jueves, 11 de enero de 2024

ISLA NEGRA de Toni Montserrat

 

Recuerdo bien cuándo me fijé en esta novela por primera vez. Estaba echando un vistazo a los catálogos de novedades de las diferentes editoriales, de cara a encontrar algo interesante para recomendar como posible lectura en el podcast del Certamen de Novela Histórica de Úbeda. Y, de pronto, ahí estaba Isla negra con un cebo bajo el título que me dejó clavada: Dos asesinatos macabros en la Ibiza del siglo XIX. Una historia inspirada en hechos reales. Sé que me vais conociendo. Pocas cosas hay que me gusten más que una buena trama histórica con "muertis", denominación que le robé hace tiempo a mi querida Ainara Ariztoy, de la Asociación FunerArte, que se dedica a hacer visitas guiadas por importantes cementerios de Madrid y que es maravillosa compañera del programa de Onda Madrid Esto es otra Historia, en el que ambas colaboramos. Así que imaginaos mi felicidad al descubrir esta novela. 

Reconozco mi querencia ya no solo por este tipo de tramas. Si, además, se desarrollan en el mundo rural me suponen un plus. Creo que lo he comentado en alguna otra ocasión: en los lugares pequeños, en los pueblos, es donde los odios y los rencores se enquistan con más facilidad. Quizá porque no existe la capacidad de olvido de las grandes ciudades, en las que vamos tan deprisa que hasta la memoria parece desdibujarse. Allí, entre sus calles, sus campos y sus alcobas, los recuerdos se vuelven algo vívido y tangible, con peso, con culpas y resentimientos que no caducan. En Isla negra, Toni Montserrat ha sabido sumergirnos en un ambiente así, incluso un poco más claustrofóbico al ser en una isla relativamente pequeña. ¿Venís a conocerla?

LA ISLA OLVIDADA

El 26 de diciembre de 1863, la isla de Ibiza se sacude con un suceso terrible e inesperado: el párroco de Sant Jordi y su criado han aparecido asesinados. No solo eso: en la casa falta el dinero que el cura tenía guardado para comprar unas tierras. En un primer momento, el asunto se trata como un robo que acabó muy mal, pero no hay pistas, nadie vio nada, nadie sabe nada. El suceso enturbia el ánimo de la población y alerta a las autoridades, ya bastante preocupadas por la violencia soterrada que existe en la isla. La alarma social y la falta de avances en la investigación obligan al gobierno a enviar a Marc Guasch, un investigador un tanto especial que guarda un personal y oculto vínculo con Ibiza. A medida que Guasch va tratando de componer el puzle que le lleve a la respuesta de todas las preguntas, se va dando cuenta de que son muchos los que tienen algo que ocultar y que pisa una tierra tan compleja como olvidada por el resto del país.

Toni Montserrat parte de un hecho cierto en su novela: los asesinatos del párroco y su criado ocurrieron de verdad, aunque nunca existió la investigación que nos narra. Es un acierto que, en las primeras páginas, coloque un par de mapas de la isla y de su capital para saber en todo momento por dónde nos vamos a mover. No es Isla negra una novela trepidante, que nos lleve de un lado a otro a toda prisa y sin darnos respiro; por el contrario, el autor parece empaparse del ritmo de la época y de la sociedad de entonces, mucho más pausadas, principalmente porque el simple hecho de desplazarse de un lugar a otro ya suponía bastante tiempo. Yo la definiría como una novela "diésel": si bien al principio todo transcurre de forma más sosegada, haciendo que el lector se coloque y vaya conociendo los lugares, las gentes y el paisaje, para, posteriormente, ir cogiendo ritmo hasta alcanzar velocidad de crucero. Ello no significa que sea lenta o que no atrape, todo lo contrario. Desde la primera escena, que ya provoca un cierto escalofrío, te quedas. Necesitas quedarte.

Marc Guasch es un inspector del Cuerpo de Investigación del Crimen, que, según se cuenta en los primeros capítulos, se había creado poco tiempo antes, aunque es ficticio. Y su llegada no es celebrada, precisamente, por el gobernador de Ibiza, que ve en él una injerencia en los asuntos locales y más teniendo en cuenta que jamás se han atendido sus peticiones de enviar más agentes de las fuerzas del orden. A nivel personal tampoco le convence: le ve demasiado joven y poco bregado, a pesar de los buenos informes. Tampoco el resto de los miembros de la policía parecen muy dispuestos a ayudar. Pero Guasch es observador, metódico, disciplinado y sabe formular las preguntas adecuadas. Contará con la ayuda inestimable del subinspector Riera, un tipo peculiar pero buen conocedor de la isla, para sus traslados y para abrirle las puertas de vecinos y posibles sospechosos.

Algo que resulta fascinante es caminar por una isla de Ibiza que nada tiene que ver con la actual. Apenas poblada, sin una agricultura desarrollada, casi sin habitantes y de vegetación escasa, es un lugar que se presenta hostil y desconocido. El bullicio de la ciudad de Ibiza contrasta vivamente con el resto de su geografía. Todo parece conjurarse para una narración en la que los detalles y las respuestas tienen la clave y en la que la prisa está completamente ausente. Las pesquisas policiales y las pruebas que podían hallarse en aquel momento, desde luego que no iban a la velocidad actual. Casi ni existían. Por eso Guasch sabe sacar provecho de su propia intuición y de cada interrogatorio. Iremos descubriendo una isla casi dejada de la mano de Dios y de los hombres, pobre, oscura, violenta e iletrada.

Si hay algo que me ha gustado mucho es la caracterización que Toni hace de sus personajes, tanto los reales como los ficticios. Y cómo consigue que las conversaciones "suenen" naturales, auténticas, que casi nos parece escucharlas. Algunas las jalona con toques de humor, especialmente entre Guasch y Riera, o con una sutil ironía que hizo que esbozara más de una sonrisa. Todos son muy humanos, con sus luces y sus sombras, con sus alegrías, sus silencios y sus secretos. Incluso habrá momento también para el amor.

Escrita en capítulos cortos, irán apareciendo pequeñas subtramas que brotan al paso de la investigación de Marc Guasch y que ayudan a comprender mejor la sociedad de la isla, las diferencias de clases y el modo de vida tan distinto entre quienes residen en la ciudad y quienes lo hacen en el campo, mucho más aislados.

Estamos ante una más que prometedora primera novela y ante un autor que nos puede brindar en el futuro muchas historias tan atractivas o más que Isla negra. Sin duda, viajar de su mano a esta Ibiza del siglo XIX es toda una aventura, así que ¿por qué no dejarnos llevar?

 


 


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