lunes, 10 de febrero de 2020

LOS AÑOS IMPARES de María Sirvent

A estas alturas decir que mis géneros favoritos, en lo que a lecturas se refiere, son la novela negra y la histórica es señalar lo obvio. Pero nunca he estado cerrada a leer lo que cayese en mis manos, algo que llevo haciendo desde una edad muy temprana porque era mi forma de escapar de una realidad muy poco acogedora. Adoro a Cortázar, por ejemplo, y me gusta retomar los clásicos de cuando en cuando (de hecho estoy calibrando la posibilidad de darles hueco en este blog). Los cuentos, los relatos cortos, el teatro y hasta el ensayo: no suelo apartar un libro sin más. Que después los acabe o no, ya es otra cosa. Tampoco me gusta fiarme mucho de las contraportadas de los libros, porque últimamente me he llevado más de una sorpresa desagradable, pero en el caso de Los años impares la leí volviendo en el tren a casa y me quedé enganchada al fragmento que allí se reproducía. 

"Mi madre es ese tipo de mujer a la que siempre le sobra día.", comenzaba el párrafo. Y ahí me quedé, queriendo saber más. Al ser una novela corta, apenas me llevó un par de días terminarla y os confieso que, sin ser una lectura fácil (sin el sentido peyorativo del término), sin ser lineal, hablando muchas veces a base de sentimientos y no en palabras o diálogos, la novela de María Sirvent me descolocó para volver a colocarme al llegar a su final. Y me ha gustado mucho, es el mejor resumen que puedo hacer. Por diferente, por arriesgada y por contar una historia llena de historias aparentemente sencillas, pero que esconden muchas esquinas a las que no llega luz.

"TODO MUY BIEN. HACE FRESCO. ME ABURRE VIVIR."


Los años impares, en su brevedad, es una historia muy coral, en la que varios personajes se mueven en sus páginas y a lo largo de sus vidas. De algunos conoceremos más detalles que de otros, pero el conjunto es el que arma una estructura peculiar, de giros en el tiempo, hacia adelante y hacia atrás. De vez en cuando María Sirvent nos deja una pieza, un detalle, algo que al principio nos sorprende y nos deja en un "¿cómo?" que apenas dura unos segundos, porque la pieza cae, silenciosamente, y se coloca justo donde debía estar. Formando la imagen adecuada.

La novela tiene un solo narrador, en tercera persona, aunque haya fragmentos de diarios que, evidentemente, van en primera, pero son varios los personajes por lo que va pasando y a quienes iremos conociendo a poquitos. Y no ya tanto por lo que el narrador cuente de ellos, sino porque sus pensamientos están ahí de forma constante. Sus soliloquios, sus miedos, sus derrotas y sus triunfos. Por eso es complicado hacer un resumen de su contenido. En realidad, creo, Los años impares es la historia de una familia de Argamasilla de Alba a la que su pueblo le aprieta y se le queda pequeño, que intentan salir de él y, cuando lo consiguen, un cordón umbilical invisible los mantiene atados a su casa y a sus calles. Es la historia de Manolo, que bien joven se dejó convencer por su primo para ir a trabajar de camarero a Mallorca, en un momento en que el "boom" turístico empezaba a despuntar. Y allí sigue, anclado al mismo bar, regresando al pueblo de vacaciones, con una vida gris y predecible en la que su mayor logro es no haber perdido jamás el abrebotellas que le entregaron el primer día de trabajo.

