pueblo más llano. Su modo de vida, sus casas, la forma en que interactuaban, sometidos tanto al poder político como al de la iglesia pero sobreviviendo y trabajando por los suyos y su bienestar. Me ha fascinado de modo especial la descripción que Marcelino hace de esa Ciudad Real medieval, con sus calles estrechas a veces y con muchos edificos a medias, levantándose o restaurándose, con su impresionante muralla que, por desgracia para todos, ya no existe. Y me ha fascinado porque lo hace de un modo tan real que es sencillo imaginarla mientras caminamos junto a Tomás de Cuenca en sus pesquisas.
Fantásticos son también los retratos de los personajes, llenos de humanidad, con sus defectos y virtudes, pero siempre creíbles, sin estridencias. Las intrigas políticas, tan presentes en la trama, las vemos desde los propios actores que las manejaban. Conocer de la mano del autor algunos de los ritos judíos que se conservaban en la intimidad de muchos hogares es como abrirse la puertas a un mundo que desconocemos. Y resulta inquietantemente actual esa costumbre de culpar siempre a los mismos de las desgracias que suceden, como si por ser judíos, en este caso, tuviesen el poder de convocar hasta los desastres naturales.
Hay una escena en el capítulo 10 que me hizo esbozar una sonrisa, cuando Tomás de Cuenca visita la iglesia de Santiago y encuentra al maestro de obras discutiendo con un clérigo acerca de los plazos que había para terminar un fresco que ha de decorar una de las paredes. Inmediatamente recordé la gran película El tormento y el éxtasis, cuando el papa Julio II discutía a voces con el irascible Miguel Ángel acerca de cuando terminaría de pintar la Capilla Sixtina. Es que hay cosas que no puedo evitar...
La narración se agiliza gracias a capítulos breves que hacen querer seguir leyendo. Además va ganando en intensidad a medida que avanzamos, con una tensión creciente que consigue mantener al lector siempre interesado y cómplice de lo que sucede. Partiendo de los hechos reales que se produjeron en su momento, mostrando que Marcelino Santiago se ha documentado mucho y bien, La ciudad del rey es una novela apasionante, intensa y vital que nos traslada sin dificultad a una época llena de luces y sombras, complicada, interesante y políticamente enrevesada. Aunque, conociendo la Historia de nuestro país, qué epoca no lo ha sido...
Os la recomiendo sin duda. Es un gran modo de viajar en el tiempo.
ENTREVISTA CON MARCELINO SANTIAGO
Aunque nacido en la localidad toledana de Corral de Almaguer, Marcelino Santiago vive y trabaja en Ciudad Real. Licenciado en la especialidad de Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid, es funcionario de la Escala Ténica de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Quiero agradecerle, de corazón, su generosidad a la hora de contestar esta pequeña entrevista y su más que buena disposición desde el primer momento.
- En primer lugar, quisiera volver a
felicitarte por haber resultado ganador de VII Premio de Novela Histórica
Ciudad de Úbeda con “La ciudad del rey”. ¿Cómo conociste la noticia? ¿La
esperabas?
Supe
que la novela había pasado el primer filtro y que había quedado entre las tres
finalistas del concurso y aquello me pareció un logro importante porque las
otras dos novelas que seleccionó la comisión lectora tenían muy buena calidad
literaria. Cuando, poco después, me comunicaron el fallo del jurado, tuve una gratificante
y extraña sensación, mezcla de incredulidad y euforia.
- ¿Era el primer certamen de novela en el
que participabas o ya habías probado suerte en otros?
Antes
de presentar “la Ciudad del Rey” al certamen de novela histórica de Úbeda, la
presenté al Premio Círculo de Lectores de Novela, en el que la obra también fue
seleccionada entre las tres finalistas que después se sometieron al dictamen
del jurado de lectores.
- Después de tu estancia en Úbeda para
recibir el premio ¿qué te pareció el certamen que se organiza allí cada año?
Desde
mi estancia en Úbeda no he parado de contar maravillas sobre la fantástica
organización del certamen de novela histórica que se viene realizando cada año,
porque es realmente sorprendente el gran dinamismo que le confiere a la ciudad.
Para el visitante que se acerca a Úbeda en esas fechas es más que manifiesto el
entusiasmo y el buen ambiente de los participantes en todos los órdenes:
organización, recreación histórica, presentaciones literarias, encuentros con
los autores, etc.
- ¿Cuáles crees que son los méritos
fundamentales de tu novela, aquellos de los que te sientes más orgulloso?
