Hoy, 12 de abril, se pone a la venta La tragedia del girasol, la
nueva novela de Benito Olmo tras el gran éxito y el soplo de aire fresco para
el género negro que supuso La maniobra de la tortuga. De nuevo tendremos a Manuel
Bianquetti como protagonista, las calles de Cádiz como paisaje y una trama
potente, actual y con mucho más de lo que promete el resumen. Bianquetti , tras
esta segunda aparición, va camino de convertirse en un referente de la novela
negra.
Tengo que agradecer de una manera muy especial a Benito Olmo por
su generosidad conmigo, por su complicidad y por haberme puesto las cosas tan
fáciles en esta entrevista. Y por facilitarme la fotografía que la ilustra,
realizada en el pasado Tenerife Noir. Desde aquí sólo puedo desearle a Benito
toda la suerte del mundo en esta nueva aventura del inspector Bianquetti. Os
recomiendo, convencida, leer La tragedia del girasol. Sé que los amantes del
género la vais a disfrutar muchísimo. Y los que no conozcáis a Benito Olmo,
dejaos llevar por esta novela y por su estilo, por su manera de narrar. Os
seducirá sin remedio.
«Lo que tenía ante él respondía más bien a
un sentimiento enfermizo, que colapsaba la parte más racional de su cerebro y
le nublaba el juicio y la capacidad de pensar por sí mismo, convirtiéndolo en
un títere en manos de aquella mujer. "Como un girasol -se dijo-, condenado
hasta el final de sus días a seguir el movimiento del sol que le da la vida; el
mismo sol que al cabo de unas semanas se la quitará, achicharrándolo".»
Suspendido
de empleo y sueldo, el exinspector de policía Manuel Bianquetti se ve obligado
a malvender sus servicios como investigador privado hasta que recibe un encargo
aparentemente sencillo: proteger a un importante empresario durante su estancia
en la ciudad.Sin embargo, lo que parece un trabajo rutinario desembocará en un reguero de muertes que obligará a Bianquetti a dar rienda suelta a su instinto de investigador para sobrevivir, llevándole a descubrir que, a menudo, el sol que más calienta también es el que más quema.
ENTREVISTA A BENITO OLMO
- Hoy se pone a la
venta “La tragedia del
girasol” protagonizada, como tu anterior novela, “La
maniobra de la tortuga”, por el poco convencional policía Manuel Bianquetti. ¿Esperabas,
cuando se publicó la anterior, el éxito que ha tenido y recuperarle como
protagonista?
No esperaba tanta repercusión, para nada, pero te puedo asegurar
que lo di todo en la escritura de aquella novela. Es un gustazo que los
lectores hayan querido recompensar el esfuerzo.
Creé a Bianquetti con la intención de utilizarlo en varias
novelas, con la entidad de un personaje de saga, pero claro, en realidad esa
decisión no era mía. Los lectores son los que deciden y si el personaje no
cala, no gusta o pasa desapercibido, está claro que no tiene sentido darle
continuidad. Por fortuna, son muchos los que me están demandando más aventuras
de Bianquetti.
-
¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en “La tragedia del girasol”?
Una novela negra con ritmo de thriller. Un tipo enamorado hasta el
absurdo, capaz de hacer cosas terribles por amor. Un monstruo disfrazado de
persona respetable. Corrupción. Caos. Bianquetti.
-
Bianquetti ha calado hondo en
los lectores de “La maniobra de la tortuga”. Aun yendo siempre a
contracorriente y saltándose muchas normas, es imposible que no caiga bien, que
no se le acabe admirando. Pero ¿quién es Manuel Bianquetti realmente? ¿Qué hay detrás de su fachada dura, de su carácter?
¿Te inspiraste en alguien concreto para crearle?
Bianquetti es ese boxeador sonado que, por más golpes que se
lleve, siempre vuelve a por más. Tiene un cometido, una misión en la vida; un
ideal de justicia que no siempre se corresponde con esa otra justicia, la que
está basada en leyes y convenciones sociales. Está convencido de que las
segundas oportunidades hay que ganárselas y no concibe que los criminales
puedan quedar sin castigo.
Mi personaje tiene mucho del Flanagan de Andreu Martin y Jaume
Ribera, del Harry Bosch de Michael Connelly y del Marv de Frank Miller. Admiro
a estos autores por su capacidad para crear unos personajes tan sólidos.
-
A fecha de hoy, “La maniobra de la tortuga” se sigue vendiendo en
sus diferentes formatos y sigue contando con reseñas y opiniones muy positivas.
¿Cuál crees que ha sido el secreto de esa gran aceptación?
La honestidad, sin duda. A día de hoy, y obviando los gustos de
cada cual, nadie me ha llegado a decir que mi novela está mal escrita, mal
rematada o que no se creen alguna escena. Los lectores se quedan satisfechos
después de leerla. Creo que la consecuencia lógica de esta aceptación es la
fidelidad de esos lectores.
