sábado, 12 de marzo de 2016

LA FUENTE DE ORO de Juan Pedro Cosano

Esta reseña participa en la Yincana Histórica de los blogs Negro sobre blanco y De tinta en vena. Hoy, 12 de marzo, en la casilla dedicada a acción que transcurre en el siglo XX. También es el colofón a la lectura conjunta de “La fuente de oro” de Juan Pedro Cosano.


Cuando se convocó la lectura conjunta de esta novela me llamó la atención el título y el resumen que se ella se hacía, aunque, he de confesarlo, esa historia de amor entre Beltrán de la Cueva y Lele Gavilán que se anunciaba me hizo torcer un poco el gesto. Supongo que, como siempre, debido a mi peculiaridad con ese tema: soy una romántica empedernida, cierto, pero generalmente con las novelas o el cine “de amor” (como decía mi abuela) me suelo sentir estafada. No porque no sean románticas y hasta apasionadas, sino porque jamás consigo sentirme identificada. Esos hombretones que no caben por las puertas, fornidos, guapos a reventar y dispuestos a lo que sea por la mujer de sus sueños. Esas protagonistas femeninas tan espectacularmente bellas, con tipazo, impecables siempre, ingeniosas y con carisma. Al final me ratifico siempre en la conclusión de que el amor y la pasión son sólo para ese tipo de personas. A los demás que nos vayan dando.

Al margen de esta consideración, personalísima y que, es verdad, destila cierto rencorcillo, me interesó sobre todo la época en la que estaba ambientada la novela y el lugar, Jerez de la Frontera. Cádiz me enamoró cuando lo conocí y, además, al haber empezado a leer un poquito más tarde que los demás participantes en la lectura conjunta, me trajo las impresiones de buenas lectoras que hablaban de una ambientación fascinante. Me rendí por completo para encontrarme con una trama que me enganchó desde las primeras páginas y con unos personajes que han sabido conquistarme casi más por sus contradicciones y cambios que por su innegable atractivo. Que también. Definitivamente mis convicciones vuelven a saltar por los aires sin pudor.

EL AUTOR: JUAN PEDRO COSANO

Recojo unos pequeños datos biográficos extraídos de la solapa del libro y de algunas webs.


Nacido en Jerez en 1960, es Licenciado en Derecho por la Universidad de Cádiz, concretamente en la primera promoción de la Facultad de Jerez. Se especializó en Derecho Penal y actualmente lo compagina con el Civil y el Mercantil. Es titular del bufete jurídico Cosano y Asociados S.L.P de Jerez de la Frontera, aunque su actividad no queda restringida geográficamente a la zona, sino que presta sus servicios por todo el territorio nacional.

En 2014 ganó el Premio Abogados de Novela por “El abogado de los pobres” cuyo protagonista vio nuevamente la luz en 2015 con “Llamé al cielo y no me oyó”. Es también autor de las novelas “Hispania” y “Las muertes pequeñas” y del poemario “La noche calma y otros poemas”.

JEREZ, AÑOS 30

En una época que empieza a ser convulsa políticamente, conocemos a Beltrán de la Cueva, único heredero de las Bodegas Beaumont de Jerez. Beltrán estudia Derecho en Madrid o, al menos, eso es lo que quiere hacer ver, aunque prefiere dedicarse más a asuntos más mundanos que terminan generalmente de madrugada o en brazos de alguna amante. Su padre le requiere para que empiece a conocer la bodega y regrese al hogar familiar, sobre todo tras la dimisión de Primo de Rivera. Incluso tiene una candidata impecable para un matrimonio “de campanillas”, Sonsoles Domecq, hija de otra importante saga de bodegueros de Jerez.

Beltrán mantiene desde hace tiempo una extraña y oculta relación con su prima Maravillas, mayor que él. Una relación que, a pesar de ser un secreto, parece que alguien conoce porque Beltrán recibe cada cierto tiempo una carta en la que ese alguien así lo manifiesta, pero sin chantajes ni ninguna petición concreta.

Por su parte Lele Gavilán, hija de una familia humilde y trabajadora, ha aprendido desde pequeña a servir para ganar algún dinero que ayude en su casa. Es alegre, bien dispuesta y sensata y, en ocasiones, es contratada puntualmente en el Casino de Jerez cuando hay eventos o fiestas especiales. En una de esas ocasiones, en la Nochevieja de 1929, las miradas de Beltrán y Lele coincidirán por primera vez. Pero serán sólo eso: miradas. Lele, poco después, conocerá a Antonio Barea, el dependiente de una lechería, con quien empezara un noviazgo más o menos formal. Barea se mueve dentro de los movimientos sindicales y anarquistas que por aquel entonces bullían por todas partes y que buscaban un cambio radical de la política y la sociedad al precio que fuese.

