Sangre de mi sangre es el primer thriller de Rebeca Tabales quien, en 2008, ganó el premio Ateneo Joven de Sevilla con la novela Eres bella y brutal. Como no suelo leerme los resúmenes de la contraportada de los libros (ha habido veces que me han desguazado todo el argumento sin piedad) no sabía muy bien a qué me enfrentaba cuando comencé la lectura. Y es cierto que la primera escena tiene una gran fuerza, resulta muy impactante, lo que me animó considerablemente para seguir leyendo. La historia que Rebeca Tabales va desgranando en la novela no es fácil, ya que toca temas muy sensibles y plantea cuestiones que hacen pensar, pero también hay unos cuantos secretos familiares que permanecen escondidos y que van a ir aumentando la intriga a medida que avanzamos en sus páginas. La psicología de los personajes se vuelve fundamental para entender lo que está sucediendo, porque nada resulta lo que en principio parecía.
PARA QUIEN TIENE MIEDO, TODO SON RUIDOS
En una jornada cualquiera de un colegio, tras la hora del recreo, Javier, de ocho años, remolonea en el patio. No quiere entrar en clase. Está perdido en sus pensamientos, ninguno especialmente agradable. Cuando su profesor acude para pedirle que vuelva con él al aula, Javier sufre un inesperado ataque de rabia y le ataca subiéndose a su espalda y mordiéndole en el cuello con saña. Rut, que trabaja como psicóloga auxiliar en un despacho forense, aunque siendo una "falsa autónoma", recibe el encargo de su jefa de que acuda al hospital a hablar con el profesor y el niño para tratar de saber qué ha sucedido. Su primera sorpresa es que el profesor no quiere presentar ninguna denuncia contra el pequeño ni contra la madre, solo que alguien se encargue de él. Parece tenerle un gran cariño. Javier es sordo y tampoco habla, comunicarse con él va a ser difícil.
Pero la sordera de Javier no es el muro más sólido con que choca Rut. La madre del niño, Alberta, que le cría sola, se muestra abiertamente hostil hacia Rut y hacia cualquiera que intenta ayudarles. Cuando Rut se acerca al niño, que permanece sedado en una cama del hospital, detecta lo que parece la costra de una herida que asoma por encima del cuello de su camiseta, pero no puede comprobar nada más.
Rut comienza a implicarse personalmente en el caso a pesar de no contar con el apoyo de su jefa. Y a pesar también de que su vida no es un camino de rosas. A la precariedad laboral y unos ingresos reducidos hay que sumar que es madre soltera de una niña de 9 años, Ali, que muestra ya la rebeldía de la preadolescencia, y una reciente ruptura con el que había sido su pareja, Ger, que trabaja para una agencia de detectives. Su apoyo incondicional es su padre, divorciado de su madre y vuelto a emparejar, un expolicía que hace lo posible por ayudar a su hija y a su nieta incluso llenándoles la nevera. Gracias a su insistencia Rut volverá a contactar con Miguel Acero, inspector jefe de la Policía Judicial, con quien también podrá contar para algunas pesquisas.
Sangre de mi sangre es, ante todo, la historia de una maternidad complicada, esa que no sale en las revistas, la que puede causar dolor y desapego. Una historia de malos tratos, de recuerdos que duelen, de hechos que se esconden en lo más profundo en un intento desesperado de que desaparezcan. Rut no quiere quedarse solo en su papel de psicóloga, quiere ir más allá, descubrir lo que realmente pasa y pasó en casa de Javier y Alberta. Y lo hace moviéndose al margen de los protocolos armando una investigación que a cada paso saca a la luz cosas cada vez más inquietantes. Alberta, un personaje roto de muchas maneras, desencantada de todo y de todos, ya no se fía de las ayudas que puedan darle y se niega a recibirlas. Realmente no sabe cómo encajarlas en su vida. Supone una reveladora vuelta de tuerca al prototipo de mujer maltratada. Javier, una vez pasada la crisis, es un niño tranquilo e inteligente, que empatiza bien con Rut, pero que vive con un miedo oculto que es incapaz de contar.
Escrita en tercera persona, excepto los capítulos en los que Rut va elaborando el perfil de Alberta, iremos junto a Rut en todo momento, descubriendo lo que ella descubre y metiéndonos con ella en una espiral compleja en cuyo centro hay mucho dolor y muchos secretos que cuesta sacar a la luz. También iremos conociendo la vida de la propia protagonista, una mujer llena de agujeros, con una autoestima baja, muchas veces incapaz de dominar su vida o las situaciones que esta le pone delante pero que sigue adelante con cabezonería, deseando ayudar... pero casi siempre sin ayudarse a si misma.
