martes, 2 de agosto de 2016

LA MANIOBRA DE LA TORTUGA de Benito Olmo

Alguna vez he comentado que suelo escaparme de aquellos libros de los que todo el mundo habla y habla bien. No porque los considere menos ni porque crea que no me van a gustar, sino porque prefiero poner distancia respecto a ellos para, cuando el volumen de reseñas baja y las notas elogiosas se reducen, cogerlos con cierto mimo (vienen los pobres a veces muy "trabajados" con tanto trasiego), evitar contaminarme de lo que se ha dicho de ellos y mirarlos con ojos nuevos. Con "La maniobra de la tortuga" me ha pasado un poco esto. He llegado a leerla sabiendo apenas cuatro datos del argumento, cosa extraordinaria si atendemos al ingente número de alabanzas que había recibido. Sufro sin leerlos, sí, pero no quiero que me condicionen. Sin embargo le tenía ganas. No sólo porque la novela negra y policiaca sea uno de mis géneros favoritos, sino porque el hecho de estar ambientada en Cádiz me llamaba mucho la atención. Es una ciudad que me enamoró cuando la conocí, a pesar de esa perezosa decadencia que parece deslizarse por sus esquinas. 

Por suerte suele ser cada vez más habitual en el panorama literario llevar la acción a ciudades que habitualmente no han sido protagonistas. Y es que, creo haberlo dicho en otras ocasiones, la maldad no campa sólo a sus anchas en las grandes urbes, sino que ciudades más pequeñas pueden albergar crímenes terribles. Tengo la teoría de que los odios enconados en ambientes más reducidos dan para una enciclopedia del crimen, que los pueblitos más tranquilos pueden esconder psicópatas y asesinos despiadados. ¿Importa, en el caso de esta novela, el paisaje en el que se desarrolla? Definitivamente sí. Una ciudad pequeña permite investigaciones como la que llevará a cabo Manuel Bianquetti y personajes concretos, sobre todo en lo que se refiere a las familias con dinero y a su influencia, a veces omnipresente en muchos niveles.

EL AUTOR: BENITO OLMO

Nacido en Cádiz en 1980, proviene de una familia en la que la música siempre ha estado muy presente. El propio Benito tocó el violín en la Orquesta del Conservatorio Manuel de Falla de Cádiz y desde pequeño gustaba de escribir relatos y cómics. Vivió una larga temporada en Granada y ha trabajado como corrector, editor y columnista de varios medios como la revista "Fiat Lux" y el portal literario "¡A los libros!". Antes de esta novela escribió "Caraballo" en 2007 y "Mil cosas que no te dije antes de perderte" en 2011, las dos con muy buenas críticas y con un gran número de lectores.

MANUEL NO CREE EN LAS CASUALIDADES


Manuel Bianquetti, el que fuera un brillante y eficaz policía en Madrid, sufre y rumia su oscuro nuevo destino en Cádiz, en un puesto meramente administrativo que no le permite realizar el trabajo que mejor sabe hacer: investigar. Un hecho de su pasado reciente hizo que sus superiores le enviasen a los sótanos de una comisaría gaditana y pasa sus días casi exclusivamente dando vueltas por la ciudad, con el coche más desvencijado del parque móvil disponible.

Sin embargo el cruel asesinato de Clara Vidal, una jovencita de 16 años violada, golpeada y estrangulada le hace despertar de su letargo. Del intempestivo e irregular interrogatorio que hace a su novio, recién detenido, saca la conclusión de que el chico no tiene nada que ver, por mucho que sus superiores y Silva, el encargado de la investigación, insistan. A pesar de que sabe que está fuera del caso y de que en la comisaría no quieren saber nada de él, Manuel decide indagar por su cuenta. Tiene tiempo y nadie le presta atención, así que empieza a moverse.

Paso a paso irá juntando las piezas de un puzle que esconde una imagen mucho más complicada que la que parece evidente. Todo se va volviendo más turbio, más malsano y retorcido de lo que a priori podía pasar por un crimen pasional. Manuel se irá metiendo, cada vez más, dentro de un caso complicado en el que nada es lo que parece.

Paralelamente, conoceremos a Cristina, una mujer víctima de violencia de género que se encuentra bajo la protección del Instituto Andaluz de la Mujer en un piso de un barrio de Puerto Real, localidad cercana a Cádiz. Su historia, llena de miedos y de huídas, acabará cruzándose con la de Manuel de forma inesperada.

