lunes, 29 de octubre de 2018

LA PEREGRINA de Isabel San Sebastián

La novela histórica es uno de mis géneros favoritos de siempre, pero reconozco que en los últimos tiempos no me he prodigado mucho con libros de este género. Me gusta regresar a ella siempre que puedo, sobre todo a determinados periodos de la Historia que me interesan de forma especial o sobre los que no hay demasiados libros de referencia. Teniendo la apasionante Historia que tenemos a veces se echan de menos títulos referidos a momentos históricos menos conocidos, que ayuden a crear interés por ese pasado nuestro tan rico que a veces parece caer en un foso de olvido. Leí La visigoda en su día y me quedé prendada del personaje de Alana, hija de una jefa de un clan astur y un guerrero godo, que fue arrancada de su familia y su hogar para formar parte del Tributo de las Cien Doncellas. En La peregrina, los años han pasado. Alana ya no es joven pero mantiene intactos su espíritu y su carácter. Es el año 827, ha pasado algo más de un siglo desde el desembarco de los musulmanes en la península, y el reino de Asturias es la cabeza de la resistencia frente a los invasores.

CAMPUS STELLAE


Creo que lo primero que hay que agradecer a Isabel San Sebastián es que, en La peregrina, haya recuperado (y descubierto a muchos) el primer Camino de Santiago, el Camino Primitivo, que va desde la antigua Ovetao (Oviedo) hasta Iria Flavia. Este recorrido fue realizado por primera vez, como se narra en esta novela, en el año 827 por el rey Alfonso II el Casto y una reducida corte, para ir a dar fe y testimonio de que se habían hallado los restos del Apostol Santiago en el bosque de Libredón. Este camino fue recorrido muchas veces y por muchos peregrinos en los años siguientes hasta que León pasó a ser la capital del reino y tomó más importancia el conocido como Camino Francés, tan transitado actualmente.

Nunilo, un joven clérigo, llega a la corte de Alfonso II después de un viaje agotador para comunicar al rey el hallazgo de la tumba del Hijo del Trueno, el Apostol Santiago. La noticia es acogida con cierto escepticismo, pero el rey sabe que contar con semejante "aliado" podría inclinar la balanza de las victorias frente a los ejércitos musulmanes, que no cesan en sus ataques. Así, decide partir para ver con sus propios ojos el prodigio, haciendo acompañarse de unas pocas personas de confianza entre las que se encuentra Alana de Coaña. Ella ha solicitado unirse al grupo con la esperanza de reencontrarse con su hijo Rodrigo, el más pequeño, al que hace años que no ve ni tiene noticias, y del que sólo sabe que se encontraba al servicio del obispo Teodomiro, remitente de la carta que portaba Nunilo.

Alana es una mujer culta para la época y también, de muchas maneras, moderna para ella. Sabe leer y escribir con soltura, ha vivido mucho y cuenta con la confianza del rey. Pero el mundo que conoce está cambiando. Para los astures, que mantenían una sólida sociedad matriarcal, las mujeres no son vistas como débiles ni como meras habitantes del hogar y madres y ella fue criada de ese modo. Pero los nuevos tiempos, las costumbres godas y el poder de la Iglesia están rotando el papel de la mujer al de mera comparsa, por lo que Alana debe esconder su saber y su carácter. Aun a sabiendas de que en el viaje les acompañará un cronista que tome nota de todo lo que suceda, ella se empeña en escribir su propio relato. A escondidas y sin que nadie lo sepa.



El viaje que les espera es duro y está lleno de dificultades y peligros. No solo por la orografía de la zona, compleja y agreste, sino por la posibilidad cierta de ser atacados en algún momento por tropas musulmanas. Entre los viajeros, además del rey, Alana, tres clérigos, algunos hombres de confianza del monarca y los servidores que se encargan de alojamiento y comida, están el Conde Almerico y su hija Freya a los que Alana piensa vigilar de cerca. Está convencida de que Almerico quiere usar a su hija como cebo. Quizá para una futura boda con el rey. Y eso Alana, que ama en silencio a Alfonso, no está dispuesta a tolerarlo.