Aunque
los méritos no me corresponden a mí valorarlos, creo que es una novela sencilla
de leer, con capítulos cortos, no es excesivamente extensa para lo que suele
ser el promedio de páginas en el género de novela histórica. Por otro lado, el
peso de las diferentes tramas lo llevan varios personajes a la vez, con
potencia argumental suficiente para mantener la atención del lector, mientras
alternan su aparición.
- Siglo XV. Ciudad Real. Un inquisidor. La
Orden de Calatrava. La guerra de sucesión entre Juana la Beltraneja y la futura
Isabel la Católica como fondo. Con estos cebos tan atractivos ¿cómo
recomendarías la lectura de tu novela a quienes se acercan por primera vez a
ella?
Aunque
el contexto histórico en el que transcurre la novela es algo complicado, por el
conflicto sucesorio tras la muerte de Enrique IV, y además impregna las
diferentes tramas que se desarrollan, hay
que advertir que el verdadero interés radica en lo que sucede a los personajes,
a sus relaciones entre ellos, a sus motivaciones personales, a su trayectoria
vital incluso. El contexto histórico se va dosificando en la novela para no
saturar al lector con excesivos datos históricos y creo que resulta bastante
comprensible.
- ¿Cuál fue el origen de la historia que
narras en “La ciudad del rey”? ¿Qué hecho o qué idea fueron los que te hicieron
“saltar la chispa” para crearla?
Te
revelaré algo que creo que no he comentado hasta ahora. La chispa de la que
hablas y que puso en marcha la historia, es la coincidencia en el tiempo de dos
acontecimientos históricamente inconexos y totalmente independientes uno de
otro, pero que puestos en relación adrede, en un plano literario, daban mucho
juego argumental. El día 4 de octubre de 1474 falleció don Juan Pacheco, el
privado de Enrique IV, el hombre más poderoso de Castilla después del rey,
quien en esta época ya apoyaba sin fisuras a la princesa Juana como sucesora al
trono (aunque años atrás, cuando se encontraba enfrentado al rey Enrique,
atribuyera su paternidad a Beltrán de la Cueva, por lo que se ganó el
sobrenombre de la “Beltraneja”). Por otro lado, dos días después de su muerte,
el 6 de octubre de 1474, se produjo un violento pogromo contra los judíos
conversos de Ciudad Real. Aunque ambos sucesos no se encuentran relacionados
históricamente, sin embargo, el escritor, con mayor amplitud de miras, supo
imponerse al historiador para plantearse que ocurriría si realmente existiera
una conexión entre ambos acontecimientos.
- La labor de documentación es fundamental
para la novela histórica y después llega el trabajo de la escritura ¿Cuánto
tiempo te llevó terminar tu novela? ¿Hubo algún momento de bloqueo o todo fluyó
de acuerdo a lo que te habías planteado?
El
trabajo de documentación fue un proceso largo. Como historiador conocía e
incluso había investigado algunos aspectos sobre Ciudad Real referidos a la
Edad Media, sin embargo, el proceso de escritura como tal siempre había quedado
relegado para momentos de mayor inspiración, hasta que decidí abordar el
proyecto en serio y en un par de años la tuve acabada. En cuanto al proceso de
creación, aunque existe una planificación inicial, es cierto que la trama te conduce
por caminos insospechados y, como escritor novel que era, no tuve la disciplina
de ceñirme a la escaleta y me dejé llevar en muchos casos en la exploración de
nuevas líneas argumentales.
- A la hora de crear los personajes ¿cómo
los imaginas? ¿Eres capaz de ponerles voces, gestos, fisonomía? ¿Buscas
inspiración en personas conocidas o de tu entorno?
Hay
que diferenciar entre los personajes históricos y los personajes literarios.
Respecto a los primeros, tenemos en
muchos casos diversas formas de aproximarnos a ellos, a lo que hicieron y a los
diferentes aspectos de su biografía. De algunos de ellos, incluso ha quedado
testimonio de su aspecto físico, en cuadros y pinturas o en las descripciones
que aparecen en las crónicas, aunque en muchos de estos casos su imagen puede
encontrarse distorsionada dependiendo de su relación con el personaje que la
costeaba. Para los personajes literarios o incluso los personajes históricos
sobre los que tenemos noticias muy escasas, la inspiración es muy variada. A la
hora de construir los personajes hay que dotarlos de una vida, de una historia
personal, de unas motivaciones que impulsen sus acciones y que será más o menos
compleja dependiendo del grado de protagonismo que tengan.
