La novela histórica es uno de mis géneros favoritos de siempre, pero reconozco que en los últimos tiempos no me he prodigado mucho con libros de este género. Me gusta regresar a ella siempre que puedo, sobre todo a determinados periodos de la Historia que me interesan de forma especial o sobre los que no hay demasiados libros de referencia. Teniendo la apasionante Historia que tenemos a veces se echan de menos títulos referidos a momentos históricos menos conocidos, que ayuden a crear interés por ese pasado nuestro tan rico que a veces parece caer en un foso de olvido. Leí La visigoda en su día y me quedé prendada del personaje de Alana, hija de una jefa de un clan astur y un guerrero godo, que fue arrancada de su familia y su hogar para formar parte del Tributo de las Cien Doncellas. En La peregrina, los años han pasado. Alana ya no es joven pero mantiene intactos su espíritu y su carácter. Es el año 827, ha pasado algo más de un siglo desde el desembarco de los musulmanes en la península, y el reino de Asturias es la cabeza de la resistencia frente a los invasores.
Creo que lo primero que hay que agradecer a Isabel San Sebastián es que, en La peregrina, haya recuperado (y descubierto a muchos) el primer Camino de Santiago, el Camino Primitivo, que va desde la antigua Ovetao (Oviedo) hasta Iria Flavia. Este recorrido fue realizado por primera vez, como se narra en esta novela, en el año 827 por el rey Alfonso II el Casto y una reducida corte, para ir a dar fe y testimonio de que se habían hallado los restos del Apostol Santiago en el bosque de Libredón. Este camino fue recorrido muchas veces y por muchos peregrinos en los años siguientes hasta que León pasó a ser la capital del reino y tomó más importancia el conocido como Camino Francés, tan transitado actualmente.
Nunilo, un joven clérigo, llega a la corte de Alfonso II después de un viaje agotador para comunicar al rey el hallazgo de la tumba del Hijo del Trueno, el Apostol Santiago. La noticia es acogida con cierto escepticismo, pero el rey sabe que contar con semejante "aliado" podría inclinar la balanza de las victorias frente a los ejércitos musulmanes, que no cesan en sus ataques. Así, decide partir para ver con sus propios ojos el prodigio, haciendo acompañarse de unas pocas personas de confianza entre las que se encuentra Alana de Coaña. Ella ha solicitado unirse al grupo con la esperanza de reencontrarse con su hijo Rodrigo, el más pequeño, al que hace años que no ve ni tiene noticias, y del que sólo sabe que se encontraba al servicio del obispo Teodomiro, remitente de la carta que portaba Nunilo.
Alana es una mujer culta para la época y también, de muchas maneras, moderna para ella. Sabe leer y escribir con soltura, ha vivido mucho y cuenta con la confianza del rey. Pero el mundo que conoce está cambiando. Para los astures, que mantenían una sólida sociedad matriarcal, las mujeres no son vistas como débiles ni como meras habitantes del hogar y madres y ella fue criada de ese modo. Pero los nuevos tiempos, las costumbres godas y el poder de la Iglesia están rotando el papel de la mujer al de mera comparsa, por lo que Alana debe esconder su saber y su carácter. Aun a sabiendas de que en el viaje les acompañará un cronista que tome nota de todo lo que suceda, ella se empeña en escribir su propio relato. A escondidas y sin que nadie lo sepa.
El viaje que les espera es duro y está lleno de dificultades y peligros. No solo por la orografía de la zona, compleja y agreste, sino por la posibilidad cierta de ser atacados en algún momento por tropas musulmanas. Entre los viajeros, además del rey, Alana, tres clérigos, algunos hombres de confianza del monarca y los servidores que se encargan de alojamiento y comida, están el Conde Almerico y su hija Freya a los que Alana piensa vigilar de cerca. Está convencida de que Almerico quiere usar a su hija como cebo. Quizá para una futura boda con el rey. Y eso Alana, que ama en silencio a Alfonso, no está dispuesta a tolerarlo.
Es La peregrina una novela magníficamente documentada de una época convulsa y llena de batallas. La Reconquista se ha iniciado desde el reino de Asturias como respuesta a la invasión musulmana y son tiempos de lucha y temor constante ante lo que pueda suceder. El poder de la Iglesia es fuerte y el rey se ampara también en ese poder. Contar con las reliquias de Santiago, con el impacto que supondría que uno de los más cercanos discípulos de Jesús estuviese enterrado en tierras cristianas, sería más que importante para dar fuerza a la tarea de recuperar la península dominada por los musulmanes. Un fuerza divina.
