La amante ciega habla de sexo, sí, pero sobre todo de la vida y del amor. Habla de cómo el sexo es necesario incluso para quienes jamás pensaríamos que así es, quizá porque no solemos plantearnos esa cuestión por considerarla "poco adecuada". El pudor propio y ajeno también juega en ello un papel importante. Me he encontrado con una novela que te mantiene en vilo desde la primera página, con un narrador en primera persona que parece que te esté contando las cosas directamente a ti, a pesar de que sus confesiones van dirigidas a otra persona, con una doble trama que converge de forma inesperada. Supongo que no es una novela para todos los públicos ni para aquellos lectores que buscan la "comodidad" de lo esperado, con todos mis respetos y admiración hacia ellos. Pero merece la pena darle una oportunidad, porque os aseguro que os quedaréis atrapados en sus páginas como a mí me ha pasado.
ESE FUEGO VITAL. ESO ES LO QUE ME FALTABA.
Ernesto es padre de familia, tiene un matrimonio estable y dos hijas. Además es el dueño y heredero de una importante galería de arte y tiene una buena posición social. Pero en poco tiempo recibe dos mazazos inesperados: su hermana, a la que adora, es diagnosticada de ELA y, por otra parte, comienza a ser acechado por un enigmático personaje que amenaza su reputación con un secreto de su pasado familiar. Por pura casualidad, otro extraño personaje irrumpe en su vida: un perfecto desconocido a quien ve salir de casa de su hermana, que ya está postrada en la cama. Ernesto comienza a hacerse preguntas e, internamente, tiene pánico a que a su hermana puedan hacerle daño, así que comienza a investigar por su cuenta. Y eso le lleva a adentrarse en el desconocido mundo de la asistencia sexual, tan poco visible como necesario para quien lo busca. Lo que no espera es que esa investigación e involucrarse en todo lo que hay detrás le va a llevar a una conexión inesperada con el hombre que le amenaza y con el pasado de su padre. Hasta con su propio presente.
Lo que primero me enganchó de esta novela fue el lenguaje utilizado por Emili Albi: es natural, sencillo, con inteligentes toques de sentido del humor cuando es necesario. No trata de pontificar ni de dar lecciones, es Ernesto el que nos va narrando lo que le sucede, en una suerte de autoconfesión o diario, dirigido a la que es su esposa, Rosa. Un monólogo que nos va llevando hasta epìsodios de su infancia, su historia familiar, la admiración por su padre, su amor por el arte, que es una constante presencia en su vida. Es una novela que nos hace pensar en cómo somos, en cómo queremos ser, pero también en cómo es la vida de las personas discapacitadas, a quienes parece que nos conformamos con apartar, sin preguntarnos qué desean, qué ansían, cómo se sienten. Creemos que con satisfacer sus necesidades básicas es suficiente. Emili Albi nos demuestra que no es así.
En La amante ciega se habla de enfermedad y de muerte, pero sin "revolcarse en el barro", con una naturalidad que a veces araña un poquito. Pero eso no quiere decir que sea una novela triste y oscura, al contrario: es profundamente vitalista, porque trata de celebrar la vida a pesar de todo. Es también una novela sobre el amor, pero el amor en todas sus facetas: el amor adolescente, el marital, el romántico, el fraternal, el de padres e hijos. El amor como motor de todo, como aquello que nos hace movernos, sentir, planear, hacer, luchar, pero sobre todo amor a la vida aunque haya momentos duros en que la sombra de la muerte está ahí, planeando siempre.
Hay partes que tienen un ritmo más acelerado, más de thriller, sobre todo en las que toma protagonismo la trama de intriga acerca de lo que el hombre extraño pretende de Ernesto y cómo este busca jugarle con sus mismas cartas. Aquí las falsificaciones en el mundo del arte toman un protagonismo esencial. Quienes viven de estas falsificaciones sufren de una curiosa dualidad: son profundamente amantes del arte pero tienen una ética muy dudosa, una ética delictiva a pesar de su pasión. Y Emili se desenvuelve en estos momentos con auténtica maestría.
Tratar el tema de los asistentes sexuales para personas con discapacidad podría hacer que la historia caminase sobre arenas movedizas o que la trama se embarrase, pero reitero el tema de la naturalidad. Se nos muestra cómo estas personas proporcionan el conocimiento de su propio cuerpo a quien no puede, para que consigan, del modo que sea, el placer de forma autónoma. Cómo saben tocar las teclas apropiadas para dar placer, ese que se nos hace muy complicado comprender para ciertas personas. Pero el sexo es parte de la vida. Y lo necesitan también.
La amante ciega es una novela perfecta para hablar y debatir, pero sobre todo es una gran historia que no deja indiferente, que se queda contigo después de acabarla. Contiene reflexiones más que interesantes sobre las redes sociales, sobre como nosotros mismos no nos vemos, solo somos observados y, muchas veces, dependemos de esa observación en exceso. También es una historia en la que los protagonistas, especialmente Ernesto, se preguntarán muchas veces "¿y si...?", cuando se plantee cómo pudo ser su vida o cómo va a ser. Como nos dijo Emili Albi en el encuentro que mantuvimos en el Club de Lectura LL, es una novela que conjuga sexo y arte, porque los actos de procrear y crear son todo lo contrario a la muerte. Vivamos, pues. Y, si la leéis, contadme qué os ha parecido.
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