Llegué a Los Caín por la recomendación de mi buen amigo Óscar, con el que suelo coincidir en apreciaciones en lo que a lecturas se refiere. En otras ocasiones ya he dejado caer que el mundo rural me fascina sobre todo cuando se trata de novela negra porque creo, sinceramente, que en pocos lugares como en los pueblos pueden entenderse los odios que se pierden atrás en el tiempo. Odios que pueden acabar desembocando en sucesos terribles, en crímenes que nos dejan sin aliento por su brutalidad, como hemos podido vivir en nuestro país en muchas ocasiones. Solo hay que recordar los oscuros, y aún no resueltos, asesinatos de Los Galindos o la matanza de Puerto Hurraco, por poner dos ejemplos conocidos. No solo eso: uno de mis escritores favortios de siempre es Miguel Delibes, que supo reflejar como nadie ese microcosmos que puede ser un pueblo, en el que dificilmente se olvidan las cosas que han pasado e, incluso, se anticipan las que están por llegar. El camino y Los santos inocentes son dos de mis lecturas de cabecera, a las que vuelvo de cuando en cuando. Tan diferentes y tan parecidas. Tan brutalmente sinceras. Un poco de Delibes hay en Los Caín, tanto en la ambientación como en el dibujo de los personajes y en algunas descripciones. Pero Enrique Llamas, además, ha sabido crear una novela negra diferente, inquietante, misteriosa, que hunde sus raíces en el pasado de un pueblo que parece incapaz de escapar de sí mismo.
FLORES EN LA TUMBA DE LA NIÑA ESTHER
"Dicen que Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo descansó. Por eso, a veces, las cosas más horribles ocurren en domingo. Mientras Dios duerme."
De la película El séptimo día, dirigida por Carlos Saura.
Héctor Cruz, un joven e inexperto maestro madrieño, es destinado como profesor a la escuela de Somino, un pueblo perdido en la meseta castellana del que jamás ha oído hablar. La oportunidad de hacerse cargo de una clase durante un curso completo es el mejor aliciente, a pesar de la lejanía. Son los últimos años del franquismo y, aunque en Madrid las cosas empiezan a modernizarse, en Somino todo sigue como siempre, anclado. Cuando llega a Somino todo le es extraño y Héctor se siente por completo fuera de lugar. Los ciervos, que abundan en los alrededores, empiezan a morir sin que haya una explicación y el joven profesor no comprende a los habitantes, que viven con rencores de los que nadie ya recuerda el motivo. El pueblo está dividido en dos: son quienes son y sienten lo que sienten por haber nacido en una parte u otra de Somino y, como marcado en el ADN, crecen con el odio a los de enfrente. Héctor irá desbrozando parte de la historia del lugar y descubrirá muertes que siguen sin explicación: el extraño accidente de una adolescente que trataba de huir; una niña ahogada veinte años atrás, a cuya tumba llevan flores vecinos de las dos partes del pueblo. La llegada del invierno y la nieve encierra todavía más a los vecinos y a Héctor, que no puede conducir a Madrid, y a quien no le queda sino la rutina y la inquietud.
Si hay una cosa que me llamó la atención de Los Caín es la sorprendente juventud de su autor, Enrique Llamas, que ha escrito una novela madura, oscura, que contiene un retrato absolutamente real del mundo rural de aquellos años. Ha sido capaz de crear una ambientación única y absorbente, que te traslada a las calles de Somino y que te hace querer saber más, indagar en los motivos que aquellas gentes tienen para hacer lo que hacen y ser como son. Eran tiempos (y eso se mantiene en la actualidad) en que en los pueblos no había las distracciones que podían encontrarse en las ciudades, de ahí que observar al vecino fuese el mejor entretenimiento.
Las gentes se rebautizan de acuerdo con la familia en la que ha nacido. El único teléfono de la localidad está en casa de las chicas de teléfonos, que siguen siendo las chicas aunque casi estén ya en edad de jubilación. Hay un general temor mezclado con odio hacia la Guardia Civil, a los que miran con recelo y como si fuesen invasores. La muerte de los ciervos está dejando sin su medio de vida a quienes conseguían dinero vendiendo su carne y eso enrarece más la atmósfera que rodea al pueblo.
