domingo, 19 de junio de 2016

LA MIRADA DE CHAPMAN de Pere Cervantes (CON ENTREVISTA AL AUTOR)



Cuando mi amiga Carmina, del blog “De tinta en vena”, me propuso hacer una lectura simultánea (con la correspondiente reseña) de este libro me cogió en absoluto fuera de juego. En ese momento estaba de trabajo hasta los ojos y leyendo dos libros a la vez, pero la lectura no me cundía. El estrés me quita concentración y capacidad de disfrutar de las páginas que tengo delante, aunque siempre me reservo un par de horas para la noche, cuando ya no tengo otras cosas a las que atender. Acepté el envite, por supuesto. Y lo acepté sin saber ni de qué libro se trataba ni qué me iba a encontrar, pero me fío de Carmina y de su criterio. Además es mi amiga.

Tenía tan poco tiempo esos días que ni investigué sobre el argumento o el autor. Sí que vi una fotografía de la portada, medio tapada por la faja, y me pareció que lo que asomaba era la parte superior de una pirámide maya. Chapman. Pirámide maya. Podéis reíros, pero llegué a pensar que se trataba de un misterio arqueológico o algo de ese estilo. Por suerte el libro me llegó enseguida y pude comprobar, con bastante alegría, que, como de costumbre, había sacado conclusiones muy arriesgadas, en especial porque no era pirámide maya sino naveta menorquina. El autor, Pere Cervantes, me sonaba pero no había leído nada suyo aunque me gustó el resumen y allá fui de cabeza. Sólo puedo decir, y espero saber contarlo como merece, que he disfrutado de una novela apasionante, adictiva, de las que no puedes parar de leer, con personajes reales y muy pegados a la tierra y con una estupenda dosis de intriga y un “malo” que a veces da escalofríos.

Vayamos entonces hasta Menorca y a la “Semana Negra de Ciutadella”, a la sombra milenaria de la Naveta dels Tudons

EL AUTOR: PERE CERVANTES


Nacido en Barcelona en 1971, licenciado en Derecho (aunque asegura haber estudiado la carrera equivocada) y policía desde hace más de veinticinco años, siempre ha destacado en él su capacidad de observación de lo que le rodea, lo que es una gran ayuda para el proceso creativo de sus novelas. No sólo ha ejercido su profesión en España, sino que también ha trabajado para la Unión Europea y la ONU y en terrenos tan complicados como Bosnia Herzegovina o Kosovo, en misiones de paz. Fruto de esa experiencia publicó en 2004 “Trescientos sesenta y seis lunes”, en la que habla sobre la maldad humana y lo que no se ve de las misiones de paz. Actualmente trabaja en la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía Nacional.

Estudió y se formó como guionista en la Academia Internacional de Cine de Barcelona y en esa faceta es autor de varios cortometrajes y del guión de la película “Triste y azul” (pendiente de producción). También es co-autor, con Juan Silvestre, de la novela “La soledad de las ballenas”, una suerte de fábula que narra el último mes de vida de un sexagenario, y junto a Oliver Tauste escribió “Tranki pap@s”, un manual para proteger a niños y jóvenes de los peligros de internet.

Sus otros libros son “Rompeolas”, “Internet Negro” y “No nos dejan ser niños”, el primer caso de los policías María Médem y Roberto Rial, a los que ahora volvemos a encontrar en “La mirada de Chapman”.

ASESINATOS EN LA “SEMANA NEGRA” DE CIUTADELLA


Dos años después de los hechos narrados en “No nos dejan ser niños”, la vida ha cambiado para María Médem y Roberto Rial. María se ha separado de Bruno, su marido, y mantienen una tensa relación por la custodia de su hijo Hugo. Sigue viviendo en Menorca y trabajando como policía, ahora comparte casa con una amiga y su hijo adolescente y ha colaborado como co-autora en un libro con su antiguo profesor de Criminología y amigo Paco Galván. El libro va a presentarse en la “Semana Negra” de Ciutadella y para María todo este mundo es nuevo y casi un poco hostil.

