Fue después del verano cuando mi
amigo David Botello, apasionado de la historia, escritor y conductor del
programa El punto sobre la historia de Telemadrid (que os recomiendo más que
mucho a los apasionados de la historia y a los que no), me contó que una amiga
suya iba a publicar una novela, un thriller policiaco en el que tenía puestas
muchas esperanzas. Y que sería estupendo si pudiese enviármela y que la leyese.
Creo que mis amigos saben que si me dicen ven, lo dejo todo y unas semanas
después me llegó el libro a casa acompañado de una original presentación en
forma de informes policiales y bolsa de pruebas. El título, La caricia de la
bestia, no me daba muchas pistas y, al leer la primera frase del resumen de la
contraportada, fruncí un poco el ceño, lo reconozco:
“En un bosque solitario, dos
adolescentes son brutalmente atacados por un ser de una fuerza sobrenatural. En
su declaración, ambos sostienen que el agresor es un zombi.”
Confieso que me quedé un poco
descolocada. ¿Zombi? ¿Esto es una novela de zombis? Hoy me alegra haber comprobado que la sombra de The
walking dead no es tan alargada y que lo que tenía entre manos era una
trabajada trama policial. Ya os adelanto que no es un libro sobre zombis en absoluto, sino
que La caricia de la bestia contiene una investigación muy bien hilada, con una
pareja protagonista que se sale de los cánones y un misterio detrás del que hay
mucho por averiguar.
Os invito a que me acompañéis a
Grazalema y a los bosques que la rodean y os invito, también, a la entrevista
que Cristina C. Pombo me ha concedido y que encontraréis tras la reseña.
LA AUTORA: CRISTINA C. POMBO
Nacida en Orense en 1977, estudió
música, filología y arte dramático además de cursar un Máster en Creatividad y
Guión Audiovisual. Ha trabajado como directora artística, profesora, traductora
y guionista de televisión. Colabora con sus artículos en La Región y Pikara
Magazine. En la actualidad compagina la docencia de letras con la escritura.
LO QUE EL BOSQUE ESCONDE
Dos adolescentes atacados por un
ser extraño, de enorme fuerza y que no parece sentir dolor alguno. Un ser que,
de un mordisco, arranca media cara al chico. Un segundo ataque, días después, a
un abogado que consigue salir indemne. Y las descripciones de ambos atacantes
hablan de un zombi. La inspectora Laura Tébar y su nuevo compañero, el recién llegado a Grazalema David Merino,
se hacen cargo de la investigación sin tener muy claro a qué se enfrentan y,
además, lastrados por el choque de sus personalidades, completamente opuestas.
Laura Tébar, una policía dura y
de carácter complicado, se niega a creer la teoría del zombi. Merino, que
también duda, intenta ampliar el abanico de posibilidades pero sin cerrar
ninguna puerta. ¿Esconden los bosques de Grazalema seres invulnerables al dolor
que parecen querer alimentarse de humanos desprevenidos? ¿O hay algo más?
TÉBAR Y MERINO
No recuerdo las palabras exactas,
pero sí su contenido. En una conferencia, el escritor Arturo Pérez Reverte fue
preguntado acerca de por qué las protagonistas femeninas de sus novelas tenían
características tan masculinas. Y él, tan ácido como de costumbre pero también
cargado de razón, expuso que las mujeres son más valientes y tienen más coraje
que los hombres de aquí a Lima. Que podemos ser duras y muy capaces de tomar
decisiones y de llevar nuestra vida sin necesitar a ningún hombre, incluso
llegar a matar si la vida nos pone en esa tesitura. Que cuando una mujer agarra
un cuchillo no es para asustar ni para hacer posturitas. Y, mientras leía esta
novela y conocía a Laura Tébar no he podido evitar recordar esas afirmaciones.
El problema, creo, es que seguimos viendo normales ciertos comportamientos y
actitudes en los hombres pero, si son mujeres quienes los tienen, miramos con
recelo y los consideramos “poco realistas”. Y ahora desarrollaré esta idea con
algo más de detalle.