Una falsa acusación de robo en la casa en la que sirve Lele hace que ésta sea despedida y acabe trabajando como operaria en las Bodegas Beaumont. Será allí donde de nuevo cruce la mirada con Beltrán pero, esta vez, para cruzar también la distancia y la frontera física y social que los rodea. Todo ello con el trasfondo de una España cada vez más caótica y violenta que sacudirá las vidas de los protagonistas y de sus familias, hasta cambiar por completo sus destinos.

REDENCIÓN

Con estos antecedentes podemos pensar que estamos ante una novela de tintes románticos con un periodo histórico complicado como fondo. Pero nada más lejos de la realidad. Sí, es una historia de amor. Y sí, también el telón que ampara esta historia son años duros, complejos y que acabarían en una guerra fratricida que aun parece latir en las venas de muchos. Por desgracia. No os dejéis engañar por las apariencias: la historia del señorito jerezano que seduce a una de sus trabajadoras no es realmente lo importante. Lo importante es conocerles, contemplar cómo van cambiando, cómo todo lo que sucede a su alrededor les marca a fuego, cómo toman decisiones que les afectarán a ellos y a los que les rodean.

Importante es también como el autor nos va enseñando, casi paso a paso, todo el contexto histórico pero desde la perspectiva de Jerez, alejada de la capital y, por tanto, algo al margen de las grandes decisiones y hechos importantes. Aunque todos ellos les incumban y les influyan. La explosiva situación de los trabajadores pondrá a Beltrán, como propietario de la bodega, en una complicada situación al igual que afectará a Lele en su relación con Antonio, cada vez más radicalizado. Las nuevas elecciones, la llegada de la república, la tensa situación política prebélica se van encarnando en la encorsetada y clasista sociedad jerezana, afectando a las decisiones y actos de los protagonistas. Y lo hacen con sucesos que darán un vuelco, o más bien varios vuelcos, a lo que, en principio, podría parecer una historia más al uso.

Esa, creo, es la magia de “La fuente del oro”. Que se reinventa constantemente con giros inesperados. Beltrán, el señorito acostumbrado a conseguirlo todo, el manipulador, el crápula, consciente de su irrefrenable atractivo, se descubrirá como un hábil negociador ante los trabajadores pero también como un despiadado manipulador cuando la situación le pone a prueba. A pesar de ello será incapaz de averiguar quién se encuentra detrás de las cartas anónimas que conocen su historia con Maravillas. Acostumbrado a hacer su santa voluntad, es capaz de casarse y tener hijas mientras mantiene una vida paralela con Lele sin sufrir por ello ni molestarse en guardar las apariencias. Quiere convencerse de que su pasión por Lele es sólo física, pero el tiempo va pasando y es incapaz de separarse de ella.

Lele Gavilán ha vivido siempre acostumbrada a obedecer y a trabajar para otros. Pero Beltrán es el sueño de amor que se le pone ante los ojos. Y aunque sabe que no debe, que no puede salir nada bueno de todo eso, se rinde. La hermosa aliteración del nombre de Lele Gavilán, con esas “l” que le dan sonido de ligereza y batir de alas, se contrapone con la fuerza de carácter que es capaz de demostrar dentro de la absoluta pasión que Beltrán le causa y que la anula para tomar ciertas decisiones… hasta que llegue el momento de tomarlas sin remedio. Es ella la que renuncia a su familia, a la vida que llevaba, incluso a sus convicciones. Es ella la que se queda sola, la que es mirada como una apestada, como “la querida”, por parte de esa sociedad jerezana hipócrita capaz de justificar los devaneos de los adinerados y echar a los pies de los caballos al resto. Beltrán ni sabe ni quiere verlo. Y cuando lo haga será tarde.

