jueves, 29 de febrero de 2024

EL QUINTO NOMBRE de Antonio Pampliega


 En ocasiones, el mundo de las presentaciones y certámenes literarios me regala sorpresas como la que hoy os traigo. Me ocurrió en el pasado Getafe Negro. Aquella tarde yo iba con José Carlos, mi amigo y librero de cabecera, para escuchar a Juan Ramón Biedma, a quien los dos admiramos y queremos. En realidad no me había fijado mucho en el resto de la composición de la mesa, aunque el nombre de Antonio Pampliega me llamó la atención, porque recordaba aquel terrible cautiverio de casi diez meses que sufrió tras ser secuestrado por Al-Qaeda en Siria mientras cubría como periodista el conflicto bélico. Pero no tenía ni idea de qué tipo de libro era del que nos iba a hablar. Y ahí saltó la historia que me dejó pegada a sus palabras y que consiguió que, al acabar, me lanzase de cabeza a comprar El quinto nombre. Antonio me lo firmo amablemente y, para redondear, se nos unió Lorenzo Silva. La breve charla que tuvieron los dos acerca de Irak y sus experiencias me resultó fascinante, porque estaba como espectadora de lujo.

He leído el libro en dos fases, tengo que confesarlo. Lo empecé enseguida tras aquella tarde en Getafe, pero paré su lectura porque me llegaron varios manuscritos para valorar que corrían cierta prisa. Y, cuando la he retomado, he preferido volver al principio y comenzar de nuevo para no perderme ningún matiz. Os aseguro que es una historia que se queda contigo durante bastante tiempo. Quizá, en mi caso, porque sigo sin poder comprender el grado de ensañamiento que se produjo en la guerra civil, la mayor parte de las veces con el único motivo de pensar diferente. Y eso vale para los dos lados, todos fueron capaces de las peores atrocidades. Dejadme que os cuente lo que ocurrió en Mejorada del Campo en 1936...

"MUCHOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO TRAGO ES LA MUERTE" - MIGUEL HERNÁNDEZ

El quinto nombre es, sobre todo, levantar la losa de silencio instalada sobre la muerte de Tomás Martínez Negro, que era el sacristán de Mejorada del Campo cuando se produce el alzamiento y comienza la guerra civil. Antonio Pampliega nos contó cómo comenzó todo: cuando le llegaron a su mail,  remitidos por un buen amigo en 2018, los documentos sobre un juicio sumarísimo sobre la única ejecución, la de Martínez Negro, que se produjo en Mejorada del Campo, lugar de nacimiento del propio Antonio y buena parte de su familia, en los primeros meses de la contienda. En esos documentos se hacía constar la condena de cuatro de los ejecutores y el quinto implicado constaba como huido: un hombre llamado Eladio Pampliega. La coincidencia en el apellido no podía ser una simple casualidad y ese fue el hilo del que decidió tirar y comenzar a investigar qué fue lo que realmente paso y qué fue de aquel que escapó.

En 1936, en Mejorada del Campo apenas vivían mil doscientas personas. Lo primero que Antonio confirmó fue que la ejecución sucedió y que Tomás Martínez Negro fue asesinado a sangre fría. Un hombre que ni siquiera era natural de Mejorada, que había llegado de Valladolid y no tenía ninguna filiación política. Además de sacristán, era profesor de música, director de la banda municipal y abría las puertas de su casa para enseñar a leer a los hijos de los labradores. Después del alzamiento, las posiciones enfrentadas entre ambos bandos también se manifestaron en el pueblo con toda su crudeza. Eran muchos más los partidarios republicanos que, crecidos, hacían padecer todo tipo de escarnios a quienes creían que no comulgaban con sus ideas, como el cura o el propio Tomás.

La investigación de Antonio Pampliega lleva a la conclusión de que Tomás Martínez Negro fue el cabeza de turco en aquellos días oscuros, en los que se había instaurado la idea de que había que matar antes de que los mataran a ellos. En El quinto nombre, Pampliega reconstruye lo sucedido en esos primeros meses de la guerra civil en Mejorada del Campo, aunque no resultó tarea fácil. La muerte del sacristán era un tema tabú para quienes aún quedaban con vida y con recuerdos en el pueblo. Todos sabían lo que había sucedido pero muy pocos quisieron hablar, aunque los testimonios de estos ayudaron a recomponer la historia. La ayuda de su padre fue fundamental para Antonio, porque le permitió indagar con más profundidad en su propia familia, descubriendo que había más de un secreto por salir a la luz. 