Roberto, por su parte, está en Madrid. Mantiene una relación con Alma, una compañera más joven que él y también sigue con su trabajo en la policía. Sin esperarlo, el pasado se le aparece de pronto en la puerta de su apartamento, un pasado que ha llegado para, quizá, descolocarle por completo.

Durante la jornada de presentación del ganador del Primer Premio de la Semana Negra de Ciutadella, que ha recaído en Leo Valdés, en la pantalla del teatro y en los móviles de los asistentes se cuela un video de Youtube en el que se asiste a la brutal muerte en directo del hijo de Julio Soler, propietario del grupo editorial que auspicia el certamen. Es el inicio de una pesadilla que tendrá en los participantes de la Semana Negra su centro y su objetivo.

Ante el cariz que van tomando los hechos y las investigaciones, Roberto y Alma han de desplazarse a Menorca para hacerse cargo de la investigación y colaborar con la policía de allí. Roberto y María, tras dos años casi sin hablar, han de retomar el trabajo y llenar muchos silencios, pero ya no son los mismos. Además la investigación se vuelve cada vez más complicada. Hay un asesino suelto en Menorca y no parece tener intención de parar.

EL HOMBRE DE LA MIRADA CON LAS HORAS CONTADAS


Enfrentarse a una novela que ya ha tenido una “entrega” anterior y de la que, lo reconozco con pesar, no tenía siquiera referencias puede dar cierto vértigo. Pero lo cierto es que “La mirada de Chapman” se lee perfectamente incluso sin contar con el apoyo de la previa. Desde el primer momento, tras un prólogo breve e intensísimo frente a la Naveta dels Tudons, nos atrapa en una narración absorbente, en un caso oscuro, cruel y que parece tener mucho que ver con el mundillo literario aun cuando quienes están en él no entienden nada. Tampoco la policía.

Si en “No nos dejan ser niños” Pere Cervantes usaba la voz de María Médem como narradora para el caso de la asesina de ancianas, en “La mirada de Chapman” es un narrador omnisciente el que se encarga de contarnos desde las alturas todo lo que sucede, tanto en la investigación como dentro de las vidas personales de los protagonistas, principales y secundarios. Incluso ese “hombre de la mirada con las horas contadas”, el asesino, se nos va mostrando desde bastantes ángulos pero de un modo que causa, en mi opinión, un frío enorme, una certeza de que el mal está más cerca de lo que pensamos y bajo los aspectos menos esperados.


Hay una cosa que me ha sacado bastantes sonrisas a lo largo de la novela: los constantes guiños del autor al describir o a “bautizar” a personajes de su novela para que nos resulten tremendamente familiares como la Editorial Júpiter, el caso de Mar Sevilla (tan similar al de Marta del Castillo que casi no se distinguen) o el escritor Aléxis del Árbol. También esa visión un tanto descarnada y como de gabinete de curiosidades que muestra ante lo que rodea al mundo literario, especialmente a la novela negra. Editoras dispuestas a todo para conseguir contratos, premios dados de antemano, escritores endiosados y con un concepto de sí mismos tan alto que resultan pedantes y repelentes, periodistas dispuestos a cantar loas de ellos, blogeras que se creen influyentes sólo por tener cierta relación con editoriales… La crítica que hace Pere Cervantes es ácida e irónica pero, sin dejar de ser ficción, dice verdades inmensas.

María Médem no sólo ha de bregar con un caso complejo que obliga a que su jefa, conocida como la Zurda, pida refuerzos, sino con su propia vida personal. Su ex marido no le está poniendo fácil lo relativo a la custodia del hijo que tienen en común, aunque de repente parece mostrarse sorprendentemente amable y conciliador. Además también le toca lidiar con Garrido, un miembro de su equipo a punto de jubilarse, que apenas tiene ganas de implicarse mucho en nada. Lo que no sabe es que en la vida de Garrido hay motivos más que de sobra para esa actitud. Roberto Rial, en esos dos años, parece haberse oscurecido un poco. Está desengañado, cansado de no poder hacer todo lo que se podría por las víctimas de los delitos. Para colmo un pasado que no esperaba ha llegado de golpe para darle directamente en la cara y complicarle la existencia de forma muy concienzuda.

