lunes, 13 de febrero de 2017

A MENOS DE CINCO CENTÍMETROS de Marta Robles

No sé si podría describirlo como una primicia, pero hace más o menos un año, en la presentación de un libro de Juan Ramón Biedma, Marta Robles (que conducía el acto) nos confesó que se había animado a dar el paso hacia la novela negra y que ahí andaba, tejiendo y destejiendo tramas y perfilando personajes. Poco después, Alrevés publicó Obscena. Trece relatos pornocriminales, una antología de relatos muy negros y muy pornográficos (como su nombre indica) el la que Marta se atrevía con uno realmente brillante. Al menos a mí me lo pareció, como dejé patente en este blog allá por el mes de julio pasado. Y la curiosidad por saber cómo iba a ser esa nueva novela subió varios enteros en el Getafe Negro pasado, cuando ella misma me confirmó que el libro ya era una realidad y que saldría a primeros de año. 

Hay cierta corriente de opinión que clama acerca de la proliferación de novelas negras. Incluso consideran el género agotado. Pero creo, sinceramente, que no es así. Basta ver los títulos que actualmente están saliendo como novedades. Además dentro de la novela negra caben muchos otros géneros, muchos matices, muchos personajes y eso da una riqueza especial. Ni siquiera hay que seguir unos cánones rígidos, aunque haya temas que siempre estén presentes quizá por eso actualmente es mi género favorito. Teniendo en cuenta todo esto ¿qué hay de especial en A menos de cinco centímetros? Quizá el ambiente elitista en que se mueven dos de sus protagonistas, alejado de los barrios oscuros y conflictivos. Tal vez porque la femme fatale central no ejerce como tal, al alejarse del personaje tipo que usa su atractivo y su sexualidad para hacer que el heroe caiga rendido en sus brazos. Posiblemente porque lo que haya en esta novela es un homme fatal que sí usa sus armas de seducción a conciencia. Seguramente por la mezcla de intriga, sexo y tramas paralelas que componen un interesante laberinto. 

¿Nos perdemos y buscamos juntos la salida?

LA AUTORA: MARTA ROBLES

 

(Datos extraídos de la página de Marta Robles: www.martarobles.es)

Periodista y escritora, Marta Robles comenzó su carrera en 1986 compaginando sus estudios de Ciencias de la Información con trabajos esporádicos en el periódico El Magisterio Español y para algunas revistas de ocio. En 1987 comenzó a trabajar en la revista Tiempo, en la sección de Sociedad y Cultura y en 1988 se trasladó a Londres para colaborar con el fallido Canal 10 de televisión, el primer intento de televisión privada en España. Mantuvo mientras tanto su participación en publicaciones como Elle, Woman o Dunia. Posteriormente se incorporó al magazine regional de TVE Castilla La Mancha como guionista, coordinadora y presentadora y en mayo de 1989 comienza su andadura en Telemadrid, en la que dirigió y presentó programas tanto culturales, de entrevistas y magazines además de ser redactora y presentadora del Telenoticias Fin de Semana.

Alternaba su trabajo en esa cadena de televisión con otros en Radio Intercontinental y la Cadena Ser y en 1990 publicó El mundo en mis manos, una biografía de Pedro J. Ramírez. En los años siguientes siguió su andadura primero en Tele5 y luego en Antena 3, momento en el que alcanzó su máxima popularidad. Es por entonces cuando publica sus dos siguientes libros:  La Dama del PSOE y Los elegidos de la fortuna.


Tras su paso por las cadenas privadas, trabajó en Onda Cero, Canal 7 y la 1 de TVE al tiempo que mantenía columnas de opinión en La Razón, La Gaceta de Salamanca y un espacio de entrevistas en Semanal XL. En 2001 publicó su primer libro de ficción: Las once caras de María Lisboa. En 2004 regresó a Telemadrid para hacerse cargo del magazine de tarde y posteriormente dirigir y presentar Madrid a la última, un proyecto personal en el que pretendía trasladar a la televisión un esquema similar a las grandes revistas de moda, belleza y actualidad como Vogue o Paris-Match.

Actualmente publica dos entrevistas semanales y una columna de opinión en La Razón además de una mensual en Objetivo Bienestar. Dirige y presenta el programa de radio Entre comillas, colabora en el programa de TVE Amigas y conocidas y en el de Canal Sur ¿Y usted qué opina?. En 2013, con Luisa y los espejos, ganó el Premio Fernando Lara de Novela.