- Una cuestión que suele repetirse cuando se
habla de novela histórica es dónde están los límites a la hora de escribir
sobre ella. Si pueden permitirse licencias sobre lo que se cuenta, sobre la
época o los personajes, inventar situaciones, conversaciones, personalidades…
¿Cuál es tu opinión sobre este tema?
Creo
que el escritor de novela histórica tiene un compromiso con la Historia como
disciplina, como ciencia, ya que los lectores esperan encontrarse con un relato
fiel a la realidad histórica. El relato literario debe superponerse al contexto
histórico como una transparencia sobre un paisaje, sin que el primer plano
oculte los elementos del fondo. El escritor puede permitirse las licencias
literarias que estime convenientes siempre que no transmute la realidad del
pasado en el que transcurre la acción, o puede decantarse por la versión de los
hechos que mejor convenga a la trama cuando no exista unanimidad al respecto.
Los escritores también deben hacer uso de una cierta moderación narrativa para
no convertir en héroes o villanos a personajes que no lo fueron, porque
simplemente convenga al argumento.
- Y al hilo de la anterior pregunta: ¿qué
opinas de esa corriente empeñada en revisar y juzgar hechos del pasado con los
criterios de hoy día?
Para
comprender correctamente la historia política, social y económica de cualquier
época debe ponerse en relación con la historia de las mentalidades del momento.
El comportamiento de los hombres a lo largo de los siglos siempre ha estado
condicionado por los valores de la época, por la moralidad imperante y por el
entorno que condiciona y determina las motivaciones personales.
Descontextualizar determinados acontecimientos, aislándolos del momento
histórico en el que se produjeron, desvirtúan la realidad histórica en sí.
- A la hora de escribir ¿prefieres tenerlo
todo planificado previamente o eres más de trazar ciertas líneas e ir dejándote
llevar?
Me
gusta confeccionar un guion con las tramas, tener los personajes principales
preparados para actuar, pero confieso que soy poco disciplinado a la hora de
escribir y no sigo el orden establecido y que, la mayoría de las veces, me dejo
llevar para ver donde me conducen determinadas ideas que surgen sobre la
marcha. Tengo que reconocer que en ocasiones he encontrado algún filón interesante pero que en otras ocasiones he
tenido que corregir el tiro.
- En los últimos tiempos parece que la
novela histórica se está reivindicando como género y son cada vez más los
títulos que se publican, además de obtener premios importantes como el Planeta
conseguido este año por Santiago Posteguillo ¿Cuál crees que es el motivo?
¿Auguras un buen futuro?
Creo
que la novela histórica ya hace tiempo que se deshizo de los viejos lastres que
la caracterizaron durante una época desde que surgió allá por el siglo XIX. Este
género ha evolucionado igual que lo ha hecho la novela en general. Ya no se
escribe como se hacía en el romanticismo o como hace 50 o 60 años. Creo que el éxito de
la novela histórica se debe a que en este género tienen cabida todos los demás,
como el thriller, el suspense, la novela de aventuras, la novela psicológica,
la novela romántica, etc. Además este género se retroalimenta con la adaptación
al cine o la televisión de los grandes best sellers que siempre atraen y captan
la atención de más público.
- ¿Qué te gusta leer? ¿Hay algún autor o
alguna novela a la que vuelves de cuando en cuando porque te hace sentir
especialmente bien?
Pues
como era de esperar, suelo leer novela histórica escrita por autores
nacionales, ambientadas en épocas y escenarios que me resultan más familiares y
cercanos. No soy muy aficionado a releer novelas que ya he leído, hay tanto por
leer, pero sí me gusta repetir autores con los que he disfrutado leyendo sus
historias.
- Hasta donde puedas contar y desvelarme:
¿en qué nuevo proyecto estás embarcado ahora?
Me
encuentro trabajando en una novela ambientada también en la Edad Media. Con la
gran proliferación de novela histórica surgida durante estos años se ha
cubierto gran parte del espectro cronológico
y es difícil encontrar acontecimientos y personajes relevantes sobre los
que no se haya novelado. Creo que gran parte de los personajes de la primera
línea política en la historia se encuentran agotados y quizás ha llegado el
momento de volcarse sobre aquellos otros que adquirieron gran protagonismo en
su época pero permanecieron en un segundo plano y son más desconocidos para el
público en general.
Un millón de gracias, Marcelino. Mucha suerte con tu novela y con las que están por venir.