martes, 23 de junio de 2020

EL BESO DEL ÁNGEL de Andrés Pascual

Recuerdo perfectamente que, cuando terminé de leer la novela anterior de Andrés Pascual, A merced de un dios salvaje, me quedé un poquito huérfana. Había pasado tres días perdida en La Rioja, entre sus viñas, cerquita de San Vicente de la Sonsierra y detrás de un misterio mucho más oscuro de lo que parecía. Sufrí y disfruté con una lectura que contaba con todos los ingredientes para atarte a sus páginas y no querer que terminase. También recuerdo que, en las presentaciones que tuvimos en Madrid con Andrés, habló de que, quizá, la historia que allí se recogía podía tener una continuación, pero que lo sí tenía claro que su tierra volvería a tener protagonismo al margen del contenido. Y ahora nos llega El beso del ángel y volvemos a La Rioja, una tierra fascinante, llena de matices, con aromas y raíces profundos, intensos. Con la pasión por sus costumbres y sus vinos, esos que, realmente, corren por las venas de sus habitantes y marcan la geografía física y humana de la región. Porque el vino vuelve a estar muy presente, como en la anterior novela. Y no solo el vino, sino todo lo que lo rodea: las grandes bodegas, las catas, las presentaciones, la búsqueda de la personalidad que lo haga único.

Es también El beso del ángel una historia de personajes a los que sus decisiones han marcado de forma indeleble. Que esconden, a veces sin saberlo, más de una costura rota por la que se escapan recuerdos que estarían mejor sellados y archivados. Pasados que marcan el presente, que pueden llegar a retorcerlo y a hacerlo inhabitable.

IN VINO VERITAS


Camino tuvo que volver a Logroño después de vivir y trabajar fuera de España durante unos años. Se ha convencido de que hizo lo que tenía que hacer, pero lucha a diario por superar sus frustraciones, su falta de futuro, su desilusión. En casa su padre permanece postrado en una silla de ruedas; sin hablar, sin reaccionar, sin conocer ni recordar, postrado por las secuelas de un ataque sufrido tras conocer la ruina a la que les había abocado el hermano de Camino, Lucas. Su madre es su enfermera y cuidadora las veinticuatro horas y Camino busca abrirse paso como periodista a base de pequeñas columnas y noticias poco habituales. Mantiene una relación con altibajos con Marcos, policía de Logroño, pero tiene la sensación de que se está enterrando en vida. Simplemente no es feliz. Y, para colmo, Lucas aparece de nuevo en su vida para pedirle un favor que no llegará a verbalizar, tantas son las cosas que deberían decirse y no se dicen. Para hablar con él, asistirá a un evento en la bodega en la que ahora él trabaja, propiedad de Fabiola Marín, una poderosa empresaria, referente para la mayoría, y que fue la primera esposa del padre de Camino y Lucas. Lo que empieza siendo una fiesta brillante acabará en tragedia al aparecer asesinada y desollada de forma terrible Penélope, una joven estrella de las redes sociales. Y, en medio del desastre, Lucas desaparece. La presencia de Camino en el evento hace que el director del periódico para que el colabora le encargue que escriba sobre lo que ha sucedido desde la perspectiva de familia del "principal sospechoso". Todo comenzará a girar demasiado rápido, amenazando con hacer descarrilar muchas vidas.

Si en A merced de un dios salvaje el paisaje nos llevaba a La Rioja más rural, a esos campos de viñas retorcidas cargadas de años, en El beso del ángel Andrés Pascual nos sitúa en Logroño, en sus calles y lugares más emblemáticos. Un Logroño que se alimenta también del vino y sus tradiciones pero con un punto más de sofisticación y hasta de diseño. Un visión, quizá, menos romántica y más moderna de todo ese mundo, tan arraigado y ancestral, pero que también existe y del que viven muchas personas. Curiosamente y a pesar de todo, el vino no es el protagonista de la novela, sólo pone el telón de fondo.


Es una novela de personajes muy trabajados, que van creciendo y cambiando a medida que avanzamos en sus páginas. Camino, a pesar de su amargura, que ella misma se niega, va a sacar fuerzas de donde no cree que tiene por encontrar a su hermano y exculparle. Fabiola, una mujer que se hace odiosa desde el principio, ambiciosa al extremo y marcada con un estigma complicado, basa su existencia en lo que tiene o puede tener. Conchita, la madre de Camino, es el dique al que van a golpear todas las olas pero todo parece hacerla más fuerte. Ella es, realmente, uno de los pivotes básicos sobre los que gira la acción porque su amor por Claudio, padre de Camino, cambió varias vidas. Ellas y el resto de protagonistas van mostrando sus partes más ocuras, esas que todos tenemos y que debemos asumir. O, al menos, aprender a convivir con ellas.

