Lo comentaba con Eva, del blog La historia en mis libros, en el podcast del Certamen de Novela Histórica de Úbeda: hay que ser muy valiente para publicar un libro como este en los tiempos que corren. Lo podéis escuchar aquí. Pero vamos por partes, que me estoy anticipando mucho. Lo cierto es que me enamoré de la portada y de la ficha de la editorial cuando se anunció su publicación. Y debo confesar que, a pesar de todo el éxito que el autor había tenido con novelas anteriores, nunca había leído nada suyo, así que llegué a la lectura de Te he llamado por tu nombre con mis expectativas totalmente en blanco, algo que siempre me provoca aún más curiosidad por lo que me voy a encontrar. Siempre he sentido una profunda fascinación por la figura de Jesús de Nazaret y soy creyente, aunque no me prodigue en la asistencia a la iglesia. Soy de la opinión que cada cual vive sus creencias como quiere, aunque no comulgo con el relativismo cultural ni con que haya que respetar todas las creencias, especialmente las que tienen que ver con acabar con la vida de quienes no son de su cuerda o someten a mujeres a aberraciones sin límite.
Tras leer este libro, me reitero en lo que os decía al principio: que valiente ha sido Christian Gálvez y que novela tan increíble le ha salido. Da igual si sois cristianos, agnósticos, ateos o gentiles, es una gran historia acerca de los años posteriores a la muerte de Jesús y también una historia sobre la fe, especialmente la fe del protagonista y su evolución, magníficamente contada. Nos vamos, pues, al siglo I, a Jerusalén, a conocer a Jacob.
"AQUEL QUE TIENE FE, NUNCA ESTARÁ SOLO" - THOMAS CARLYLE
Jacob, un niño de apenas nueve años, hijo del jefe de los zelotes, es testigo de la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret en la cruz. El pequeño le conocía y le admiraba profundamente y aquellas horas se le marcaron a fuego en el alma. Pero han pasado ya cuarenta años de aquel día. Jerusalén está asediada por las tropas romanas, comandadas por Tito Flavio Vespasiano, los judíos se han dividido en facciones muy radicalizadas y la población vive aterrada con la posibilidad de un baño de sangre en la ciudad. El tiempo de Jesús, de sus mensajes de paz y sus milagros parecen haber caído en el olvido. A esa Jerusalén llega Lucas, discípulo de Pablo de Tarso, para tratar de encontrar a Jacob y recoger su testimonio respecto a lo que vivió junto a Jesús.
Pero Jacob ya no es aquel niño. El tiempo transcurrido ha hecho que se convierta en un hombre descreído y lleno de amargura que casi reniega de su pasado. Ha sido formado e instruido por los zelotes en el arte de la guerra y sabe que se prepara un brutal enfrentamiento con los romanos. Sin embargo, la llegada de Lucas removerá algo en su interior y se verá abocado a decidir si camina con las armas junto a su padre o se embarca en la misión de salvar uno de los textos más importantes de la humanidad.
La novela se articula en dos líneas temporales: la primera arranca en la crucifixión de Jesús y desarrolla todo lo sucedido posteriormente entre sus apóstoles y seguidores, especialmente lo que supuso para la familia de Jacob, cuya madre era seguidora de sus enseñanzas. La segunda, nos lleva cuarenta años después, al Jacob adulto y a una ciudad asediada, en la que los aires de guerra son cada vez más densos. Y aquí es donde Christian Gálvez se luce de forma especial: en la ambientación. Estamos hablando de una ciudad que ya no existe, pero que ha recreado magistralmente. Las calles, los templos, las casas, los olores, los oficios... todo toma forma ante nuestros ojos. Es como si caminásemos junto a los protagonistas descubriendo esquinas y lugares que desparecieron y que hoy son solo recuerdos y arqueología.
En la primera línea temporal, que arranca con la desgarradora narración del camino el Gólgota y la crucifixión de Jesús en un capítulo que, lo confieso sin avergonzarme, me sacó más de una lágrima, nos lleva a una sensación de oscura tristeza. Los llamados apóstoles no saben qué va a pasar, están llenos de dudas. La ausencia de su maestro les ha dejado un vacío desolador y no encuentran consuelo. Christian nos los presenta profundamente humanos en su incertidumbre y en sus reacciones cuando van conociendo las noticias de la resurrección y la aparición de Jesús ante otros. Pero ¿por qué su maestro no lo hace ante ellos? La alegría que deberían sentir por saber que su maestro ha cumplido con lo que prometió se diluye en miedo y desconfianza. Escondidos y temerosos de las posibles represalias, parece que no son capaces de entender qué está pasando. Jacob y su madre, mientras tanto, son ayudados por el apóstol Simón (hermano del padre de Jacob) a escapar de su casa y de la violencia en la que viven.
En la segunda, Lucas, quien posteriormente se convertirá en uno de los cuatro evangelistas y que solo conoce a Jesús a través de su mensaje, es un hombre cuya fe no se tambalea y que busca recoger el testimonio de Jacob para profundizar aún más en el conocimiento y la difusión de cómo vivió y murió Cristo. Pero se da de bruces con un Jacob que parece renegar de todo ello. Sin embargo, los hechos que se están acelerando en Jerusalén y los recuerdos van abriendo de nuevo su corazón.
Es realmente interesante cómo se nos muestra la situación política y social por la que pasa Jerusalén, sabiendo que los romanos están a punto de arrasarla. La división interna de los judíos y la sensación de tensión y miedo en las calles está realmente conseguida, así como la narración de los diferentes movimientos que uno y otro bando realizan para tratar de obtener alguna ventaja. Eran momentos muy convulsos y violentos, que los más vulnerables vivían con una creciente angustia que Christian transmite al lector, convirtiéndonos en testigos privilegiados.
Nos vamos a ir encontrando también con muchos personajes históricos como el propio Tito Flavio Vespasiano, Flavio Josefo , José de Arimatea, María, madre de Jesús, miembros de Sanedrín... y hay un hueco muy especial para Judas, tan complejo psicológicamente, que me recordó de alguna manera a cómo lo reflejó Martin Scorsese en La última tentación de Cristo. En mi opinión, es uno de estos personajes que merecen una revisión que se aleje de las etiquetas y de las supuestas certezas. También se hace mención al origen de algunos objetos sagrados como la Síndone de Turín o el paño de la Verónica.
Te he llamado por tu nombre es una estupenda novela que me ha supuesto una gratísima sorpresa.Es una lectura llena de matices y de emoción que te sumerge por completo en una época muy complicada de la que se ha escrito mucho, pero, en general, desde perspectivas muy arquetípicas y, sobre todo, basadas en las crónicas romanas. Lo que consigue Christian Gálvez es zambullirnos de cabeza dentro de ella y ser partícipes de todo lo que ocurre, emocionarnos, mantenernos expectantes, sentir desasosiego y esperanza. Pero, sobre todo, asistir a la recuperación de la fe de Jacob, una fe que estaba dentro de él, pero tapiada durante años. Ver cómo van cayendo esos muros sin darnos lecciones moralistas ni teológicas, sino desde una profunda humanidad, resulta conmovedor.
No os dejéis llevar por prejuicios o por ideas preconcebidas, os aseguro que esta novela os va a sorprender de muchas maneras. Y contadme vuestras conclusiones cuando la acabéis. Estoy segura de que va a ser una conversación más que interesante.
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