jueves, 20 de diciembre de 2018

AUTOFOBIA de Juan Ramón Biedma (RESEÑA Y ENTREVISTA)

Conocí a Juan Ramón Biedma hace unos años, en Getafe Negro. Presentaba, en aquella ocasión, su novela Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado (que se ha retitulado para las ediciones más actuales, a mi pesar, como Londres, 1891). Por entonces no había leído nada de este autor y me fascinó el título y lo que se contaba en la charla, así que me hice con él y desde ese día me enamoré del modo de escribir de Juan Ramón. De la ambientación que es capaz de crear, llena de nieblas y frío aunque luzca un sol espléndido. Todo en la narrativa de Juan Ramón es extraordinariamente original, diferente a nada que hayamos podido leer antes. No tiene miedo a tocar temas que puedan resultar incómodos o levantar ciertas ampollas. Tampoco a dejar un regusto de pellizco en el estómago al terminar de leer algunas de sus páginas. Pero eso es lo que a sus fieles, que somos muchos, nos encanta.

Gran conocedor la de literatura gótica y de terror, Biedma es capaz de dar una vuelta de tuerca incluso a los clásicos para hacerlos más turbadores por el simple hecho de hacerlos más próximos. Es posible que tengamos el mito del vampiro ceñido a las capas negras y a los Cárpatos o, los más jóvenes, a bisoños estudiantes de instituto que pegan saltos entre los árboles. Pero qué diferente puede verse cuando nos contempla desde debajo de unos cartones, apestando a alcohol y pidiéndonos una ayuda, por favor. Seguramente no sea una moneda lo que busque.

ES IMPOSIBLE QUE ESTEMOS ESCUCHANDO UN COLUMPIO EN LA BUHARDILLA


Autofobia es una selección de relatos que Juan Ramón Biedma ha elegido de su abundante producción de este tipo de narraciones. Pocos como él son capaces de provocar un escalofrío en apenas dos líneas. Es cierto que su estilo y el modo descarnado de presentar personajes y hechos que se salen por completo de lo habitual no sean para todos los públicos. O la manera en que nos hace caminar por el filo de la navaja entre la realidad y los miedos, tan comunes para todos y, a la vez, tan ocultos detrás de nuestras miradas. Quizá por eso es difícil sustraerse una vez que caes dentro, porque reconocemos pequeños pedacitos de nuestras pesadillas.

En Autofobia vamos a conocer a un monstruo de Frankestein en plena Guerra Civil española. La noche de Reyes de un pederasta. La búsqueda que Gaspar hace de su amigo Antón en una ciudad dirigida y hasta reconstruída por la masonería con el frío del invierno mordiendo los huesos. Y conoceremos a uno de los personajes más inquietantes con los que he tenido la suerte de dar: el padre Full, un sacerdote sin fe que conoce todos los infiernos. 

Juan Ramón Biedma tiene una inquietante capacidad para hacernos mirar hacia aquellos rincones oscuros  que no queremos ver, hacia lo más roto de la sociedad, hacia las mentes enfermas que viven en mundos que nada tienen que ver con el nuestro. Nos enseña las calles abandonadas, los edificios en ruinas en los que se hacinan los que ya no tienen nada que perder, porque hasta el alma han vendido al mejor postor. Las perversiones más bajas, la locura, la aterradora indefensión de los más débiles, las palabras que no curan ni salvan porque quien las pronuncia sabe de su falsedad, los demonios que llevamos dentro listos para saltar o lo que se acercan a un confesionario en una iglesia. 

Hay una enorme calidad literaria en cada uno de los relatos. El oficio de escritor es algo que el autor parece llevar en el ADN. Y ese es solo uno de los motivos por los que podría recomendar la lectura de Autofobia o de cualquier otro libro de Biedma. El principal es que nos saca de nuestra zona de confort, nos hace salir de la experiencia habitual y conocida de leer un libro para llevarnos un paso más allá y que levantemos los ojos de la última página con la sensación de que hemos traspasado un umbral diferente. Puede que no muy confortable y que salgamos arañados, pero merece la pena. Siempre merece la pena.

La autofobia es, en realidad, el miedo a nosotros mismos, a la soledad, a ser conscientes de lo que somos en realidad. Y descubrirnos quizá no sea un ejercicio muy placentero porque todos tenemos esquinas en las que no queremos que entre la luz, en las que escondemos lo peor de nosotros mismos. Esas mismas esquinas que Juan Ramón Biedma convierte en recodos reales de calles reales habitadas por gentes capaz de lo peor. Sí, exactamente como podemos llegar a ser cualquiera si se tocan las teclas adecuadas. 

Aunque penséis que no es vuestro tipo de lectura, dadle una oportunidad. A veces es mejor bajar un poco al inframundo. Se sube, en cierto modo, renovado.

