lunes, 4 de diciembre de 2017

LA CARICIA DE LA BESTIA de Cristina C. Pombo



Fue después del verano cuando mi amigo David Botello, apasionado de la historia, escritor y conductor del programa El punto sobre la historia de Telemadrid (que os recomiendo más que mucho a los apasionados de la historia y a los que no), me contó que una amiga suya iba a publicar una novela, un thriller policiaco en el que tenía puestas muchas esperanzas. Y que sería estupendo si pudiese enviármela y que la leyese. Creo que mis amigos saben que si me dicen ven, lo dejo todo y unas semanas después me llegó el libro a casa acompañado de una original presentación en forma de informes policiales y bolsa de pruebas. El título, La caricia de la bestia, no me daba muchas pistas y, al leer la primera frase del resumen de la contraportada, fruncí un poco el ceño, lo reconozco:

“En un bosque solitario, dos adolescentes son brutalmente atacados por un ser de una fuerza sobrenatural. En su declaración, ambos sostienen que el agresor es un zombi.”

Confieso que me quedé un poco descolocada. ¿Zombi? ¿Esto es una novela de zombis? Hoy me alegra haber comprobado que la sombra de The walking dead no es tan alargada y que lo que tenía entre manos era una trabajada trama policial. Ya os adelanto que no es un libro sobre zombis en absoluto, sino que La caricia de la bestia contiene una investigación muy bien hilada, con una pareja protagonista que se sale de los cánones y un misterio detrás del que hay mucho por averiguar

Os invito a que me acompañéis a Grazalema y a los bosques que la rodean y os invito, también, a la entrevista que Cristina C. Pombo me ha concedido y que encontraréis tras la reseña.

LA AUTORA: CRISTINA C. POMBO

  

Nacida en Orense en 1977, estudió música, filología y arte dramático además de cursar un Máster en Creatividad y Guión Audiovisual. Ha trabajado como directora artística, profesora, traductora y guionista de televisión. Colabora con sus artículos en La Región y Pikara Magazine. En la actualidad compagina la docencia de letras con la escritura.

LO QUE EL BOSQUE ESCONDE


Dos adolescentes atacados por un ser extraño, de enorme fuerza y que no parece sentir dolor alguno. Un ser que, de un mordisco, arranca media cara al chico. Un segundo ataque, días después, a un abogado que consigue salir indemne. Y las descripciones de ambos atacantes hablan de un zombi. La inspectora Laura Tébar y su nuevo compañero,  el recién llegado a Grazalema David Merino, se hacen cargo de la investigación sin tener muy claro a qué se enfrentan y, además, lastrados por el choque de sus personalidades, completamente opuestas.
Laura Tébar, una policía dura y de carácter complicado, se niega a creer la teoría del zombi. Merino, que también duda, intenta ampliar el abanico de posibilidades pero sin cerrar ninguna puerta. ¿Esconden los bosques de Grazalema seres invulnerables al dolor que parecen querer alimentarse de humanos desprevenidos? ¿O hay algo más?

TÉBAR Y MERINO


No recuerdo las palabras exactas, pero sí su contenido. En una conferencia, el escritor Arturo Pérez Reverte fue preguntado acerca de por qué las protagonistas femeninas de sus novelas tenían características tan masculinas. Y él, tan ácido como de costumbre pero también cargado de razón, expuso que las mujeres son más valientes y tienen más coraje que los hombres de aquí a Lima. Que podemos ser duras y muy capaces de tomar decisiones y de llevar nuestra vida sin necesitar a ningún hombre, incluso llegar a matar si la vida nos pone en esa tesitura. Que cuando una mujer agarra un cuchillo no es para asustar ni para hacer posturitas. Y, mientras leía esta novela y conocía a Laura Tébar no he podido evitar recordar esas afirmaciones. El problema, creo, es que seguimos viendo normales ciertos comportamientos y actitudes en los hombres pero, si son mujeres quienes los tienen, miramos con recelo y los consideramos “poco realistas”. Y ahora desarrollaré esta idea con algo más de detalle.

