miércoles, 3 de enero de 2024

LOS SANTOS SALVAJES de Natalia Monje

 No está nada mal empezar el año en el blog con la reseña de una novela diferente a lo habitual y que ha sabido tenerme interesada, medio estremecida y expectante hasta el final. Porque a Los santos salvajes, la primera novela de Natalia Monje, le han colocado la etiqueta de "folk horror", un término bastante reciente con varias características concretas: el factor religioso es fundamental en la trama (sea una religión mayoritaria o bien alguna creencia particular, sectas, ritos antiguos, paganismo...); también la naturaleza es un pilar, bien desde su componente más místico o volviéndose brutalmente implacable. La denominación de "folk horror" viene fundamentalmente del cine y, como os digo, es algo muy actual. Se suelen poner como ejemplo películas como El proyecto de la bruja de Blair, La bruja o Midsommar. Digamos que la realidad de religiones, ritos o tradiciones arraigadas se retuerce y se deforma para construir historias que nos toquen muy de cerca, que inquieten porque podían pasarle a cualquiera si está en el peor momento en un sitio equivocado.

Los santos salvajes es una novela muy coral que, aunque tiene varios protagonistas que llevan el peso principal de la trama, se rodean de secundarios potentes. El paisaje, los lugares por los que transcurre, las tradiciones, las creencias extrañas, las leyendas...todo ello conforma una ambientación que, a pesar de estar coronada por un sol inclemente, como os contaré ahora, nos provoca cierto escalofrío. Algo tiene Galicia para que allí todo parezca posible.

TODO LO QUE SE ESCONDE TRAS LA PUERTA

"En los cementerios se ve a veces que las sepulturas están hundidas, y ella decía que eran de personas que habían movido los lindes. Si le robas la tierra a alguien, después tú no tendrás tierra suficiente para tu tumba."

Un hombrecillo extraño sale de la planta de psiquiatría de un hospital de La Coruña para encontrarse con su vida hecha jirones. Una joven antropóloga que busca información sobre un entroido que aparece en una vieja fotografía y que nadie es capaz de reconocer. Un periodista local detrás de una noticia que le tiene en jaque y por la que estaría dispuesto hasta a romper los códigos éticos de su profesión. Un hombre que acaba en los servicios sociales después de haberse pasado más de media vida viviendo en la montaña, alejado de todo y de todos. Una chica, fervorosa seguidora de las historias de aparecidos y terror, que encuentra una misteriosa reliquia cuando va a explorar la casa de uno de los pueblos que han emergido del pantano debido a la sequía. Una peculiar adolescente, a la que nadie parece conocer ni reconocer, que muere de forma terrible. En un otoño que se asemeja más al verano, con un calor insólito para la época y la sequía agostando embalses y fuentes, todos ellos acabarán cruzándose. Es como si la naturaleza hubiese cambiado su orden natural y su ciclo estuviese del revés. Los ojos de muchos se vuelven hacia lo que siempre está oculto, hacia la memoria de lo prohibido. 

En Los santos salvajes viajamos a Galicia, la más rural, cercana a la frontera con Portugal. Es ya otoño, pero el calor no baja, el verde se vuelve amarillo y hasta el humor de las gentes está cambiando. Hay cortes de agua, pueblos enteros emergen de los pantanos secos y, en el ambiente, la sensación de que todo está mal. Alterado. Flora, la joven antropóloga, siguiendo una fotografía encontrada casi por azar, trata de conseguir información sobre el entroido que se ha inmortalizado en ella. (Los entroidos son fiestas de carnaval que se celebran en Galicia desde hace lustros y que se caracterizan por sus máscaras, sus vestimentas coloridas y sus peculiares celebraciones.) Por más que intenta saber, menos consigue: nadie parece reconocer la máscara ni el lugar en el que se tomó la fotografía. Su búsqueda la lleva hasta una casa aislada, en la que una anciana podría tener las respuestas. Pero todo se complica cuando una jovencita a la que conoce allí, y que parece salida de la nada, es encontrada muerta poco después por el ataque enloquecido de un buey.

Leyendo esta novela me he sentido como cuando se tiene un mal sueño, de esos que recuerdas vivamente cuando te despiertas y que te dejan con un ánimo extraño durante todo el día. No llegan a ser pesadillas, pero si crean un poso extraño en la boca del estómago. Todos los protagonistas, de un modo u otro, está llenos de cicatrices y costuras. Llevan a sus espaldas experiencias y sus cruces personales, su arraigo familiar es casi inexistente y, si existe, está viciado de alguna manera. La búsqueda de Flora hará emerger realidades incómodas y, también, otro tipo de certezas y creencias que han permanecido en la sombra desde siempre y que, al quedar expuestas bajo ese duro y desconocido sol de octubre, adquieren presencia, forma, un innegable poder. Todo ello en una tierra tan dada a los misterios y las creencias como es Galicia.

Natalia Monje utiliza, para crear este armazón tan complejo, tanto las creencias y leyendas más reconocibles de la zona (la Santa Compaña, las Marías, las lavandeiras, los ameigallos, los baluros - ese pueblo del que apenas sabemos nada y que recuerda, en cierto modo, a los agotes -) para mezclarlas con cuentos. Pero no son cuentos amables de finales felices, sino muy cercanos a los originales de los hermanos Grimm, que no tenían nada de dulces. Aún recuerdo aquellas hermanastras de la Cenicienta cortándose pedazos de pie para que les cupiera el zapato. En este punto, si bien esas narraciones son necesarias para entender ciertas cosas, haría una pequeña crítica: en mi opinión son, en ocasiones, excesivamente largos. Reconozco que muchos los leí en diagonal porque me resultaban tediosos. Obviamente la autora ha querido, con ellos, que entendamos el desarrollo y el final de la novela, pero quizá, e insisto que es una opinión muy personal, podrían haberse reducido en extensión. Sea como fuere, resultan curiosos y un poquito sobrecogedores.

Con todo, Los santos salvajes es una novela muy recomendable, sobre todo si os gustan las lecturas que se apartan de los cánones habituales. Que tiene misterio, un crimen, una trama que se va complicando y muchas preguntas a las que ir dando respuesta. También es una historia perfecta para entender cómo se viven y se interiorizan las creencias en determinadas zonas. Contiene, también, críticas a los medios de comunicación, a los silencios de la gente ante determinadas situaciones familiares, a la falta de recursos de la administración, a la poca atención a la salud mental. Un rompecabezas original con muchas intrigas a las que poner solución. Os aseguro que vale la pena dejarse llevar.


 

2 comentarios:

  1. Como siempre, leerte es un privilegio. Quién podría resistirse a la lectura de esta historia tras este desarrollo increíble de la misma . Enhorabuena querida mía

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  2. Temática muy interesante, de las que gustan porque se sale de lo normal en este genero.

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