Con la pila de libros que siempre tengo pendiente por leer, este vals me ha tocado bailarlo un poco tarde, pero me ha encantado. Hasta la última nota. Primero porque ya sabéis lo que me gustan las novelas que transcurren en ciudades diferentes a las grandes urbes españolas, Madrid o Barcelona, y después por el argumento, original y muy bien hilado, con una protagonista que se sale por completo de los cánones clásicos y que nos lleva a descubrir la Zaragoza de principios del siglo XX. La ciudad estaba en pleno inicio de su expansión y desarrollo y Javier hace un magnífico retrato de lo que era, de sus calles, de sus habitantes. Y, además, con un misterio y una muerte poco clara. Una mezcla estupenda para disfrutar.
QUE HABLE AHORA O CALLE PARA SIEMPRE
El sábado 31 de agosto de 1912 todo está preparado en la iglesia de San Felipe para la boda de Beatriz Collados y Saturnino Aguilar. La novia se está retrasando en exceso y hay una cierta inquietud entre los invitados hasta que la novia aparece del brazo de su padre. Pero cuando en la ceremonia el sacerdote hace el llamamiento habitual a que si alguien tiene algo que decir, que lo diga ahora o calle para siempre, una mujer andrajosa que se ha colado en la iglesia manifiesta a gritos que la boda no puede celebrarse porque Santiago ya está casado. El escándalo que se organiza es mayúsculo. La mujer huye a la carrera y, al tratar de cruza la calle, es arrollada por un carruaje y muerte en el acto.
Con este arranque, que ya ha conseguido acaparar toda nuestra atención, Javier echa la vista atrás algo más de un año para que vayamos conociendo los pormenores de lo que llevó a esa boda y parte de la vida de los novios. Y, en medio de todo, siempre estará Mercedes Ibor, una conocida cupletista que dos años antes (tal como se narra en Tango para una asesina) gozaba de una gran fama por haberse convertido en una gran estrella de los teatros de variedades. En aquel momento ocupó muchas portadas de periódicos por haberse visto envuelta varios crímenes y haber ayudado a su resolución. Y, ahora, se ve relacionada con otra muerte violenta que, a priori, parece un simple accidente. Pero, ¿es realmente así?
De la mano de Javier vamos a descubrir una Zaragoza que vive un bullicioso momento de expansión. El progreso está llegando, imparable, y eso lleva a que la ciudad esté llena de contrastes. Por un lado, los más pudientes se reúnen en locales de moda y teatros, luciendo sus mejores galas y haciendo alarde de su posición. Por otro lado, los obreros que trabajan en las fábricas, apenas pueden permitirse llevar una vida digna. Muchas veces se ven en condiciones penosas que contrastan vivamente con quienes gastan su dinero alegremente. Ambas realidades están muy bien descritas y nos permiten hacernos una idea de cómo era la sociedad del momento.
También se nos muestra la ciudad como tal en aquellos años, haciendo mención a establecimientos famosos entonces o muy conocidos. Es evidente que Javier ha hecho un magnífico trabajo de reconstrucción de cómo era la ciudad en aquel 1912 y que hoy ha desaparecido casi por completo. El Café Moderno, el Hotel Regina, el Casino Principal o el Teatro Pignatelli se vuelven a erigir ante nuestros ojos con el esplendor que debieron tener en su día. Es también El vals de la novia ausente una novela muy coral, llena de personajes que no están, en ningún caso, como mero relleno. Todos tienen un papel muy concreto y todos, en algún momento, tienen mucho que decir. Por supuesto, el papel peso principal lo lleva Mercedes Ibor, una mujer con carácter, que sabe bien lo que quiere, resuelta y bastante adelantada a su tiempo. Se la conoce como "la cupletista detective" y, aunque llevaba dos años en el dique seco tras los sucesos que marcaron su vida, vuelve a hacer frente a un misterio que esconde mucho más de lo que parece.
El vals de la novia ausente es, también, una novela costumbrista, con diálogos ágiles y muy reales, y que va dejando perlas de humor a lo largo de sus páginas. Una fina ironía se enseñorea de muchas conversaciones y es muy refrescante encontrar esta naturalidad de principio a fin. Además está narrada de forma muy viva, sumergiendo por completo al lector en la trama y desglosando poco a poco los pormenores de un misterio que, si bien a priori no parecía tal, nos acaba atrapando por completo.Los capítulos cortos ayudan aún más a esta sensación de querer seguir leyendo, de saber más.
La prosa de Javier Vázquez es una delicia, os lo aseguro. Se le nota oficio y que maneja el lenguaje perfectamente y con estilo. No se pierde en eternas descripciones ni en dar demasiados detalles que nos alejen del foco principal de la novela, pero en todo momento tenemos la sensación de que sabemos por dónde pisamos porque nos lleva con facilidad. Y por si oa preocupa que sea una segunda entrega de la misma protagonista, no hay que preocuparse, puede leerse perfectamente sin haber pasado por la anterior.
Si tenéis ocasión, dadle una oportunidad a este vals y a su ritmo de tres por cuatro, porque os va a apetecer mucho seguir su música. Es una bonita inmersión en el tiempo para conocer esa Zaragoza de 1912 y lo que se cocía en sus cafés y en sus tabernas, en sus casas lujosas y en las habitaciones más humildes. Y porque Mercedes Ibor es un gran personaje para descubrir. ¿Venís?
*** Javier Vázques Ezcurdia ha estado quince años tras los micrófonos de "Escúchate", en las tardes de Aragón Radio y tiene el Premio de Comunicación del Instituto Aragonés de la Mujer y el Premio Solidario del Grupo Social ONCE. También es dramaturgo y ha publicado dos obras de ese género: "El señor del traje gris" e "Y si fuera posible amar", actualizando la historia de los amantes de Teruel, además de varios libros infantiles.
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