Sangre de mi sangre es una novela que se lee bien, que se sigue con interés después de un comienzo impactante y que tiene la dosis de intriga suficiente para mantener el interés. Personalmente, no he conseguido simpatizar con Rut. Quizá tampoco con la mayoría de personajes, exceptuando Javier. No he acabado de comprender, como madre, que Rut permita a su hija de solo 9 años que se pase la vida colgada a juegos online y que se relacione con gente, a través de ellos, que no conoce. Es cierto que pasa muchas horas fuera trabajando, pero la niña suele quedar al cuidado de su abuelo y parece no tener demasiadas normas. Sí, es un caso bastante habitual hoy día pero la corta edad de la niña es lo que me chirría. Y la actitud de ella ante su propia vida resulta un poco enervante, como remedando el conocido aforismo de "consejos vendo, que para mí no tengo". El padre de Rut es cariñoso y cómplice con su hija y su nieta, pero resulta curioso que se empeñe en emparejarla con un policía casado y con hijos que tiene una vida bastante feliz. Ger, la expareja de Rut, me ha dejado sin saber muy bien de qué pie cojea. Me parece que, simplemente, se acomoda a lo que tiene, no es de grandes demostraciones de afecto y casi le conoceremos más por lo que dicen de él. Miguel Acero es el que me ha resultado más estereotipado, un poco cliché del policía que ha ido ascendiendo y tiene muy clara su importancia y si valía. Lo del parche en el ojo reconozco que me sorprendió y esta es una opinión muy personal que en nada supone una crítica a la autora a la hora de crearlo ni mucho menos: es su personaje y su decisión pero no me pareció necesario colocarle el parche. Le resta realidad, como un remedo de John Wayne en Valor de ley, el hombre fuerte en el que Rut podría apoyarse y a quien pedir ayuda.
Hay también, aunque no son importantes, algunos fallitos en algunas escenas concretas provocados, imagino, por ser el primer thriller de Rebeca Tabales. Quizá lo que menos me ha gustado es que utilice al profesor al que Javier muerde en la primera escena como excusa para montar el andamiaje de la novela, por ser quien pide ayuda al despacho en el que trabaja Rut, y luego desaparezca por completo. En toda la investigación que Rut lleva a cabo jamás se entrevista con él excepto cuando le conoce en el hospital y, sinceramente, creo que hubiese sido necesario porque es una de las personas que mejor conoce a Javier. Lo usa y lo aparta una vez que ha tendido la red para captar la atención de Rut y del lector. Sí que es evidente la formación en Psicología de Rebeca Tabales, porque todo lo que se refiere a perfiles y el trabajo de Rut está detallado incluso con el lenguaje que se requiere para ello.
Un thriller entetenido, que mantiene bien el interés del lector y que, aunque con algunas costuras visibles, queda bien rematado. Y tiene un planteamiento original. Merece una oportunidad.
Pero la sordera de Javier no es el muro más sólido con que choca Rut. La madre del niño, Alberta, que le cría sola, se muestra abiertamente hostil hacia Rut y hacia cualquiera que intenta ayudarles. Cuando Rut se acerca al niño, que permanece sedado en una cama del hospital, detecta lo que parece la costra de una herida que asoma por encima del cuello de su camiseta, pero no puede comprobar nada más.
Rut comienza a implicarse personalmente en el caso a pesar de no contar con el apoyo de su jefa. Y a pesar también de que su vida no es un camino de rosas. A la precariedad laboral y unos ingresos reducidos hay que sumar que es madre soltera de una niña de 9 años, Ali, que muestra ya la rebeldía de la preadolescencia, y una reciente ruptura con el que había sido su pareja, Ger, que trabaja para una agencia de detectives. Su apoyo incondicional es su padre, divorciado de su madre y vuelto a emparejar, un expolicía que hace lo posible por ayudar a su hija y a su nieta incluso llenándoles la nevera. Gracias a su insistencia Rut volverá a contactar con Miguel Acero, inspector jefe de la Policía Judicial, con quien también podrá contar para algunas pesquisas.
Sangre de mi sangre es, ante todo, la historia de una maternidad complicada, esa que no sale en las revistas, la que puede causar dolor y desapego. Una historia de malos tratos, de recuerdos que duelen, de hechos que se esconden en lo más profundo en un intento desesperado de que desaparezcan. Rut no quiere quedarse solo en su papel de psicóloga, quiere ir más allá, descubrir lo que realmente pasa y pasó en casa de Javier y Alberta. Y lo hace moviéndose al margen de los protocolos armando una investigación que a cada paso saca a la luz cosas cada vez más inquietantes. Alberta, un personaje roto de muchas maneras, desencantada de todo y de todos, ya no se fía de las ayudas que puedan darle y se niega a recibirlas. Realmente no sabe cómo encajarlas en su vida. Supone una reveladora vuelta de tuerca al prototipo de mujer maltratada. Javier, una vez pasada la crisis, es un niño tranquilo e inteligente, que empatiza bien con Rut, pero que vive con un miedo oculto que es incapaz de contar.