La caricia de la bestia, como os decía antes, cuenta con una pareja de policías protagonista que no pueden ser más antagónicos. Hasta ahí hasta puede parecer algo típico y ya usado en muchas novelas. Pero en este caso la “jefa” es ella, la inspectora Laura Tébar, que supera ya los cincuenta aunque sigue en plena forma. Una mujer que es respetada pero también temida por su lengua rápida y por su carácter poco dado a los compadreos. Solitaria, dura y muy capaz, acaba de quedarse sin su compañera de los últimos años, inmersa en un complicado divorcio. 


El ataque sufrido por la pareja de adolescentes en el bosque ha dejado como resultado al chico herido de gravedad y sin media cara y al atacante muerto, ya que la chica se sobrepuso al miedo para defenderse con una barra de hierro, aunque necesitó varios golpes para acabar con él. Aparentemente no sentía dolor, no se detenía. Algo así no había pasado nunca en Grazalema y Tébar no sabe qué pensar. Para colmo, conocer a su nuevo compañero le pone aún de peor humor: David Merino llega del País Vasco, ni siquiera tiene treinta años, luce una rasta y es, por su apariencia, un seguidor fiel del 15-M. Su carácter, más conciliador y tranquilo que el de Tébar, y sus ideas se dan de bruces contra una inspectora que no le quiere a su lado.

La acción principal de La caricia de la bestia se sitúa en la localidad de Grazalema, en el noroeste de la provincia de Cádiz, un lugar con un microclima fascinante que le hace tener lluvias y humedad de forma casi constante. De ahí la frondosidad de los bosques que la rodean. Desde hace tiempo la acción de las novelas policías, de misterio o negras ha abandonado las grandes ciudades para descubrir pequeños universos de maldad en lugares más pequeños, y los alrededores de Grazalema se ofrecen de maravilla para una trama como ésta. 

La novela se estructura en cuatro partes llenas de capítulos cortos, a veces de apenas página y media, que hacen la lectura rápida y ágil. Las descripciones son muy visuales y es sencillo imaginar, casi ver, lo que Cristina nos va contando en cada momento. También la forma de narrar, dosificando la acción y llevándola a una tensión creciente, favorece el interés. Los personajes, sobre todo los dos principales, están creados para que sea imposible mantener la indiferencia con ellos: Merino porque cae bien sin remedio y Tébar porque es una auténtica bofetada al lector, al que no le concede la más mínima tregua. Y, sin embargo, a medida que la conocemos, descubriremos muchas costuras rotas en ella, muchas soledades sin llenar. La pregunta es ¿por qué una mujer no puede tener esas características? ¿por qué no puede ser dura, borde, misándrica y permanecer atlética y de buen ver pasados los cincuenta? ¿un protagonista hombre duro, borde, misógino y de buen ver pasados los cincuenta llamaría igual la atención? No, incluso gustaría. Es interesante que Cristina nos haya puesto frente a un personaje tan distinto y, a la vez, tan lleno de matices.

La investigación que Tébar y Merino tienen entre manos empieza a tomar un cariz insospechado al principio. A veces siguiendo los cauces policiales habituales y a veces saltándoselos a la torera, ambos empiezan a entender que hay algo que se les escapa y que huele francamente mal en todo el asunto. Y que quizá tenga ramificaciones inesperadas. Sin llegar a pulir las aristas de su relación profesional, descubren que pueden trabajar juntos. 

Dentro de un argumento con el que he disfrutado, hay un par de cosas que no me han acabado de convencer: el personaje de Elena, la anterior compañera de Tébar, que me resulta superficial y bastante “mujer-guapa-estándar” que usa ese atractivo para sus fines, y cómo se desdibujan y desaparecen los dos Ramírez, el juez y el forense, que creo que tienen carisma suficiente para mantener, al menos, cierto protagonismo. En cuanto al sexo, sin haber escenas explícitas ni detalladas, está presente en bastantes momentos aunque bajo el aspecto de tensión sexual no resuelta. Y vuelvo a preguntar: ¿una mujer joven puede sentirse atraída sexualmente por un hombre mayor que ella, de fuerte personalidad y cierto atractivo? Por supuesto. ¿Y al contrario? ¿Por qué no? ¿El hombre es un maduro atractivo y la mujer una vieja asaltacunas? Creo que esta novela plantea un debate interesante en ese campo.

