A don Fernando
de Zúñiga le conocí hace ya unos años. Mi amiga Sara, salmantina ella y lectora
apasionada, me obsequió con un ejemplar dedicado por el autor de La sangre de
los crucificados y el personaje me conquistó sin remedio. Por hacer un
paralelismo, algo del estilo a lo que me pasa con el capitán Diego Alatriste. No
sé si son las épocas históricas en las que se mueven, que me apasionan, o que
los dos tienen características que ya no son fáciles de encontrar a pesar de
las diferencias que les adornan. Por eso saber que Félix G. Modroño
volveria a retomar a Zúñiga en su último libro me alegró de forma especial. No
me había dado cuenta, pero le había echado de menos.
En Sombras de
agua don Fernando sale por primera vez al extranjero con una misión concreta
que posteriormente se complica, al igual que se complicará su corazón. O quizá
sólo demostrará que aun es capaz de sentir. Madrid, Valencia y Venecia son la
ruta que ha de seguir para su misión y esa está bien trazada. Pero los caminos
de su alma le llevarán a destinos que no esperaba.
EL AUTOR: FÉLIX G. MODROÑO
Nacido en Vizcaya y actualmente residiendo en Sevilla,
su primera obra fue una recopilación de fotografías llamada Villalpando, paisajes y rincones, hecha
como homenaje al pueblo de sus padres. Posteriormente un accidente le dejó
postrado e inmóvil y en esa larga recuperación retomó la pasión por escribir,
que había abandonado. En 2007 publicó La
sangre de los crucificados, primera aventura de don Fernando de Zúñiga, a
la que siguió en 2009 Muerte dulce
con el mismo protagonista. En 2012, con La
ciudad de los ojos grises, consigue su primer gran éxito literario en un
registro completamente diferente al de las dos anteriores. El premio Ateneo de
Sevilla en 2014 con Secretos del Arenal
supuso el espaldarazo definitivo a su carrera. Sombras de agua, de nuevo con el doctor Zúñiga, es su última
novela.
LA CONJURA VENECIANA
Don Fernando de
Zúñiga recibe el encargo de la reina regente, Mariana de Austria, de que viaje
a Venecia para que prospere la alianza de naciones católicas en contra de los
turcos. España, arruinada y en pobres condiciones, no puede participar de
forma efectiva pero la reina cree imprescindible estar junto a los que lucharán.
Junto a Pelayo, su asistente, partirá primero a Valencia y de allí embarcará
hasta la Serenísima República de Venecia. Corren los primeros días de 1684.
Una vez
solventados los asuntos oficiales que le llevan a la ciudad, el propio dogo
solicita su ayuda para un tema más oscuro: se ha recibido un anónimo en el
que se avisa de que existe un plan para que la ciudad se hunda. Venecia,
que vive sus carnavales con intensidad y que, además, acoge una importante
reunión de científicos organizada por Elena Corner Piscopia, la primera mujer
en la historia en conseguir un doctorado universitario, empezará a verse
sacudida con muertes violentas y robos de reliquias que parecen sustentar el
plan contra la ciudad. La amenaza cada vez resulta más concreta y hay poco
tiempo para evitarla. Don Fernando de Zúñiga deberá echar mano de su intuición
y sus artes deductivas para resolver el peligroso puzle que tiene ante sí para
salvar Venecia.
CREER QUE EL CIELO EN UN INFIERNO CABE
"Cien
profundas soledades forman juntas la ciudad de Venecia. Esa es su magia. Una
imagen para los hombres del futuro". Friedrich
Nietzsche
Sombras de
agua, tal como refleja el resumen que os dejaba arriba, es la historia de una
conjura peligrosa. También de unos asesinatos que parecen seguir un ritual muy
concreto, unidos a los robos de importantes y sagradas reliquias que se
conservan en Venecia y alrededores. Pero es más que eso. Es también una
historia en que los sentimientos brotan y crecen, en la que el amor está muy
presente. Amor que don Fernando y Pelayo viven de forma diferente como
diferentes son las damas de sus desvelos.