PERFUME DE VIOLETAS


Toni Roures, antiguo fotógrafo de guerra transformado en investigador privado especialista en asuntos "de cuernos", acaba de separarse de su mujer y se traslada a un pequeño piso del barrio madrileño de Malasaña. Un buen y viejo amigo, el inspector Prieto, le pide que se haga cargo de un caso bastante diferente a los que suele llevar: quiere que se entreviste con una joven argentina que está convencida de que Armando Artigas, un famoso escritor español, asesinó a su madre tras tener una aventura con ella. Y no sólo a ella, sino a otras tres mujeres con las que también tuvo relación.

Artigas, atractivo, inteligente, rico y sofisticado, acaba de conocer a Misia Rothman, esposa de un gran magnate de la comunicación, una bella y culta mujer por la que se siente atraido desde el primer momento. También Misia por él, aunque inicialmente prefiere ser prudente. 

Roures no está seguro de qué se va a encontrar en su cita con Katia Kohen, la joven argentina, pero le puede la curiosidad. Y, al escuchar la historia, piensa que puede haber un caso interesante detrás. Katia es periodista, ha investigado, y parece tener las cosas claras algo que hará que Roures piense que puede haber mucho más detrás de la explicación oficial de la muerte de las cuatro mujeres. Las cuatro estaban casadas, tenían un alto nivel social y económico, y las cuatro habían mantenido una relación con Artigas pero son tres muertes accidentales y una debida, al parecer, a un robo. Demasiada casualidad...

De forma paralela, Isabel, antigua colega y amor de Toni Roures, vuelve a su vida para pedirle ayuda en un asunto muy peliagudo: que la ayude en su cruzada contra la trata de mujeres y niñas. En ella ha descubierto una desconocida red de trata y prostitución de principios de siglo XX, la Zwi Migdal, que, aunque al parecer fue desarticulada en 1930, puede que sus tentáculos estén aun muy presentes hoy día e involucrar a alguien muy poderoso.

LA ESTRATEGIA DEL TIBURÓN


En la faja del libro, Rosa Montero dice de él: "Una historia apasionada, una intriga tórrida que se lee con fruición de voyeur y que nos habla del amor y del dolor, del lujo y de su trastienda más tenebrosa". Y la propia Marta Robles, en una entrevista, aseguraba que "es una novela coral con varios pilares, una femme fatale, un detective con bastantes turbiedades y un escritor millonario que esconde muchos secretos". Lo malo de las etiquetas es que muchas veces ponen una impronta a un libro que, después, no se corresponde con la realidad. En este caso creo que se han quedado demasiado en la superficie. Sí, en la novela encontramos todo eso, pero también mucho más. Quedarnos sólo con el alto contenido sexual, la mujer seductora, el galán millonario y el detective tópico es como leer la etiqueta de un buen vino sin saber una palabra de enología

Lo cierto es que yo no he visto a la femme fatale en ningún momento, porque tal calificativo para Misia no es demasiado correcto. Misia es una mujer bella, elegante, con clase, casada con un hombre mayor que ella que la adora y que es propietario de uno de los holdings de comunicación más importantes del país. Misia se mueve en un ambiente cultural y económico muy alto pero arrastra detrás la tristeza de una historia personal muy dura. Es verdad que es una mujer que causa un gran impacto en los hombres que la conocen, pero ella nunca trata de sacar provecho de ello. No es de las que usan su belleza y encanto para su beneficio. Misia, envuelta siempre en perfume de violetas "haciendo juego con sus ojos", caerá en las redes del seductor Artigas. No al contrario.

Toni Roures es un superviviente. Ha pasado por las peores guerras de la historia reciente y tiene el alma llena de cicatrices. Ha visto lo peor del ser humano y a punto estuvo de perder a Isabel en África en un suceso que se niega a perdonarse. Pero sigue manteniendo una fidelidad casi perruna a sus amigos y sería capaz de hacer lo que fuese por ellos o por quien amase. Su reciente separación le duele, pero irá analizando las causas para darse cuenta de que, quizá, era inevitable. Al principio la historia que le cuenta Katia le parece una enorme fabulación, sobre todo teniendo en cuenta que Artigas parece estar por encima del bien y del mal, iluminado por los focos de la fama y el carisma. Pero a medida que va sabiendo cosas se da cuenta de que esos focos arrojan también muchas sombras a la espalda del escritor. 

Muchos de los recuerdos de guerra de Roures me traían a la memoria Territorio comanche, la novela de Pérez Reverte que cuenta el horror de la guerra en los Balcanes. Y también algunos de sus artículos en los que narra su experiencia en otros conflictos bélicos. Al llegar a los agradecimientos finales lo entendí todo. El modo en que la memoria de Toni Roures nos lleva allí puede ser especialmente duro por lo que cuenta y cómo lo cuenta. No son imágenes para estómagos delicados.