No podremos evitar sentir una simpatía casi tierna por Sonsoles, la esposa de Beltrán, conocedora de lo que sucede pero sin nombrarlo, elegante y señora, dulce y educada pero también resignada por el amor que siente. Beltrán siempre la tratará con cierto cariño y dedicación, sin ser consciente de cuánto la humilla en ocasiones, como en el episodio de Gibraltar. La otra cara de la moneda la pone Isabelino Ruiz, un personaje que parece esconder siempre una amenaza contra quien tiene delante, sibilino, interesado y con una habilidad natural para estar siempre en el bando vencedor. Y, a pesar de ello, habrá un momento en que nos sorprenderá.


“La fuente de oro” es también una novela de paisajes, de olores, de color. Juan Pedro Cosano describe con una riqueza excepcional las calles de Jerez, las bodegas, los campos de vides hasta que consigue integrarnos con ellos.

Aunque no conozcamos Jerez será como si paseemos por sus calles y ante sus fachadas. El olor del vino, de las uvas, del perfume que usa Lele… sin verlos podemos sentirlos. Como el olor del sol o del otoño, el del miedo, el de la guerra en ciernes. También fantásticas las descripciones del Madrid de la época, tanto las del Beltrán estudiante como las de la última parte, devastado por el conflicto y con el temor tras cada esquina, pero queriendo volver a recuperar su esencia.

Con un lenguaje rico, preciso, lleno de matices y, a veces, hasta poético, el autor nos traslada a los lugares que describe pero también nos hace sentir a los personajes. Podemos amar, sufrir, llorar, desesperarnos, aterrarnos, empaparnos de felicidad con ellos. Hay mucho de sensorial en la novela. No sólo en la capacidad de Cosano para hacernos ver, también para sentir el tacto de una tela o una piel, el sabor de un vino o un beso, el ruido de la madera o de unos pasos.

Lo mejor de la novela, y ya lo anticipaba al principio, es la evolución de Beltrán y de Lele. Su amor trasciende al tiempo y a las ausencias, a la sociedad que les rodea, a la desgracia y a esa felicidad que alcanzan sólo a ratos. Un amor que será, para Beltrán, una redención absoluta cuando al fin entienda hasta dónde llega. Pero eso es mejor que lo descubráis vosotros.

9 comentarios:

  1. Muy buena reseña. Y coincidiendo en lo que dices de la novela romántica en general, me animas aún más a leer este libro.

    ResponderEliminar
  2. Esta mañana he dejado el comentario dos veces desde mi movil y las dos me lo ha mandado al limbo de google. Te decía que no puedo estar más de acuerdo contigo, que los personajes se quedan contigo mucho tiempo después de que acabes de leer, que los colores y los olores son muy vividos, Lele y Beltran evolucionan mucho y la ambientación es soberbia

    ResponderEliminar
  3. Esta mañana he dejado el comentario dos veces desde mi movil y las dos me lo ha mandado al limbo de google. Te decía que no puedo estar más de acuerdo contigo, que los personajes se quedan contigo mucho tiempo después de que acabes de leer, que los colores y los olores son muy vividos, Lele y Beltran evolucionan mucho y la ambientación es soberbia

    ResponderEliminar
  4. Ya sabes que esto de las novelas "de amor", como decía tu abuela, tampoco es lo mío. Pero oye, me ha llamado la atención tu reseña así que puede que me anime con el libro. Además me ha dado buen rollo el autor, que en la foto se le ve cara de buenazo.

    ResponderEliminar
  5. Pinta bien... me lo llevo apuntado =)

    Besotes

    ResponderEliminar
  6. Tu reseña me ha enamorado. La Fuente de Oro es, además, un libro para leer muchas veces porque sólo con una creo que no se llega a descrubrir todas las profundidades y matices que tiene. Un abrazo gigante. TQM.

    ResponderEliminar
  7. Con las novela románticas me pasa lo mismo que a ti, pero no creo que esta sea el caso, a pesar de la impresionante historia de amor de la que se nos hace participes a lo largo de sus páginas. Como bien has indicado, hay una trama maravillosa, una ambientación impecable y sugestiva porque Jerez lo es por derecho propio y un estilo maravilloso el que desprende la pluma de Cosano, por lo que la novela solo podía ser y es un primor.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Con las novela románticas me pasa lo mismo que a ti, pero no creo que esta sea el caso, a pesar de la impresionante historia de amor de la que se nos hace participes a lo largo de sus páginas. Como bien has indicado, hay una trama maravillosa, una ambientación impecable y sugestiva porque Jerez lo es por derecho propio y un estilo maravilloso el que desprende la pluma de Cosano, por lo que la novela solo podía ser y es un primor.

    Un beso.

    ResponderEliminar