Su relación con Alma, una agente casi recién llegada al cuerpo, le satisface pero no deja de preguntarse si es suficiente. Reencontrarse con María es a la vez una alegría y un montón de preguntas. Alma es guapa y parece muy segura de sí misma, pero ciertas actitudes de Roberto con ella la hieren más de lo que quiere reconocer. También ella tiene en su pasado agujeros negros que se esfuerza por mantener tapados, aunque siempre parecen dispuestos a saltar como un geiser. En realidad todos los personajes ocultan una parte escondida que se esfuerzan por no mostrar, como hacemos todos de alguna manera. Y eso los hace aun más intensos, más reales.

Hay otros personajes, como el escritor Leo Valdés, que deseas, durante muchas páginas, que alguien le parta la cara. Su soberbia, su egolatría, su actitud despreciativa hacia todo y hacia todos, sin una pizca de empatía te hacen considerarle más un producto de la telebasura que un escritor de éxito. Pero claro, el éxito no es garantía de que la persona que tiene detrás sea una delicia. Muchas veces es todo lo contrario. Valdés es una exageración… ¿o no? Sea como sea resulta tan histriónico que no puedes dejar de pensar que todo es una impostura muy ensayada que ha terminado por creerse.


La narración transcurre creciendo en intensidad, alternando la investigación y las vidas de Roberto, María, Alma o Garrido, dándole un cierto aspecto coral a lo que está sucediendo en Ciutadella. Irán apareciendo tramas paralelas de temas muy actuales, como la corrupción política y urbanística y, al tiempo, iremos descubriendo una mágica y maravillosa isla de Menorca que, a pesar de verse sacudida por hechos tan tremendos, mantiene intacto su encanto. El clima, el viento, los paisajes, el mar pasan a ser también un personaje más poniendo un telón de fondo único y también diferente. No sólo en las ciudades grandes ocurren cosas así.

Hay algo de cinematográfico en toda la novela. Pere Cervantes consigue hacer descripciones precisas sin caer en retóricas vacías para que, mientras leemos, seamos capaces de imaginar hasta el mínimo detalle. Seguramente su formación como guionista tiene mucho que ver en ello. Es gráfico incluso cuando no lo parece y eso, personalmente, me ha encantado. Sabe engancharte con dos pinceladas precisas, tanto en el dibujo de los personajes como en el los lugares, los edificios, los sentimientos.

También, como no podía ser de otra manera (recordemos el trabajo actual de Pere), hay una parte de la investigación dedicada a la informática, al rastreo de IP’s y de direcciones de correo electrónico por ejemplo. Y está contada de forma muy accesible, sin perderse en explicaciones técnicas innecesarias o tediosas, explicando lo justo para que sepamos lo que se está haciendo y cómo, pero sin machacarnos con datos tecnológicos, algo muy de agradecer.

No hay nada de rebuscado en el lenguaje que Pere Cervantes usa a lo largo de “La mirada de Chapman”, un título que hace referencia al apellido del asesino de John Lennon. Tampoco eso es casual, como iremos averiguando a lo largo de sus páginas. Seguir la acción y las diferentes tramas paralelas hace de la lectura de este libro un placer y también te hace tomar partido sin remedio. Es difícil no sentirse cercano a Roberto y a María, aunque el primero a veces lo pone un poquito difícil. En todo momento se mantiene la tensión y seremos los lectores los que vayamos por delante de la policía en lo que es el conocimiento del asesino y sus pensamientos, pero eso no le resta un ápice de interés ni de suspense a la historia.

A mí me ha supuesto el descubrimiento de Pere Cervantes como autor y le auguro un futuro muy prometedor en la novela negra. No sólo por la originalidad de la trama sino por cómo ha sido capaz de plasmarla por escrito, sin caer en tópicos ni en algunos maniqueísmos habituales en la novela policiaca. Ojalá el futuro nos vuelva a traer a María Médem y Roberto Rial. Yo, seguro, les estaré esperando.