Enrique ha escrito una novela fantástica, en la que es muy fácil caer dentro. Una novela que trata, sobre todo, de la maldad humana y de cómo hay personas que disfrutan siendo malas. De como en el mundo rural hay esos enfrentamientos que pueden durar años y años, ese "germen de Guerra Civil" que definió Arturo Pérez Reverte en una ocasión. De que hay cosas que suceden, incluso las más terribles, porque no hay nada más en lo que pensar. La prosa es magnífica, con descripciones tan intensas que puedes sentir el frío de la nieve caída, el temor de Héctor ante todo lo que no entiende, la soledad de las calles apenas iluminadas, las ventanas que esconden, tras sus cortinas, miradas que buscan y juzgan. Y la ambientación, como decía antes, impresionante. Nada sobra. Es sencillo hacer propios los miedos y las preguntas de Héctor. Incluso las carreteras se confabulan para convertir a Somino en un mundo aparte: es largo y complicado llegar y casi imposible abandonarlo, incluso para quienes ya se han ido.
Los Caín me ha supuesto un brillante descubrimiento, una novela que se sale por completo de los cánones de la novela negra pero que lo es por derecho propio. Muchas de sus páginas te provocan un escalofrío muy real en la espalda. Ha sido una de mis lecturas más impactantes de este año y os la recomiendo encarecidamente. Somino os está esperando y, con este inicio, querreís llegar cuanto antes:
Debo agradecer, por encima de todo, la amabilidad de Enrique que, después del encuentro que mantuvimos con él, aceptase contestarme a estas preguntas con su mejor disposición.
Si hay una cosa que me llamó la atención de Los Caín es la sorprendente juventud de su autor, Enrique Llamas, que ha escrito una novela madura, oscura, que contiene un retrato absolutamente real del mundo rural de aquellos años. Ha sido capaz de crear una ambientación única y absorbente, que te traslada a las calles de Somino y que te hace querer saber más, indagar en los motivos que aquellas gentes tienen para hacer lo que hacen y ser como son. Eran tiempos (y eso se mantiene en la actualidad) en que en los pueblos no había las distracciones que podían encontrarse en las ciudades, de ahí que observar al vecino fuese el mejor entretenimiento.
Las gentes se rebautizan de acuerdo con la familia en la que ha nacido. El único teléfono de la localidad está en casa de las chicas de teléfonos, que siguen siendo las chicas aunque casi estén ya en edad de jubilación. Hay un general temor mezclado con odio hacia la Guardia Civil, a los que miran con recelo y como si fuesen invasores. La muerte de los ciervos está dejando sin su medio de vida a quienes conseguían dinero vendiendo su carne y eso enrarece más la atmósfera que rodea al pueblo.
Enrique ha escrito una novela fantástica, en la que es muy fácil caer dentro. Una novela que trata, sobre todo, de la maldad humana y de cómo hay personas que disfrutan siendo malas. De como en el mundo rural hay esos enfrentamientos que pueden durar años y años, ese "germen de Guerra Civil" que definió Arturo Pérez Reverte en una ocasión. De que hay cosas que suceden, incluso las más terribles, porque no hay nada más en lo que pensar. La prosa es magnífica, con descripciones tan intensas que puedes sentir el frío de la nieve caída, el temor de Héctor ante todo lo que no entiende, la soledad de las calles apenas iluminadas, las ventanas que esconden, tras sus cortinas, miradas que buscan y juzgan. Y la ambientación, como decía antes, impresionante. Nada sobra. Es sencillo hacer propios los miedos y las preguntas de Héctor. Incluso las carreteras se confabulan para convertir a Somino en un mundo aparte: es largo y complicado llegar y casi imposible abandonarlo, incluso para quienes ya se han ido.
Los Caín me ha supuesto un brillante descubrimiento, una novela que se sale por completo de los cánones de la novela negra pero que lo es por derecho propio. Muchas de sus páginas te provocan un escalofrío muy real en la espalda. Ha sido una de mis lecturas más impactantes de este año y os la recomiendo encarecidamente. Somino os está esperando y, con este inicio, querreís llegar cuanto antes:
"Nadie supo nunca que aquella noche la tumba de Arcadio Cuervo quedó mal cerrada. Y nadie, ni siquiera sus hijas, supo que siempre habría de estarlo porque en la tarde del entierro ya anochecía, y la cerraron deprisa y a ciegas. No sirvió de nada que al día siguiente, cuando la mañana apenas clareaba, la persona encargada intentase sellarla con la tranquilidad de quien sabe que, entre los vivos, los muertos solo dejan herencias."
