Es curioso, pero no soporto que me lean en voz alta. Y digo que es curioso porque de siempre he sido mucho de radio, quizá, de lejos, el medio que más me gusta. Además ya tengo una edad y puedo recordar perfectamente el sonido de las radionovelas de mi infancia, llenas de amores, traiciones y mucho drama, que todo el mundo escuchaba con auténtico deleite aunque tuviesen centenares de capítulos. Me encantaba cuando mi madre, por las mañanas, llenaba la casa con la voz de Luis del Olmo y hasta tengo su imagen en la memoria cosiendo en la mesa camilla con el consultorio de Elena Francis o el programa de Encarna de fondo. Supongo que el que no me guste que me lean en voz alta se debe a que no es fácil encontrar a quien lo haga entonando, poniendo intención, consiguiendo que no suene todo a folleto de antibióticos.
Por eso la página de de audiolibros de Storytel nunca me había llamado la atención. Bueno, ni esa ni ninguna otra. Con lo que me gusta leer en papel, lo que disfruto con ello aunque tenga que cargar con un libro en el bolso en mi día a día, ponerme los auriculares para escuchar una narración me daba una pereza enorme. Sumando, además, el gasto mensual que supone, que no es mucho, es verdad, pero en mi caso todo hace montón. Pero claro, encontré un motivo poderoso para agachar la cerviz y decidirme a darle una oportunidad a Storytel: Benito Olmo había escrito un audiolibro para la plataforma titulado Desajuste de cuentas, que no estaba (ni estaría) en papel. Benito me ganó para su causa con La maniobra de la tortuga y, desde entonces, ando siempre a la espera de sus nuevos títulos. Así que me dispuse a escucharlo y a día de hoy puedo decir que, como de costumbre, su modo de contar historias ha vuelto a envolverme por completo y que he disfrutado muchísimo de una historia negra de crimen y venganza, de esas que son capaces de dejarte sin aliento. Es la primera vez que reseño un audiolibro, a ver cómo sale.
NI OLVIDO NI PERDÓN
Carla Cobos es una joven detective privado que hace poco que trabaja por su cuenta, después de un tiempo haciéndolo en una agencia. Sus casos suelen ser de poca monta, sobre todo referidos a infidelidades matrimoniales. Por eso le sorprende la visita de Elvira, una trabajadora de un geriátrico, que llega a su despacho por encargo de uno de los ancianos a los que atiende. Elvira le explica que quiere contratar sus servicios porque el hijo de este hombre ha desaparecido, ha dejado de visitarle en la residencia y no hay forma de contactar con él. Carla le insiste en que este tipo de casos no entra en su campo de acción pero cuando Elvira le dice quién es la persona desaparecida la curiosidad empieza a abrirse camino: se trata de Baldomero Cadalso, un hombre que había salido de la cárcel hacía poco tras cumplir condena por el asesinato y violación de Eva Garcia, una adolescente que había sido alumna suya. Sin terminar de aceptar el caso pero movida por lo peculiar de la situación, Carla decide investigar un poco por su cuenta ayudada por un veterano periodista de sucesos.
Lo que Carla no sabe es que Cadalso hace unos días que despertó en una celda que en nada se parece a la que dejó atrás semanas antes. No recuerda cómo ha llegado allí ni quién le ha encerrado. Tampoco los motivos. Pero es el inicio de una terrible tortura física y mental de la que no va a poder escapar.
Estos son los puntos de partida de Desajuste de cuentas, una historia oscura, intensa y a veces cruel, en la que vamos a descubrir hasta dónde es capaz de llegar alguien cuando está devorado por el dolor, la rabia y la certeza de que ya lo ha perdido todo. Benito nos lleva de nuevo a las calles y barrios de Cádiz que nada tienen que ver con la imagen festiva y luminosa de la ciudad, con sus playas eternas llenas en verano o sus carnavales. Calles habitadas por gentes que apenas tienen ilusión ni esperanza.
Narrada en dos voces (y esta vez es literal), escucharemos a Arturo López en las partes dedicadas a Cadalso, contadas en tercera persona, y a Ana Isabel Rodríguez, cuando la acción pasa a estar protagonizada por Carla Cobos, en primera persona. Son diez capítulos de menos de una hora de duración creados para mantener, sin fisuras, la atención de quien los escucha. Y tengo que reconocer que hubo días en que me los ponía en el altavoz de teléfono móvil mientras me duchaba o preparaba la cena porque necesitaba saber qué sucedía a continuación.
Imagino que es muy diferente escribir una novela "tradicional" que un relato para ser escuchado (aunque Storytel ofrece la posibilidad de descargar el libro electrónico). Sobre todo a la hora de perfilar a los protagonistas ya que, quienes somos lectores habituales, tendemos a poner rostro y voz a los personajes según vamos leyendo. Aquí hay una parte que ya se nos da, por eso es tan importante el modo en que nos lo cuenten y la tensión narrativa y en eso creo que Benito Olmo ha hecho un gran trabajo.