Al abrir el
libro lo primero que nos encontramos es un mapa de Valencia de la época y se
cierra con otro de Venecia. Siempre he sentido fascinación por los mapas
antiguos de las ciudades y éste es especialmente atractivo para comprobar cómo
ha evolucionado y cambiado la ciudad desde finales del siglo XVII hasta ahora.
Conservo, enmarcado y todo, el que acompañaba a Un día de cólera, de Arturo Pérez Reverte, de ese Madrid que se
levantó en armas el 2 de mayo de 1808. La calle de mis abuelos, en la que me
crié, ya existía y en él se ve. Seguro que los valencianos encontráis en ese
mapa muchos lugares que aun pisáis. Aunque el paso por Valencia de don
Fernando y Pelayo es breve, les dará tiempo a conocer el robo del Santo Grial
que se custodiaba (y se custodia) en la Catedral de la ciudad. Aunque
Zúñiga será requerido para ayudar en la investigación, no tendrá más remedio
que negarse: el encargo real es ineludible y de gran importancia.
A lo largo de
Sombras de agua iremos conociendo la apasionante historia de Venecia, con sus
luces y sus sombras. La labor de documentación se nota detallada y cuidada
con mimo, algo que es muy de agradecer sobre todo de cara a entender qué
significaba Venecia en su momento. Nada que ver con esa imagen estereotipada
actual, que más parece un decorado sin alma por el que pasear y hacerse fotos.
La Serenísima República de Venecia lo fue todo; ahora apenas podemos intuirlo.
También resulta apasionante la descripción del sistema político veneciano,
creado de cara a evitar corruptelas y enriquecimientos ilícitos, algo de lo que
podríamos aprender actualmente y nos evitaría muchos problemas.
El carnaval que
por entonces vivía Venecia no se parece en nada al actual, que casi resulta
un artificio turístico. Podía alargarse hasta seis meses y era habitual que sus
habitantes vistiesen largas capas negras y sombrero de tres picos y portasen una
larva blanca (la que aparece en la portada de la novela) cubriéndoles el
rostro. Todos iguales, imposible distinguir hombres y mujeres o la clase
social a la que pertenecían. La época de carnaval servía sobre todo para
aventuras galantes, para vivir y disfrutar lo que en el resto del año estaba
mal visto o perseguido.
La reunión para
crear una liga que luche contra los turcos es la que lleva a Venecia de don
Fernando y a Pelayo. Pero una vez allí don Fernando, cuya fama de buen
investigador le precede, es requerido para ayudar a indagar qué se esconde tras un anónimo
que amenaza con hacer desaparecer la ciudad bajo las aguas. Ésta, que se encuentra
inmersa en los carnavales, empieza a verse sacudida por muertes violentas y
aparentemente rituales. Pero la reunión de naciones para impulsar la lucha
contra los turcos no es la única que se celebra en esas fechas: también hay un
importante encuentro de científicos de toda Europa que debaten sobre las tesis
aristotélicas, encuentro que está impulsado por Elena Corner Piscopia.
Elena Corner es un personaje fascinante, no sólo por su inteligencia y por
haber logrado doctorarse cuando las mujeres casi tenían vetado estudiar, sino
por esa mezcla de intensa religiosidad y constante curiosidad científica. Don
Fernando no será inmune a sus muchos encantos y algo en él, mezcla de
admiración, pasión y ternura, despertará.
Pelayo, que ha
evolucionado mucho como personaje desde La sangre de los crucificados, es ya un
joven despierto y prudente, siempre leal a don Fernando. Viajar con él a
Venecia le abre los ojos al mundo, a una sociedad nueva muy diferente a la que
conoce, a costumbres muy distintas. Pero sobre todo le abre los ojos a un
tipo de amor desconocido, alejado del que profesa en silencio, desde hace años,
a Leonor, la hija menor de don Fernando que es religiosa en un convento de
Salamanca. Por primera vez es consciente del deseo, una ansiedad ardiente que
causa en él Águeda, una jovencita con la que se irá encontrando en su viaje y
en su estancia en Venecia. Su corazón se parte en dos: no puede olvidar a
Leonor, a la que ama sin remedio y casi sin esperanzas, pero Águeda está ahí:
hermosa, real y al alcance de su mano y de su piel.