ENTREVISTA A ENRIQUE LLAMAS
Debo agradecer, por encima de todo, la amabilidad de Enrique que, después del encuentro que mantuvimos con él, aceptase contestarme a estas preguntas con su mejor disposición.
-
- ¿De dónde parte la idea de escribir este libro?
¿Cuál fue la primera idea que te surgió y de la que nació el germen de esta
novela?
En el verano de 2010, los ciervos de la sierra de la Culebra
(en Zamora) empezaron a morir de forma masiva y sospechosa. Las autoridades
tardaron en ponerse manos a la obra para saber qué era lo que pasaba, y parecía
importarles poco que gran parte de la población de la zona viviera del comercio
de esa carne de ciervo. Al final todo desembocó en que morían por una
enfermedad relacionada con las altas temperaturas de aquel verano. En lo que
tardaron en averiguarlo yo ya me había construido la historia de Los Caín en la
cabeza, donde buscaba otra explicación más escabrosa, que es la que aparece en
la novela. Esta idea estuvo bastante tiempo en mi cabeza, hasta que empecé a
escribir.
- - Sin definir detalladamente el marco temporal,
sitúas la acción en los últimos años del franquismo, en un pueblo bastante
aislado, y muestras con bastante realismo la España rural de ese momento. Por
tu edad, es obvio que no has vivido esa época. ¿Cómo te documentaste? ¿Contaste
con testimonios reales, con historias vividas por otras personas?
Mi documentación no viene de las
bibliotecas, sino de las conversaciones que mantengo con mis padres y de
recoger expresiones que oigo a gente mayor. Durante el proceso de escritura fui
anotando nombres de colonias, coches, tabacos ya en desuso que me podían servir
para esta ambientación. Todo lo que aparece existe o existió fuera de los
libros.
- - Tu novela es un tratado sobre la maldad y el
odio. Muchos de los personajes viven con esos sentimientos enquistados, son
incapaces de sortearlos o superarlos. ¿Crees que en las zonas rurales este tipo
de situaciones son más habituales que en las ciudades o es que, quizá, se viven
de otra manera?
Esas situaciones son comunes en
cualquier zona. ¿Cuál es el problema? Que en un lugar pequeño donde todo el
mundo conoce a todo el mundo se nota más, hay menos espacio para ocultarse, la
mentira es descubierta antes. Me interesaba por eso un lugar pequeño, una geografía
que, además, conozco bien debido al entorno en el que crecí: mis cuatro abuelos
son de pueblos pequeños.
-
- También en Somino, el pueblo en que se
desarrolla la acción, conviven esas eternas dos Españas. Las de “conmigo o
contra mí”. Las que te colocan en un lugar de nacimiento y este determina a
quién has de amar u odiar toda tu vida. ¿Hasta qué punto crees que aún perdura
este sentimiento?
Ese sentimiento está presente en
todos los lugares, y no todo el mundo es capaz de enfrentarse y sobreponerse a
ellos, de trazar su propio camino independientemente del que le ha marcado su
entorno. Es un tema universal de la literatura, lo es, por ejemplo, en Romeo y Julieta.
- -
Todavía hoy, en pleno siglo XXI, hay pueblos en
los que hay familias enfrentadas desde que tienen memoria. Incluso que no van a
misa si la otra familia ha llegado antes a la iglesia. Este año he conocido un
pueblo así, en la provincia de Soria. ¿En el mundo rural no está permitido el
olvido?
En el mundo rural es más difícil
ese tipo de olvido porque la tradición oral tiene una presencia mucho más
potente que en las ciudades. Además hay menos entretenimientos, y en
consecuencia la vida de las calles y las viejas historias cobran gran
importancia. En las ciudades, para bien y para mal, nos olvidamos de eso.
- - Hay dos tumbas en el cementerio de Somino que
reflejan muy bien los secretos que el pueblo guarda: la de Arcadio, que se
cerró mal tras el entierro, y la de la niña que murió años atrás ahogada en una
alberca. ¿Has buscado hacer de ellas metáforas en sí mismas o son el reflejo de
lo que allí se lleva viviendo desde que tienen memoria?