Es La peregrina una novela magníficamente documentada de una época convulsa y llena de batallas. La Reconquista se ha iniciado desde el reino de Asturias como respuesta a la invasión musulmana y son tiempos de lucha y temor constante ante lo que pueda suceder. El poder de la Iglesia es fuerte y el rey se ampara también en ese poder. Contar con las reliquias de Santiago, con el impacto que supondría que uno de los más cercanos discípulos de Jesús estuviese enterrado en tierras cristianas, sería más que importante para dar fuerza a la tarea de recuperar la península dominada por los musulmanes. Un fuerza divina.

Isabel San Sebastián envuelve la historia con descripciones muy reales, sobre todo las referidas al cansancio, al frío o al hambre de los que marchan hacia Iria Flavia. El paisaje, los diferentes lugares y monasterios por los que van pasando, las noches, las inclemencias del tiempo... todo queda recogido en una crónica en la que Alana también nos hace partícipes de las conversaciones mantenidas y de sus propios pensamientos y recuerdos. Podríamos considerar La peregrina, además de histórica, como una novela de aventuras, de ir al encuentro con lo desconocido. El viaje de Alfonso II y sus acompañantes es también un viaje de autoconocimiento y de esperanza, a pesar de todo. Se describen también con mimo las ropas y el calzado de los viajeros, las monturas, lo que comían, cómo pasaban las noches, lo que da aun más realidad a lo que estamos leyendo.

Con un estilo sosegado pero que mantiene el interés en todo momento, la autora ha usado un modo de expresión ligeramente arcaizante para dar verosimilitud a lo que Alana nos cuenta. Obviamente si hablasen tal como se hacía entonces no entenderíamos una palabra, pero este modo de narrar hace más cercana la época, nos traslada allí. Y es que en la novela histórica lo importante no es tanto que absolutamente todo sea real (las licencias del autor son siempre posibles) sino la verosimilitud, que es algo que Sebastián Roa me explicó en una ocasión, volviendo del Museo de las Navas de Tolosa.

La peregrina es una novela para paladear con calma y aprendiendo. Con ella conoceremos los inicios de un camino que se convirtió en la autopista de la cultura para la península. A través de él, por ejemplo, nos llegaron los arcos de medio punto del románico y las vidrieras apuntadas del gótico. Llegaron y llegan, hoy día, peregrinos del mundo entero para caminar hacia Santiago de Compostela. Unos por su fe, otros como iniciación; otros, simplemente, como modo de introspección. Pero el Camino Primitivo sigue ahí, marcando el comienzo de lo que luego ha llegado a ser. Alfonso II caminó por él en un momento en que la posibilidad de que los invasores musulmanes acabasen con todos los focos de resistencia era casi una certeza. Quizá gracias a ello hoy somos lo que somos y no una nación islámica.

Al final de la novela encontramos unas detalladas notas históricas que nos amplían la información de todo lo que hemos vivido en la lectura y una guía del Camino Primitivo de Santiago, indispensable para quienes deseen recorrerlo desde Oviedo.

Buen camino.

  "Verás la maravilla del camino,
camino de soñada Compostela
—¡oh monte lila y flavo!—, peregrino,
en un llano, entre chopos de candela."
                                                                     Antonio Machado

miércoles, 24 de octubre de 2018

SORTEO DE DOS EJEMPLARES FIRMADOS DE "ASESINATO EN EL PARQUE SINALOA" DE ELMER MENDOZA

Gracias a Literatura Random House, os traigo un sorteo muy especial: dos ejemplares FIRMADOS POR EL AUTOR de una novela negra impactante: Asesinato en el Parque Sinaloa, del escritor mexicano Elmer Mendoza, todo un referente del género. Elmer Mendoza, nacido en Culiacán en 1949, es también catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa y se le considera el padre de la "narcoliteratura" por su modo único de reflejar el efecto de la cultura del narcotráfico en México. Con una voz narrativa diferente, sus novelas son violentas y duras y están llenas de la realidad tremenda que suponen los cárteles de la droga en su país. Asesinato en el Parque Sinaloa está protagonizada por Edgar "el Zurdo" Mendieta, policía mexicano que no duda en meterse hasta la cintura en el barro a la hora de investigar.