TODO EMPEZÓ CON LA MUERTE DE UNA CHICA


Si hay alguien peculiar en esta novela es su protagonista, Manuel Bianquetti. No sólo por su físico: muy alto, grandote, más bien feo y algo desgarbado, sino porque Benito Olmo pone en él el espíritu de los policías y detectives más "clásicos": bebe de más, fuma mucho (incluso en lugares que no está permitido porque lo de la ley antitabaco le parece una estupidez), se encuentra solo y se mueve al margen de la policía aunque forme parte de ella. Sus métodos no son demasiado ortodoxos y ello le lleva a crearse más problemas de los que ya tiene, incluso al extremo de arriesgar su integridad física. 

Al conocer lo sucedido con Clara Vidal y desconfiar por completo de la presunta culpabilidad del novio de la víctima, Freddy Guzmán, Bianquetti toma la decisión de empezar a rastrear por su cuenta. Los encontronazos con Silva, al frente de la investigación, van a ser constantes pero el instinto de Manuel le dice que hay algo más tras el asesinato de Clara, que algo se les escapa. Ese olfato de policía veterano, acostumbrado a tratar con casos complejos en Madrid, le hace moverse por las calles de Cádiz buscando respuestas:  entre los amigos de la chica, su familia, la Zona Franca del puerto, en la que apareció el cadáver... Y algo huele mal. Algo que ya estaba ahí pero no había salido a la luz.

La historia de Cristina es la historia mil veces contada, por desgracia, y mil veces dolorosa. Años de palizas, de hospitales, de negar la evidencia hasta que alguien le hizo abrir los ojos a una realidad terrible. Ahora, vigilada y con una nueva vida lejos de lo que había sido su día a día, trata de levantar la cabeza y volver a creer en ella misma. Entiendo que el papel de Pilar, la terapeuta que lleva su caso, sea la de protegerla pero hay actitudes en ella que no me gustan. Obviamente ella es la que tiene que ser la "mala" que abra los ojos a Cristina, pero, en mi opinión, en ocasiones se pasa y en otras se queda corta. 

El paisaje de Cádiz está esbozado, perfilado a grandes rasgos, porque Olmo no entra en descripciones detalladas. Sí nos llega la humedad de la ciudad, los amaneceres de invierno, los atardeceres tempranos, algunos esbozos de zonas concretas. También la soledad de Manuel, reflejada hasta en su apartamento, nos llega fría y resignada y aunque intente de revestirse de dureza, su fondo es tierno, incluso cálido, aunque pocas veces lo manifieste. El modo en que ha muerto Clara le indigna y lo que va averiguando le irrita cada vez más. Lo que le llevó a Cádiz como castigo se deja entrever en los primeros capítulos pero tendremos que esperar hasta bien avanzada la novela para conocer todos los detalles. Bianquetti cae bien al lector aunque a veces se pase, aunque sea duro, aunque se salte a la torera la legalidad. Carisma se le llama a eso y es una alegría encontrarlo.

"La maniobra de la tortuga" no es sólo una novela con un crimen y una investigación policial poco usual, también es una historia de segundas oportunidades para quienes creen que ya no las tendrán. Una historia que contiene, en cierto modo, una suerte de redención para Bianquetti. También la oscura soberbia económica que se considera intocable, la venganza y hasta la justicia que llega tarde, pero llega, para quien se cree impune. Mantiene el ritmo sin pausa desde el inicio, que ya nos describe una escena poderosa, entrelazando de cuando en cuando las vivencias de Cristina con la que es muy fácil empatizar y sentir, como ella, el miedo, la esperanza, la angustia, el insomnio, las lágrimas tragadas, el cuerpo curado pero roto por dentro, la ternura que aun guarda y que los golpes no han arruinado. Un personaje que quieres que tenga suerte, que sea feliz.  

¿Algún pero? He de confesar que aquí es donde me sale la vena legalista tiquismiquis y pido disculpas a Benito Olmo de antemano porque a lo mejor su intención era que las cosas fueran así, sin más. Pero hay tres detalles en concreto que me han chirriado. El primero es el que se refiere al teléfono del abogado Jaime Pellicer, del que se dice que se trataba "de un teléfono prepago, lo que lo convertía en anónimo e ilocalizable". En España eso ya no es posible desde el 2009, cuando entró en vigor la ley que obliga a identificar a todos los compradores de tarjetas prepago, ley provocada por el horror de los atentados del 11-M. Es posible que quizá el móvil de Pellicer lo hubiese comprado otra persona. O que ya estuviese dado de baja. Pero desecharlo sin más por ese motivo me hizo torcer un poco el gesto, porque hubiese sido un hilo más del que tirar y además no es cierto. También me sucedió con la escena en que Bianquetti le roba el coche a uno de los sospechosos después de usar la fuerza y delante de testigos. Su excusa de que podría contener pruebas del asesinato de Clara no se sostiene. Sabrán que ha sido él. No hay orden judicial. Las pruebas jamás serían aceptadas por el juez instructor. El tercer detalle es referido al asunto que llevó a Manuel a Cádiz, pero prefiero guardármelo para no desvelar esa parte que, creo, es muy significativa.