ENTREVISTA CON PERE CERVANTES


Para finalizar, me gustaría dejaros una pequeña entrevista que Pere Cervantes tuvo la amabilidad de concederme. Sólo puedo agradecerle sus respuestas y su magnífica disposición. Gracias, Pere, por tu novela y por estar ahí. Es todo un placer conocerte.

- Al hilo de una entrevista hecha hace poco a Lorenzo Silva, en que se le preguntaba por una posible “burbuja” en la novela negra española, manifestaba que es una situación que permite que el talento florezca y, sobre los festivales basados en ella, aseguraba que no escuchaba a nadie decir que hay demasiados bares. Tu visión en la novela de estos festivales es algo descarnada, como un esperpento o una feria de curiosidades. Es ficción, claro, pero ¿cuál es tu opinión real sobre la novela negra actual y sobre los diferentes certámenes que se organizan?


Como muy bien dices lo que reflejo en “La mirada de Chapman” (Ediciones B) es ficción. Si te soy sincero me disgusta mucho que se hable de “burbuja” de la literatura negra y policiaca cuando distamos mucho de la importancia que tiene este género en otros países, por ejemplo en Francia. Deberíamos erradicar dicha expresión tan unida al desastre inmobiliario y bursátil de este país y alegrarnos porque de tanto en tanto la cultura muestre ciertos brotes de ilusión. Pero para no marcharme de tu pregunta soy de los que creen que todavía existen pocos certámenes y sobre todo pocos asistentes. Dejemos que crezca la literatura en lugar de analizarla desde el punto de vista del temor. Al menos a mí el término “burbuja” es lo que me induce a pensar. Miedo ante algo que crece.


- Casi todos los personajes de la novela muestran una parte muy oscura de sí mismos, tanto los protagonistas como los secundarios.  ¿Ocultamos todos un pequeño o gran psicópata que sólo espera una oportunidad para salir a la luz?


J)) Bueno, permíteme que haga un matiz. Sí bien es cierto que algunos de mis personajes adolecen de psicopatía, los principales digamos que, más que mostrar su parte oscura, lo que el narrador nos transmite son aquellas emociones que solemos enterrar en la fosa más común de nuestros silencios, que es la misma que alberga nuestros miedos. Miedo a la soledad, al rechazo, a no ser correspondido, a errar, a descubrir que no somos quién creemos que somos,…


 - En una posible tercera entrega de la pareja de policías Rial y Médem hablas de darle voz en primera persona al propio Roberto. Personalmente creo que sería perfecto para entenderle. En “La mirada de Chapman” Rial es más oscuro, quizá, que en “No nos dejan ser niños” pero también se ha acomodado a una situación que no le acaba de cuadrar, como es su relación con Alma. ¿Es sólo el deseo de no estar solo o quiere autoconvencerse de puede ser feliz?
 

En el caso de que haya tercera entrega ( los lectores tendréis la palabra final con el resultado de las ventas, no nos engañemos), la intención sería escribirla en primera persona y en voz de Roberto Rial. De este modo contemplaríamos la trilogía desde tres posiciones muy distintas. En mi opinión Roberto Rial no es un personaje tan oscuro, lo que le ocurre es que se le ha plantado el pasado sin avisar y con muy malas intenciones, y si a eso le añades sus dudas sentimentales en medio de una investigación que termina afectándole de manera directa, … ¿Y si le perdonamos sus silencios y sus reacciones un tanto desajustadas? 


- ¿Cuántas cosas compartes con Roberto Rial? Salvando las distancias ¿cuánto hay de ti en él?
 

Comparto poco salvo el sentido del honor, de la lealtad y la defensa a ultranza de la víctima de los delitos graves. Lo confieso, a menudo utilizo a Rial para desahogarme ante tanta chapuza legislativa y de tanta hipocresía social sobre determinados “presuntos” autores de delitos de sangre, con la reivindicación de sus derechos por encima del sentido común y de las emociones más primitivas.


 - Un tema que tocas de forma tangencial en la novela es la falta de comunicación y de ayuda entre los diferentes cuerpos de seguridad del estado. Visto desde fuera y para una profana como yo a veces es muy evidente. ¿Hasta qué punto repercute en el trabajo policial habitual? 


