viernes, 23 de octubre de 2020

TODOS NOSOTROS de Javier Menéndez Flórez

No es fácil ser original en el argumento de una novela negra. Incluso a veces, siéndolo, el planteamiento no es el más correcto o el autor se pierde en caminos que no llevan a ninguna parte. Es cierto, y debe ser premisa casi fundamental, que la novela negra debe contener un poso de denuncia social del tipo que sea, que haya una investigación (no necesariamente por cuerpos policiales) y, por supuesto, que haya un crimen, o dos, o diez. A estas alturas, la novela negra se ha mezclado con otros géneros creando mestizajes muy interesantes, aunque no siempre obtienen el éxito que se pretendía con ellos. Llevar las cosas al extremo o forzar en exceso puede provocar demasiadas, innecesarias y hasta poco creíbles vueltas de tuerca. Y los lectores fieles captan esas "trampas" a la primera. Sin embargo, en la novela que hoy os traigo hay pocas trampas y, si bien el autor hace un concienzudo encaje de bolillos en un argumento con dos líneas temporales sucesivas, no se le escapa ningún punto. No hay agujeros en su labor

Todos nosotros es una novela con todos los ingredientes para mantener al lector atento e interesado hasta el final. Además su autor, Javier Menéndez Flórez, va dejando miguitas aquí y allá que nos pueden dar algunas de las claves de lo que está sucediendo. No llega a hacerlo como en las novelas de Ellery Queen, en las que sus dos autores ponían todo, absolutamente todo, delante de los ojos de los lectores y acostumbraban a retarlos para que averiguasen quién era el culpable (jamás acerté con ninguno, sus tramas eran diabólica y maravillosamente enrevesadas), pero sí vamos a encontrar detalles que nos van a acercar a la posible solución. ¿Aceptáis el duelo?

CARTAS DESDE EL INFIERNO

En una fría madrugada, una chica desnuda es atropellada mientras parece huir de algo o alguien. Corre el año 1981 y Madrid se despierta lentamente de cuarenta años en tonos grises, con su democracia incipiente y casi todo por armar y construir. La autopsia determina que la chica ha sufrido torturas de todo tipo y ha sido violada repetidas veces. El caso es puesto en manos de Diego Álamo, un joven inspector de las nuevas hornadas de la Policía Nacional, y Roberto Guzmán, que viene de la época anterior, y que aún mantiene grabados a fuego los métodos policiales que tuvieron vigencia durante tantos años. Mientras los dos policías comienzan su investigación, dos chicas más desaparecen. El único nexo de unión entre las tres es que solían frecuentar locales de moda y que desaparecieron después de estar en alguno de ellos. No hay pistas, nadie ha visto nada.

Paralelamente a las pesquisas de Álamo y Guzmán, se van intercalando cortos capítulos en los que se nos narra el suplicio de una de las desaparecidas. Aunque están escritos también en tercera persona, es como si pudièsemos escuchar los pensamientos de la chica, su dolor, su miedo, su desesperación. Y también cómo quiere agarrarse a la vida a pesar de que esa vida sea un absoluto infierno. Pero le queda la esperanza y eso es lo que le hace tener una pequeña luz entre tanta oscuridad.


La segunda parte de la novela nos lleva hasta el año 2002, con Diego Álamo ya en el cargo de subcomisario. Parece que la pesadilla de 1981 comienza a repetirse y, de nuevo, varias chicas desaparecen en discotecas de moda. Esta vez Álamo cuenta como compañeros con Sara Segura y Mateo Suárez, con quienes investigará si estas desapariciones están relacionadas con las de veinte años atrás.