"Edgar 'el Zurdo' Mendieta ha decidido retirarse de las fuerzas policiales. Desencantado y hastiado por la violencia, parece sucumbir al consumo de whisky cuando Abel Sánchez, viejo amigo y mentor, hace que vuelva como detective por un favor al que no puede negarse: hallar al asesino de su hijo, el abogado Pedro Sánchez Morán, encontrado muerto en el Parque Sinaloa. La policía de Los Mochis cerró el caso sin investigación, pues dan por hecho que fue asesinado por su novia, la también abogada Larissa Carlón, cuya muerte reciente fue asumida como suicidio.

La Marina patrulla Los Mochis; el Perro Laveaga, cabecilla del cártel del Pacífico, se ha fugado de la prisión y todo parece indicar que está escondido en algún lugar de la ciudad. El poderoso narcotraficante está actuando con descuido; confía demasiado en el Grano Biz, su lugarteniente en la zona y, además, su obsesión por una mujer lo tiene trastornado. El deseo más grande del Perro es reencontrarse con Daniela Ka, locutora de gran audiencia, que ha prometido hacer una radionovela sobre la vida del capo.

'Asesinato en el Parque Sinaloa' es un laberinto de intrigas y complicidades, de senderos que convergen en la pasión y el crimen. Mendoza nos entrega una novela vertiginosa que nos recuerda que la pregunta fundamental de la literatura policiaca es la misma del amor: ¿quién diablos es el culpable?"

CÓMO PARTICIPAR

 

- Para participar en el sorteo es necesario ser seguidor del blog y dejar un comentario en esta entrada.
- Es un sorteo de ámbito nacional.
- El plazo para participar es hasta el 7 de noviembre de 2018.
- El 8 de noviembre publicaré la lista de participantes en un anexo a esta entrada.
- Los ganadores serán anunciados el día 12 de noviembre de 2018.
- Dichos ganadores deberán comunicarme sus datos postales al mail del blog. Si en un plazo de 72 horas no lo hubiesen hecho, repetiré el sorteo.
- Los ejemplares serán enviados por mí a través de Correos, por lo que no respondo de posibles perdidas o extravíos.

Gracias a Penguin Random House por los dos ejemplares de la novela y por el encuentro con Elmer Mendoza.

viernes, 19 de octubre de 2018

LA MALA SUERTE de Marta Robles

Recuerdo perfectamente el momento en que Marta Robles me dijo que finalmente se había animado y estaba casi finalizando su primera novela negra. Y lo recuerdo bien porque fue charlando tras la mesa de presentación de Obscena. Trece relatos pornocriminales en Getafe Negro, del que en esta semana estamos disfrutando de su XI edición. A los pocos meses publicaba A menos de cinco centímetros y nos presentaba a Toni Roures. Quienes leímos la novela supimos que era un personaje con recorrido, de los que nos iban a traer nuevas alegrías lectoras. Aquí le tenemos de nuevo en La mala suerte: más hecho como protagonista, más sólido, más centro de atención... y esto lo explicaré más tarde porque creo que es una de las grandes señas de identidad de esta historia. 

Personalmente he disfrutado mucho de la lectura de La mala suerte no solo por la historia en sí, sino por las muchas preguntas que plantea y que te hacen pensar. Marta solo las lanza, es tarea del lector encontrar su propia respuesta a cada una de ellas, pero resulta sorprendente cómo algunas nos remueven y nos hacen contemplar nuestras certezas con otros ojos. O quizá es que las dábamos por sentadas y ni siquiera nos las habíamos planteado.

"NUESTROS PECADOS SON TESTARUDOS, NUESTROS ARREPENTIMIENTOS COBARDES" - CHARLES BAUDELAIRE


Decía Cormac Maccarthy en No es país para viejos que "Nunca sabes de qué suerte peor te ha salvado tu mala suerte". En ocasiones esa puede ser una realidad palmaria, pero para los personajes de La mala suerte no lo es tanto porque todos parecen señalados por una suerte aciaga que les marcó de un modo u otro. Sobre todo para Lucía Peña, una jovencita, casi una niña de 18 años, que desaparece volviendo a casa después de una fiesta de verano en Mallorca. Dos años después no hay ni un indicio, ni una sola prueba de lo que pudo sucederle, a pesar de que la UCO ha removido cielo y tierra para encontrarla. Incluso son muchas las voces que, sin pruebas físicas que lo sustenten, aseguran que Lucía no puede estar viva. Amanda Varela, su madre, no se rinde y decide contratar a Toni Roures para que trate de encontrar algún indicio, algo, lo que sea, que le permita volver a abrazar a su hija. Está convencida de que Lucía sigue viva en algún sitio. Roures acepta el caso y se traslada a la isla para tratar de mirar de otra manera lo que sucedió, lo que contaron los testigos, la familia, los amigos de Lucía. Ver de primera mano dónde ocurrió, hacerse un mapa mental y, con suerte, hallar alguna pista, un cabo suelto que se haya quedado sin atar flotando en el viento.