Es la historia de Nieves, que quiso ser cantante desde pequeña y muestra una rebeldía feroz ante su madre y ante el mundo, dentro del pueblo que parece estar cerrado por paredes de cristal que no le permiten avanzar. Vive soñando en lo que podría convertirse pero, sobre todo, soñando con triunfar, con ser querida, aplaudida, llevada en volandas por las masas. La de Jose Antonio, que acaba de empezar a trabajar en mismo bar que Manolo, que ya está en horas bajas, y al que todo le viene grande y le supera. José Antonio tuvo cierta fama tiempo atrás al ganar un concurso de talentos musicales en la tele y ahora ya no es nadie. Howard, el amigo de juventud de Manolo en Mallorca, que viajó en vacaciones para acompañarle a visitar el pueblo y ya no salió de él. Adela, la hermana de Manolo, abandonada por su marido y que realmente no sabe qué es vivir. Y Paca, la abuela Paca, perdida ahora en el páramo de su mente, en el que siempre sopla viento y le emborrona los recuerdos.

Todos ansían romper las barreras que el pueblo les pone. El pueblo les limita y se les queda pequeño. Pero incluso así, la autora tiene momentos de feliz sentido del humor y de ironía como ese diario que Paca llevó durante años y que es un prodigio de lógica en su brevedad. Los años impares es una novela sobre la necesidad de buscar un futuro mejor, sobre la relatividad del éxito y del fracaso y sobre hasta qué punto queremos y podemos "vendernos" por conseguir destacar. Es también una imagen certera de la mujer rural, con todo lo que eso conlleva; del turismo y de cómo ha cambiado; de cómo no siempre podemos hacer lo que queremos ni destacar.

El modo de escribir de María Sirvent es distinto, a veces requiere que nos centremos y escuchemos por debajo de las líneas. Personalmente he de decir que me ha gustado mucho y que he disfrutado con ese microcosmos de personajes que parecen moverse ante tus ojos como si los mirases a través de un mocroscopio. Quizá al principio el modo de narrar parezca errático, pero una vez dentro todo va tomando forma y adquiriendo sentido, porque sus protagonistas son reales, de carne y hueso, ante los que tomamos partido de un modo u otro.

Es también un libro sobre la soledad, porque cada personaje lleva la suya a la espalda de modos muy diferentes. Quizá, de todas, me quedo con la de Manolo y su bocadillo de jamón y la de José Antonio comprobando que, después de muchas horas, no tiene ni una llamada perdida ni un mensaje pendiente.

Todos tenemos nuestros años impares. Merece la pena leer la novela de María Sirvent, creedme.

 

11 comentarios:

  1. Espectacular reseña, Yoli.

    El tema de la soledad es un tema que me parece muy interesante. Además si me prometes ironía, ya el libro me llama mucho.

    Apuntado queda a mi lista de pendientes.

    Un abrazo,

    Esti.

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  2. Reconozco que había pasado totalmente de largo al ver esta novela y después de leer tu impresiones me parece una historia atractiva, me preocupa un poco el descoloque que comentas pero en cualquier caso me gusta y me la llevo apuntada.
    Besos

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  3. No puedo estar más de acuerdo con lo que dices y cómo lo dices: una novela de apariencia sencilla y leve, compleja en su fondo, en lo que remueve, en lo que hace reflexionar. Un retrato agudo, honesto, sensible pero nada complaciente de quienes fuimos y somos.

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  4. Le eché un vistazo y confieso que no la vi para mí, pero ahora me haces replanteármelo.
    Besos.

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  5. En principio no me atrae mucho pero como tú, pocas veces le cierro la puerta a un libro. Besos.

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  6. No me había fijado en esta novela y me gusta lo que cuentas.
    Un beso 😉

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  7. Tiene muy buena pinta. Me la apunto. Me ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
    Un abrazo.

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  8. Increíble reseña.Nos haces apreciar los mil y un matices de esta novela.Gracias por hacerme sacar "jugo" de ella

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  9. Me llama la atención lo que cuentas, lo que no sé es si es el momento para ella, pero tomo nota.
    Besos

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  10. Comparto fragmentos de tu opinión. A mí, realmente me ha costado conectar con la historia. Me he sentido algo perdida, sinceramente. Un beso

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  11. Pues me quedo con dudas, la verdad.

    Besotes

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