-
¿Cómo se consigue algo así?
Pues trabajando duro. No
hay otra.
-
La ambientación en las calles
de Cádiz, mostrando la parte más oscura de la ciudad, la que no aparece en las
guías de turismo, otorga a la narración mucha carga de realismo.
Es que ese es el Cádiz real: Una ciudad con desempleo, con
problemas de drogas, con delincuencia y con muchas sombras. Evidentemente, esos
factores no se muestran cuando se trata de vender la ciudad al turismo. A los
ojos del forastero, Cádiz aparece como si todo fuera luz, playa y carnaval.
Sólo un idiota puede creerse algo así.
-
Jesús Cañadas, gaditano también y autor de “Las tres muertes de Fermín Salvochea”,
dice que, en su caso, quería mostrar la ciudad que nadie conoce, la de las
nieblas y las calles peligrosas. ¿Te sientes más cómodo en paisajes
conocidos, en tu ciudad? ¿Coincides con esa apreciación de Cañadas?
Coincido con Jesús y, además, creo que los lectores agradecen que
se les hable de lugares reales con toda su crudeza.
Disfruto recorriendo los lugares sobre los que escribo, sintiendo
a pie de calle todo lo que luego tengo que trasladar al lector. Escribir así es
difícil, pero también muy satisfactorio.
-
La maldad en el ser humano
está presente tanto en “La maniobra…” como en “La tragedia…” ¿Cuáles
son los comportamientos que más te asustan o los que más te indignan?
Me aterra la impunidad. Ese tipo de impunidad de la que sólo
disfrutan los poderosos. Las cárceles están llenas de pringaos, mientras los
verdaderos delincuentes están esquiando en Baqueira o disfrutando de las vistas
de sus áticos pagados con dinero negro.
-
¿Hay algún motivo para el
paralelismo entre los dos títulos de estas novelas?
El paralelismo es deliberado. Quiero que los lectores identifiquen
este tipo de títulos, que cuentan más de lo que dicen, y los relacionen con
Bianquetti.
Esto añade una dificultad todavía mayor a la hora de buscar
títulos, lo que ya de por sí es una tarea bastante ardua. No soy bueno
bautizando novelas. Siempre recurro a mi amigo César Pérez Gellida, que es un
genio y tiene una imaginación cojonuda.
-
¿Dónde buscas la inspiración?
¿Te basas en algún hecho real, en alguna noticia? ¿De dónde parte la idea
del argumento de “La tragedia
del girasol”?
Hay muchas cosas que me han llevado a escribir esta novela, pero
por encima de todas está el amor. El amor es tan complejo que podría pasarme la
vida escribiendo sobre él.
Pero ojo, que no me refiero al amor sano, natural. Hablo de ese
otro amor. El sentimiento tóxico, enfermizo, que nos lleva a hacer cosas
terribles y es capaz de anular a cierto tipo de personas. Uno de los personajes
de la novela sufre ese tipo de enamoramiento. De ahí el título: los girasoles
están condenados a seguir durante su corta existencia al sol, allá donde vaya.
El mismo sol que terminará abrasándolos sin piedad.
-
A la hora de planificar tus
novelas ¿cómo es tu proceso de creación? ¿Tienes todo estructurado y detallado
o dejas paso a la improvisación si es necesario?
Aproximadamente un 50% mapa y un 50% brújula. Al comenzar a
escribir preparo un esquema a grandes rasgos de lo que va a ser la novela, pero
mientras la desarrollo improviso mucho. Me rompo los esquemas a mí mismo a cada
momento, para añadir sorpresas y que el lector no se vea venir ciertas cosas.
Luego está la reescritura, claro, que es lo que convierte un
manuscrito en una novela decente.
-
¿Corriges mucho?
Reescribo y corrijo mucho, en ocasiones capítulos enteros, y quito
toda la información accesoria. Escribo bajo la premisa de que todo es
mejorable.
Para que te hagas una idea, el borrador original de ‘La tragedia
del girasol’ tenía casi 600 páginas. Después de corregir y podar todo lo que me
parecía prescindible, se ha quedado en unas 400.
-
Lorenzo Silva me dijo en una ocasión que narrar escenas de sexo
explícito a veces le daba la sensación de estar describiendo ejercicios de
gimnasia sueca. En tu caso ¿qué
escenas te resultan más complejas de narrar?
Las más aburridas. Cuando un investigador recaba información,
navega en internet en busca de pistas, realiza llamadas para confirmar
coartadas... Son escenas necesarias, pero me abruma la posibilidad de aburrir
al lector. Quiero que quien me lea esté atento a lo que sucede en todo momento.
Por eso en mis novelas no hay descripciones enrevesadas,
parrafadas sin sentido ni nada accesorio. En cada capítulo sucede algo. ¿Sabes
eso que dicen algunos magos? «Si pestañeas, te perderás el truco». No quiero
dar tregua a mis lectores
-.César Pérez Gellida utiliza un
secador encendido para concentrarse mientras escribe. Eloy Moreno se pone
sonidos de lluvia. ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir?