La caricia de la bestia es una novela que se devora y que mantiene el interés hasta el final, un final trepidante y tenso que deja completamente cerrados todos los hilos del argumento. Tébar y Merino, creo, pueden tener recorrido en libros posteriores. Pero eso sólo Cristina C. Pombo lo sabe.

Gracias a Cristina, por su amabilidad y por su cercanía. A Espasa por el ejemplar y la originalísima presentación y, de corazón, a David Botello por haber pensado en mí.

ENTREVISTA CON CRISTINA C. POMBO


- “La caricia de la bestia” es tu primera novela policiaca publicada pero ¿qué habías escrito antes? ¿Dónde y cuándo te aparece la pasión por escribir?

La caricia… es mi primer thriller publicado. Pero he escrito mucho y desde casi siempre: empiezas con poemas muy malos, reflexiones muy tontas, diarios muy cursis… Y vas avanzando… Hasta que un buen día te encuentras preparada para una novela. Y allá que vas. Y luego viene otra y otra y otra más… He escrito juvenil, comedia romántica, drama erótico…

- Además de la escritora ¿quién es Cristina C. Pombo? ¿Cómo te describirías?

Escritora, lectora y serieadicta. Friki de sillón, manta y serie/libro.

- ¿De dónde surge la idea para tu novela? ¿Te basaste en algún hecho conocido?

Sí, me basé en una noticia que me encontré en el periódico y me pareció tan alucinante que se me ocurrió la estructura básica de la novela en un periquete.

- Los protagonistas son una pareja de policías, Laura Tébar y David Merino, completamente contrapuestos. A primera vista puede parecer algo típico pero ¿qué tienen de diferente con respecto a otras parejas de policías literarias?

Básicamente la inversión de roles: ella es la mujer, pero es la antiheroína, la mayor, la rígida, la cascarrabias, la mala leche, la misándrica… él es el hombre, pero es el bueno, el joven, el intuitivo, el optimista, el amable, el feminista… 

- La inspectora Tébar es todo un carácter, a veces se hace complicado entender sus reacciones. ¿Cómo la creaste? ¿Te fijaste en algún modelo, en alguien concreto?

Bueno, sale, lo primero, de la idea de hacer una antiheroína, en vez de una heroína. Y una vez que supe esto, me basé en dos personas que conozco bien y varios supuestos, algo así como “¿qué pasaría si a esta persona le pusiera estas características de esta otra?” Es un juego que hago mucho para crear personajes porque da resultados muy sorprendentes y útiles. 

- David Merino es un personaje que cae bien desde el principio, al contrario de lo que sucede con Tébar. ¿Es algo buscado? ¿Querías posicionar al lector desde el inicio?

Claro, es casi un test para el lector. Muy simple, pero muy efectivo porque al estar los roles invertidos pierde dicha simpleza: ¿con quién te identificas? Y, una vez que has elegido con quién, ¿por qué? Me encantaría leer este libro sin haberlo escrito para ver qué pensaría yo, con quién me identificaría.

- La acción de “La caricia de la bestia” se sitúa en Grazalema, un pueblo pequeño de la serranía de Cádiz. ¿Por qué esa elección? ¿Qué tiene Grazalema de especial para ser el escenario de hechos como los que narras?

Bueno, ahora que me lo preguntas, se me ocurre que igual tiene también algo de juego de contrarios: es el sur, que se supone luminoso y cálido, pero resulta ser el municipio más lluvioso que te puedes encontrar. Además Grazalema tiene un microclima especial y diferentísimo al resto de sus inmediaciones que lo convierten, casi, en un decorado con todo lo necesario para un thriller: lluvia, bosque frondoso, viento… 

- Sin caer en escenas muy gráficas, hay abundantes menciones al sexo y al deseo en tu novela. ¿Es algo buscado para incrementar cierta tensión entre algunos personajes? ¿Un poco de provocación al lector?