El quinto nombre es una intensa mezcla entre el ensayo de investigación y la narración, que nos permite, por un lado, ir conociendo los hechos objetivos y, por otro, descubrir cómo se vivía en Mejorada en aquellos meses llenos de incertidumbre y miedo. Las primeras páginas nos cuentan, con detalle y desde dentro, el momento en que Tomás Martínez Negro es detenido y su ejecución a sangre fría y ya nos arañan y nos encogen el alma. El pánico de Tomás, las amenazas que jamás llegó a entender, la madrugada fría y desangelada en la que apagaron su vida y los cinco hombres que estaban allí para ejecutarlo provocan un escalofrío que recorre la espalda.

Es, en cierto modo, la crónica de una muerte anunciada (con mis respetos al gran Gabo) ya desde la primera frase: "Tomás Martínez Negro iba a morir". A lo largo de las 284 páginas que tiene el libro, la tensión y el desasosiego se instalaron en mí, especialmente en la primera mitad. Insisto en lo que decía al principio: ¿qué demonios estaba sucediendo en este país para que el odio campase a sus anchas por calles y campos? ¿Cómo fue posible tanta saña, tanta violencia? ¿Cómo justificar o tratar de entender lo que hicieron unos y otros sin que les temblase el pulso, tanto antes de la guerra como durante ella?

Tal como nos explicó Antonio Pampliega en aquella mesa de Getafe Negro, lo que ha querido con este libro es hacer justicia después de casi noventa años y sacar a la luz lo que sucedió, aún cuando eso supusiera rebuscar en los "sótanos" de su propia familia. Contar la verdad y no dejar la muerte de Tomás perdida en el olvido y el silencio. En todo momento se hace patente la implicación personal de Antonio en todo lo que cuenta. Estremece la sensación de que realmente estás viendo con tus ojos lo que pasó. Va alternando capítulos en los que detalla lo que iba averiguando y cómo y otros en los que, de forma novelada, describe cómo era la vida en Mejorada, las relaciones entre vecinos, la tensión creciente y casi palpable, El quinto nombre resulta un ejercicio de memoria muy revelador.

El subtítulo de El quinto nombre es El viaje a un pasado incómodo y resulta más que revelador. No es fácil enfrentarse a la muerte injustificada, a los rencores nacidos de la intransigencia, a la visión de una España rota en la que todo valía si lo hacían "los tuyos", hasta lo más terrible. Pero sirve, tal como explicó Antonio y yo, al menos, quiero creerlo, para que la muerte de Tomás Martínez Negro salga del pozo del olvido, que se conozca la verdad. Si, además, ha ayudado a que su autor se reconcilie con su pasado familiar, la labor ha quedado completa. 



 


lunes, 26 de febrero de 2024

LA ORDEN DE LOS CONDENADOS de Alan Pitronello

Creo que una de las mejores cosas que tiene conocer a un autor desde su primera novela es ir viendo cómo evoluciona, cómo crece, cómo da pasos adelante en su forma de escribir. Sé que ya lo he contado, pero para quien aún no esté al tanto, tuve la fortuna de conocer a Alan cuando obtuvo el VIII Premio Ciudad de Úbeda de Novela Histórica con La segunda expedición. Allí, en Úbeda, tuvimos ocasión de charlar algún ratito y, como el resto de quienes estábamos allí, escuchar de sus labios, al recoger el premio, uno de los discursos más hermosos y emocionantes sobre el mestizaje y la herencia española en hispanoamérica. Desde entonces le he seguido de cerca y hemos compartido más conversaciones y ratos, a pesar de la distancia, y me hace especial ilusión este post. Primero porque la última novela de Alan, La Orden de los Condenados, supone un salto cualitativo en su narrativa, cada vez más madura. Y después porque la época me encanta y, además, aparece el Gran Capitán, por quien siento una devoción absoluta. 

Si además hay crímenes, un misterio, un asesino y un secreto por descubrir, ya sabéis que me suponen un plus. Y aquí tenemos todo eso y mucho más, empezando por las intrigas políticas dentro del Vaticano, a las que sumar personajes reales, una investigación peligrosa, batallas y un libro bien conocido que parece contener respuestas a las muertes. Como introducción no está nada mal, ¿verdad? Pues vayamos al convulso siglo XV y cuidad bien vuestras espaldas...

"NADA ES MÁS FÁCIL QUE CENSURAR A LOS MUERTOS" - JULIO CÉSAR

En el año 1496, Francia es el enemigo. La Santa Alianza, formada por Venecia, Nápoles, Castilla, Aragón y los Estados Pontificios, se enfrentan a ella con todo su poderío militar. El papa Rodrigo Borgia, Alejandro VI, tiene que lidiar con las muchas intrigas que se mueven a su alrededor a las que se une un misterioso asesino que ha acabado con la vida de altos personajes de la curia. En cada uno ha dejado unas frases escritas en toscano que no parecen tener explicación. El papa teme por su vida... Por ello Bernardino de Carvajal, cardenal de Santa Cruz, manda llamar a dos sobrinos que, quizá, puedan ayudar a descubrir al escurridizo criminal. Ellos son Álvaro y Diego de Paredes. Diego lleva años inactivo y casi encerrado en su casa de Trujillo, cuidando de la cada vez más escasa hacienda, haciéndose cargo de su hermana y su sobrino y lamiéndose sus muchas heridas y decepciones. Además, acaba de enterrar a su madre cuando su hermanastro Álvaro llega con el encargo del cardenal. A pesar de sus reticencias, Álvaro consigue convencerle para ir a Roma y localizar al asesino. 