Todos nosotros es una novela muy bien estructurada y muy bien narrada, con un ritmo ágil y diálogos naturales, muy fluidos, que nunca pecan de acartonamiento. En la primera parte, a pesar de la buena relación que mantienen, se hacen evidentes las diferencias entre Álamo, un demócrata convencido e ilusionado con su trabajo y la situación del país, y Guzmán, que todavía tiene "resabios" de cómo se hacían las cosas hasta no hace demasiado tiempo. Guzmán es, por así decirlo, la televisión en blanco y negro de los coros y danzas, con sus opiniones inamovibles y su gusto por cantantes "de toda la vida". Quizá Álamo es ya el Mundial 1982, Naranjito, la modernidad y la música de la "movida" que parecía limpiar el ambiente como un vendaval de aire fresco.

Es cierto que la novela tiene escenas muy crueles, algunas muy salvajes, pero personalmente las considero necesarias dentro del contexto en que se cuentan. Leerlas a veces no es fácil, pero Javier Menéndez no cae en lo brutal solo para impactar al lector, sino para explicar hasta dónde es capaz de llegar la maldad humana. Es también una novela muy visual, en la que nos es muy sencillo imaginar lugares, situaciónes e, incluso, la geografía del Madrid de entonces. El único "pero" que puedo ponerle a Todos nosotros es que en ocasiones peca de exceso de detalle en su intención de mostrarnos y explicarnos cosas, situaciones, trámites... Supongo que lo hace para que el cuadro que nos dibuja quede lo más completo posible, sin embargo tanta prolijidad a veces nos hace tropezar en ella como lectores y salimos a trompicones buscando seguir con la acción. Esto, por supuesto, que no afecta en absoluto a la acción de la novela ni a su desarrollo, que son brillantes.

Sin duda, el protagonista absoluto, sin desmerecer a unos secundarios magníficamente desarrollados, es Diego Álamo, un polícía vocacional enamorado de su trabajo y al que conoceremos también en su vida más personal y familiar, haciendo que empaticemos sin dificultad con él. Álamo toma el caso de las chicas desaparecidas como algo personal y su tesón a la hora de querer resolverlo y dar una respuesta a las familias de las chicas es admirable. En la segunda parte, Diego Álamo ha madurado pero mantiene intactos su compromiso y su voluntad de acabar con el mal. Quizá ha perdido un poco de frescura, pero sigue teniendo esa llama interna que le ilumina y le guía, que le dice que está haciendo lo que debe y le hace ser feliz a pesar de todo. 

Todos nosotros es una estupenda novela que nos va a mantener en tensión hasta su sorprendente final que redondea un gran argumento. Es un estudio sobre la maldad de la que es capaz el ser humano, sobre los motivos que le empujan a ella, pero también sobre la esperanza, el amor y su capacidad para curar cualquier herida. Hacedme caso. Aceptad el duelo.


7 comentarios:

  1. Hola:
    me tocó este libro en un sorteo y comencé a leerlo en cuanto llegó, movida por las buenas críticas que tiene. Pues bien, no sé si era yo o el libro pero lo cierto es que abandoné su lectura. Me alegra que lo hayas disfrutado.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Sigo reacia a leerlo. Tiene muy buenas críticas y además me lo han recomendado a nivel personal insistentemente, así es que no sé. Tal vez sea uno de mis regalos de Navidad.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Una novela para estas tardes y noches de frio... bueno la verdad es que merece la pena leerla cuando sea

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado mucho esta novela y es de las que voy a recomendar muchísimo. Solo me queda una espinita y es un flequito, pequeño, que deja sin explicar, tan solo con una posible teoría.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Hola. He leído este libro, lo tengo reseñado y me encanto. Sientes las emociones de las víctimas, de los investigadores y de los criminales. Una lectura repleta de humanidad.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Hola, no dejo de ver este libro por todos lados. Tendré que leerlo. Besinos.

    ResponderEliminar
  7. A mí me habéis despertado entre todos unas ganas horrorosas de leer este libro y casi me arrepiento de que se me esté quedando atrás, pero lo pediré a los Reyes o a quien sea porque tanta unanimidad no puede ser normal.
    Besos

    ResponderEliminar