La caricia de la bestia, como os
decía antes, cuenta con una pareja de policías protagonista que no pueden ser
más antagónicos. Hasta ahí hasta puede parecer algo típico y ya usado en muchas
novelas. Pero en este caso la “jefa” es ella, la inspectora Laura Tébar, que
supera ya los cincuenta aunque sigue en plena forma. Una mujer que es respetada
pero también temida por su lengua rápida y por su carácter poco dado a los
compadreos. Solitaria, dura y muy capaz, acaba de quedarse sin su compañera de
los últimos años, inmersa en un complicado divorcio.
El ataque sufrido por la pareja
de adolescentes en el bosque ha dejado como resultado al chico herido de
gravedad y sin media cara y al atacante muerto, ya que la chica se sobrepuso al
miedo para defenderse con una barra de hierro, aunque necesitó varios golpes
para acabar con él. Aparentemente no sentía dolor, no se detenía. Algo así no
había pasado nunca en Grazalema y Tébar no sabe qué pensar. Para colmo, conocer
a su nuevo compañero le pone aún de peor humor: David Merino llega del País
Vasco, ni siquiera tiene treinta años, luce una rasta y es, por su apariencia, un
seguidor fiel del 15-M. Su carácter, más conciliador y tranquilo que el de
Tébar, y sus ideas se dan de bruces contra una inspectora que no le quiere a su
lado.
La acción principal de La caricia
de la bestia se sitúa en la localidad de Grazalema, en el noroeste de la
provincia de Cádiz, un lugar con un microclima fascinante que le hace tener
lluvias y humedad de forma casi constante. De ahí la frondosidad de los bosques
que la rodean. Desde hace tiempo la acción de las novelas policías, de misterio
o negras ha abandonado las grandes ciudades para descubrir pequeños universos
de maldad en lugares más pequeños, y los alrededores de Grazalema se ofrecen de
maravilla para una trama como ésta.
La novela se estructura en cuatro
partes llenas de capítulos cortos, a veces de apenas página y media, que hacen
la lectura rápida y ágil. Las descripciones son muy visuales y es sencillo
imaginar, casi ver, lo que Cristina nos va contando en cada momento. También la
forma de narrar, dosificando la acción y llevándola a una tensión creciente,
favorece el interés. Los personajes, sobre todo los dos principales, están
creados para que sea imposible mantener la indiferencia con ellos: Merino
porque cae bien sin remedio y Tébar porque es una auténtica bofetada al lector,
al que no le concede la más mínima tregua. Y, sin embargo, a medida que la
conocemos, descubriremos muchas costuras rotas en ella, muchas soledades sin
llenar. La pregunta es ¿por qué una mujer no puede tener esas características?
¿por qué no puede ser dura, borde, misándrica y permanecer atlética y de buen
ver pasados los cincuenta? ¿un protagonista hombre duro, borde, misógino y de
buen ver pasados los cincuenta llamaría igual la atención? No, incluso
gustaría. Es interesante que Cristina nos haya puesto frente a un personaje tan
distinto y, a la vez, tan lleno de matices.
La investigación que Tébar y
Merino tienen entre manos empieza a tomar un cariz insospechado al principio. A
veces siguiendo los cauces policiales habituales y a veces saltándoselos a la
torera, ambos empiezan a entender que hay algo que se les escapa y que huele
francamente mal en todo el asunto. Y que quizá tenga ramificaciones inesperadas.
Sin llegar a pulir las aristas de su relación profesional, descubren que pueden
trabajar juntos.
Dentro de un argumento con el que
he disfrutado, hay un par de cosas que no me han acabado de convencer: el
personaje de Elena, la anterior compañera de Tébar, que me resulta superficial
y bastante “mujer-guapa-estándar” que usa ese atractivo para sus fines, y cómo
se desdibujan y desaparecen los dos Ramírez, el juez y el forense, que creo que
tienen carisma suficiente para mantener, al menos, cierto protagonismo. En
cuanto al sexo, sin haber escenas explícitas ni detalladas, está presente en
bastantes momentos aunque bajo el aspecto de tensión sexual no resuelta. Y
vuelvo a preguntar: ¿una mujer joven puede sentirse atraída sexualmente por un
hombre mayor que ella, de fuerte personalidad y cierto atractivo? Por supuesto.