Si bien es la voz de Camino la que escuchamos como narradora principal en primera persona, hay capítulos en que se cambia a tercera para trasladarnos años atrás en el tiempo, una puerta apenas entreabierta que irá sirviendo para entender algunas cosas del presente de la protagonista. Porque el tiempo también tiene su importancia en esta novela, dejando, como algunos vinos, un retrogusto algo amargo, como de fruta pasada. Interesante es ese ligero toquecito gótico, insinuado sin hacerse muy visible. Inocencia y personalidad atroz en constante lucha. Poemas oscuros. Sangre.

Otro punto fuerte de El beso del ángel son los diálogos, que brillan por su naturalidad y por adaptarse a cada uno de los personajes como vestidos perfectos. Camino no puede hablar como Fabiola ni Marcos como Conchita, el trabajo para dotar de personalidad propia a cada uno de ellos es realmente eficaz. En Camino, además, escucharemos sus pensamientos, sus miedos, su angustia por no saber ni poder cambiar, sus sensación de estar donde no quiere. En este sentido son reveladoras sus conversaciones con Bugatti, antiguo hombre de confianza de su padre y un secundario de lujo que roba todas las escenas en las que se hace presente.

Detalles históricos jalonan como pequeñas gotas algunos capítulos y nos sirven para situarnos en el contexto geográfico y urbano que, aunque sea a través de la lectura, estamos pisando. Como cuadrando perfectamente un círculo que va a seguir girando: La Rioja está, los personajes la transitan.

Animaos a leer El beso del ángel. Hay mucho en ella para gozar leyendo y descubrir matices y colores inesperados. ¿Viajamos a La Rioja?




jueves, 11 de junio de 2020

NO ROBARÁS de Blas Ruiz Grau

Ahora que, por fin, parece que voy cogiendo de nuevo cierto ritmo lector y que mis neuronas vuelven a funcionar, quiero retomar títulos que no reseñé en su momento. Y no lo hice no porque no disfrutase de la lectura sino porque, como me suele pasar, el aluvión de reseñas y comentarios en otros blogs o medios me dejan sin argumentos, con la sensación de que no puedo aportar nada nuevo. Por eso suelo reposar las lecturas y las retomo un poco después, cuando ya hay cierto "silencio" en redes y se puede dar un nuevo empujoncito (por muy pequeño que sea, en mi caso) a los libros. Curiosamente, las lecturas del post que escribí con la reseña del libro anterior de Blas Ruiz Grau, No mentirás, siguen subiendo, con un goteo constante, semana tras semana, lo que demuestra que este autor mantiene siempre un público fiel e interesado. Quienes me seguís, quizá recordaréis que, aunque mi crítica fue positiva en su conjunto, mencioné ciertos detalles, fallos y repeticiones que le restaban cierto brillo a una trama que sabía cómo mantenerte atada a cada página. En No robarás, ese aspecto ha mejorado sustancialmente, la información forense que se aporta ya no está tan acartonada, los diálogos fluyen con mucha más naturalidad, sin gritos constantes, y los protagonistas están más maduros, más "hechos".

No robarás da un paso más hacia adelante de Blas como autor. Mantiene su estilo, que es el suyo, con todas sus peculiaridades y que le hace perfectamente reconocible desde que comienzas a leer. Quizá no sea el más depurado y ortodoxo, pero es eficaz y adictivo, sabe cómo dosificar la intriga e ir en un constante "crescendo" que desemboca en finales arriesgados y en alto, consciente de que es eso lo que el lector busca en una novela negra y policiaca. No adorna, no se pierde en largas descripciones ni en monólogos internos de los personajes: va directo y a la yugular.

HAY PERSONAS QUE SOLO QUIEREN VER ARDER EL MUNDO

Siete años parecen muchos, pero los hechos que sacudieron Mors siguen muy vivos en la memoria de quienes los padecieron entonces. Siete años después de aquello Fernando Lorenzo, el psicópata asesino que puso en jaque a la policía, cumple condena en el Hospital Psiquiatrico de Fontcalent con todas las medidas de seguridad posibles. Y, a pesar de ello, consigue escapar. Nicolás Valdés, que se encuentra en Quantico recibiendo formación, siente despertar a todos sus fantasmas al conocer la noticia. Su regreso a Madrid le hace enfrentarse al peor de sus miedos: Fernando Lorenzo está volviendo a matar y, esta vez, es el propio Nicolás el que está en el punto de mira. Los asesinatos se multiplican y es complicado encontrar un hilo que los una de alguna manera, una motivación, un porqué. De nuevo Nicolás junto con Alfonso Gutierrez y la ayuda de Sara Garmendia, de la Unidad de Análisis de Conducta, tratarán de vencer al reloj que Fernando ha vuelto a poner en marcha y que corre inexorable hacia horrores insospechados.