Las dos tumbas son metáforas. La
tumba que no se cierra bien nos habla de los asuntos mal curados, que con el
tiempo se pudren y huelen. La otra tumba, la que cuida todo el mundo, nos habla
de la culpa, de sucesos que se podrían haber evitado y no se evitaron debido a la
ignorancia, a la falta de cuidado. Todo son fantasmas.
-
- ¿Cuáles son tus influencias a la hora de
escribir? ¿Qué autores o qué paisajes están en “Los Caín”?
El paisaje más reconocible es el
de Miguel Delibes, que a su vez es el mío. Me impresionó mucho leer sus novelas
de niño, porque comprobé en ellas que la literatura puede estar hecha con lo
cercano, no sólo con lugares que no conocía. Por eso este autor está siempre
presente. Está también gran parte de su generación, como son Ana María Matute o Martín Gaite… pero en “Los Caín” se ven
obligados a convivir con otras influencias más propias de mi generación: la
cultura de la ficción televisiva, como puede ser “Twin Peaks”. Un cóctel
extraño.
- Para terminar voy a proponerte
una suerte de ejercicio acerca de imágenes, frases e ideas que me han venido a
la cabeza mientras leía tu novela. Te las presento y me argumentas qué te
cuentan a ti:
1.-
Miss Marple, protagonista de muchas novelas de Agatha Christie, decía que la
maldad humana era la misma en todas partes y que, viendo el comportamiento de
los habitantes de un pueblo pequeño, podría saber cómo es cualquiera en
cualquier parte.
No puedo estar más de acuerdo.
Tenemos que partir de la base de que todos somos humanos, es decir, de la misma
raza. Y que como decía Ortega “yo soy yo y mis circunstancias”. Y las
circunstancias de un pueblo pequeño nos hacen mostrarnos tal y como somos… en
toda nuestra bondad y en toda nuestra maldad.
2.-
Tras el crimen de Los Galindos, que aún está por resolver, y que también
sucedió en la España más rural, apareció una pintada en el muro de la finca que
decía: “Aquí mataron a cinco”
La España Negra me parece
fundamental a la hora de conocer la historia de nuestro país. Revela como es el
ser humano, más allá de la imagen de modernidad que hemos querido transmitir
desde la transición y que muchos otros países se esfuerzan por aparentar. Esa
pintada en Los Galindos nos habla de una persona que la hizo porque se sentía
fascinada, atraída, por ese suceso, por ese lado oscuro de las personas. Como
bien dices, es un suceso nunca resuelto…
3.-
Miguel Delibes dijo: “Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos,
les sobran en la lengua”.
Que es lo mismo que decir “qué osada es la ignorancia”.
Pero con elegancia, con la elegancia sobria que caracterizaba a don Miguel
Delibes.
4.-
También de Delibes y leída en “El Camino”, una de mis novelas favoritas: “Cada
individuo del pueblo preferiría morirse antes que mover un dedo en beneficio de
los demás. La gente vivía aislada y sólo se preocupaba de sí misma. Y a decir
verdad, el individualismo feroz del valle sólo se quebraba las tardes de los
domingos, al caer el sol”.
Eso es precisamente lo que he
querido retratar en la novela, algo que él ya hizo con
una sencillez y una maestría digna de ser admirada. Aunque también hay gente
buena, como lo era el propio Delibes. Para darse cuenta de esto sólo hay que
leer lo que todos sus compañeros decían de él y, también, leerlo a él, su prosa
es un acto de bondad.
Todo un honor que me cites como introductor a "Los Caín", aunque estoy convencido de que hubieses llegado por ti sola, lectora de amplio espectro e infatigable como eres. Me encanta tu análisis y más cuando rememoras a Miss Marple y al maestro Delibes. Un beso
ResponderEliminarUna estupenda reseña, me llevo el libro sin dudar pero ya para el próximo año. Besinos.
ResponderEliminarMuy buenas opiniones está teniendo esta novela. Besos.
ResponderEliminarNo lo conocía, pero me parece interesante y creo que lo disfrutaría.
ResponderEliminarBesos
Pues no la conocía y tiene muy buena pinta. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
Me encantan estas reseñas + entrevistas. Te llevas las impresiones del libro y encima conoces al autor. Muy buena propuesta la que nos traes. Besos
ResponderEliminarAutores nóveles que apuntan maneras, este año he leído un par de primeras obras y la verdad que me han sorprendido para bien. Tendré en cuenta esta que nos traes.
ResponderEliminarSaludos.