Toni Roures ha crecido como personaje en La mala suerte. En esta novela adquiere un protagonismo mucho más robusto que el que tenía en A menos de cinco centímetros, en la que se veía en parte tapado por la sombra fría y sofisticada de Armando Artigas. Ahora toma el mando y se muestra resolutivo y mordaz a pesar de que sus miedos y sus pesadillas siguen muy vigentes. También vamos a conocer a parte de su familia y de su historia personal que, como la de todos, guarda secretos y conversaciones pendientes. Roures sabe escuchar, lo hace de maravilla, pero sobre todo sabe escuchar lo que otros no han sabido oir. Domina el arte de pulsar las teclas necesarias, creando un ambiente de confianza, para que la sinceridad brote en algunos de los amigos de Lucía Peña. Pero también tiene un arte especial para tocar las narices cuando es necesario y tensar la cuerda lo suficiente para que alguien tropiece con ella. Como protagonista, Toni Roures es un motor diesel que ya ha adquirido la velocidad y las revoluciones necesarias para dejar huella. Y a pesar de todo, y para su alegría (por qué no decirlo) es capaz de caer de rodillas como un adolescente frente a una mujer que, como suele decir mi admirado Pérez-Reverte, "le pone a marcar el paso".

Y es que las mujeres de esta novela son fuertes de muchas maneras, incluso después de haber estado hundidas, como es el caso de Amanda Varela. Tienen carácter, saben tomar las riendas. Y Marta les da el empaque suficiente para hacerlas protagonistas no solo de sus vidas sino de las que les rodean. Las mujeres de La mala suerte están llenas de matices porque, como la autora ha reiterado en varias entrevistas, ya es hora de que veamos como normales en las mujeres roles que parecen ser en exclusiva de los hombres. Las mujeres pueden ser buenas, malas, regulares, ambiciosas, duras, dinámicas, capaces de tomar decisiones, hasta las peores. Y aquí la mayoría se salen de los estereotipos habituales, lo que es muy de agradecer.

La protagonista absoluta de la novela, incluso cuando no está presente, es Lucía. Alta, guapa, llamaba la atención. Parecía tenerlo todo para ser feliz y, sin embargo, su vida era un gran infierno que se iba complicando a cada paso. Quienes habían de cuidarla por encima de todo, sus padres, están perdidos en un mar de odio. Se detestan y la guerra que mantenían (y aun mantienen) entre ellos les impidía ver nada más. Ser diferente hacía que apenas tuviese amigos, que sufriese acoso en el colegio. Y cuando encontró a alguien que parecía quererla, se dio de bruces contra un monstruo: uno de esos "chicos bien" tan normales, educados y encantadores, capaces de lo peor cuando su egoísmo manda. A Lucía nadie la cree, nadie la escucha y, quienes lo hacen, están marcados como indeseables por su familia.

La tragedia de los familiares de los desaparecidos está también muy presente en la historia. No solo han de sufrir la incertidumbre y la angustia, sino saberse en el punto de mira del entorno, de la policía, de los medios de comunicación si el caso se vuelve mediático. Ese querer saber qué ha ocurrido y, al mismo tiempo, no querer para no enfrentarse a lo inevitable. La lucha continua, a pesar de todo, por encontrar a quien ya no está pero podría volver a estar.