Bueno, si provocación es poner alusiones sexuales cuando la protagonista es una mujer, en vez de un hombre, o una “madurita” de 55 en vez de una “jovenzuela” de 25, pues sí, es una provocación. Pero yo, como lectora con un mínimo de pensamiento crítico, me lo haría mirar si eso me provocara. El sexo está presente en todo lo que nos rodea: novelas, publicidad, chistes, series, películas… así que habría que plantearse muy en serio por qué en esta novela resulta provocador (Y es algo que ya me han dicho más veces, así que debe de ser verdad que se percibe así)

- Hay escenas muy cinematográficas en “La caricia de la bestia”. Habiendo trabajado, como es tu caso, como guionista de televisión ¿ves tu novela en la pantalla, sea en cine o en forma de serie?

Uy, vaya si la veo. Si hasta tengo clarísimos a los protagonistas. Lo que no tengo tan claro es si es serie o película. Parece que todo el mundo coincide en que es muy cinematográfica, es algo que ya he leído en varias reseñas. También es cierto que eso son palabras mayores y que son pasos que creo que aún están muy lejos en el tiempo. Pero sí te puedo decir que alguna productora me ha escrito para charlar sobre una posible adaptación… (digo esto último haciéndome la interesante y la fría, pero estoy emocionada como una tonta)

- ¿Hasta qué punto crees que la mención de un zombi en el resumen de tu libro puede echar hacia atrás a lectores que piensen que es una novela sobre esos seres? ¿Cómo les convencerías para que la leyeran?

Pues también es algo que me he encontrado muy repetido en opiniones sobre la novela, que esa mención echa un poco hacia atrás. El tema del zombie es un señuelo publicitario, y esas cosas a veces funcionan y otras no, no es una ciencia exacta. Y también supongo que depende de la franja de edad de la persona que lo lea. Imagino que también habrá gente que lo elija precisamente por eso. Lo que diría para animar a su lectura es lo que pone en la faja de la novela. Hay una frase de P. López en la faja de la novela que me gusta de manera especial: “Pocas novelas he leído, policiacas o no, con unos protagonistas tan buenos y que llegaran tanto”

- Como escritora ¿cuáles crees que son tus influencias a la hora de escribir? Y como lectora ¿qué te gusta leer?

Supongo que mis influencias, además de la realidad que me rodea, son los libros que me gusta leer y las series que me gusta ver. Mis lecturas favoritas son Lionel Shriver, A.M. Homes, J.K. Rowling, Caitlin Moran, Paul Auster, Sue Townsend, Millás, Lindo, Vila-Matas… y muchos clásicos: Woolf, las Brontë, Balzac, Dumas, Flaubert, Lawrence, Elliot…  

- ¿Cuáles son tus proyectos ahora? 

Pues la segunda parte de La Caricia y un proyecto para una serie.

7 comentarios:

  1. A mí me gustó en general pero creo que hay muchas cosas mejorables.Los protagonistas,lo que más me gustó de la novela.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Paso de puntillas porque es mi actual lectura. Por ahora te puedo decir que no está mal aunque creo que el ritmo es mejorable ya que me resulta un tanto irregular y hay bastantes detalles que necesitarían un pulido.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por la entrevista a su autora y la novela me la apunto para más adelante. Besos

    ResponderEliminar
  4. Esa alusión zombi también me tiró para atrás, creo que no le está haciendo ningún bien. Besos.

    ResponderEliminar
  5. Muchísimas gracias por tu reseña, Yolanda. Un placer leerte:)

    ResponderEliminar
  6. Yo esta la tengo más que anotada. No estoy segura pero creo haber leído alguna reseña no muy allá, lo mismo era por el tema de los zombis que a mí tampoco me atrae nada, así que se agradece la aclaración. De todos modos, yo ya la tenía apuntada. Gracias por la reseña y gracias por la entrevista. Da gusto conocer un poco más a los autores. Besos

    ResponderEliminar
  7. ¡Hola guapa! Es una de mis lecturas actuales y la verdad la estoy disfrutando mucho, aunque siento que a veces se centra demasiado en la atracción de los personajes más que en el caso en sí, que por cierto me resulta súper intrigante. ¡A ver cómo acaba! ¡Seguro que está genial! ¡Mil gracias por la reseña y la entrevista! ¡Un beso!

    Laura.

    ResponderEliminar