La sangre de Baco es la segunda entrega de las aventuras de Marco Lemurio, un personaje que ha llegado para quedarse. Un tipo con carisma, que vive al día a base de hacerse pasar por hechicero (aunque mucho de eso sí tiene por herencia de su madre) y con una habilidad asombrosa para encontrarse dentro de asuntos turbios. Pero también tiene su corazóncito, algo que ya intuímos en Oscura Roma y que en esta novela es aún más evidente. Vayamos, pues, a la Subura... parece que hay malas nuevas.
CIVIS ROMANUS SUM
Marco Lemurio regresa a Roma en pleno verano tras haber aceptado un trabajo que le ha mantenido fuera de la ciudad. Y se encuentra con que algo oscuro recorre las calles de la Subura, el barrio en el que vive. Muchos niños están desapareciendo y nadie sabe quién es el responsable. No hay pistas, solo se habla de encapuchados misteriosos que llegan por la noche. Marco se ve metido en medio del ojo del huracán por su fama, un tanto tenebrosa, de hechicero ya que hay quienes le culpan de estar detrás de los raptos. Por si fuera poco, su joven esclavo, Céfiro, ha organizado una especie de albergue nocturno en el piso que comparten para poner a salvo a niños que viven en la calle y que están en peligro de ser secuestrados. Un compromiso sellado con hogazas de pan como pago con el panadero, cuyo hijo ha desaparecido, pondrá a Marco Lemurio a investigar, pero no va a olvidar en ningún momento que lo que ansía es encontrar a quienes asesinaron a su madre, Neóbula. En un momento de gran crisis para Roma, con enfrentamientos políticos, hambre y violencia, el misterio, la brujería y las criaturas ocultas se enseñorean de las calles más pobres de la ciudad.
Ya os decía antes que Oscura Roma me pareció una novela brillante y diferente. Valiente, en cualquier caso. La sangre de Baco, que, como la anterior, es autoconclusiva, sí que mantiene algunos hilos argumentales con la primera y lanza algunos que se irán atando en las siguientes. Porque Marco Lemurio tiene aspiraciones de convertirse en saga y, sinceramente, creo que nos lo vamos a pasar muy bien. Lo cierto es que esta segunda entrega se nota mucho más trabajada: tanto el modo de narrar de Luís Manuel como los personajes han evolucionado, hay bastante más madurez como escritor en sus páginas. Unos personajes fuertes, bien perfilados, con carácter, pero siempre adaptados al momento histórico en el que se encuentran. El ritmo es constante y creciente, mantiene la atención del lector hasta el final.
La Subura, el barrio popular de Roma, vuelve también a convertirse en escenario y protagonista indiscutible. Sus calles, sus olores, sus tabernas, su jaleo constante están tan bien descritos que es muy sencillo sentirse allí a medida que leemos. La Subura no es la Roma que conocemos, allí no hay grandes monumentos ni los políticos se preocupan por lo que pase en ella, pero es el paisaje ideal para las idas y venidas de Marco Lemurio y para tropezarse con lo peor del ser humano o con seres de las tinieblas. Porque todo el asunto de las desapariciones de niños tiene un fondo tenebroso que se va a ir oscureciendo a lo largo de las páginas.
Marco Lemurio, como personaje, es más sólido y nos va a permitir conocer más detalles de su pasado y de lo que esconde tras su fachada hermética y poco sociable. Esa coraza que se ha impuesto a sí mismo para que no le hieran tiene resquicios que muestran su interior: su relación casi de hermano mayor con Céfiro, la generosidad que acaba demostrando con los niños que se esconden en su casa (aunque proteste, rezongue y ponga el grito en el cielo) y las escenas con Ulises, un perro sin amo, nos demuestran que sí hay algo tierno dentro de él
La magia vuelve a estar muy presente en La sangre de Baco, perfectamente entretejida en la trama para que no chirríe y que tampoco se convierta en lo único destacable. Luís Manuel "juega" con las desapariciones de niños y con el vacío que existe sobre ese tipo de cosas en los registros históricos, sobre todo los niños de los barrios más humildes. La mortalidad infantil debía ser aterradora y muchos de ellos tendría que buscarse la vida en la calle, con todo el peligro que eso implica. Céfiro podría haber sido uno de esos niños de la calle y, aunque en muchas cosas lo es (si bien ha madurado mucho y muy pronto), la protección de Marco le otorga otro estatus. Hay que mirarle con los ojos de la época, de cómo debía arrancarle a la vida hasta el pan que come. En La sangre de Baco comienza a tomar conciencia de lo que debe hacer, va madurando poco a poco.
De nuevo, la gran protagonista en elipsis en Neóbula, la madre de Marco Lemurio asesinada años atrás. Muchos de los pasos que Marco da en esta novela se mueven en dirección a conocer más sobre ella. Necesita saber quién era realmente y cuánto de ella hay en él. También la figura de su padre está ahí, en el horizonte, pero Neóbula es un misterio y, aunque irá conociendo algunos detalles, quedan muchas cortinas por descorrer.
Estamos una época de enorme crisis social, muy bien explicada en conversaciones o reflexiones de los personajes, con el hambre recorriendo hogares y calles. El mundo de la política se refleja en la novela como ajeno por completo a las necesidades de los habitantes de Roma. En cierto modo es un espejo en el que podría mirarse la política actual. Los políticos del momento habían perdido el control de las calles y no les importaba lanzar a unos ciudadanos contra otros. Luís Manuel siente una gran pasión, y así lo manifiesta siempre, por la Roma de la República, la que se desarrolló antes de Augusto porque "es dónde están todas sus esencias" como ciudad y como imperio.
La sangre de Baco es una novela entretenidísima, con misterio, Historia, hechos y lugares tenebrosos, personajes ficticios y reales (ese Cicerón, de quien me tocó traducir sus Catilinarias al completo en COU...), intrigas políticas, tensión y mucha vida en las calles de la Subura. Merece la pena perderse en ellas y acompañar a Marco Lemurio, os aseguro emociones fuertes.
No sé cuantas vidas necesitaríamos para leer todo lo que quisiéramos. Besos.
ResponderEliminarme gusta sobre todo el mundo que describe. Lo hace muy bien.
ResponderEliminarChica mira que los romanos me dan pereza, para qué nos vamos a engañar, pero es que tú me lo cuentas todo tan bien que me voy siempre con libros anotados sea cual sea su ambientación.
ResponderEliminarBesos.
A ,mí los romanos me chiflan pero tendría que leer primero Oscura Roma que yo soy muy tozuda con eso del orden.
ResponderEliminarUn beso
Magnífica reseña Yolanda aunque me pasa como a Manuela, con Roma me cuesta animarme. La verdad es que también te digo que eso de ver al autor recomendándola y hablando de la novela, en el marco del certamen y con escenificanción incluida te despierta las ganas.
ResponderEliminarBesos
Que bien que tenga mucho misterio ❤
ResponderEliminarYo no leí la anterior. Tiene muy buena pinta pero yo creo que son libros para mi señor esposo. Tú sabes que le enseño lo que asoma por aquí. Espero que estéis bien ya, reina mía. Muchos besos.
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