La galería de personajes de La mala suerte está perfectamente diseñada para que podamos empatizar con ellos u odiarlos concienzudamente. Javier Peña, el padre de Lucía, por ejemplo, y su nueva pareja son de esos protagonistas a los que esperas que les caigan las siete plagas de Egipto. Su catadura moral, su deseo de hundir a Amanda al precio que sea, les convierte en miserables. La familia de Javier vive de apariencias y de considerarse superiores y mejores por dinero y relaciones, aunque tengan los pies de barro. Carlota, la juez que lleva el caso de Lucía, una mujer de bandera que cumple con su trabajo con una eficacia y profesionalidad fuera de toda duda y que tiene una vida personal cuanto menos peculiar, llena por completo las páginas en las que aparece. El protagonista que más ternura acaba despertando es Carlos, el hermano pequeño de Lucía, que en los peores momentos del matrimonio de sus padres se refugió en los videojuegos. El niño que parece que no se entera de nada y que es ajeno a todo, pero que guarda mucho en su interior. Que sabe más de lo que nadie imagina pero se ve abocado a hacer cosas para las que no está preparado ni nadie debería pedirle.

Resulta muy enriquecedor en la novela que no conocemos directamente a los personajes por la única descripción del narrador omnisciente, sino por cómo les ven los otros personajes. Podemos verlos a través de los ojos de otros y eso hace que el caleidoscopio de sus personalidades alcance matices mucho más intensos.

Como os decía al principio, la historia de la desaparición de Lucía y la investigación de Roures son la base de la novela pero importantes son también las preguntas que Marta Robles nos pone ante los ojos. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por ser padres o madres? ¿Se es mejor persona por tener hijos, estamos más completos como seres humanos? ¿Por qué se mira con cierto recelo a las parejas que no los tienen? ¿Por qué hay quienes hipotecan vida y hacienda para conseguir tener un predacito de sí mismos en los brazos? ¿Es la generosidad la que los mueve o es el deseo de perpetuarse, de conseguir una versión mejorada de sí mismos? ¿Los hijos nos otorgan carta de naturaleza, nos convierten en buenos, sabios y sensatos? 

La sangre tira, es un hecho. Nos guste más o menos, no deja de ser una realidad. Y los hijos son de tu sangre o, al menos, así es la mayor parte de las veces, por lo que son mayoría los que creen que nos da derecho a manejarlos a nuestro antojo. Pero ¿y cuando no lo son? ¿Los hijos adoptados son menos hijos? ¿Y los engendrados con otro semen, con otros óvulos? ¿Qué ocurre con los miles de embriones congelados, perdidos en un limbo legal durante años, vidas en potencia a la espera de germinar? 

Que cómo es posible que el inquietante caso de la desaparición de una adolescente desemboque en todas estas preguntas y en algunas más es algo que debéis descubrir vosotros. Con La mala suerte Marta Robles da un paso más en ese enriquecedor mestizaje de la novela negra con la realidad social, incluso con la que menos nos gusta pero que está ahí aunque no queramos verla. Asomaos a ella y disfrutad de La mala suerte. Hay mucho más de lo que parece por descubrir.




viernes, 5 de octubre de 2018

GOLPES de Pere Cervantes

Si hay algo que creo que caracteriza a Pere Cervantes es su capacidad para reinventarse en cada novela que escribe. Siempre hay un factor sorpresa en cada título que publica, un giro nuevo, una vuelta de tuerca que jamás deja indiferente. A nivel personal, he de confesar que disfruto una barbaridad con esos cambios porque si algo admiro en la literatura es que me sorprendan y Pere es valiente en ese aspecto. No se queda en una zona de confort, arriesga y gana. Si en No nos dejan ser niños y La mirada de Chapman se inclinaba por una pareja de policías e investigaciones más "al uso", si es que esa definición se le puede aplicar, en Tres minutos de color se adentraba en un mundo mucho más complejo, el de las experiencias cercanas a la muerte, aunque sin dejar de lado ni la novela negra ni el misterio de hechos por resolver.

Ahora con sus Golpes nos vuelve a dejar noqueados con una historia que, de nuevo, no se parece a nada que hayamos leído. Podemos reconocer el estilo de Pere, su modo de narrar directo y sin concesiones que, en esta ocasión, lo es aun más no sólo por la brevedad de la novela sino por el propio carácter de Alfa, su protagonista, más acostumbrado a un revés directo que a las metáforas. Golpes ha sido galardonana con el Premio Letras del Mediterráneo 2018 y está dando muchas alegrías a sus lectores.


