Esta edición, además, contaba con el aliciente de una feria del libro paralela en la que los autores participantes firmarían sus obras, algo que congregó a mucho público, y también había reunido, para la concesión de los premios "Ciudad de Úbeda" y "Cerros de Úbeda" el mayor número de integrantes en la comisión lectora: aproximadamente 60, de toda la geografía española y también de hispanoamérica. La posibilidad de las reuniones online facilitó mucho la tarea de la comisión y sus deliberaciones. Y una novedad fabulosa: la presencia de autores iberoamericanos de novela histórica. Este año los países presentes han sido Uruguay y Chile, cuyos escritores han aportado una visión diferente y muy interesante. Por supuesto, las recreaciones históricas vuelven a tener su hueco: las sufragistas, la guerra del Sudán, el tiroteo de OK Corral, además de charlas sobre los diferentes ejércitos, están llenando las calles.
En los días previos al "desembarco" de los medios en el certamen, ya varios autores habían presentado sus novelas en la sede de la UNED, como Manuel Martínez y su Manuela Malo: Una torreña entre los fogones de Churchill, que contó con la presencia y la palabra de la propia protagonista. También Luis Miguel Sánchez Tostado acudió con La cuarta bestia, una dura novela basada en un crimen real, y Jesús Maeso de la Torre descubrió muchos detalles de su novela Teodora, la crisálida de Bizancio.
Fue el viernes 12 por la tarde, cuando comenzó una actividad frenética de actividades literarias en la sala de prensa del Hotel Álvar Fáñez. Primero tuvimos a Olga Romay, que venía a presentar Bajo el cielo de Alejandría, una novela en la que Tolomeo, que dio origen a la dinastía Lágida, se erige como protagonista principal y que, como consecuencia de haber trasladado el cadáver, lleva "adosado" el espíritu de Alejandro Magno comportándose como un niño caprichoso. A continuación fue el turno de Ávaro Lozano y su Irene de Atenas, su primera novela, ambientada en el Imperio Bizantino, una época que, según Álvaro, está bastante olvidada en la novela histórica y con una protagonista de gran talla política que se tuvo que enfrentar a muchas y adversas circunstancias. La siguiente presentación, que tuve el placer de moderar, fue la de Fernando García Pañeda con su última novela, La pintora, que nos narra la vida de Elizabeth Louise Vigèe, una pintora excepcional en la corte de Luis XVI.Los dos últimos actos de este día nos llevaron al salón de actos del Hotel Palacio de übeda primero para asistir a la mesa sobre La novela histórica en Uruguay, con los autores Valentín Trujillo y Marcia Collazo. Valentín traía su novela ¡Cómanse la ropa!, que él mismo definió como de un militarismo brutal, protagonizada por un coronel francés que, tras luchar con Napoleón, llega a sudamérica para enrolarse en los movimientos de liberación sudamericanos. Marcia nos habló de su novela Heroica, basada en un tremendo hecho real de 1864 en Uruguay, que arrasó completamente una ciudad y a sus habitantes. Posteriormente se hizo entrega del premio "Cerros de Úbeda" a la mejor novela histórica del 2020 a José Zoilo por El nombre de Dios, que recibió emocionado, para después hablarnos sobre su reciente novela Lordemano, en la que nos cuenta las vicisitudes de un vikingo que llega a las costas del norte españolas y el viaje, tanto físico como emocional, que le llevará por la Hispania del momento.
El sábado, al menos para mí, amaneció muy temprano, ya que teníamos que acudir al ensayo de la recreación histórica que se celebraría por la tarde sobre la Guerra de Sudán. La salida con mojitos incluidos de la noche anterior a La Beltraneja (el estupendo garito de obligada visita) no lo hizo fácil, pero conseguimos llegar a tiempo a la primera presentación, la de Lola Montalvo, que nos habló de su libro La fosa y de cómo, como escritora, cree que debe reivindicar y visibilizar el problema de la memoria histórica en nuestro país. A continuación Rodrigo Costoya, ganador de la edición del año pasado del premio "Ciudad de Úbeda", nos hizo una exposición brillante sobre Portosanto, su última novela, y sobre la teoría del origen gallego de Colón, teoría que sorprendió e interesó mucho a los presentes.Ya en la sede del Hotel Ciudad de Úbeda, José Soto Chica nos llevó hasta el reinado de Leovigildo y nos habló de Gosvinta, una mujer que llegó a ser la más poderosa de occidente, con grandes habilidades como gobernadora y regente, tal como refleja en su novela El dios que habita la espada. A continuación, Luis Zueco nos presentó El cirujano de almas, en la que a través de su protagonista, Bruno Urdaneta, nos cuenta cómo se crearon los cimientos del médico moderno. El último acto literario de la mañana fue para la mesa de los autores chilenos, Patricia Cerda y Carlos Tromben, con sus novelas Bajo la Cruz del Sur, en la que se nos habla de la dureza de la vida dentro de las naves de los conquistadores, y Santa María de Iquique, que nos traslada al año 1907 y a la masacre de obreros en la escuela de Santa María de Iquique.