Puede parecer paradójico, pero ante un personaje tan brillante como Armando Artigas, un hombre arrebatador, guapo, elegante, con una cultura inabarcable, cosmopolita, sofisticado y seductor yo he sentido escalofríos. Corrijo: primero escalofríos y luego una especie de cólera sorda y profunda, como el epicentro de un terremoto. Casi un malestar físico. Si hay alguien a quien admire es a los escritores, pero Artigas, a pesar de su éxito internacional y su fama, me repele profundamente porque su personalidad es la del depredador consciente de su condición. De tiburón al acecho. Sólo se relaciona con mujeres casadas porque necesita "todo mi tiempo y mi espacio para mí", porque le gusta el riesgo y porque sabe que las "bien casadas" (con posición, maridos ricos y mucho que perder) no se arriesgan con tonterías, ni abandonan a sus maridos "aunque se vuelvan locas de amor". Pero Artigas parece castrado emocionalmente. No de modo físico, eso es muy obvio porque lo demuestra de muchas maneras.

Sabe decir las frases adecuadas, concitar el interés creciente de la dama que desea midiendo las palabras y los silencios, hacerla sentir única y especial. Planea el cerco, la estrategia, es consciente de su atractivo y de lo que puede obtener. Luego la usa, la disfruta y, al final, le estorba ¿quizá hasta el extremo de matarla? Eso es lo que Roures habrá de averiguar investigándole no sólo a él sino a su escaso círculo de confianza en el que reina, como guardián de todos sus secretos, Alfonso Bermúdez, su secretario personal y hombre para todo.

Me ha llamado la atención de forma especial la edad de los protagonistas. Ninguno, Salvo Katia Kohen que tiene treinta, son especialmente jóvenes. Toni Roures está ya en los sesenta. Misia y Artigas en los 45. Isabel ha cumplido cincuenta y siete. A pesar de ello todos gozan, de un modo u otro, de un atractivo innegable. Eso hace que las escena de sexo explícito, que las hay aunque no son el centro de la trama, sean más "lucidas", si se me permite la expresión. No son gratuitas, nos introducen en la relación de los protagonistas. Sólo una me ha chirriado, pero como no quiero hacer ningún spoiler esperaré a vuestras conclusiones y veremos si coincidimos.

Escrito desde la perspectiva del narrador omnisciente, se van alternando los capítulos dedicados a la investigación de Roures y a sus recuerdos con los que están dedicados a Artigas y Misia, solos o juntos. Puedo entender a Misia: es muy complicado resistirse cuando alguien como Artigas te pone en su punto de mira. Conoces el peligro, sabes que nunca conseguirás nada de él, pero sabe crearte la necesidad de verle, de estar con él, de ser suya. Lo hace endiabladamente bien. El problema es cuando deja de orientar sus antenas hacia la hasta entonces deseada. Puedo entender también a Roures: el caso se va complicando a cada paso, le reporta un buen dinero y es un reto saber qué esconde Artigas. Y, desde luego, quiere ayudar a Isabel, con quien se siente en deuda perpetua. 

La guerra, la trata de mujeres, las grandes editoriales, el mundo literario, el Madrid más lujoso, la infidelidad, los secretos personales, partes de la historia más desconocida de los judíos y los odios que pueden provocar, Buenos Aires, Venecia, Londres... A lo largo de las páginas de A menos de cinco centímetros viajaremos por muchos lugares. Algunos son sólo recuerdos, pero igualmente los veremos con los ojos de los protagonistas. Hay capítulos en los que se hace patente el gran trabajo de investigación de Marta Robles, sobre todo en lo que al mundo de los libros y del arte se refiere. Mucha importancia tiene también la música, la pasión de Toni Roures, que parece tener una canción para cada momento.

Entonces ¿qué hay en este libro que engancha y que te pide que lo sigas leyendo? Pues esa mezcla de tramas y subtramas, unos personajes con personalidades bien definidas que causan sentimientos en el lector. Datos y hechos históricos más o menos conocidos a los que se da una vuelta de tuerca. Tensión creciente, riego, pasión, lujo, paisajes urbanos bien descritos. Relaciones complejas, amor entendido en muchas facetas, violencia, recuerdos que duelen o que se esconden porque avergüenzan las cicatrices. 

¿Algún pero? Sí, ya me conocéis. Al moverse los protagonistas en un ambiente elitista, son constantes las referencias al atuendo de Artigas y Misia, a lo que visten, a las joyas, a los relojes, incluso a los perfumes. En ocasiones tanta mención a marcas de lujo agota un poco, sobre todo para quienes apenas las conocemos de refilón. Igual que la descripción detallada de la ropa que visten. Imagino que están escritas con un propósito, quizá la de concretar el mundo al que ellos pertenecen. Pero pueden resultar pesadas. Al igual que un par de descripciones excesivamente detalladas de libros, bibliotecas o casas, aunque todo esto está más patente en la primera parte de la novela y luego se diluye hasta casi desaparecer. El desenlace, quizá (y sólo quizá porque esto es sólo una apreciación personal) se precipita un poco, pero cierra todos los círculos.