No robarás es sobre todo eso: una espiral llena de muerte y que gira cada vez más rápida. Pero también nos permite ver una evolución clara en los personajes de Nicolás Valdés y Alfonso Gutierrez, que ya no son dos novatos enfrentados a algo que, en su día, llegó a venirles un poco grande. Ahora cuentan con mayor preparación y experiencia, si bien Nicolás aún tiene una tendencia un poco autodestructiva que le lleva a no saber ser frío cuando las circunstancias lo exigen. Se implica y lo hace con todo, sin importarle las consecuencias que pueda tener para sí mismo y sin darse cuenta de que arrastra tras de él a sus propios compañeros. Sin embargo en esta segunda entrega de la trilogía (porque de eso de trata), Valdés ha empezado a sujetar las riendas con más fuerza para que no se desboque en exceso el caballo al galope que lleva dentro.

Él y Alfonso son completamente diferentes, dos polos del mismo imán, por eso funcionan tan bien como protagonistas: atraen sin remedio incluso cuando discuten. Alfonso es el único capaz de decirle según qué cosas a Nicolás, si bien este sigue reticente a aceptar las críticas. Fernando Lorenzo ha subido unos cuantos escalones más en lo que se refiere a maldad, pero está convencido de que lo que hace es justo. Se erige en juez y verdugo, sin cuestionarse ninguno de sus pasos, sin moral, sin empatía, sólo orientado a la búsqueda de lo que él considera que ha de hacerse. Es el mal en su estado más puro, si se me permite la licencia, porque sus objetivos están claros para él y le importa poco a quien se lleve por delante y cuánta crueldad sea capaz de aplicar. Se considera un genio y menosprecia a los investigadores porque siempre va no ya un paso, sino casi cien delante de ellos. Pero ¿cómo es posible semejante planificación si en los últimos siete años no ha salido de una celda de aislamiento? ¿Hay alguien más ayudándole?

Como os decía antes, los personajes centrales han ganado en experiencia y en personalidad. Siguen siendo profundamente humanos, con sus miedos e inseguridades, pero trabajan con rigor y profesionalidad. Todos arrastran mochilas más o menos pesadas a sus espaldas, todos tienen cosas que no comparten con los demás y que les lastran, pero no por eso dejan de cumplir con su deber. Los diálogos son uno de los platos fuertes de esta novela, diálogos que han ganado en naturalidad y en los que ha bajado la crispación que mostraban en la anterior entrega. Son más creíbles, más sinceros. Incluso más cómplices. Lo que no ha cambiado es ese "tic-tac" de bomba de relojería que va descontando segundos sin parar. Todo el argumento va destinado a saber si el plan trazado por Fernando les explotará en la cara a los investigadores o estos podrán desactivarlo y detenerlo.

Madrid y sus calles se convierten en un tablero de juego mortal. Todo en No robarás es más oscuro y hasta más cruel que en No mentirás, llegando a provocar en el lector cierta angustia al comprobar que Fernando lo tiene todo medido y calculado, que no improvisa y que sabe perfectamente qué camino van a tomar quienes le persiguen.

Nos queda una tercera entrega que, si sigue con esta evolución, promete más emociones fuertes. Hasta entonces quizá convenga pertrecharse de valor para enfrentarnos a ella. El mal está mucho más cerca de lo que pensamos, incluso en ese vecino callado y de modales suaves con el que nos cruzamos al bajar la basura y que siempre lleva un albornoz, aunque el agosto de la ciudad abrase las esquinas. Quizá sea mejor que jamás veamos lo que hay debajo.


jueves, 4 de junio de 2020

AL MAS FUERTE de Robert Fabbri

Si hay un personaje histórico que sigue fascinando y llamando profundamente la atención es Alejandro Magno, que en sus apenas 33 años de vida consiguió ser rey de Macedonia y "hegemón" de Grecia (modo de gobierno que agrupaba las polis griegas bajo un mando único) por herencia de su padre, faraón de Egipto y rey de Meda y Persia. Una carrera política y militar que asombra por su rapidez y eficacia y que le llevó a controlar un imperio inmenso. Su temprana muerte y que no haya sido suficientemente explicada, con sospechas de envenamiento incluidas, han ampliado aún más su leyenda. En la novela que hoy os traigo, Robert Fabbri parte del momento en que Alejandro muere y lo hace sin descendencia, dejando su imperio descabezado y con muchos candidatos, ya que sus últimas palabras son que el trono vaya "al más fuerte". La lucha por el poder va a ser encarnizada.