La comida del sábado fue numerosa y llena de conversaciones de todo tipo. Mezclados autores, medios, periodistas, blogueros y miembros de la organización, el ambientazo estaba garantizado. Muchas risas, charlas históricas, anécdotas... y, para los que participábamos en la recreación, salida en tromba con el postre en la boca para vestirnos y prepararnos. El ejército del Mahdi venció a los ingleses a pesar de las descargas de fusilería y los cañonazos para, después, confraternizar con el enemigo en fotografías y abrazos.
A las 18:30 se entregaba el Premio de Novela Inédica Ciuda de Úbeda a Elena Bargues, por su obra El encargo del Maestro Goya, un premio muy aplaudido y que contó con la presencia de varios de los patrocinadores del certamen. Posteriormente, Elena nos habló de su novela, de los hechos y escenarios reales que en ella aparecen y de la historia central. Se la vio emocionada y feliz. La tarde del sábado se cerró con la presentación de Tras los pasos de Jane Austin, de Espido Freire, un ensayo completísimo y lleno de visitas obligadas para los amantes de la autora inglesa. Personalmente tengo que agradecerle a Espido su generosidad y su cercanía y lo fácil que me lo puso a la hora de presentarla.La noche del sábado fue joven para unos cuantos de los invitados de nuevo en La Beltraneja, pero confieso que presentaciones y batalla me habían dejado para el arrastre, así que decidí disfrutar de la comodidad de la cama y llegar al domingo fresca y dispuesta. Porque a primera hora David Gómez nos traía Fuego sobre Igueriben, su primera novela, ambientada en la Guerra de Marruecos, tan olvidada en todos los ámbitos, una novela en la que la guerra se vive con toda su crueldad y en la que el lector siente la sed, el miedo, la falta de esperanza. A continuación Juan Pedro Cosano presentó una de las, en mi opinión, mejores novelas históricas de 2020: El rey del Perú, basada en la figura de Gonzalo Pizarro y con la dama inca Nayaraq como narradora. Visual, impecable y llena de matices, Juan Pedro supo enamorar a la audiencia con su historia y con sus conocimientos de la época.
La tarde del domingo trajo despedidas y un atardecer temprano. Para mí era como esas fiestas maravillosas en las que disfrutas más que nunca y no quieres que acaben, pero las puertas se abren y sabes que tienes que partir. Tengo tantos momentos para recordar... además de los abrazos, de los que ya he hablado pero que no me cansan nunca, me quedo con las risas compartidas, con el viaje con mis amigas en el que hasta vimos halcones peregrinos, con encontrarme de nuevo con Fernando, tan cómplice como de costumbre. Con los pimientos de David Gómez, que cumplió el reto lanzado en el podcast como un señor. Con los amigos del grupo de recreación histórica, que, aunque nos vemos de año en año, siempre es como si nos hubiésemos visto ayer. Con las presentaciones de David Yagüe, Pedro Pablo Uceda (que tampoco me falten a mí nunca tus abrazos), Javer Velasco y Penélope Acero, que me hacen ver cuánto tengo que aprender de ellos. Con ese vermut de vino compartido con Fernando y Jesús Delgado, cuyas fotos y notas en tiempo real tanto nos ayudan. Con la conversación con Alan Pitronello. Con las firmas en mis libros, algunas de las cuales me han emocionado especialmente. Con los ratitos de complicidad con el resto de participantes del podcast de novela histórica. Con la sonrisa de Ren y su talento. Con ese aceite de color verde intenso que tanto me recuerda a las tierras de Jaén. Con la comida del domingo compartiendo mesa con Espido Freire, Jorge Molist y Javier Velasco. Con el cafetito posterior en el Garden con la propia Espido, Pablo, Pedro Pablo y Begoña (mil gracias por los Virolos, ya casi no quedan). Con el cariño que me hacen sentir desde la organización: Pablo, Sebastián, Pedro Pablo, Jesús, Luís, Cecilia, Begoña... sois muy grandes. Gracias por tanto y por todo.
Nos vemos el próximo año. Larga vida a la novela histórica.
Que fin de semana más increíble y magnífico.
ResponderEliminarMenudo lujazo poder disfrutar de algo así. Gracias por la crónica.
ResponderEliminarBesos.
Yo tengo morriña
ResponderEliminarQué chulada, reina. Me alegro mucho que lo pasarais tan bien. Gracias por la crónica. Besos
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