lunes, 8 de febrero de 2021

EL CANDIDATO de Nacho Abad

En los últimos tiempos no he dejado de preguntarme hasta qué punto vemos lo que nos dicen que veamos y creemos lo que nos aseguran que es cierto, especialmente de tres años hacia acá. No sé si es que, con la poca actividad que conlleva estar confinada en casa, me ha dado por pararme a pensar y empiezo a ser consciente de qué poco pinta el ciudadano medio, el de a pie, en las decisiones importantes, en la política. Nos piden que vayamos a votar cuando toca y punto. Vivimos en un permanente mitin electoral en el que nuestros "representantes" se llenan la boca de autocomplacencia para sí mismos e insultos para los demás. Sinceramente, creo que les importamos, como dice mi admirado Reverte, un huevo de pato. Nos necesitan para que les demos el poder y, una vez allí, los grandes proyectos, las promesas, la ilusión de muchos votantes quedan reducidos a un miserable tablero en el que solo importa lo bien colocados que van a estar ellos. Por eso, cuando terminé el libro al que dedico hoy la entrada, El candidato, he sido consciente aún más, porque junto a una trama envolvente y más oscura de lo que parece, hace que te plantees muchas preguntas. O que seas consciente de cuánto nos mienten tanto políticos como medios de comunicación, redes sociales y periodistas de primera, segunda y tercera línea.

Sí, El candidato es ficción y una ficción que te agarra por las solapas en las primeras páginas y ya no te suelta. Pero dentro de esa ficción hay cosas muy reconocibles y acabas con la inquietante sensación de que nada es lo que parece. Que ya no es que haya hilos que nos manejen, hay sogas. Y esa es la gran virtud de esta novela: darnos una historia llena de intriga y, además, hacernos pensar. Incluso indignarnos. Conmigo, al menos, lo ha conseguido.

VISIÓN PERIFÉRICA

Lázaro Arnau es un carismático empresario dedicado al reciclaje y que aboga por un mundo más sostenible, poniendo a la ecología como el interés principal a la hora de hacer política. Respetado y admirado, decide presentarse a las elecciones como cabeza del partido Brotes Verdes, para intentar una nueva manera de gestionar el país y sus recursos. No hay tradición de partidos ecologistas en el parlamento español, por lo que la apuesta es fuerte. Pero cuatro días antes de las elecciones generales salta la bomba: una mujer, Alina, acusa a Lázaro de haberla violado hace diez años en un hotel de Castellón y, para ratificarlo, se aporta a un medio de prensa un vídeo de aquella noche. El impacto en la opinión pública es tremendo. Los datos de CIS, que otorgaban un buen número de diputados a Brotes Verdes, ya no sirven. La sorpresa y la indignación, junto con programas monográficos en la televisión, las redes sociales ardiendo y la prensa tratando de arrimar el ascua a su sardina, machacan literalmente a Lázaro que ve como su proyecto y su vida se van al garete. Pero no va a rendirse sin luchar. Tiene pocas horas para demostrar que él no cometió el delito del que le acusan y recuperar su credibilidad. Una carrera contra reloj en la que se va a encontrar con muchos abstáculos inesperados. 

Si he titulado este post "Visión periférica" es porque en esta novela es necesario ver no solo lo que tenemos delante, sino darnos cuenta de muchos detalles que están ahí y que pueden pasar desapercibidos. Mensajes que poco a poco nos calan. Obviamente, la profesión de periodista de Nacho Abad y su experiencia, dan una visión muy real del conjunto. De cómo los medios de comunicación actuales pueden encumbrar o defenestrar a alguien en cuestión de horas sin que, después, con las aguas calmadas, sean capaces de rectificar o pedir perdón. Del empuje de las redes sociales, que fagocitan, en muchos casos, a esos medios más "oficiales", y crean círculos y grupos de opinión llenándonos de noticias que ni siquiera contrastan. De la ambición de ciertos periodistas por ser los primeros en dar una notica, la que sea, aunque tengan que pisotear su propia ética o vender su alma al diablo. En un mundo en que la prensa escrita agoniza, hay que vender como sea.


 También es conveniente que, como lectores, usemos esa visión periférica ante lo que se nos está contanto. Intentar ver un poco más allá, incluso leer entre líneas. Y, aunque la manera de narrar de Nacho nos empuje a devorar páginas tras página, pararnos lo suficiente para darnos cuenta de ciertos detalles. Es verdad que no plantea aquel "reto al lector" inolvidable de las novelas de Ellery Queen, ya que hay datos y verdades que irán saliendo a la luz a medias y a medida que lo necesita la novela o que solo se desvelan al final, pero sí que tendremos tiempo de elaborar teorías. 