¿Y al contrario? ¿Por qué no? ¿El hombre es un maduro atractivo y la mujer una
vieja asaltacunas? Creo que esta novela plantea un debate interesante en ese
campo.
La caricia de la bestia es una
novela que se devora y que mantiene el interés hasta el final, un final
trepidante y tenso que deja completamente cerrados todos los hilos del
argumento. Tébar y Merino, creo, pueden tener recorrido en libros posteriores.
Pero eso sólo Cristina C. Pombo lo sabe.
Gracias a Cristina, por su
amabilidad y por su cercanía. A Espasa por el ejemplar y la originalísima
presentación y, de corazón, a David Botello por haber pensado en mí.
ENTREVISTA CON CRISTINA C. POMBO
- “La caricia de la bestia” es tu
primera novela policiaca publicada pero ¿qué habías escrito antes? ¿Dónde y
cuándo te aparece la pasión por escribir?
La caricia… es mi primer thriller publicado. Pero he escrito mucho
y desde casi siempre: empiezas con poemas muy malos, reflexiones muy tontas,
diarios muy cursis… Y vas avanzando… Hasta que un buen día te encuentras
preparada para una novela. Y allá que vas. Y luego viene otra y otra y otra
más… He escrito juvenil, comedia romántica, drama erótico…
- Además de la escritora ¿quién es
Cristina C. Pombo? ¿Cómo te describirías?
Escritora, lectora y serieadicta.
Friki de sillón, manta y serie/libro.
- ¿De dónde surge la idea para tu
novela? ¿Te basaste en algún hecho conocido?
Sí, me basé en una noticia que me
encontré en el periódico y me pareció tan alucinante que se me ocurrió la
estructura básica de la novela en un periquete.
- Los protagonistas son una
pareja de policías, Laura Tébar y David Merino, completamente contrapuestos. A
primera vista puede parecer algo típico pero ¿qué tienen de diferente con
respecto a otras parejas de policías literarias?
Básicamente la inversión de
roles: ella es la mujer, pero es la antiheroína, la mayor, la rígida, la
cascarrabias, la mala leche, la misándrica… él es el hombre, pero es el bueno,
el joven, el intuitivo, el optimista, el amable, el feminista…
- La inspectora Tébar es todo un
carácter, a veces se hace complicado entender sus reacciones. ¿Cómo la creaste?
¿Te fijaste en algún modelo, en alguien concreto?
Bueno, sale, lo primero, de la
idea de hacer una antiheroína, en vez de una heroína. Y una vez que supe esto,
me basé en dos personas que conozco bien y varios supuestos, algo así como
“¿qué pasaría si a esta persona le pusiera estas características de esta otra?”
Es un juego que hago mucho para crear personajes porque da resultados muy
sorprendentes y útiles.
- David Merino es un personaje
que cae bien desde el principio, al contrario de lo que sucede con Tébar. ¿Es
algo buscado? ¿Querías posicionar al lector desde el inicio?
Claro, es casi un test para el
lector. Muy simple, pero muy efectivo porque al estar los roles invertidos
pierde dicha simpleza: ¿con quién te identificas? Y, una vez que has elegido
con quién, ¿por qué? Me encantaría leer este libro sin haberlo escrito para ver
qué pensaría yo, con quién me identificaría.
- La acción de “La caricia de la
bestia” se sitúa en Grazalema, un pueblo pequeño de la serranía de Cádiz. ¿Por
qué esa elección? ¿Qué tiene Grazalema de especial para ser el escenario de
hechos como los que narras?
Bueno, ahora que me lo preguntas,
se me ocurre que igual tiene también algo de juego de contrarios: es el sur,
que se supone luminoso y cálido, pero resulta ser el municipio más lluvioso que
te puedes encontrar. Además Grazalema tiene un microclima especial y
diferentísimo al resto de sus inmediaciones que lo convierten, casi, en un
decorado con todo lo necesario para un thriller: lluvia, bosque frondoso,
viento…
- Sin caer en escenas muy
gráficas, hay abundantes menciones al sexo y al deseo en tu novela. ¿Es algo
buscado para incrementar cierta tensión entre algunos personajes? ¿Un poco de
provocación al lector?