Olvidaos de las etiquetas y juzgad por vosotros mismos. Creo que A menos de cinco centímetros os va a sorprender y que son muchos más sus pros que sus contras. Acercaos, despacito, echad un vistazo. Seguro que encontráis motivos para quedaros.

Gracias a Marta Robles y la Editorial Espasa por el ejemplar de la novela.

22 comentarios:

  1. Hola guapa!
    Me llamó mucho la atención este libro cuando lo vi en la página de la editorial antes de que se publicara, pero decidí esperar hasta leer alguna opinión. Después de leer tu fantástica reseña creo que lo apuntaré en la lista de la compra para cuando pueda.
    Un beso!

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  2. Hola guapa!
    Me llamó mucho la atención este libro cuando lo vi en la página de la editorial antes de que se publicara, pero decidí esperar hasta leer alguna opinión. Después de leer tu fantástica reseña creo que lo apuntaré en la lista de la compra para cuando pueda.
    Un beso!

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    1. Para ser una primera novela negra no está nada mal. Ya me contarás-

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  3. Sabes que lo tengo esperando turno de lectura y me alegra mucho lo que cuentas. Es cierto que lo de las marcas agota un poco, pero con el ambiente que describe quizá sea necesario, espero que no excesivo. Muy buena reseña.
    Besos

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    1. Sí, es un poco pesada tanta referencia a marcas y a lo que llevan puesto los personajes, pero claro, en el ambiente en que se mueven esas cosas son normales. De todas maneras hay veces que pasas los ojos por encima para ir al párrafo siguiente. Por suerte eso no empaña el conjunto.

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  4. Pues nada, tendré que tomar nota y hacerle un hueco cuando pueda. Besinos.

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  5. La tengo en el punto de mira, a pesar de mis reticencias por la autora, eso de que venga del mundo del periodismo. He seguido una conjunta y creo que debe estar bien, y le ponen las mismas pegas que tú, el tema de las marcas. Espero poder comprobarlo con mis propios ojos. Buena reseña
    Besos

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    1. Creo que puede gustarte, el detalle de las marcas y lo que visten los personajes es algo pesado pero acaba por desaparecer. Y no empaña la historia.

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  6. Ya sabes que me gusta mucho la novela negra y que además, como tú, no creo ni mucho menos que el género esté agotado... No tiene mala pinta esta historia, y me gusta eso de que sorprenda. Ya veremos si me animo con ella.

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  7. Le había echado un ojo, pero no me decidía. Después de leerte no me importaría hacerme con él.
    Un beso ;)

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    1. Para ser una primera novela negra (que no libro, que tiene más) no está nada mal. Si te animas ya me contarás qué te parece el tal Artigas de mis pecados.

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  8. Me ha encantado la reseña. Sí tiene sus peros y me gusta que nos los hayas contados, pero reconozco que me resulta mucho más atractiva la novela después de leerte que por la sinopsis de contraportada.
    Un beso

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  9. A veces me da reparo ponerme a leer novela negra por las escenas gores. Pero en esta novela lo que más despierta mi curiosidad es ver como la autora plantea (y espero que resuelva) el tema de la trata de mujeres y niñas. También me gusta que los protagonistas sean ya gente madura, eso le da un encanto especial. Así que haré lo posible por leerla.

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    1. No hay escenas gore... al menos no demasiado y tienen sus motivos. Te gustará.

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  10. A pesar de esas repeticiones constantes de marcas y de entrar en detalle en cosas insignificantes para la trama, me apunto la novela. Besos

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    1. Eso es lo mejor, que no interfieren aunque a veces se hagan pesadas. Un beso.

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  11. me gusta mucho la novela negra y después de leer tu reseña creo que le daré una oportunidad, (aunque a Artigas ya lo tengo algo cruzado)

    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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    1. Creo que Artigas se nos cruza a todos los que leemos la novela. Gracias por pasarte. Un beso.

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  12. Pues a mí esas descripciones de las que te quejas me sitúan en la historia y además, aunque no tienen nada que ver con mi mundo, las agradezco. Así conozco otras cosas. Hay muchas novelas americanas en las que aparecen así, muy detalladas. El libro me ha gustado mucho. No sé si el final es precipitado. Puede ser. Pero me gusta la escena final. Y el epílogo. Eso sí, si hubiera sido más largo tampoco me habría importado.

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