viernes, 19 de agosto de 2022

LA APELACIÓN de Janice Hallett

Qué felicidad encontrarme con un libro así. Original, absorbente, inteligente, distinto... de los que estás deseando dejar lo que estás haciendo para seguir leyendo. De los que te mantienen expectante, en esa maravillosa tensión de querer saber. Ya he comentado en este blog en otras ocasiones lo que me gustan las novelas de misterio clásicas, especialmente las de Agatha Christie y, en el top, las de Ellery Queen, en las que hay un crimen y muchas pistas y te partes la cabeza intentando conocer al culpable. En el caso de La apelación, el libro que hoy os traigo y que no me voy a cansar de recomendar en mucho tiempo, diría que hay un poco de los dos maestros. Quizá un poquito más de Queen, cuyas novelas siempre suponían un desafío al lector ya que sus autores (los dos primos que escribían con ese seudónimo) ponían todo delante. Nunca hubo conejos dentro de la chistera y ellos, en sus prólogos, retaban al lector a averiguar la verdad... yo jamás pude. En La apelación hay un poco de eso y, aunque sí es cierto que la autora dosifica la información en ciertos aspectos, lo cuadra todo y hace que que, al conocer la verdad, te digas a ti mismo "¡pues claro!, ¿pero cómo no me he dado cuenta?"

Si a este reto le sumamos una narración que realmente no lo es (y ahora os explico), quince sospechosos, un pueblecito inglés aparentemente idílico, una compañía de teatro para aficionados y un extraño caso de cáncer infantil nos da como resultado una novela ingeniosa, adictiva y muy, muy original que ha conseguido sacarme del sopor lector en el que había caído. Resumiendo mucho: que me lo he pasado pipa. ¿Venís y os lo cuento?

UN ASESINATO. QUINCE SOSPECHOSOS ¿PUEDES DESCUBRIR LA VERDAD?

Roderick Tanner, socio principal de un despacho de abogados, envía una nota a dos colaboradoras que trabajan con él para que examinen la documentación de un caso de apelación en el que se encuentra inmerso. Esa documentación son mails y mensajes entre los sospechosos de dicho caso, ordenados cronológicamente, a los que se añaden algunos recortes de periódico y textos de redes sociales. De ellas necesita un enfoque nuevo, corroborar, quizá, lo que él ya tiene claro. Pero no les adelanta nada más.

A partir de aquí iremos leyendo esos correos electrónicos cruzados entre las quince personas "de interés" y, aunque pueda parecer caótico y extraño, enseguida empezamos a conocerlos y a saber qué tipo de relaciones hay entre ellos. Sabremos que al pueblo han llegado dos nuevos habitantes, Samantha y Kel, un matrimonio que ha pasado los últimos años trabajando como médicos en África y que se incorporan al pequeño hospital local. También conoceremos a la familia Hayward, los, digámoslo así, líderes sociales de Lockwood y quienes llevan las riendas de una compañía "amateur" de teatro en la que colaboran todos los implicados, los cuales van apareciendo como emisores o receptores de los mails cruzados. Todo se complica cuando la pequeña nieta de los Hayward es diagnosticada de un extraño cáncer que necesita con urgencia un carísimo tratamiento. A medida que vamos leyendo sabremos que alguien, uno de todos ellos, ha sido asesinado, pero ¿quién y por qué?. Y que ya hay alguien encarcelado por ese crimen, pero tampoco se nos da esa información. La labor de las pasantes del despacho (y la nuestra, de alguna manera) es extraer información de los correos, hilar, comprender qué ha sucedido... y hay más de una sorpresa inesperada.

Si tuviera que calificarla, diría que estamos ante una novela de género epistolar, pero al estilo del siglo XXI, en el que ya no nos mandamos cartas, sino correos, whatsapp y mensajes. Y Janice Hallett lo desarrolla con una brillantez absoluta, haciendo que nos sumerjamos en lo que aparentemente es un grupo de amigos y conocidos muy normal pero que esconden mucho más de lo que parece. Iremos descubriendo sus personalidades, tan distintas unas de otras y algunas con un trasfondo extraño, obsesivo, casi dependiente. La eficaz y siempre dispuesta Sarah-Jane y su familia, los Hayward y los Reswick, emparentados por el matrimonio de sus hijos, los Dearing, Isabel Beck, siempre ansiosa por agradar y quedar bien, Samantha y Kel Greenwood, los recién llegados...

