Paco Bocero, periodista y escritor, tiene ya un buen bagaje literario a sus espaldas. Le conocí, como a tantos otro autores, en el marco del Certamen de Novela Histórica de Übeda, donde presentó una maravillosa novela, que nunca dejo de recomendar: El último sueño del rey, que reseñé AQUÍ. El ocaso del rey Fernando VI en un pequeño palacio de Villaviciosa de Odón, perdido ya en el mar de la locura, escrito con una sensibilidad maravillosa, es el centro de su trama. Hace unos meses publicó, de nuevo con Almuzara, este título que hoy os traigo y con el que, lo reconozco, me lo he pasado como los indios. Sí, lo digo bien alto: que me gusta a mí una Cruzada y, más aún, los cotilleos a su alrededor. Muchas de las cosas que Paco cuenta en su libro las conocía, otras me han sorprendido muchísimo. Hay épica en su narración, pero también detalles no tan brillantes y creo que el conjunto es una obra muy amena, llena de información que jamás resulta pesada ni dogmática y que trata de hacer entender al lector tanto la época como las circunstancias. Vamos, pues, a Tierra Santa. Deus vult.
DOS SIGLOS DE LUCHA, SANGRE Y RELIGIÓN
Las Cruzadas se enmarcan entre el 1095, cuando el papa Urbano II convoca la primera Cruzada, y el 1291, fecha de la toma, saqueo y destrucción de San Juan de Acre por parte del sultán Al Jalil. En medio, guerra, crueldad y sangre, pero también episodios de admiración entre ambos bandos, gestos de gran nobleza y esporádicos momentos de paz. En este libro vamos a ir recorriendo esos dos siglos, conociendo a sus principales protagonistas y quiénes fueron conformando cada uno de los frentes.
Y es que Urbano II se había tomado casi como cuestión personal la lucha contra el Islam y consiguió un aliado fiel en el rey Alfonso VI de León y Castilla (que se denominaba a sí mismo Imperator totius Hispaniae), que, gracias a los pagos que recibía de las taifas, pudo aportar mucho dinero a la orden de Cluny, a la que pertenecía originalmente Urbano. Ya sabemos que poderoso caballero es don dinero y eso les convirtió casi en socios. Cuando Urbano II convocó la Cruzada, Europa entera apoyó la iniciativa. Muchos nobles y hombres de la Iglesia se sumaron para reclutar gente para la causa, aunque también para hacer la guerra por su cuenta, como Pedro el Ermitaño (el clérigo Pedro de Amiens), líder de la llamada "Cruzada de los pobres", con una capacidad oratoria y un carisma innegables, pero que antes de llegar a Tierra Santa regó su camino de muertos y destrucción.
Como os decía antes, hubo muchas mujeres que tomaron parte en las Cruzadas. Aunque no portasen espada, movieron sus fichas y supieron estar a la altura de la situación. Paco nos habla de Ana Comneno, la princesa bizantina hija del emperador Alejo I y autora de La Alexiada (en la que habla del reinado de su padre), que constituye una de las fuentes primarias para conocer cómo fue y qué pasó en aquella primera Cruzada. También de Melisenda, la hija mayor del rey Balduino II de Jerusalén, que acabó siendo reina de facto, por derecho sucesorio y civil, cuya petición de ayuda al papa tras la caída de Edesa provocó la convocatoria de la segunda Cruzada. O Leonor de Aquitania, la primera y única reina europea que participó activamente en las cruzadas, madre de Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra.
Con fluidez y con un estilo ágil, Paco Bocero nos va desgranando la cronología de las Cruzadas, incidiendo en los hechos más importantes, pero también en aquellos menos tratados y que resultaron fundamentales en su momento. Por supuesto, entre ellos, está la fundación de los Pobres Caballeros de Cristo, los Templarios, que pasaron de ser un puñado de caballeros "conjurándose" en el Templo de Salomón a convertirse en una organización poderosa, temida y de gran influencia. También nos enteraremos de que fue Sigurd de Noruega el primer rey cruzado que llegó a Jerusalén (estos vikingos acabaron estando en todas partes) o cómo san Francisco de Asís logró una tregua en plena quinta cruzada, plantándose ante el sultán de Egipto para convencerle de que se convirtiese al cristianismo.
Estamos ante un libro que podemos ir paladeando a sorbos, eligiendo, desde su índice, los capítulos que más nos llamen la atención o bien siguiendo fielmente la línea que Paco nos marca. De cualquier modo, es una lectura casi obligada para los que disfrutamos de la Historia (con mayúsculas) bien contada, sin perdernos, lo que sería fácil aquí, en discusiones teológicas o de presentismo, algo que me pone de muy mal humor. Las cosas sucedieron como sucedieron en un contexto social, político, religioso e histórico muy diferente al actual, juzgarlo desde el hoy es un error descomunal y siempre lleva aparejada una inmensa carga de demagogia.
Disfrutad de esta historia de las Cruzadas, os aseguro que es tan interesante como sorprendente y muy, muy entretenida. Perfecta para tardes tranquilas de lectura. Gracias, Paco, por todo.
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