Por su parte, el Gran Capitán está inmerso en la guerra contra los franceses. El genio militar intenta liberar Nápoles y desbloquear el puerto de Ostia, puerta fundamental de abastecimiento para Roma. Entre sus tropas comienza a destacar un jovencito, Tristán de Rueda, hijo de uno de sus más cercanos capitanes. Él también acabará por participar en la investigación después de que Diego sea nombrado capitán de la guardia papal y puesto al frente de ella. En una Italia dividida, con los pasillos del Vaticano plagados de secretos, movimientos diplomáticos y políticos y con cierto ambiente de conjura, encontrar a un asesino despiadado se convierte en necesidad.

Con todos estos argumentos lo difícil es no sentir una enorme curiosidad por La Orden de los Condenados. Nos encontramos frente a un papa polémico, que ha ido colocando a sus hijos en puestos predominantes pero, curiosamente, ellos no están demasiado contentos, especialmente César, nombrado cardenal a dedo por su padre y a quien la púrpura le pesa demasiado. No quiere ser un simple hombre de iglesia y envidia a su hermano Juan, que ha sido nombrado capitán general del ejército, y a quien considera un perfecto inútil. La presencia de Diego de Paredes es todo un aliciente, porque, como los anteriores, Diego es un personaje real. Conocido como el Sansón extremeño, al parecer (aunque no es un hecho contrastado) tomo parte en la toma de Granada y posteriormente se hizo famoso bajo el mando del Gran Capitán tras su llegada a Roma en 1496, hecho que da pie a Alan Pitronello para, partiendo de hechos ciertos, introducir a Diego en la trama de los asesinatos.

La figura del Gran Capitán surge ante nuestros ojos con todo su esplendor, desplegando sus novedosas y después imitadas tácticas militares que le llevaron de victoria en victoria. Pero también le veremos como hombre de carne y hueso, con sus dudas, su planificación, sus conversaciones. A mí me ha servido para, si es posible, admirarle todavía más, aún sabiendo que toda esa parte es ficción. Eso sí, una ficción muy creíble. Y es que, en esta novela, los personajes se muestran con una amplia gama de matices, del primero al último. De todos vamos a conocer hasta sus más íntimos pensamientos y eso, en mi opinión, los engrandece.

Y tengo que decirlo: qué brillantes son las escenas de batallas que Alan nos regala en este libro. Qué bien contadas y coreografiadas, tan visuales e intensas que nos hacen sentir dentro de ellas. La tensión, la lucha, las tácticas, ataques y defensas... son una de las mejores cosas de la novela, se viven en primera línea y hasta nos dejan un poquito sin aliento. Cuando la acción te saca de ellas para llevarte a otro escenario, te parece seguir escuchando el sonido de los cañones y el entrechocar de los aceros.

La Orden de los Condenados está escrita para empaparte de un momento de la Historia que de por sí resulta apasionante: la mezcla con una trama paralela con cierto toque de thriller de unos asesinatos, que parecen no tener una explicación ni un fin concreto, le aporta un interés añadido. Asimismo, los movimientos del papa Borgia para dominar cada vez más territorios y convertir a su familia en la más poderosa, están constantemente en el telón de fondo de todas las tramas. La descripción de una Roma llena de luces pero también de muchas sombras, de corrupción, de pobreza fuera de los muros del Vaticano, es también poderosa.

Estamos ante una novela que supone un gran salto adelante de su autor, más compleja, con tramas más elaboradas, en la que todo se va enrevesando y desvelando paso a paso, y con una inteligente forma de introducir hechos históricos reales y contrastados para contarlos de tal modo que pasan a formar parte de lo que nos está narrando. Una fantástica "trampa" de escritor que nos convierte en cómplices del rompecabezas que va encajando, bien engrasado, hasta el final de sus páginas

Si aún no habéis descubierto a Alan Pitronello, haceos con este libro y buscad lo que se esconde en La Orden de los Condenados. Me he dejado cosas en el tintero porque creo que merece la pena que vosotros mismos vayáis levantando las cortinas y viendo lo que hay detrás de ellas. Hacedlo con cuidado, nunca se sabe quién puede esconderse detrás.