Isabel San Sebastián envuelve la historia con descripciones muy reales, sobre todo las referidas al cansancio, al frío o al hambre de los que marchan hacia Iria Flavia. El paisaje, los diferentes lugares y monasterios por los que van pasando, las noches, las inclemencias del tiempo... todo queda recogido en una crónica en la que Alana también nos hace partícipes de las conversaciones mantenidas y de sus propios pensamientos y recuerdos. Podríamos considerar La peregrina, además de histórica, como una novela de aventuras, de ir al encuentro con lo desconocido. El viaje de Alfonso II y sus acompañantes es también un viaje de autoconocimiento y de esperanza, a pesar de todo. Se describen también con mimo las ropas y el calzado de los viajeros, las monturas, lo que comían, cómo pasaban las noches, lo que da aun más realidad a lo que estamos leyendo.
Con un estilo sosegado pero que mantiene el interés en todo momento, la autora ha usado un modo de expresión ligeramente arcaizante para dar verosimilitud a lo que Alana nos cuenta. Obviamente si hablasen tal como se hacía entonces no entenderíamos una palabra, pero este modo de narrar hace más cercana la época, nos traslada allí. Y es que en la novela histórica lo importante no es tanto que absolutamente todo sea real (las licencias del autor son siempre posibles) sino la verosimilitud, que es algo que Sebastián Roa me explicó en una ocasión, volviendo del Museo de las Navas de Tolosa.
La peregrina es una novela para paladear con calma y aprendiendo. Con ella conoceremos los inicios de un camino que se convirtió en la autopista de la cultura para la península. A través de él, por ejemplo, nos llegaron los arcos de medio punto del románico y las vidrieras apuntadas del gótico. Llegaron y llegan, hoy día, peregrinos del mundo entero para caminar hacia Santiago de Compostela. Unos por su fe, otros como iniciación; otros, simplemente, como modo de introspección. Pero el Camino Primitivo sigue ahí, marcando el comienzo de lo que luego ha llegado a ser. Alfonso II caminó por él en un momento en que la posibilidad de que los invasores musulmanes acabasen con todos los focos de resistencia era casi una certeza. Quizá gracias a ello hoy somos lo que somos y no una nación islámica.
Al final de la novela encontramos unas detalladas notas históricas que nos amplían la información de todo lo que hemos vivido en la lectura y una guía del Camino Primitivo de Santiago, indispensable para quienes deseen recorrerlo desde Oviedo.
Buen camino.
CAMPUS STELLAE
Creo que lo primero que hay que agradecer a Isabel San Sebastián es que, en La peregrina, haya recuperado (y descubierto a muchos) el primer Camino de Santiago, el Camino Primitivo, que va desde la antigua Ovetao (Oviedo) hasta Iria Flavia. Este recorrido fue realizado por primera vez, como se narra en esta novela, en el año 827 por el rey Alfonso II el Casto y una reducida corte, para ir a dar fe y testimonio de que se habían hallado los restos del Apostol Santiago en el bosque de Libredón. Este camino fue recorrido muchas veces y por muchos peregrinos en los años siguientes hasta que León pasó a ser la capital del reino y tomó más importancia el conocido como Camino Francés, tan transitado actualmente.
Nunilo, un joven clérigo, llega a la corte de Alfonso II después de un viaje agotador para comunicar al rey el hallazgo de la tumba del Hijo del Trueno, el Apostol Santiago. La noticia es acogida con cierto escepticismo, pero el rey sabe que contar con semejante "aliado" podría inclinar la balanza de las victorias frente a los ejércitos musulmanes, que no cesan en sus ataques. Así, decide partir para ver con sus propios ojos el prodigio, haciendo acompañarse de unas pocas personas de confianza entre las que se encuentra Alana de Coaña. Ella ha solicitado unirse al grupo con la esperanza de reencontrarse con su hijo Rodrigo, el más pequeño, al que hace años que no ve ni tiene noticias, y del que sólo sabe que se encontraba al servicio del obispo Teodomiro, remitente de la carta que portaba Nunilo.
Alana es una mujer culta para la época y también, de muchas maneras, moderna para ella. Sabe leer y escribir con soltura, ha vivido mucho y cuenta con la confianza del rey. Pero el mundo que conoce está cambiando. Para los astures, que mantenían una sólida sociedad matriarcal, las mujeres no son vistas como débiles ni como meras habitantes del hogar y madres y ella fue criada de ese modo. Pero los nuevos tiempos, las costumbres godas y el poder de la Iglesia están rotando el papel de la mujer al de mera comparsa, por lo que Alana debe esconder su saber y su carácter. Aun a sabiendas de que en el viaje les acompañará un cronista que tome nota de todo lo que suceda, ella se empeña en escribir su propio relato. A escondidas y sin que nadie lo sepa.
El viaje que les espera es duro y está lleno de dificultades y peligros. No solo por la orografía de la zona, compleja y agreste, sino por la posibilidad cierta de ser atacados en algún momento por tropas musulmanas. Entre los viajeros, además del rey, Alana, tres clérigos, algunos hombres de confianza del monarca y los servidores que se encargan de alojamiento y comida, están el Conde Almerico y su hija Freya a los que Alana piensa vigilar de cerca. Está convencida de que Almerico quiere usar a su hija como cebo. Quizá para una futura boda con el rey. Y eso Alana, que ama en silencio a Alfonso, no está dispuesta a tolerarlo.