Robert Fabbri, antes de escritor, trabajó como asistente de dirección en el cine y quizá de ahí vengan ciertas escenas y descripciones muy visuales a lo largo de la novela y un desarrollo que va en un continuo "crescendo". Antes de este libro, Fabbri ha publicado varias novelas ambientadas en la antigua Roma, como la serie de títulos dedicada a Vespasiano.

COMIENZA LA LUCHA POR EL PODER

El gran Alejandro Magno agoniza sin haber designado heredero. Sus generales y sus más cercanos permanecen atentos a cualquier indicación por su parte pero solo acierta a susurrar que todo vaya "al más fuerte". Corre el año 323 a.d.C y el último suspiro de Alejandro abre una batalla terrible y cruel por hacerse con el poder. Alianzas, traiciones, conspiraciones, cambios de bando... Cada candidato y rival tiene sus propios planes y su estrategia y no dudará en quitarse de en medio a quien considere necesario para seguir adelante. Pero ¿quién vencerá? ¿quién ocupará el trono del vasto imperio levantado por Alejandro Magno?

Si hay algo por lo que destaca esta novela es por el trabajo de documentación, que se nota detallado y concienzudo pero sin abrumar con en exceso de datos. Es cierto que hay algunos capítulos en que el autor se explaya un poco más en cuanto al marco histórico, pero lo considero necesario para que el lector sepa exactamente dónde y cuándo se encuentra. El comienzo de Al más fuerte es intenso, especialmente cuando Alejandro fallece y comienzan las conspiraciones para sucederle. Todos están dispuestos a todo: el premio es un imperio inmenso, muy rico y un poder absoluto, por lo que no van a dudar en matar y morir si es necesario para conseguirlo.

Fabbri ha construido una trama y unos personajes potentes, muy bien perfilados, en los que caben todas las pasiones y todas las traiciones. Los diálogos no resultan en absoluto acartonados, hay mucha viveza en ellos, son naturales y reales y ayudan a meternos por completo en las intrigas que traman para eliminar a los contrarios y salir victoriosos. En teoría, los macedonios siempre habían elegido a su rey, pero el primero en tener en sus manos el anillo de Alejandro es Pérdicas, uno de sus generales, y es el primero en reclamar lo que cree que le corresponde. ¿Y el hijo nonato de Alejandro, aún en el vientre de su madre? ¿O Antípatro, que llevaba gobernando diez años Macedonia como regente? ¿Sería Crátero, el segundo de Alejandro y amado por el ejército pero que en el momento de la muerte de Alejandro se hallaba muy lejos? Ellos y el resto de los implicados tienen sus propios argumentos y sus propias ambiciones. La unión que Alejandro había conseguido está a punto de saltar por los aires.


La lectura de Al más fuerte es ágil, intensa, absorbe y nos lleva sin dificultad a aquellos años convulsos. Fabbri es capaz de describirnos la política y las alianzas de forma tan cristalina como la vida cotidiana de los protagonistas. No cae nunca en el exceso de detalles y, al mismo tiempo, nada se nos escapa. Cada capítulo va encabezado por el nombre de uno de los posibles candidatos y en ellos se van desgranando sus actos, sus ambiciones y sus movimientos para conseguir salir victoriosos y, gracias a ellos, iremos viajando también a las diferentes partes y reinos del imperio de Alejandro. Siendo una novela "de hombres", ya que los generales, próximos y amigos de Alejando lo eran, tanto Olimpia, madre de Alejandro, como Roxana, su última esposa, embarazada de seis meses, van a tener mucha importancia a lo largo de la novela, ya que ambas lucharán por lo que creen que les corresponde.

Aunque la Historia es la que es y muchos saben qué ocurrió y quién sucedió a Alejandro, además de conocer el destino de su imperio, Al más fuerte nos muestra las bambalinas de todos los actos del gran drama que supuso su muerte y las posteriores luchas de poder. Humaniza a los personajes históricos, nos hace verles como lo que son: seres humanos con sus luces y sus sombras en un momento en el que el mundo, tal como lo conocían empezaba a cambiar.

Una novela intensa, muy entretenida y llena de detalles y hechos poco conocidos que me ha hecho pasar muy buenos ratos. El propio Alejandro Magno dijo: "La gloria corona las acciones de aquellos que se exponen al peligro". Toda esta novela es un tratado sobre ella. Disfrutadla.