¡Cómanse la ropa! está publicada por la Editorial Cuervo y en librerías tradicionales puede ser un poquito complicado adquirirla aquí en España. En Madrid podéis encontrarla en la Librería Iberoamericana de la calle Huertas, 40. También está disponible en Storytel. Personalmente, me ha parecido un hallazgo feliz: el estilo, el modo de narrar, los paisajes, el momento histórico visto desde otra perspectiva... todo hace de esta novela una pequeña joya, una lectura apasionante que impacta por lo diferente que es a la novela histórica a la que estamos más acostumbrados. Voy a intentar convenceros.
CUALQUIER GUERRA ES TODAS LAS GUERRAS
"Con treinta años no tenía nada salvo la derrota, una llaga invisible."
Costa del Perú, 1823. En plena guerra de la independencia y tras un terrible naufragio, los supervivientes, soldados patriotas, deben enfrentarse a la supervivencia en condiciones absolutamente hostiles, al borde del delirio por hambre y sed. Uno de ellos es el coronel Carlos Federico de Brandsen, destacado jinete francés que había luchado en el ejército de Napoleón y que, tras la caída de este, marchó a América, para continuar su lucha por la libertad de las incipientes repúblicas. El esfuerzo de las marchas a través de los Andes, desfiladeros, pueblos fantasma, caminos tortuosos, desiertos eternos con un sol inclemente y el ejército enemigo al acecho, van limando las conciencias y la fidelidad a la causa de los protagonistas.
La historia que se cuenta en ¡Cómanse la ropa! está basada en hechos verídicos y la figura de Bradsen es real. Un Bradsen al que la derrota de Napoleón sumió en una severa depresión y que buscó en las luchas de otros un modo de seguir viviendo, de dar un salto adelante. Aquí viviremos una parte de su vida en América del Sur y el título de la novela hace referencia a una orden que el propio Bradsen, exhausto, da a los hombres que comanda en una situación horrible y desesperada de sed, hambre y abandono. El coronel Bradsen luchó, principalmente, en territorio altoperuano y Valentín Trujillo nos introduce en su mente en muchos momentos de la novela: desde esa depresión que os decía antes (él, realmente, no sabe hacer ni ser otra cosa que un soldado a caballo) hasta los momentos en que descubre que, de alguna manera, América es una suerte de Francia paralela pero con muchas más carencias.
En muchos momentos de la narración se nos recalcan las penosas condiciones en las que los soldados luchaban, pasando semanas casi sin comer, usando ropa y zapatos de cadáveres y siempre sometidos a los designios de los poderosos. Bradsen es un soldado y actúa como tal, pero no se puede evitar sentir, en muchos momentos, mucha compasión por él. Al estar dentro de sus pensamientos, sabremos por qué hace lo que hace, de dónde vienen las decisiones que toma. A su lado camina otro personaje que también despierta nuestras simpatías, el sacerdote que acompaña a las tropas, el padre Pancracio, generoso y altruista, que no duda un momento en usar páginas de la Biblia para hacer fuego porque eso es lo que necesitan los hombres.
En esta novela se pone muy en entredicho el sentido de la guerra, pero también el sentido del honor y del patriotismo: vamos a ser testigos de que el hombre es tan enemigo de los demás como de sí mismo. Pero en ningún momento resulta una lectura pesada o llena de reflexiones huecas: Trujillo le da un ritmo muy ágil, cada capítulo (algunos muy breves) contiene, de alguna manera, una nueva "aventura" que no siempre tiene un buen final pero sí ciertas dosis de suspense por lo que va a pasar después. Y también tiene algunos toques de humor negro muy brillantes. Los momentos en que la mente de Bradsen se traslada a su realidad paralela, en la que mezcla sus recuerdos con el presente, tienen un cierto toque simbólico en el que los caballos toman protagonismo. Al ser jinete de caballería, el caballo es una prolongación de sí mismo y aparece en diferentes instantes a su lado: a veces es real, a veces imaginado, pero siempre una ayuda, un soporte, un referente.
¡Cómanse la ropa! contiene constantes recuerdos y algunos "flashback", la narración no transcurre de forma lineal, sobre todo porque en la cabeza de Bradsen se mezclan los delirios del presente con los de batallas pasadas. La lucha por la superviviencia que está atravesando con sus hombres enredada con las atrocidades de la campaña de Rusia. Quizá porque está peleando en un conflicto que no acaba de entender del todo. Y nos traslada un mensaje que es una bofetada de realidad: los hombres no son nada ante la inmensidad del mar o del desierto. Hay un poco de escritura surrealista, muy hermosa por cierto, en algunas escenas referidas al propio Brandsen y también algunos pasajes de una belleza inesperada dentro de la tragedia que los protagonistas están viviendo.
Lo reconozco: me he enamorado de ¡Cómanse la ropa!. Por diferente, por evocadora, por dura, por ofrecer otra visión de las guerras en Iberoamérica y por darme a conocer la figura de Carlos Federico Bradsen, que tiene una biografía apasionante (investigad, investigad). Pero, sobre todo, por la manera en la que Valentín Trujillo escribe. Si tenéis ocasión, no la dejéis escapar. Es fantástica.
Excelente novela, todo un descubrimiento al que merece la pena acercarse.
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