Llevar a los personajes al límite, mostrarnos cómo el dolor y el desgarro pueden convertirnos en lo peor como seres humanos, es una de las grandes líneas argumentales de Desajuste de cuentas. Y, como buena novela negra, contiene una feroz crítica social que toca palos tan actuales como la justicia o el periodismo de sucesos. Sigue también la línea habitual del autor de tener ese trasfondo de la novela negra más tradicional, esa en la que los detectives, el humo y los bares de barrio tienen una cierta pátina de cine en blanco y negro. Vamos a descubrir a un Benito Olmo mucho más oscuro que en sus obras anteriores, capaz de llevar a los protagonistas a límites casi inhumanos. Nietzsche decía que "cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también mira dentro de ti" y en este relato varios de sus protagonistas viven ya con ese abismo incrustado en sus almas.
No es una obra muy coral, apenas siete personajes llevando el peso de la acción y una protagonista en elipsis, Eva García, cuya muerte provocó la ruina vital y el descenso a los infiernos de su familia. Pero bastan para llevarnos hasta el fondo de una narración que no para de crecer en intensidad a cada capítulo, capaz de dejarnos con la respiración contenida, incluso sobrecogidos cuando descubrimos hasta dónde podemos llegar cuando ya lo hemos perdido todo y solo nos mueve la venganza y el deseo de ver sufrir a quien consideramos causante de nuestra devastación.
¿La recomiendo? Por supuesto, sobre todo a quienes os gusta la novela negra y disfrutáis con historias contundentes y personajes llenos de aristas y esquinas en las que no entra el sol. Además Storytel permite un periodo de prueba gratuito de quince días, suficientes para disfrutar de Desajuste de cuentas con calma, aunque ya os aviso que no querréis parar de escuchar. Incluso tendréis tiempo de elaborar teorías acerca de algunos hechos que os van a ir saliendo al paso. Particularmente, sigo fascinada con la elección de Cadalso como apellido. Cuántas connotaciones permite... Contadme después qué os ha parecido.
Uff... A ver, yo soy como tú. Ni audiolibros ni digital. El volumen con todas sus páginas en el bolso, pese lo que pese. Pero por lado es un género que me gusta, y es Benito Olmo y tú me cuentas cosas tan tentadoras y ya no sé qué hacer... Intentaré sentarme a echar un vistazo a la web y meditaré si probar ese periodo de quince días. Ya veré.. Y digo yo, ¿no cabe editar el libro en papel bajo ningún concepto? Besos
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminaryo soy incapaz de escuchar un libro; probé una vez y lo quité a los dos minutos, a mí me gusta leer, para escuchar ya tengo la música. De Benito Olmo no he leído nada a pesar de haber escuchado críticas muy buenas sobre sus libros, a ver si me animo y me estreno.
Un beso
Yo no puedo escuchar un libro, en primer lugar porque lo que a mí me gusta de la lectura es precisamente eso: leer. Leer y abstraerme, olvidarme de mi mundo e introducirme en el que vive en esas páginas. Y, en segundo lugar, porque el tiempo que mi atención está al 100% en lo que escucho es breve, me ocurre con todo, con la radio, con los podcast que me pongo en el coche, con las conversaciones como no me dejen meter baza... Así que lo he intentado una vez y ya no más. Por cierto, supongo que somos muchos los que compartimos esos recuerdos de infancia de los que hablas, el mío es muy parecido al tuyo, mi madre cosiendo y Elena Francis de fondo... qué mayores somos, Yolanda !
ResponderEliminarBesos.
Hola Yolanda!! Últimamento llevo tiempo oyendo habñar de storytel, no estaba muy convencida así que tomo buena nota de cuál ha sido tu experiencia. ¡Estupenda reseña y ya me tienes como seguidora! Besos!!
ResponderEliminarYo soy incapaz, se me va la mente a otro sitio. Para mí el placer de leer es estar recostada en el sofá en calma y silencio y con un libro entre manos.
ResponderEliminarBesos
No he oído nunca un audiolibro, tendré que probar, aunque no sé si podré ponerle toda la atención, normalmente cuando escucho algo en la radio en el coche, a veces me distraigo...
ResponderEliminarTampoco he leído nada de Benito, tendré que darle una oportunidad.
Besos
Bueno, pues no conocía el libro y te iba a decir que en todo caso lo leería en papel, lástima, porque veo que dices que no está y a mí este sistema no me convence, o me quedo quieta en el sofá escuchando y no sé si se me iría el hilo por falta de atención mirando el techo o me pondría a hacer cosas escuchando y se me iría de la misma forma. No,definitivamente no me animo a leer así.
ResponderEliminarUn beso
De Storytel me atraen ciertas historias que no están en papel, como la que hoy nos traes, pero lo cierto es que no me veo capaz, por lo menos de momento que puedo seguir disfrutando del papel, de escuchar un libro. Seguro que tendría que estar todo el rato dándole al retroceso. Besos.
ResponderEliminarHola. Yo ya le estoy cogiendo el gustillo a escuchar libros y os recomiendo que lo mejor es hacerlo sin hacer nada más, tan solo escuchar. Y está genial para descansar los ojos. Bueno, este género me encanta y el autor también por ello ya estoy deseando escuchar Desajuste de cuentas.
ResponderEliminarBesos.