Los protagonistas de El candidato, actuales y creíbles, no son estereotipos: Lázaro es un tipo atractivo, de fuerte personalidad, con las ideas claras y, como político, un folio en blanco; Silvia, la periodista, no duda en embarcarse en una investigación por su cuenta cuando las cosas no terminan de cuadrarle; Esther, jefa de Homicidios de la policía de Castellón, es profesional y sabe cómo encauzar las investigaciones. Nada de redacciones de periódico oscuras y llenas de humo ni policías aficionados al whisky. La acción es actual y se mueven con parámetros actuales. Particularmente me han parecido una genialidad los nombres de los dos periódicos que luchan por una mejor exclusiva: El Continente y La Península.

Las primeras 150 páginas de la novela son vertiginosas, trepidantes, nos llevan a una velocidad endiablada en la búsqueda de la verdad sobre Lázaro. En ese momento, la acción se detiene y comienza de nuevo, más pausada, pero, como un buen motor diesel, va calentándose y adquiriendo ritmo. La espiral que se nos plantea a los lectores es cada vez más ampia, sus brazos van recogiendo detalles, fechas, más personas implicadas. Ahí es donde tendremos que tomar distancia y mirar desde más lejos. Intentar formarnos una imagen global de lo que es. finalmente, la verdad.

Narrada en tercera persona, excepto las cuatro primeras páginas en las que es Silvia la que nos habla, El candidato no se pierde en recursos literarios profundos. Nacho Abad maneja muy bien la tensión, la dosifica y nos ofrece una historia "limpia", sin tratar de demostrar como sea sus muchos conocimientos. Están, pero no se recrea en ellos. Siendo una narración lineal (excepto algún flashback puntual), avanzamos a buen paso junto a los protagonistas, pero también tenemos tiempo de reflexionar sobre ciertos aspectos de candente actualidad. Conoceremos a psicópatas de manual, esos que no se convierten en asesinos en serie, pero que no sienten empatía ni afecto por nada ni por nadie y que solo velan por sus propios intereses. A encantadores de serpientes de mirada hipnótica. A sicarios por dinero y por convicción. A agentes de la ley que fueron capaces de traspasar muchos límites. A periodistas sin moral cuyo único código deontológico es el dinero y un titular, aunque se lleven por delante vidas y reputaciones. 

Ya os decía antes que hay mucho más de lo que parece en esta novela. Da qué pensar y hace que nos formulemos muchas preguntas o que reconozcamos situaciones y hechos con los que convivimos. Hay. al final, la sensación de que en todo este decorado que es la vida pública se nos escapan datos, que se nos hurta información y se tapan demasiadas cosas, que la política no es limpia, al menos en una gran parte. Que hay demasiados intereses en juego. Queda un cierto desasosiego al acabarla, como si hubiesemos mirado a través de una puerta prohibida que ha quedado entreabierta. Pero la lectura merece la pena; realmente, como lectora, me lo ha hecho pasar genial y esa es una premisa fundamental para recomendarla. Definitivamente, voto por El candidato.

El candidato obtuvo el Premio Letras del Mediterráneo 2020.

 


9 comentarios:

  1. Me gustan las novelas de Nacho Abad y a esta tengo ganas de hincarle el diente. Las sensaciones que me ha transmitido Beatriz, y tu también con esta reseña, son bastante buenas. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Magnifica reseña. Un buen libro que te enseño las tripas de la política, editoriales, policiales. Muy recomendable.

    ResponderEliminar
  3. Magnifica reseña. Un buen libro que te enseño las tripas de la política, editoriales, policiales. Muy recomendable.

    ResponderEliminar
  4. Magnifica reseña. Un buen libro que te enseño las tripas de la política, editoriales, policiales. Muy recomendable.

    ResponderEliminar
  5. Libros como este despiertan un poco del aborregamiento porque a parte de la historia te deja un poso que te hace reflexionar sobre como funciona el mundo en el que nos movemos.

    ResponderEliminar
  6. Lo leí hace unos meses y esa mezcla de entretenimiento, temas de actualidad e invitación a la reflexión lo convirtieron en una buena y recomendable lectura.
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Yo no he leído a este autor, me negué a hacerlo un día en el que dijo en redes que su segundo libro no estaba relacionado con el primero, así, tal cual y sin haberlos leídos y con solo ver ambas sinopsis se ve claramente que sí están relacionadísimos así es que lo taché de mi lista. Bueno, he puesto su primero y segundo libro y no sé si lo son, me refiero a La verdad está equivocada y Sé que estás viva creo recordar que eran esos tírulos.
    Besos

    ResponderEliminar
  8. Hola reina mora. Tengo muchas ganas de leer algo de Abad pero, si no me apunté al encuentro (al margen de falta de tiempo material) fue porque tengo en el punto de mira otra novela anterior que me llama mucho más que esta. En cualquier caso, es un autor al que me gustaría leer algún día. Besos

    ResponderEliminar
  9. No he leído a este autor y esta novela está teniendo muy buenas críticas así que quizá sea hora de animarse con él. Muy buena reseña.
    Besos

    ResponderEliminar