Es La peregrina una novela magníficamente documentada de una época convulsa y llena de batallas. La Reconquista se ha iniciado desde el reino de Asturias como respuesta a la invasión musulmana y son tiempos de lucha y temor constante ante lo que pueda suceder. El poder de la Iglesia es fuerte y el rey se ampara también en ese poder. Contar con las reliquias de Santiago, con el impacto que supondría que uno de los más cercanos discípulos de Jesús estuviese enterrado en tierras cristianas, sería más que importante para dar fuerza a la tarea de recuperar la península dominada por los musulmanes. Un fuerza divina.
Isabel San Sebastián envuelve la historia con descripciones muy reales, sobre todo las referidas al cansancio, al frío o al hambre de los que marchan hacia Iria Flavia. El paisaje, los diferentes lugares y monasterios por los que van pasando, las noches, las inclemencias del tiempo... todo queda recogido en una crónica en la que Alana también nos hace partícipes de las conversaciones mantenidas y de sus propios pensamientos y recuerdos. Podríamos considerar La peregrina, además de histórica, como una novela de aventuras, de ir al encuentro con lo desconocido. El viaje de Alfonso II y sus acompañantes es también un viaje de autoconocimiento y de esperanza, a pesar de todo. Se describen también con mimo las ropas y el calzado de los viajeros, las monturas, lo que comían, cómo pasaban las noches, lo que da aun más realidad a lo que estamos leyendo.
Con un estilo sosegado pero que mantiene el interés en todo momento, la autora ha usado un modo de expresión ligeramente arcaizante para dar verosimilitud a lo que Alana nos cuenta. Obviamente si hablasen tal como se hacía entonces no entenderíamos una palabra, pero este modo de narrar hace más cercana la época, nos traslada allí. Y es que en la novela histórica lo importante no es tanto que absolutamente todo sea real (las licencias del autor son siempre posibles) sino la verosimilitud, que es algo que Sebastián Roa me explicó en una ocasión, volviendo del Museo de las Navas de Tolosa.
La peregrina es una novela para paladear con calma y aprendiendo. Con ella conoceremos los inicios de un camino que se convirtió en la autopista de la cultura para la península. A través de él, por ejemplo, nos llegaron los arcos de medio punto del románico y las vidrieras apuntadas del gótico. Llegaron y llegan, hoy día, peregrinos del mundo entero para caminar hacia Santiago de Compostela. Unos por su fe, otros como iniciación; otros, simplemente, como modo de introspección. Pero el Camino Primitivo sigue ahí, marcando el comienzo de lo que luego ha llegado a ser. Alfonso II caminó por él en un momento en que la posibilidad de que los invasores musulmanes acabasen con todos los focos de resistencia era casi una certeza. Quizá gracias a ello hoy somos lo que somos y no una nación islámica.
Al final de la novela encontramos unas detalladas notas históricas que nos amplían la información de todo lo que hemos vivido en la lectura y una guía del Camino Primitivo de Santiago, indispensable para quienes deseen recorrerlo desde Oviedo.
Buen camino.
"Verás la maravilla del camino,
camino de soñada Compostela
—¡oh monte lila y flavo!—, peregrino,
en un llano, entre chopos de candela."
Antonio Machado
camino de soñada Compostela
—¡oh monte lila y flavo!—, peregrino,
en un llano, entre chopos de candela."
Antonio Machado
Suena muy interesante, tomo nota de lo que cuentas. Besos.
ResponderEliminarMe gusta lo que cuentas y también me agrada mucho ver que un autor arriesga un poco, me refiero a lo que comentas de la forma de narrar que estoy segura que no crea complicaciones y ayudará a trasladarse a la época de inmediato. Como te digo, me gusta mucho lo que nos cuentas y me la llevo.
ResponderEliminarBesos
Genial la reseña Yolanda.ya sabes que a mi La Peregrina me gusto mucho.
ResponderEliminarCada vez me interesan más las novelas históricas así que me lo apunto. Muchas gracias por la reseña.
ResponderEliminarNos vemos entre páginas
La vida de mi silencio
Pues me ha gustado mucho tu reseña y la tengo en el estante esperando lectura. Me asusta un poco la forma que elige para narrar que indicas. No sé si ralentizará la lectura. Espero que no.
ResponderEliminarBesos
A mí también me gustan mucho las novelas históricas y me gusta mucho también la historia del Camino de Santiago y, aunque no he leído La visigoda, creo que esta novela me podría gustar. Apuntada.
ResponderEliminarBesos
Me gusta lo que cuentas sobre la novela, pero tendría que leer antes La visigoda para no perderme nada sobre su protagonista. Besos
ResponderEliminarYo no he leído nada de la autora y mira que mi padre me la ha recomendado muchas veces, pero te confieso que esta es una de esas ocasiones en las que su imagen pública me tira para atrás.
ResponderEliminarBesos.