En la
presentación en Madrid, Félix comentó que le había gustado escribir, de forma
especial, los encuentros, charlas y paseos entre don Fernando y Elena Corner. Y
es cierto que están rodeados de un atractivo especial. Tan intensas son sus
palabras como sus silencios. También en don Fernando hay una fractura
emocional: el recuerdo de Pilar, su esposa, la mujer a la que más ha amado y a
la que es fiel a pesar de haberla perdido, y el presente de Elena Corner, ante
quien sólo puede rendirse. Incluso imaginar salas con chimeneas y libros y la
mutua compañía mientras atardece. En Sombras de agua, como suele ser marca del
autor, son mucho más importantes los sentimientos que la acción en sí, aunque
ésta es apasionante y nos mantendrá en vilo hasta la última página.
A lo largo de
la novela también iremos tropezando con personajes históricos muy importantes
como Antonio Vivaldi, Isaac Newton, Leibniz… incluso aparecen los
extraordinarios violines fabricados por Stradivari, de los que hoy día se sigue
desconociendo la fórmula que usó en ellos para su maravillosos sonido y
resonancia. Todo ello consigue transportarnos sin dificultad a esa ciudad
prodigiosa que a menudo se esconde tras la niebla, como una dama pudorosa tras
un velo.
Félix ha
conseguido sumergirnos por completo en ella. En ese entramado de calles que a
los forasteros podía enloquecer. En sus días nebulosos y húmedos de invierno.
En sus canales, en sus hermosos palacios de encanto decadente, en sus tabernas.
No es difícil “ver” la ciudad a través de sus palabras. Incluso sentir la
humedad y el frío. Sombras de agua no es una novela clásica de intriga ni
tampoco una novela histórica al uso, pero conjuga aspectos de las dos mezcladas
con el estilo personal de su autor, que en ocasiones es muy lírico sin caer en
lo almibarado. Venecia es un personaje más y como tal está tratada.
Montad sin miedo
en la góndola que Félix G. Modroño nos ofrece y seguid los pasos de don
Fernando y Pelayo por la ciudad que, de alguna manera, cambiará sus vidas.
Probad a encontrar esos pequeños guiños que dedica a otros autores y a otros
personajes. Os aseguro que va a ser una aventura fascinante.
"...creer que el cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe"
Lope de vega
Hola Yolanda,
ResponderEliminarYa te conocía por mundos de Twitter, pero nunca me había unido a tu blog.
Esta novela me llama mucho, pero quiero primero leer los dos anteriores
Me quedo por aquí! :)
Un beso
Gracias por pasarte por aquí!! Te van a encantar, seguro. Un beso
EliminarMagnífica reseña Yolanda. A ti te cautiva Zúñiga, a mi me atraparon esas dos mujeres, Elena Córner y Águeda. Y la maravillosa Venecia, claro está. Buena novela.
ResponderEliminarElena y Águeda son dos personajazos, aunque Águeda tiene algunas sombras que no me acaban de gustar. Un besazo!!
EliminarParece que estoy tardando en conocer a Zúñiga. Todo el que se acerca a él queda encantado y yo tengo trabajo por delante. Me atrae muchísimo todo lo que cuentas, pero debo ir en orden y así de golpe me llevo tres en uno. Una estupenda reseña.
ResponderEliminarBesos
Lo terminé ayer noche. Ha sido mi estreno con el autor y la saga, y he me ha encantado, la trama, los personajes, la ambientación, los apuntes históricos. Ahora quiero leer el resto de entregas. Magnífica reseña.
ResponderEliminarUn beso ,)
Es mi primer acercamiento a Zúñiga y me lo he pasado estupendamente. Soy de las reacias a empezar una serie por una entrega que no sea la primera, pero no he echado en falta haber leído los anteriores, aunque si me gustaría conocer a las hijas del doctor que aquí solo salen de nombre. No sabría como calificar la novela ¿thriller histórico? ¿suspense histórico? pues no sé, no es necesario, lo único que cuenta es que lo he pasado estupendamente con la lectura igual que tú.
ResponderEliminarBesos
A ver si me estreno ya con Félix, que tengo unas ganas locas de leer esta historia. Aunque con mi retraso lector ya sabes, en fin...
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