Lo que en principio es la organización de una nueva obra de teatro para el grupo de aficionados se va torciendo y complicando con la enfermedad de la nieta de los Hayward y la necesidad de la familia de hacer frente a un tratamiento muy caro y casi experimental. En general, todos desean seguir adelante con la obra y buscar, además, recaudar fondos para el tratamiento. Y hasta aquí puedo contar.

Decía miss Marple, la inolvidable protagonista de muchas de las novelas de Agatha Christie, que la naturaleza humana es la misma en todas partes. Y que todos, de un modo u otro, nos movemos o reaccionamos con determinados patrones que se repiten. Ir conociendo a los protagonistas de La apelación es fascinante. Rápidamente simpatizamos con algunos y le cogemos manía a otros...hasta que se produce alguno de los inesperados y fantásticos giros y tenemos que volver a recolocarnos. Y ahí es donde no podemos dejar de leer porque nos ha agarrado fuerte por las solapas. Hay un asesino a la vista de todos. Hay alguien que va a ser asesinado. ¿Os atrevéis a descubrirlo?

Como os decía antes, yo me lo he pasado pipa. Hacía mucho que no me quedaba enganchada con un libro de esta manera y me ha sentado de maravilla. Tenía hasta la necesidad física de cogerlo y seguir leyendo porque la autora teje una trama que nos provoca una dependencia absoluta: nosotros, como lectores, vamos a saber cosas que algunos de los protagonistas no saben. Y, de lo que se cuentan unos a otros, extraemos conclusiones que nos van a dejar con la boca abierta. Es cierto que, en la segunda parte, el abogado aporta más datos a las pasantes (y, de rebote, a nosotros), pero eso solo consigue que nos piquemos más en la necesidad de saber qué demonios está pasando.

Creedme, La apelación es una lectura de las que se disfruta hasta la última página, de esas que deseas que tus amigos y conocidos lean para comentarla con ellos y poner en común cuándo y dónde descubriste tal o cual dato importante. Es una novela de misterio extraordinaria y llena de matices, de giros, de personajes perfectamente dibujados. Una pura delicia lectora.


lunes, 8 de agosto de 2022

LA AMANTE CIEGA de Emili Albi

Si hay algo que me gusta del verano es poder perderme en lecturas que se salgan de lo habitual, que me aporten visiones nuevas en cuanto a lo que se cuenta en ellas y a cómo se cuenta. Que me sorprendan. En la reseña anterior, la de La última cabaña, os hablaba un poco de todo esto. De cómo una trama aparentemente sencilla era capaz de sacudirte y de volverte hacia dentro, a cuestionarte. El libro del que hoy os quiero hablar, La amante ciega, en cierto modo sigue esa línea. Es hasta brutalmente diferente, está llena de reflexiones y vivencias que, de alguna manera, todos podemos percibir como propias. Y las que no, nos hacen plantearnos muchas cosas. La vida no es lineal, no es siempre perfecta, ni rutinaria, ni siquiera sencilla. En cualquier momento puede suceder algo que nos de la vuelta, que nos desmonte a piezas y, si somos capaces de reconstruirnos, quién sabe si estaremos enteros de nuevo. 

La amante ciega habla de sexo, sí, pero sobre todo de la vida y del amor. Habla de cómo el sexo es necesario incluso para quienes jamás pensaríamos que así es, quizá porque no solemos plantearnos esa cuestión por considerarla "poco adecuada". El pudor propio y ajeno también juega en ello un papel importante. Me he encontrado con una novela que te mantiene en vilo desde la primera página, con un narrador en primera persona que parece que te esté contando las cosas directamente a ti, a pesar de que sus confesiones van dirigidas a otra persona, con una doble trama que converge de forma inesperada. Supongo que no es una novela para todos los públicos ni para aquellos lectores que buscan la "comodidad" de lo esperado, con todos mis respetos y admiración hacia ellos. Pero merece la pena darle una oportunidad, porque os aseguro que os quedaréis atrapados en sus páginas como a mí me ha pasado. 

ESE FUEGO VITAL. ESO ES LO QUE ME FALTABA.

