Recuerdo perfectamente que, cuando terminé de leer la novela anterior de Andrés Pascual, A merced de un dios salvaje, me quedé un poquito huérfana. Había pasado tres días perdida en La Rioja, entre sus viñas, cerquita de San Vicente de la Sonsierra y detrás de un misterio mucho más oscuro de lo que parecía. Sufrí y disfruté con una lectura que contaba con todos los ingredientes para atarte a sus páginas y no querer que terminase. También recuerdo que, en las presentaciones que tuvimos en Madrid con Andrés, habló de que, quizá, la historia que allí se recogía podía tener una continuación, pero que lo sí tenía claro que su tierra volvería a tener protagonismo al margen del contenido. Y ahora nos llega El beso del ángel y volvemos a La Rioja, una tierra fascinante, llena de matices, con aromas y raíces profundos, intensos. Con la pasión por sus costumbres y sus vinos, esos que, realmente, corren por las venas de sus habitantes y marcan la geografía física y humana de la región. Porque el vino vuelve a estar muy presente, como en la anterior novela. Y no solo el vino, sino todo lo que lo rodea: las grandes bodegas, las catas, las presentaciones, la búsqueda de la personalidad que lo haga único.
Es también El beso del ángel una historia de personajes a los que sus decisiones han marcado de forma indeleble. Que esconden, a veces sin saberlo, más de una costura rota por la que se escapan recuerdos que estarían mejor sellados y archivados. Pasados que marcan el presente, que pueden llegar a retorcerlo y a hacerlo inhabitable.
IN VINO VERITAS
Camino tuvo que volver a Logroño después de vivir y trabajar fuera de España durante unos años. Se ha convencido de que hizo lo que tenía que hacer, pero lucha a diario por superar sus frustraciones, su falta de futuro, su desilusión. En casa su padre permanece postrado en una silla de ruedas; sin hablar, sin reaccionar, sin conocer ni recordar, postrado por las secuelas de un ataque sufrido tras conocer la ruina a la que les había abocado el hermano de Camino, Lucas. Su madre es su enfermera y cuidadora las veinticuatro horas y Camino busca abrirse paso como periodista a base de pequeñas columnas y noticias poco habituales. Mantiene una relación con altibajos con Marcos, policía de Logroño, pero tiene la sensación de que se está enterrando en vida. Simplemente no es feliz. Y, para colmo, Lucas aparece de nuevo en su vida para pedirle un favor que no llegará a verbalizar, tantas son las cosas que deberían decirse y no se dicen. Para hablar con él, asistirá a un evento en la bodega en la que ahora él trabaja, propiedad de Fabiola Marín, una poderosa empresaria, referente para la mayoría, y que fue la primera esposa del padre de Camino y Lucas. Lo que empieza siendo una fiesta brillante acabará en tragedia al aparecer asesinada y desollada de forma terrible Penélope, una joven estrella de las redes sociales. Y, en medio del desastre, Lucas desaparece. La presencia de Camino en el evento hace que el director del periódico para que el colabora le encargue que escriba sobre lo que ha sucedido desde la perspectiva de familia del "principal sospechoso". Todo comenzará a girar demasiado rápido, amenazando con hacer descarrilar muchas vidas.
Si en A merced de un dios salvaje el paisaje nos llevaba a La Rioja más rural, a esos campos de viñas retorcidas cargadas de años, en El beso del ángel Andrés Pascual nos sitúa en Logroño, en sus calles y lugares más emblemáticos. Un Logroño que se alimenta también del vino y sus tradiciones pero con un punto más de sofisticación y hasta de diseño. Un visión, quizá, menos romántica y más moderna de todo ese mundo, tan arraigado y ancestral, pero que también existe y del que viven muchas personas. Curiosamente y a pesar de todo, el vino no es el protagonista de la novela, sólo pone el telón de fondo.
