martes, 11 de marzo de 2025

TINTA Y FUEGO de Benito Olmo

 Hay muchas novelas a las que llego tarde. Generalmente es porque tengo tanto encima de la mesa poniéndome ojitos, que me aturullo y me resulta muy complicado elegir. Si a eso se le suma mi habitual caos personal, la combinación es complicadilla. Conste que lo intento, que ya me compro agendas, que coloco los libros con cierto orden, pero me da igual. Si me llegan manuscritos o correcciones, todo salta por los aires. En fin, a lo que iba: que a esta novela de mi siempre admirado Benito Olmo he llegado tarde. Tardísimo, incluso. O quizá no: parafraseando a Gandalf el Gris, he llegado cuando me lo he propuesto. Sea como sea, no quería dejar de pasar la oportunidad de contaros lo que me ha parecido, porque creo que lo merece.

Hace poco, recolocando estanterías, encontré el ejemplar de La maniobra de la tortuga, la primera novela que leí de Benito. Después he ido disfrutando de las que ha escrito una por una. Benito tiene una seña personal y es que suele ser bastante "canónico" en sus tramas, novelas negras que se identifican como tales sin dificultad y en las que los protagonistas, muy bien perfilados, evolucionan a lo largo de las páginas y jamás nos dejan indiferentes. En esta novela, Tinta y fuego, lo que he encontrado es una trama que se acerca más al thriller con una base histórica muy sólida, aunque no ha perdido ni un ápice de su estilo en cuanto a los protagonistas. Venid, voy a presentaros a Greta...

"CADA LIBRO, CADA TOMO QUE VES, TIENE ALMA" - CARLOS RUIZ ZAFÓN - LA SOMBRA DEL VIENTO.

Greta es una especialista en encontrar libros raros o especialmente valiosos, aunque está en sus peores momentos debido a la desaparición de un libro de Jorge Luis Borges, que estaba en sus manos para ser tasado. Sin apenas dinero, con demasiadas deudas y su reputación en el borde del abismo, acepta un encargo bastante especial: la familia Fritz-Briones le pide que encuentre la biblioteca familiar, que desapareció durante la II Guerra Mundial. Greta llega a Berlín para investigar y allí se entera de cómo los nazis, al igual que hacían con las obras de arte, llevaron a cabo un inmenso robo de libros. Pero no es solo esto: algo oscuro y peligroso está pasando, porque se están produciendo muertes de libreros y bibliófilos, de coleccionistas de todo el mundo. Alguien está detrás de estas muertes para tratar de reconstruir la Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, saqueada durante el Tercer Reich. Para Greta, esto supone un reto aún mayor al que no va a poder resistirse, aunque su propia vida esté en peligro.

Como os decía antes, esta novela se sale un poco de los cánones habituales de Benito Olmo para convertirse en un thriller de buen ritmo y con una sólida base histórica. El expolio nazi de bibliotecas y colecciones de libros existió, al igual que el de obras de arte, como el de la Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma. A través de capítulos cortos, que aportan una atrayente viveza a la narración, acompañaremos a Greta en su investigación y en sus viajes, que la llevan desde Madrid a Berlín, Roma, Breslavia... y cómo no, Cádiz. Alterna la primera y la tercera persona a lo largo de la narración y es capaz de transmitir con fuerza tanto la intriga de la historia, como los estados de ánimo, las dudas, la alegría, la rabia. 

Greta, como protagonista, tiene muchas facetas, muchas aristas y más de un rinconcito oscuro. Es una mujer arisca, muy fría en su trato con los demás, que parece revestida de una coraza de ceños fruncidos y desplantes. Quizá de entrada no caiga bien, pero a lo largo de la novela seremos testigos de cómo esa coraza se va resquebrajando y nos permite atisbar que, dentro de ella, hay mucho más de lo que parece. En su aventura detrás del encargo que ha recibido contará con su hermana María, con Sarasola, un buscador de libros viejos con muy buen ojo, y con Oleg,un joven alemán gracias al que Greta logra localizar el primer libro. Greta y Oleg son completamente opuestos y muy diferentes, pero se complementan a la perfección. Quizá Oleg al principio, parezca un poco más apagado o gris si lo comparamos con Greta, pero es un personaje que merece la pena descubrir.

Es evidente que Benito ha debido manejar mucha documentación para el andamiaje de la novela, pero sabe mostrarla y no tirarla a la cara del lector. Está ahí, la va dosificando para crearnos cada vez más interés y apuntala la solidez de una trama que no presenta fisuras. Detrás de todo, surge ese frío que me acompaña cada vez que los nazis entran en escena: nunca puedo evitar un escalofrío, ni tampoco dejar de pensar cómo fue posible aquello. Aunque sobre esto mejor hablamos en otro momento. 

Benito Olmo ha hecho en esta novela un auténtico homenaje a los libros y a las bibliotecas; a lo que suponen y en lo que se convierten. Para quienes los amamos y los atesoramos, esta novela es un canto a todos ellos. Cada una de las partes en las que se divide va encabezada por una maldición de las que se usaban en la Edad Media para atemorizar a los ladrones de libros y que suelen ser bastante "gráficas. Por ejemplo:

"Si alguien roba este libro, que muera; que sea asado en una sartén, que contraiga la enfermedad de la caída y la fiebre lo domine, que sea quebrantado en la rueda y ahorcado. Amén" - Biblia de Arnstein, Alemania, 1172 d.C.

Mérito añadido me ha parecido el que Benito vaya dejando una suerte de recorrido de miguitas de pan que van a tener respuesta en un final inesperado, redondo y que aclara todo, sin dejar cabos sueltos. No solo eso, también va a resultar toda una sorpresa, pero eso lo tenéis que descubrir vosotros. En mi opinión, esta novela supone un salto adelante en la narrativa de Benito Olmo, que ya nos había demostrado con las anteriores su evolución y que está alcanzando una trabajada madurez como escritor. Tinta y fuego es una excelente historia, muy bien desarrollada y que deja el regusto de haber disfrutado de una lectura estupenda y redonda. Y eso es todo un regalo.



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