lunes, 17 de febrero de 2025

LOS LEONES DE ROTA de Antonio Fuentes

 Seguramente no es la primera vez que me lo leéis, pero siempre reconozco que la historia del siglo XX es la que menos me gusta. Quizá porque es una agotadora y triste sucesión de desastres y guerras y porque, de alguna manera, cuando se escribe sobre alguno de los conflictos, tengo la impresión de que no se guarda la distancia suficiente. He dicho algunos, con otros es imposible mantenerla, como el espantoso holocausto nazi, que siempre será una llaga abierta. El desparpajo con el que ciertos sectores y voces utilizan la palabra "nazi" o "fascista" me hace pensar que o se les ha olvidado o, lo que es peor, no han entendido nada. Es posible también que mi pereza a la hora de encarar novelas ambientadas en el siglo XX se deba al hartazgo de tramas con las I o la II Guerra Mundial de fondo, en las que muchas veces se repiten los mismos arquetipos, títulos y hasta portadas. Permitidme la ligereza y la ironía, pero, según el título de muchas de ellas, en Auschwitz había peluqueras, bibliotecarios, músicos, jardineros, tatuadores... el nombre del tétrico campo de concentración, que solo escucharlo ya provoca escalofríos, parece ser un buen cebo de cara a posibles lectores.

Mi reflexión sobre la distancia la centro en nuestra historia más cercana. La Guerra Civil fue un espanto atroz en el que los dos bandos fueron capaces de las peores salvajadas. Los dos. Hubo un bando vencedor y lo que este hizo después del conflicto creo que debe enmarcarse en su momento concreto y no mezclar. Insisto en que esta es mi opinión y no trato de pontificar ni dar lecciones. Basta con leer, por ejemplo, El quinto nombre, de Antonio Pampliega (que reseñé aquí) para saber cómo se las gastaban también los del bando republicano. En los años del conflicto salió lo peor del ser humano. Por eso, seguramente, echo de menos libros que traten de mantener la objetividad y narrar las cosas como sucedieron, sin partidismos. Aunque me temo que tendrán que pasar varias generaciones para conseguirlo. O no. Quién sabe.

Cuando descubrí Los leones de Rota, de Antonio Fuentes, en el catálogo de Penguin Random House, algo me hizo clic en ánimo lector, porque no hay nada que me llame más que conocer hechos de los que no sé nada. A pesar de la época, me lancé a sus páginas. Es una novela reveladora y dura que descubre unos hechos poco conocidos y sobre los que aún hay cierto manto de silencio. Pasad, que os cuento...

EL VIAJE DE ANTONIO "EL GASEOSA" 

Corre el año 1936 en Andalucía y Antonio "el Gaseosa", un trabajador de ideales republicanos, asiste al expolio y quema de iglesias y tallas religiosas en su pueblo. Ni entiende ni comparte los motivos de semejante ensañamiento, aunque sus ideas son sólidas. Está casado y tiene un hijo y ve aumentar la tensión y la violencia a su alrededor. Tras la sublevación franquista, consigue evitar la muerte al ingresar en un grupo falangista conocido como Los leones de Rota, encabezado por Fernando Zamacola, en el que están enrolados hombres de todo tipo y condición: desde ladrones a campesinos; de señoritos a asesinos. Y, como el caso de Antonio, los llamados "rojos recuperables". El grupo desarrolla una inusitada violencia por pueblos de la serranía andaluza, en los que imponen su supuesta autoridad a base de muertes y saqueos. Antonio, obligado a seguirles en su periplo para evitar ser fusilado, es testigo de todo lo que va sucediendo y cómo, poco después, los Leones se unen a tropas falangistas italianas y nazis alemanas para "reconquistar" Málaga, Córdoba y Badajoz. La guerra de Antonio es también interna. ¿Qué ocurrirá cuando tenga que decidir entre luchar contra los republicanos o salvar su propia vida?

La novela del periodista Antonio Fuentes se nutre de una cuidada y exhaustiva documentación acerca  de quienes fueron los Leones de Rota, quienes los dirigían y qué hicieron. Lo hace novelando los hechos desde los ojos de Antonio "el Gaseosa", un trabajador humilde, con familia y de izquierdas, pero que no está de acuerdo con muchas de las cosas que ve en el bando republicano. El extremismo le causa una profunda desazón. En su tiempo libre, escribe coplillas para los carnavales, muchas con un marcado carácter político (como, por otra parte, es tradición). Unirse a los Leones es una manera de salvar la vida y la de su familia.

Es a través de él como seguimos el periplo del grupo por los pueblos que pretenden "liberar" y por la violencia con la que lo hacen. Hay miembros en los Leones cuya mayor fijación es fusilar y matar, los motivos dan igual. Aprovecharse de la población, sembrar el terror y utilizar la fuerza se convierten en marca de la casa. La novela hace una recreación realmente vívida y realista de unos hechos que habían quedado casi en el olvido y que, como el propio autor señala, aún causan miedo y silencio en muchas esquinas de Andalucía. Nos es fácil sentirnos en la piel de Antonio "el Gaseosa", que trata de seguir vivo y cumple, obedece y calla, pero cada crimen, cada sangre, se le va quedando en el alma. Hay escenas muy duras y muertes que impresionan y, en general, la novela no trata de caer en el buenismo ni de edulcorar nada.

La narración es lineal y aporta muchos e interesantes datos del grupo falangista, de las órdenes que recibían, de quiénes estaban detrás de su auge. Se nos detalla quienes estaban al mando y sus objetivos y utiliza la ficción para engarzar toda la información y sumergirnos en las entrañas de los Leones. Es capaz de indignarnos, de emocionarnos y, sobre todo, de hacernos pensar sobre cómo somos capaces de las mayores atrocidades si la ocasión es propicia y, sobre todo, si pensamos que no vamos a tener consecuencias.

No es una lectura amable, es verdad. Deja bastantes arañazos en el alma. Pero creo que es muy recomendable para conocer un episodio casi desconocido de nuestra historia. Al final, con este tipo de libros, la pregunta siempre se levanta, enorme, en mi cabeza: ¿cómo fue posible lo que ocurrió? Y no hablo solo del alzamiento, la guerra y la posguerra, sino de todo lo que había sucedido antes. 

Si tenéis interés por la época, no dudéis ni un momento en haceros con Los Leones de Rota. O si, simplemente, os he creado curiosidad. Conocer la verdad siempre es importante y, al fin y al cabo, la mayoría llevamos la sangre de quienes vivieron en primera persona aquellos años terribles.


2 comentarios:

  1. Ainssss mi querida Yolanda, tú si que "arañas el alma" de aquellos que te leemos, porque se nos queda ahí guardado para más adelante volverlo a saborear. Me da pereza leer sobre la Guerra Civil porque los enfoque siempre son partidistas y ni unos ni otros eran santos ni estaban en posesión de la verdad absoluta. Me han entrado ganas de conocer esta historia. Sólo me ha sorprendido una cosa: que TÚ no supieras nada sobre esta historia.
    Un placer como siempre

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  2. Hola. Muchísimas gracias por tu interés y por tu lectura. Necesitamos conocer las causas de las guerras para intentar evitarlas, aunque cuando estas se producen poco podamos hacer las personas corrientes. De eso trata esta historia: cómo la decisión de unos generales fanáticos cambió la vida de millones de personas de este país y de sus descendientes. En estos momentos ni siquiera había bandos. Luego quedó la guerra, la dictadura y la ignorancia. Nos corresponde a los que vivimos ahora intentar evitar que estas tragedias se repitan. Gracias de nuevo.

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