Es una novela de personajes muy trabajados, que van creciendo y cambiando a medida que avanzamos en sus páginas. Camino, a pesar de su amargura, que ella misma se niega, va a sacar fuerzas de donde no cree que tiene por encontrar a su hermano y exculparle. Fabiola, una mujer que se hace odiosa desde el principio, ambiciosa al extremo y marcada con un estigma complicado, basa su existencia en lo que tiene o puede tener. Conchita, la madre de Camino, es el dique al que van a golpear todas las olas pero todo parece hacerla más fuerte. Ella es, realmente, uno de los pivotes básicos sobre los que gira la acción porque su amor por Claudio, padre de Camino, cambió varias vidas. Ellas y el resto de protagonistas van mostrando sus partes más ocuras, esas que todos tenemos y que debemos asumir. O, al menos, aprender a convivir con ellas.
Si bien es la voz de Camino la que escuchamos como narradora principal en primera persona, hay capítulos en que se cambia a tercera para trasladarnos años atrás en el tiempo, una puerta apenas entreabierta que irá sirviendo para entender algunas cosas del presente de la protagonista. Porque el tiempo también tiene su importancia en esta novela, dejando, como algunos vinos, un retrogusto algo amargo, como de fruta pasada. Interesante es ese ligero toquecito gótico, insinuado sin hacerse muy visible. Inocencia y personalidad atroz en constante lucha. Poemas oscuros. Sangre.
Otro punto fuerte de El beso del ángel son los diálogos, que brillan por su naturalidad y por adaptarse a cada uno de los personajes como vestidos perfectos. Camino no puede hablar como Fabiola ni Marcos como Conchita, el trabajo para dotar de personalidad propia a cada uno de ellos es realmente eficaz. En Camino, además, escucharemos sus pensamientos, sus miedos, su angustia por no saber ni poder cambiar, sus sensación de estar donde no quiere. En este sentido son reveladoras sus conversaciones con Bugatti, antiguo hombre de confianza de su padre y un secundario de lujo que roba todas las escenas en las que se hace presente.
Detalles históricos jalonan como pequeñas gotas algunos capítulos y nos sirven para situarnos en el contexto geográfico y urbano que, aunque sea a través de la lectura, estamos pisando. Como cuadrando perfectamente un círculo que va a seguir girando: La Rioja está, los personajes la transitan.
Animaos a leer El beso del ángel. Hay mucho en ella para gozar leyendo y descubrir matices y colores inesperados. ¿Viajamos a La Rioja?
A mi me gustó más A merced de un dios salvaje, pero me ha gustado mucho la ambientación y las notas históricas que le pone a la novela.
ResponderEliminarYo disfruté muchísimo con esta historia. ¡Gran reseña, Yoli!
ResponderEliminarA qué dan ganas de viajar a La Rioja tras leer esta novela. Buena lectura.
ResponderEliminarBueno, esta de momento no la tengo y veo que hay opiniones variadas. A mi la anterior me gustó mucho. No descarto letras más adelante.
ResponderEliminarBesos
En esta ocasión no coincidimos. Con la anterior novela ya tuve mis más y mis menos, pero en general puedo decir que la disfruté. Con esta he tenido sobre todo menos, derivados principalmente de que me ha costado creerme a la práctica totalidad de los personajes, los he sentido ajenos y poco realistas. La investigación policial tampoco me ha convencido (ya me ocurrió en la otra novela) y la resolución... en fin, que no la he disfrutado. El otro día me comentaba Concha que quizá me guste más el autor en su vertiente histórica, tendré que probar.
ResponderEliminarBesos.
Me gustó bastante esta novela. Me lo hizo pasar bien. Está bien urdida y además me presentó un escenario que no conozco y al que me apetece viajar. Besos bonita.
ResponderEliminarHola, no he leído nada del autor pero estoy leyendo muy buenas opiniones de esta novela y la verdad es que cada vez me apetece más leerla. Besinos.
ResponderEliminarJusto ahora estoy con este, aunque solo llevo unas 100 páginas la verdad es que me está gustando.
ResponderEliminarEstupenda reseña tan completa!! Gracias es una delicia leerte y querer más
ResponderEliminarSaludosbuhos