El regalo adicional de la novela es un prólogo de César Pérez Gellida, cargado de humor y buenos deseos. Qué maravillosa coincidencia que fuese la propia editorial la que me entregase un ejemplar de "La maniobra de la tortuga" justo el día en que acudí a la sede de Suma para un encuentro bloguero con César. Una feliz cuadratura del círculo.

Pero lo cierto es que estos elementos no empañan en absoluto un argumento perfectamente hilado, en el que no queda ningún cabo suelto y que, incluso, nos hace sentir cierto escalofrío por la maldad que algunos seres humanos son capaces de desarrollar y el cinismo de quien los encubre. Benito Olmo ha tejido una trama que mantiene la tensión en todo momento y que es absolutamente creíble. Caminando al lado de Manuel Bianquetti nos convertiremos en testigos de excepción de cómo va encajando todas las piezas y de cada giro de su pensamiento. A veces hasta nos darán ganas de adoptarlo. Es un personaje que puede tener un largo recorrido y al que le auguro un futuro estupendo si el autor nos lo vuelve a traer. Los hados y las editoriales disponen, claro. Pero por lectores no será.






12 comentarios:

  1. Yolanda, chapeaux. Tengo ya cubierto el cupo para este verano, pero lo anoto a esa lista de deseados..... por cierto, lo del telefono prepago, madre de dios, tu deberias estar en el CSI.......besos.

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    1. No es nada brillante, recuerda para quien trabajo. Y personalmente lo he sufrido porque todos mis teléfonos son prepago, por eso lo sé. Te gustará el libro si te animas, seguro. Besotes.

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  2. Muy buena reseña. Comparto tu opinion, yo también estoy deseando mas aventuras de Bianquetti. Bss

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  3. Completísima reseña. Me gusta que ambienten las novelas en ciudades menos importantes, y muy cierto que la maldad la encontramos en todos lados. No me importaría leerla, todas las reseñas son muy positivas.
    Besitos

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  4. A priori, este es un libro que no me hubiera leído de no ser por tu reseña. Porque tanto el argumento como el "prota", Manuel Bianquetti, no me parecen demasiado originales. Sin embargo, salvo los tres detalles que indicas, veo que has disfrutado con esta novela. Así que posiblemente acabe leyéndola. Me inquieta que el prólogo sea de César Pérez Gellida, cuya trilogía no he leído porque me aterra. Espero que en La Maniobra de la Tortuga no haya escenas gore... (aunque siempre me las puedo saltar). Besines!!! <3 <3 <3

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  5. Nena, tu eres una investigadora privada? Porque en caso negativo deberías dedicarte a ello, que fenómena. Yo no hubiera caído en esos detalles del móvil y demás asuntos que te han chirriando. En fin, volviendo a la novela, que no descarto leerla.
    Besos

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    1. Que va, es mucho más sencillo. Soy licenciada en Derecho y trabajo para una organización de consumidores. Quizá por eso me doy cuenta de esos detalles. Lo de los móviles prepago sí que lo tenía muy claro aunque hay mucha gente que sigue pensando que son anónimos. Y no, siempre hay que registrarlos con datos personales desde finales del 2009. Te gustaría la novela, es de las que se leen casi del tirón. Un beso.

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  6. Fantástica reseña que me pone los dientes aún más largos. Mira que tengo ganas de leerla. Espero mantener la perspectiva.
    Besos

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  7. ¡Hola!
    No le diré que no a este libro si se cruza en mi camino.
    Genial reseña.
    ¡Nos leemos! :-)

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  8. En general lo ponen bastante entretenido... no me importaría leerlo =)

    Besotes

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  9. ¡Hola!
    que buena reseña, pues creo que podría gustarme bastante... parece un libro bastante entretenido jeje,
    Acabo de descubrir tu blog y me quedo siguiéndote, ¿pasarías por el mío?.
    Un abrazo

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  10. Pues seguro que me gustaría, y además sería la excusa perfecta para autoponerme los dientes largos y animarme a conocer Cádiz. Por cierto, que estoy yo pensando que si sufres sin leer algunos libros, igual lo mejor es que te pongas a ello y que lo que no leas sean las reseñas que haya por ahí; seguro que sin leer algunas reseñas sufres menos, jajajajaja.

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