Bueno, si provocación es poner
alusiones sexuales cuando la protagonista es una mujer, en vez de un hombre, o
una “madurita” de 55 en vez de una “jovenzuela” de 25, pues sí, es una
provocación. Pero yo, como lectora con un mínimo de pensamiento crítico, me lo
haría mirar si eso me provocara. El sexo está presente en todo lo que nos
rodea: novelas, publicidad, chistes, series, películas… así que habría que
plantearse muy en serio por qué en esta novela resulta provocador (Y es algo
que ya me han dicho más veces, así que debe de ser verdad que se percibe así)
- Hay escenas muy
cinematográficas en “La caricia de la bestia”. Habiendo trabajado, como es tu
caso, como guionista de televisión ¿ves tu novela en la pantalla, sea en cine o
en forma de serie?
Uy, vaya si la veo. Si hasta
tengo clarísimos a los protagonistas. Lo que no tengo tan claro es si es serie
o película. Parece que todo el mundo coincide en que es muy cinematográfica, es
algo que ya he leído en varias reseñas. También es cierto que eso son palabras
mayores y que son pasos que creo que aún están muy lejos en el tiempo. Pero sí
te puedo decir que alguna productora me ha escrito para charlar sobre una
posible adaptación… (digo esto último haciéndome la interesante y la fría, pero
estoy emocionada como una tonta)
- ¿Hasta qué punto crees que la
mención de un zombi en el resumen de tu libro puede echar hacia atrás a
lectores que piensen que es una novela sobre esos seres? ¿Cómo les convencerías
para que la leyeran?
Pues también es algo que me he
encontrado muy repetido en opiniones sobre la novela, que esa mención echa un
poco hacia atrás. El tema del zombie es un señuelo publicitario, y esas cosas a
veces funcionan y otras no, no es una ciencia exacta. Y también supongo que
depende de la franja de edad de la persona que lo lea. Imagino que también
habrá gente que lo elija precisamente por eso. Lo que diría para animar a su
lectura es lo que pone en la faja de la novela. Hay una frase de P. López en la
faja de la novela que me gusta de manera especial: “Pocas novelas he leído,
policiacas o no, con unos protagonistas tan buenos y que llegaran tanto”
- Como escritora ¿cuáles crees
que son tus influencias a la hora de escribir? Y como lectora ¿qué te gusta
leer?
Supongo que mis influencias,
además de la realidad que me rodea, son los libros que me gusta leer y las
series que me gusta ver. Mis lecturas favoritas son Lionel Shriver, A.M. Homes,
J.K. Rowling, Caitlin Moran, Paul Auster, Sue Townsend, Millás, Lindo,
Vila-Matas… y muchos clásicos: Woolf, las Brontë, Balzac, Dumas, Flaubert,
Lawrence, Elliot…
- ¿Cuáles son tus proyectos
ahora?
Pues la segunda parte de La Caricia y un proyecto para una serie.
A mí me gustó en general pero creo que hay muchas cosas mejorables.Los protagonistas,lo que más me gustó de la novela.
ResponderEliminarBesos
Paso de puntillas porque es mi actual lectura. Por ahora te puedo decir que no está mal aunque creo que el ritmo es mejorable ya que me resulta un tanto irregular y hay bastantes detalles que necesitarían un pulido.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por la entrevista a su autora y la novela me la apunto para más adelante. Besos
ResponderEliminarEsa alusión zombi también me tiró para atrás, creo que no le está haciendo ningún bien. Besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu reseña, Yolanda. Un placer leerte:)
ResponderEliminarYo esta la tengo más que anotada. No estoy segura pero creo haber leído alguna reseña no muy allá, lo mismo era por el tema de los zombis que a mí tampoco me atrae nada, así que se agradece la aclaración. De todos modos, yo ya la tenía apuntada. Gracias por la reseña y gracias por la entrevista. Da gusto conocer un poco más a los autores. Besos
ResponderEliminar¡Hola guapa! Es una de mis lecturas actuales y la verdad la estoy disfrutando mucho, aunque siento que a veces se centra demasiado en la atracción de los personajes más que en el caso en sí, que por cierto me resulta súper intrigante. ¡A ver cómo acaba! ¡Seguro que está genial! ¡Mil gracias por la reseña y la entrevista! ¡Un beso!
ResponderEliminarLaura.