Si además hay crímenes, un misterio, un asesino y un secreto por descubrir, ya sabéis que me suponen un plus. Y aquí tenemos todo eso y mucho más, empezando por las intrigas políticas dentro del Vaticano, a las que sumar personajes reales, una investigación peligrosa, batallas y un libro bien conocido que parece contener respuestas a las muertes. Como introducción no está nada mal, ¿verdad? Pues vayamos al convulso siglo XV y cuidad bien vuestras espaldas...
"NADA ES MÁS FÁCIL QUE CENSURAR A LOS MUERTOS" - JULIO CÉSAR
En el año 1496, Francia es el enemigo. La Santa Alianza, formada por Venecia, Nápoles, Castilla, Aragón y los Estados Pontificios, se enfrentan a ella con todo su poderío militar. El papa Rodrigo Borgia, Alejandro VI, tiene que lidiar con las muchas intrigas que se mueven a su alrededor a las que se une un misterioso asesino que ha acabado con la vida de altos personajes de la curia. En cada uno ha dejado unas frases escritas en toscano que no parecen tener explicación. El papa teme por su vida... Por ello Bernardino de Carvajal, cardenal de Santa Cruz, manda llamar a dos sobrinos que, quizá, puedan ayudar a descubrir al escurridizo criminal. Ellos son Álvaro y Diego de Paredes. Diego lleva años inactivo y casi encerrado en su casa de Trujillo, cuidando de la cada vez más escasa hacienda, haciéndose cargo de su hermana y su sobrino y lamiéndose sus muchas heridas y decepciones. Además, acaba de enterrar a su madre cuando su hermanastro Álvaro llega con el encargo del cardenal. A pesar de sus reticencias, Álvaro consigue convencerle para ir a Roma y localizar al asesino.
Por su parte, el Gran Capitán está inmerso en la guerra contra los franceses. El genio militar intenta liberar Nápoles y desbloquear el puerto de Ostia, puerta fundamental de abastecimiento para Roma. Entre sus tropas comienza a destacar un jovencito, Tristán de Rueda, hijo de uno de sus más cercanos capitanes. Él también acabará por participar en la investigación después de que Diego sea nombrado capitán de la guardia papal y puesto al frente de ella. En una Italia dividida, con los pasillos del Vaticano plagados de secretos, movimientos diplomáticos y políticos y con cierto ambiente de conjura, encontrar a un asesino despiadado se convierte en necesidad.
Con todos estos argumentos lo difícil es no sentir una enorme curiosidad por La Orden de los Condenados. Nos encontramos frente a un papa polémico, que ha ido colocando a sus hijos en puestos predominantes pero, curiosamente, ellos no están demasiado contentos, especialmente César, nombrado cardenal a dedo por su padre y a quien la púrpura le pesa demasiado. No quiere ser un simple hombre de iglesia y envidia a su hermano Juan, que ha sido nombrado capitán general del ejército, y a quien considera un perfecto inútil. La presencia de Diego de Paredes es todo un aliciente, porque, como los anteriores, Diego es un personaje real. Conocido como el Sansón extremeño, al parecer (aunque no es un hecho contrastado) tomo parte en la toma de Granada y posteriormente se hizo famoso bajo el mando del Gran Capitán tras su llegada a Roma en 1496, hecho que da pie a Alan Pitronello para, partiendo de hechos ciertos, introducir a Diego en la trama de los asesinatos.La figura del Gran Capitán surge ante nuestros ojos con todo su esplendor, desplegando sus novedosas y después imitadas tácticas militares que le llevaron de victoria en victoria. Pero también le veremos como hombre de carne y hueso, con sus dudas, su planificación, sus conversaciones. A mí me ha servido para, si es posible, admirarle todavía más, aún sabiendo que toda esa parte es ficción. Eso sí, una ficción muy creíble. Y es que, en esta novela, los personajes se muestran con una amplia gama de matices, del primero al último. De todos vamos a conocer hasta sus más íntimos pensamientos y eso, en mi opinión, los engrandece.
Y tengo que decirlo: qué brillantes son las escenas de batallas que Alan nos regala en este libro. Qué bien contadas y coreografiadas, tan visuales e intensas que nos hacen sentir dentro de ellas. La tensión, la lucha, las tácticas, ataques y defensas... son una de las mejores cosas de la novela, se viven en primera línea y hasta nos dejan un poquito sin aliento. Cuando la acción te saca de ellas para llevarte a otro escenario, te parece seguir escuchando el sonido de los cañones y el entrechocar de los aceros.
La Orden de los Condenados está escrita para empaparte de un momento de la Historia que de por sí resulta apasionante: la mezcla con una trama paralela con cierto toque de thriller de unos asesinatos, que parecen no tener una explicación ni un fin concreto, le aporta un interés añadido. Asimismo, los movimientos del papa Borgia para dominar cada vez más territorios y convertir a su familia en la más poderosa, están constantemente en el telón de fondo de todas las tramas. La descripción de una Roma llena de luces pero también de muchas sombras, de corrupción, de pobreza fuera de los muros del Vaticano, es también poderosa.
Estamos ante una novela que supone un gran salto adelante de su autor, más compleja, con tramas más elaboradas, en la que todo se va enrevesando y desvelando paso a paso, y con una inteligente forma de introducir hechos históricos reales y contrastados para contarlos de tal modo que pasan a formar parte de lo que nos está narrando. Una fantástica "trampa" de escritor que nos convierte en cómplices del rompecabezas que va encajando, bien engrasado, hasta el final de sus páginas.
Si aún no habéis descubierto a Alan Pitronello, haceos con este libro y buscad lo que se esconde en La Orden de los Condenados. Me he dejado cosas en el tintero porque creo que merece la pena que vosotros mismos vayáis levantando las cortinas y viendo lo que hay detrás de ellas. Hacedlo con cuidado, nunca se sabe quién puede esconderse detrás.
Hola: me ha encantado la reseña, me lo voy a apuntar para leérmelo. Parece un libro muy interesante.
ResponderEliminarSaludos cordiales.