Escrita en tercera persona, excepto los capítulos en los que Rut va elaborando el perfil de Alberta, iremos junto a Rut en todo momento, descubriendo lo que ella descubre y metiéndonos con ella en una espiral compleja en cuyo centro hay mucho dolor y muchos secretos que cuesta sacar a la luz. También iremos conociendo la vida de la propia protagonista, una mujer llena de agujeros, con una autoestima baja, muchas veces incapaz de dominar su vida o las situaciones que esta le pone delante pero que sigue adelante con cabezonería, deseando ayudar... pero casi siempre sin ayudarse a si misma.
Sangre de mi sangre es una novela que se lee bien, que se sigue con interés después de un comienzo impactante y que tiene la dosis de intriga suficiente para mantener el interés. Personalmente, no he conseguido simpatizar con Rut. Quizá tampoco con la mayoría de personajes, exceptuando Javier. No he acabado de comprender, como madre, que Rut permita a su hija de solo 9 años que se pase la vida colgada a juegos online y que se relacione con gente, a través de ellos, que no conoce. Es cierto que pasa muchas horas fuera trabajando, pero la niña suele quedar al cuidado de su abuelo y parece no tener demasiadas normas. Sí, es un caso bastante habitual hoy día pero la corta edad de la niña es lo que me chirría. Y la actitud de ella ante su propia vida resulta un poco enervante, como remedando el conocido aforismo de "consejos vendo, que para mí no tengo". El padre de Rut es cariñoso y cómplice con su hija y su nieta, pero resulta curioso que se empeñe en emparejarla con un policía casado y con hijos que tiene una vida bastante feliz. Ger, la expareja de Rut, me ha dejado sin saber muy bien de qué pie cojea. Me parece que, simplemente, se acomoda a lo que tiene, no es de grandes demostraciones de afecto y casi le conoceremos más por lo que dicen de él. Miguel Acero es el que me ha resultado más estereotipado, un poco cliché del policía que ha ido ascendiendo y tiene muy clara su importancia y si valía. Lo del parche en el ojo reconozco que me sorprendió y esta es una opinión muy personal que en nada supone una crítica a la autora a la hora de crearlo ni mucho menos: es su personaje y su decisión pero no me pareció necesario colocarle el parche. Le resta realidad, como un remedo de John Wayne en Valor de ley, el hombre fuerte en el que Rut podría apoyarse y a quien pedir ayuda.
Hay también, aunque no son importantes, algunos fallitos en algunas escenas concretas provocados, imagino, por ser el primer thriller de Rebeca Tabales. Quizá lo que menos me ha gustado es que utilice al profesor al que Javier muerde en la primera escena como excusa para montar el andamiaje de la novela, por ser quien pide ayuda al despacho en el que trabaja Rut, y luego desaparezca por completo. En toda la investigación que Rut lleva a cabo jamás se entrevista con él excepto cuando le conoce en el hospital y, sinceramente, creo que hubiese sido necesario porque es una de las personas que mejor conoce a Javier. Lo usa y lo aparta una vez que ha tendido la red para captar la atención de Rut y del lector. Sí que es evidente la formación en Psicología de Rebeca Tabales, porque todo lo que se refiere a perfiles y el trabajo de Rut está detallado incluso con el lenguaje que se requiere para ello.
Un thriller entetenido, que mantiene bien el interés del lector y que, aunque con algunas costuras visibles, queda bien rematado. Y tiene un planteamiento original. Merece una oportunidad.
La vida personal de Rut me ha resultado prescindible totalmente. Alberta, a pesar de sus cosas sí me ha gustado. En general creo que le falta algo de rodaje a esta autora aunque lo de psicología forense me ha gustado mucho y no descarto leer el siguiente.
ResponderEliminarBesos
Al principio me llamó la atención, pero poco a poco, con reseñas como la tuya que le ponían ciertas pegas, y debido al gran número de lecturas pendientes, he ido perdiendo interés por ella. Besos.
ResponderEliminarPor las pegas que estoy leyendo del libro, creo que lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarBesos
Es una pena todo lo que comentas sobre los personajes y esos pequeños detalles que te han chirriando. Yo, de momento, no me animo con ella. Besos
ResponderEliminarLo tengo pendiente y ya me habían comentado alguna cosilla como la que nos cuentas. A ver qué me parece cuando me ponga con ella.
ResponderEliminarBesos.
Bueno pues le daremos esa oportunidad merecida, yo la anoto.
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
A pesar de que hay cosas de esta novela que me tientan, la he dejado pasar por falta de tiempo.
ResponderEliminarUn beso
Tu reseña es mucho más positiva que otras que he visto. Hay gente que incluso ha dejado la lectura a la mitad... Ojú. A mí me llamaba pero no sé chica... no lo tengo claro y menos si es saga. Besos
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarSolo he visto una reseña de este libro sin contar la tuya y no lo pone muy bien. Yo este libro lo voy a dejar pasar ya que no me llama nada la atención.
Gracias por la reseña.
Nos leemos.
hola Yolanda! que lastima que no tenga buen puntaje, no la lei y no la conozco salvo por ti, gracias por tu honestidad, es de agradecer!! saludosbuhos.
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