El silencio. Necesito silencio absoluto para escribir. Y si me
pongo música tiene que ser instrumental, porque si no me lanzo a cantar y se va
al garete la concentración.
-
¿Qué opinión te merece el “mestizaje” dentro de la
novela negra, la mezcla de estilos y de géneros?
Creo en el mestizaje y me encanta que se enriquezca el género con
apuestas arriesgadas. Es lo que hacen David Llorente, Paco Gómez Escribano y
Claudio Cerdán, por ejemplo.
Lo que no soporto es el oportunismo. No se debería llamar novela
negra a lo que no lo es. Muchos se apuntan al carro de la novela negra porque
es el género que más vende ahora mismo, y de esto tienen gran parte de culpa
muchos editores que quieren hacer caja a toda costa. Presentadores, actores,
youtubers... Luego veo a esos autores en algunos festivales de novela negra y
se me revuelven las tripas.
Le tengo especial odio a la denominación «Domestic noir». Me
parece una mamarrachada.
-
¿Crees que la novela negra
actual debe usarse también como una forma de reivindicación social, de reflejo de la
sociedad actual?
Más allá del puro entretenimiento, la novela negra «debe» ser una
forma de reivindicación y denuncia social. Los autores tenemos un privilegio,
en ocasiones inmerecido: hay gente que nos lee. Por eso estoy convencido de que
debemos aprovechar esa circunstancia para hablar de todo aquello que nos parece
mal y que creemos que se puede mejorar. Por desgracia, el papel del escritor
está bastante denostado en la actualidad.
-
Ya sean clásicos o modernos ¿cuáles son tus autores de referencia? ¿Hay algún libro o alguna
novela que te haya marcado de manera especial, que te guste releer?
Tengo muchos autores de referencia, pero voy a citar solo a tres
que me han marcado profundamente: Raymond Chandler, Andreu Martín y César Pérez
Gellida.
La novela que me convirtió en lector, y más tarde en escritor, fue
‘Todos los detectives se llaman Flanagan’, de Andreu Martín y Jaume Ribera. La
he leído tantas veces que la tengo destrozada.
-
¿Qué personaje de ficción es tu favorito?
Batman.
- Ahora que por fin ve la luz, ¿qué esperas de “La tragedia del girasol”, qué te gustaría
que se pensase de ella? Y sobre todo ¿cómo la recomendarías?
Espero que haga disfrutar a los lectores,
tanto a los adictos al género negro como a los que no suelen acercarse a la
narrativa policiaca. Quiero que se queden con un buen sabor de boca. El resto
llegará solo.
En lugar de recomendarla, voy a lanzar un
desafío: Estimado lector, hágase con un ejemplar de ‘La tragedia del girasol’ y
lea las primeras páginas. Después pare de leer, si puede.
Genial la entrevista y las respuestas muy de Benito. Hoy casualidad tenía yo que haber quedado con él pero por motivos laborales al final tenemos que buscar una nueva fecha.
ResponderEliminarPaso de puntillas reina mora que la estoy leyendo y esta tarde precisamente he quedado con él para entrevistarlo. Como me lea tus preguntas ¡¡te las robo!! (jejejej). Ya he visto que has metido tus manitas en la novela y has colaborado con el autor. Me parece algo estupendo y seguro que lo has disfrutado mucho. Le preguntaré esta tarde si has sido muyyyyy dura con él jejejej. Besos
ResponderEliminarNo he leído nada del autor, pero no me importaría después de leer tu entrevista.
ResponderEliminarBesos
Hola, Yolanda. Gracias por la entrevista, sin duda quedo con muchas ganas de leer La tragedia del girasol, la anterior novela de Benito Olmo, La maniobra de la tortuga, llego a mis manos de causalidad y me gusto mucho. Una novela que me recordó las clásicas de este género.
ResponderEliminarUn beso.
Ya me quedé con muchas ganas de leer La maniobra de la tortuga y claro,sie siem me pasa que después de leer una entrevista a un autor me aumentan las ganas.A ver si me animo.
ResponderEliminarUn beso
Gracias por la entrevista, aún no he leído nada del autor pero espero no tardar mucho. Besos
ResponderEliminarTengo en la estantería pendiente todavía La maniobra de la tortuga. A ver si me pongo.
ResponderEliminarUn beso ;)
hola! que lindo conocer autores nuevos y este ademas de bueno escribiendo es muy simpatico, gracias por la entrada! saludosbuhos
ResponderEliminarBuena entrevista. Gracias por la cita, compañero. Abrazo.
ResponderEliminarMe encanta Benito. Su sencillez y su premisa de que todo se puede mejorar dicen de él lo buena persona que es y lo bien que acepta los consejos, siempre en plan constructivo. Buena entrevista.
ResponderEliminarBesos