Es un mal que lo he conocido y lo he sufrido desde que ingresé en el Cuerpo. Como me dijo un policía italiano durante mi estancia en los Balcanes durante dos años con las Naciones Unidas, “a menudo en un cuerpo la mano derecha no sabe que está haciendo la mano izquierda”. Ya no es un tema de circulares internas ni de órdenes, a veces un exceso de testosterona  y de ambición individualizada puede echar por tierra una operación que de coordinarse sería más efectiva.
 

- He visto que perteneces ahora a una unidad de delitos informáticos. Desde tu perspectiva ¿es más fácil cometer o encubrir ciertos delitos gracias al conocimiento de las nuevas tecnologías? ¿Hasta qué punto estamos expuestos por compartir información en redes sociales de todo tipo? 


Internet es una herramienta para todos. Lo que ocurre es que al bueno le amparan menos leyes que al malo. Por mucha legislación internacional de cooperación entre países, la práctica diaria con la que me encuentro es que deja mucho que desear. Estar conectado te convierte en una persona vulnerable y eso has de saberlo. Sí podemos mejorar nuestra gestión de la propia información que volcamos en la red, bueno, eso y muchas cosas más. Pero para ello te invito a que te leas el manual “Internet Negro” (Temas de Hoy, Grupo Planeta) que escribí junto a mi compañero Oliver Tauste. ;))) Con su lectura te garantizo reducir tu vuelnerabilidad.


- ¿Cómo planificas tus novelas? ¿Llevas un esquema y documentación previos y detallados o te gusta ir improvisando sobre un guión básico? ¿Te admites a ti mismo cambios que no esperabas pero que surgen a medida que escribes? 


Soy muy disciplinado, minucioso e incluso diría que obsesivo en a documentación y previa estructura de tramas, subtramas y fichas de personajes con sus propias escaletas de evolución en la historia. No dejo que nada me sorprenda, quiero el absoluto control de todo. Algo que en la vida es un imposible.


-  ¿Tienes nuevos proyectos literarios a la vista? 


El próximo año, probablemente en el mes de marzo , publicaré una novela a la que le he dedicado 5 años de mi vida. Se trata de una novela policiaca con importantes tintes del mundo paranormal y para ello me volqué en la documentación que el tema me exigía. Pero no os asustéis, a pesar de la temática “toco el suelo” y no me voy de madre. Pero si es un tema que me fascina y espero que así lo transmita. Sobre Rial y Médem, los pobres se merecen un descanso.

7 comentarios:

  1. Excelente tu reseña y muy completa de Pere oigo hablar mucho ultimamente. Enhorabuena

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  2. Deseando leerla, la anterior me sorprendió,
    besucus

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  3. Sabía que no tenía que haber leído esta reseña teniendo en cuenta que tengo que hacer la mía. No obstante, también ha sido una delicia por mucho que me hayas dejado sin ideas. Por otro lado, la pequeña entrevista es más interesante que otras muchas que le han hecho al autor, hay mucha enjundia en las preguntas y las respuestas son geniales para conocer al autor. ¿Se puede pedir más? Creo que no.

    Un beso.

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  4. Vaya, pues sí que ha sido todo un descubrimiento este autor; habrá que seguirlo de cerca, que me ha gustado lo que cuentas de esta novela. Y la entrevista muy jugosa, oye. :-)

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  5. Completísima reseña, me ha gustado lo que cuentas y cómo lo cuentas. Un abrazo

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  6. Conocí a Pere Cervantes en Castelló Negre y tenía muy claro que quería leer sus novelas, al menos las dos últimas, y me pareció una buena idea leerla acompañada, así que ya te adelanto que fue un placer contar contigo y con Ana, aunque con vosotras siempre salgo perdiendo porque leéis mucho más rápido que yo, y no hay forma de cogeros. En cuanto a tu reseña como siempre muy completa y acertada y la mini entrevista un placer, aunque me ha puesto un poco triste el saber que tendré que esperar aún un poco para reencontrarme con María y Roberto de nuevo, o eso espero que sea poco tiempo, que bastante es saber que tiene otra entre manos ajena a la serie.

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