Casi cuatro años después, con otros dos libros publicados por medio, Portosanto e Hijos de Gael, Rodrigo Costoya ha vuelto a "su casa", Ediciones Pàmies, con una historia ambiciosa y compleja en la convergen varias tramas y que, además, se permite buscar la complicidad del lector cuando plantea determinadas cuestiones. Le hace pensar. Internamente, yo me he posicionado, aunque os confieso que tuve la fortuna, si bien entonces no supe que era la trama de su novela, de pasear por las calles de Santiago de Compostela con Rodrigo y que me mostrase eso que no se ve y que está. Incluso estaba antes. Hasta aquí puedo leer, porque tenéis que descubrirlo vosotros. Seguro que os quedáis tan boquiabiertos como yo.
"UNA CIUDAD CONSTRUIDA SOBRE MENTIRAS Y SUEÑOS"
Tras la victoria en Lepanto, Felipe II, que reina, poderoso, sobre el inmenso imperio español, pone en marcha dos operaciones secretas. Una es más de índole personal y ciertamente delicada, que recae sobre fray Ambrosio de Morales, hombre de su absoluta confianza y un gran erudito. El Escorial, centro de aquel imperio, está lleno de reliquias que el rey ha ido atesorando, traídas desde todos los puntos cardinales. Pero hay una que anhela de forma casi febril, la más valiosa de la cristiandad. El encargo de fray Ambrosio es conseguirla y, para ello, cuenta con sus plenos poderes, por lo que parte a Compostela con sus dos jóvenes ayudantes, Mundo y Cándido, y el alma llena de dudas.
Su otro plan es derrotar de una vez por todas y de forma incontestable a la reina Isabel de Inglaterra. El plan es organizar una flota de tal envergadura y poderío que consiga rendir Londres de una vez y para siempre. Será la conocida como Armada Invencible, que desde sus comienzos parece estar llena de problemas. La muerte del gran Álvaro de Bazán la ha dejado sin el mejor almirante posible, las rutas a seguir son discutidas y los ministros del rey no se ponen de acuerdo con el plan final. Lo que no podía esperar el rey era que aquella misión se viese truncada de forma tan desastrosa y que ello provocase el contraataque inglés sobre las costas españolas.Y ahí, de nuevo, como otras tantas veces en nuestra Historia, la heroica defensa de una ciudad será clave para detener a los invasores.
Dos líneas argumentales que parecen muy separadas entre sí, ¿verdad? Pues acabarán convergiendo y de una forma bastante inesperada, pero eso lo tenéis que descubrir vosotros. Personalmente creo que es la mejor novela de Rodrigo Costoya, que ha ido ganando en madurez y ritmo narrativo. La complejidad de la trama existe, pero en ningún momento perdemos el hilo ni resulta difícil de seguir, a pesar de los diferentes escenarios. Mucho mérito en ello tienen los capítulos cortos, que mantienen siempre la atención lectora, y que nos van trasladando de un lugar a otro fácilmente.
Los personajes, como suele ser marca de la casa, están llenos de luces y sombras, son creíbles porque no son perfectos ni en su bondad ni en su maldad. Fray Ambrosio regresa a Compostela quince años después de su primera visita, una experiencia que le dejó marcada el alma de forma indeleble. Aunque el arzobispo de Santiago es su propio sobrino, sabe que la misión que lleva le va a meter en un avispero. Felipe II, en gran monarca, está profundamente humanizado. Si bien discrepo del carácter un tanto fanatizado con el que le ha dibujado Rodrigo, reconozco que es así para que sea coherente con lo que nos pretende contar. Con él conoceremos pormenores de lo sucedido con la princesa de Éboli y el asesinato de Escobedo, por ejemplo, porque son pesadumbres que el rey lleva muy dentro.
Este es otro de los méritos de La última reliquia: que se nos van a relatar muchos hechos históricos tangenciales, aunque de forma más breve, que nos permiten completar el cuadro hasta la última esquina: el origen de Compostela, el sepulcro de Santiago, la obligación del reino de Castilla de aportar dinero a la sede compostelana y la oposición que se empieza a mostrar, el origen del hoy conocido como Hostal de los Reyes Católicos en la plaza del Obradoiro, el negocio de las reliquias para multiplicar las dádivas de los fieles...Todo ello resulta apasionante para cualquier lector con un mínimo de interés en la Historia y en su "cara B", esa que no siempre está a la luz.
La línea de lo que sucede con la Gran Armada está también llena de tensión. En ella conoceremos a otro personaje fundamental, Manuel de Poulo, que va creciendo poco a poco hasta convertirse en un protagonista fundamental con quien es muy fácil empatizar. Hay escenas de batallas navales realmente bien coreografiadas y descritas, con toda la crudeza necesaria, y es muy interesante la descripción que hace acerca de cómo era la vida dentro de los navíos, algo que no siempre se tiene en cuenta.
Me gustaría destacar los diálogos que van jalonando toda la novela por su naturalidad. No hay impostura ni afectación, sobre todo porque también seguimos la línea de pensamiento de quienes están en cada escena y somos conscientes de lo que quieren y lo que no, lo que callan y lo que quisieran gritar. Eso los redondea y los hace creíbles, porque nos interpelan directamente, nos hacen tomar partido. Y otro acierto son los "cameos" que van apareciendo de personajes históricos que tuvieron importancia en muchos de los hechos que van transcurriendo ante nuestros ojos: Miguel de Cervantes, Francis Drake, María Pita o el arzobispo Sanclemente, solo por poner algunos ejemplos. Esta mezcla de personajes reales con los ficticios está perfectamente contrapesada y los motivos de comportarse como lo hacen quedan siempre claros.
Los aportes históricos, algunos muy poco o nada conocidos, me cautivaron por completo, como los motivos de los Reyes Católicos para levantar el Hospital (hoy Hostal) justo donde lo hicieron, ciertos documentos del archivo de la catedral que justifican (o no) determinados ingresos, la posibilidad de falsificaciones en algunos de ellos (lo del Codex Calixtinus es mucho más que fascinante) o los discutibles manejos de las autoridades de la catedral. Para cualquier amante de la Historia, como os decía antes, todo esto es un verdadero regalo. Se plantean muchas dudas, aunque Rodrigo se queda siempre y por encima de todo con la fe, la esperanza y el corazón de quienes, realmente, han hecho grande Santiago de Compostela y, aún hoy, siguen peregrinando hasta allí. Da igual el motivo.
Si tenéis ocasión no dejéis escapar La última reliquia porque vais a ver muchas cosas con otros ojos. Y, sobre todo, además de disfrutar de una lectura que te sumerge completamente en la época, os van a surgir un montón de dudas respecto a ciertas certezas. O, al menos, seguro que os va a apetecer profundizar un poco más en determinados temas. Y eso, no me digáis que no, es toda una aventura. Buen camino a todos.