Ernesto es padre de familia, tiene un matrimonio estable y dos hijas. Además es el dueño y heredero de una importante galería de arte y tiene una buena posición social. Pero en poco tiempo recibe dos mazazos inesperados: su hermana, a la que adora, es diagnosticada de ELA y, por otra parte, comienza a ser acechado por un enigmático personaje que amenaza su reputación con un secreto de su pasado familiar. Por pura casualidad, otro extraño personaje irrumpe en su vida: un perfecto desconocido a quien ve salir de casa de su hermana, que ya está postrada en la cama. Ernesto comienza a hacerse preguntas e, internamente, tiene pánico a que a su hermana puedan hacerle daño, así que comienza a investigar por su cuenta. Y eso le lleva a adentrarse en el desconocido mundo de la asistencia sexual, tan poco visible como necesario para quien lo busca. Lo que no espera es que esa investigación e involucrarse en todo lo que hay detrás le va a llevar a una conexión inesperada con el hombre que le amenaza y con el pasado de su padre. Hasta con su propio presente.

Lo que primero me enganchó de esta novela fue el lenguaje utilizado por Emili Albi: es natural, sencillo, con inteligentes toques de sentido del humor cuando es necesario. No trata de pontificar ni de dar lecciones, es Ernesto el que nos va narrando lo que le sucede, en una suerte de autoconfesión o diario, dirigido a la que es su esposa, Rosa. Un monólogo que nos va llevando hasta epìsodios de su infancia, su historia familiar, la admiración por su padre, su amor por el arte, que es una constante presencia en su vida. Es una novela que nos hace pensar en cómo somos, en cómo queremos ser, pero también en cómo es la vida de las personas discapacitadas, a quienes parece que nos conformamos con apartar, sin preguntarnos qué desean, qué ansían, cómo se sienten. Creemos que con satisfacer sus necesidades básicas es suficiente. Emili Albi nos demuestra que no es así.

En La amante ciega se habla de enfermedad y de muerte, pero sin "revolcarse en el barro", con una naturalidad que a veces araña un poquito. Pero eso no quiere decir que sea una novela triste y oscura, al contrario: es profundamente vitalista, porque trata de celebrar la vida a pesar de todo. Es también una novela sobre el amor, pero el amor en todas sus facetas: el amor adolescente, el marital, el romántico, el fraternal, el de padres e hijos. El amor como motor de todo, como aquello que nos hace movernos, sentir, planear, hacer, luchar, pero sobre todo amor a la vida aunque haya momentos duros en que la sombra de la muerte está ahí, planeando siempre.

Hay partes que tienen un ritmo más acelerado, más de thriller, sobre todo en las que toma protagonismo la trama de intriga acerca de lo que el hombre extraño pretende de Ernesto y cómo este busca jugarle con sus mismas cartas. Aquí las falsificaciones en el mundo del arte toman un protagonismo esencial. Quienes viven de estas falsificaciones sufren de una curiosa dualidad: son profundamente amantes del arte pero tienen una ética muy dudosa, una ética delictiva a pesar de su pasión. Y Emili se desenvuelve en estos momentos con auténtica maestría.

Tratar el tema de los asistentes sexuales para personas con discapacidad podría hacer que la historia caminase sobre arenas movedizas o que la trama se embarrase, pero reitero el tema de la naturalidad. Se nos muestra cómo estas personas proporcionan el conocimiento de su propio cuerpo a quien no puede, para que consigan, del modo que sea, el placer de forma autónoma. Cómo saben tocar las teclas apropiadas para dar placer, ese que se nos hace muy complicado comprender para ciertas personas. Pero el sexo es parte de la vida. Y lo necesitan también. 

La amante ciega es una novela perfecta para hablar y debatir, pero sobre todo es una gran historia que no deja indiferente, que se queda contigo después de acabarla. Contiene reflexiones más que interesantes sobre las redes sociales, sobre como nosotros mismos no nos vemos, solo somos observados y, muchas veces, dependemos de esa observación en exceso. También es una historia en la que los protagonistas, especialmente Ernesto, se preguntarán muchas veces "¿y si...?", cuando se plantee cómo pudo ser su vida o cómo va a ser. Como nos dijo Emili Albi en el encuentro que mantuvimos en el Club de Lectura LL, es una novela que conjuga sexo y arte, porque los actos de procrear y crear son todo lo contrario a la muerte. Vivamos, pues. Y, si la leéis, contadme qué os ha parecido.