"NO SEAS NUNCA UN IRRESPONSABLE. ESO ES DE MEDIOCRES"


Lo decía Jack LaMotta, el mítico boxeador, el Toro Salvaje: "Todo lo que me ha pasado en la vida, bueno o malo, siempre ha carecido de término medio.". Y creo, sinceramente, que es una sentencia que puede aplicarse perfectamente a Alfa, el protagonista de Golpes, porque nada hay en su vida que se quede en el gris. En su carrera como policía ha bordeado con las puntas de los pies el filo de la navaja en pos de conseguir que, quienes lo merecen, paguen. Eso le ha granjeado más de un enemigo y. finalmente, una investigación interna le manda a prisión provisional.

Durante 444 días, que son como 444 clavos en la tapa de un ataúd del que no puede escapar, Alfa tiene tiempo de pensar, de conocer a peculiares compañeros de encierro y de hacer memoria sobre su vida. También de, aunque se lo quiera negar hasta a sí mismo, de desesperarse porque nadie parece estar dispuesto a querer verle de nuevo en la calle. Finalmente consigue quedar en libertad a la espera de juicio para encontrarse suspendido de empleo, con un sueldo mínimo y todo el tiempo del mundo con el que no sabe qué hacer. Hasta que le proponen pasarse al otro lado, ese al que muchos creen que ya se trasladó hace tiempo, y hacerse con cincuenta kilos de droga. Alfa no quiere resignarse a una existencia gris y acepta. Dos días, su experiencia como policía y salir corriendo, es lo único que necesita. Antes, querrá despedirse de las personas a las que ama. Pero nunca se puede estar seguro al cien por cien en algo tan arriesgado con un polígono industrial aparentemente vacío como escenario.

Pere Cervantes ha basado sus Golpes en un hecho real, dividiendo la novela en doce "rounds" de un combate de boxeo que Alfa, en primera persona y con su propio modo de ver y vivir la vida, nos desgrana. Porque Alfa, que fue púgil durante una etapa de su vida, sigue manteniendo la disciplina y el espíritu inculcados entonces. Los golpes se encajan y hay que volver a levantarse para intentar ser tú quien aseste el siguiente. Y, si el castigo es duro, refugiarse en tu esquina en la que alguien a quien confiarías hasta tu propia vida te restaña las heridas y te dice al oído lo que necesitas escuchar.

Alternando la narración de sus días en la cárcel con la planificación del robo de la cocaína y sus recuerdos, Alfa nos lleva a conocer tanto a quienes lleva en su corazón como a quienes propiciaron su caída. Sin perderse en un discurso grandilocuente y sin dar excusas, nos lo pone todo delante. Su amor por su hija, por quien está dispuesto a todo. Por su padre, siempre en la esquina salvadora. La relación con las mujeres de su vida: la que quizá le conviene, Maca, y la que es capaz de volverle del revés, la Gata. Algunos amigos leales, de los que nunca le fallan, permitiendo incluso un "cameo" del propio autor de la novela. Alfa no está hecho para rendirse ni para quedarse vegetando en una vida anodina. Escucharle es comprender sus motivaciones y aprender a respetarle, aunque en ocasiones sientas la tentación, en mi caso muy femenina aunque suene políticamente incorrecto, de tratar de enmendarle la plana y zarandearle para que no pierda más afectos por el camino.

La acción se va desarrollando sin pausa, con las descripciones justas para que puedas sentir el frío y la humedad del polígono industrial que dormita ajeno a las celebraciones de la Nochebuena. También la cierta inquietud que envuelve a Alfa mientras vigila y calibra cuando es el mejor momento para actuar. No precisa Pere Cervantes de demasiadas frases, lanza dos pinceladas y basta para que te veas allí, al lado del protagonista. Y algo que, a mí, me ha parecido revelador: esa realidad paralela y oscura que la gente normal no vemos porque hay quienes nos la mantienen a raya y velan porque no nos salpique, aunque a veces les suponga ponerse en peligro o el descrédito.

Golpes es una novela que se bebe casi de un trago, un trago de esos que raspan la garganta pero dejan un regusto liberador. A veces pasarse al otro lado no significa que pierdas tu identidad, es solo que la vida tiene esa maldita manera de sacarte de sitio. Hay quienes se resignan a los golpes, arrinconados contra las cuerdas, acostumbrándose al dolor y a la derrota. Y hay quienes jamás dejan de pelear, usando incluso los puñetazos más sucios, con tal de que esa vida sea la que se rinda a lo que quieren. Alfa es de estos últimos. Y piensa pelear duro.