Para terminar os dejo una pequeña entrevista con Juan Ramón. Puede parecer que alguien capaz de escribir cosas como las que él escribe nos haga pensar que vamos a encontrarnos con una especie de señor oscuro sentado en un salón en tinieblas y apenas amueblado. Pero es todo lo contrario: un hombre que emana una calidez que envuelve, generoso, con un enorme sentido del humor y capaz de abrazarte solo con la mirada. 


1.      Los relatos contenidos en “Autofobia” los has ido escribiendo en los últimos años y han sido publicados en medios muy diferentes ¿Cómo surge la idea de recopilarlos en este libro?
En realidad han sido los lectores los responsables de su gestación, por eso este libro tiene ese carácter tan particular, una especie de encargo de todos. Hace mucho tiempo que me preguntaban dónde podían encontrar ciertos relatos que fueron editados en antologías hoy descatalogadas, además de la dificultad que supone buscar en muchas fuentes distintas,
De ahí que cuando Grupo Tierra Trivium me propuso el proyecto, me pusiera rápidamente manos a la obra.

2.      Tus novelas han sido catalogadas en muchos casos como inclasificables por la mezcla de géneros que suelen albergar (negra, policíaca, de ficción, sobrenatural…), algo que también podríamos afirmar de tus relatos, en los que te mueves con mucha soltura. Pero ¿prefieres uno de los géneros sobre el otro?
No puedo decir que lo prefiera pero sí es cierto que el policíaco prevalece sobre los demás aunque también debería decir que, fusionado con ellos, los articula, los refuerza y los compacta.
Aún no me tropezado con ningún tema o peripecia que no puedan ser presentados al lector bajo la forma de una novela delictiva.

3.      Conociendo la intensa planificación con la que afrontas tus novelas ¿qué es lo que te inspira a la hora de escribir un relato? ¿Algo que ves, que te llama la atención? ¿Una noticia, una imagen?

Tu pregunta me hace retroceder y analizar un proceso en el que raramente reparo y me deja un poco descolocado, hasta concluir que aunque es cierto que en ocasiones hay determinados estímulos del exterior que me turban lo suficiente como para ser susceptibles de terminar convertidos en narración, la mayoría de las veces se trata de una búsqueda de los elementos que conforman una historia cuyo origen termino olvidando en la transición.
Es necesario tener que presente que algunos de estos relatos parten del requerimiento de antólogos que ya me proponen un tema o un género; mi trabajo consiste entonces en respetar esos parámetros pero hacer saltar los límites en pedazos para que no sofoquen mi propio estilo.

4.      El padre Full es protagonista de varios de los relatos. Un sacerdote que podríamos denominar “peculiar” y que puede provocar cierto escalofrío. ¿Quién es el padre Full? ¿De dónde sale? ¿Qué le mueve?
El padre Full surge de los guiones de una serie radiofónica que se emitía de madrugada en Canal Sur hace quince años. Ya en aquella época llegamos él y yo a un buen entendimiento y de vez en cuando sigue resurgiendo entre mis páginas.
Al contrario de lo que se podría pensar, Full no tiene problemas de conciencia -ahí estriba su singularidad-. De ninguna clase. Hace ya tanto que dejó de creer en Dios que Dios ha dejado no sólo de ser un problema para él, sino hasta un componente de su ecuación. Le queda el resto de la gente y un tedio interminable, así que se dedica a ponerse y a ponernos a prueba para ver qué es lo que ocurre.

5.- En todos los relatos de “Autofobia” aparecen personajes que parecen sacados de algún infierno cercano. También calles o lugares que van más allá de lo marginal, casi propios de una pesadilla. ¿Te inspiras en la realidad o más bien optas por crearlos, por dibujarlos con palabras?
La realidad está aquí, más pujante, envolvente, chirriante, asquerosa, amenazante, adictiva y enloquecedora que cualquiera de mis personajes o escenarios, pero es que salimos poco.

6.- Una nota común en lo que escribes es tu capacidad para estremecernos con apenas dos pinceladas. Con la descripción de un sonido, tal vez. O con una sombra que no sabemos si va a moverse. ¿Está el miedo en nosotros mismos? ¿Qué es lo que a ti te da miedo?
No creo que tuviera más de seis o siete años la última vez que experimenté miedo artístico (ese terror delicioso provocado por novelas, cómics o películas). Desde entonces me paso la vida observando e intentando desentrañar los mecanismos que provocan esa clase de miedo en los demás, que, por cierto, constituye una de las emociones más fascinantes del ser humano, por su cualidad de atracción / rechazo.

7.      No temes enfrentarte a temas tan delicados como la pederastia, la prostitución, las drogas, los gustos sexuales extremos. ¿Hay algún límite a la hora de trasvasarlos al papel? ¿Te impones tú algún límite?
No sólo procuro no censurar ningún tema, por extremo, odioso o inaceptable que sea, sino que considero que cualquier escritor está obligado a manejarlos si sus tramas los conducen hasta ellos.
El problema no está en el tema sino en el tratamiento con el que lo presentemos. Encontrar ese punto en el que, sin faltar a lo que nosotros consideremos verdad, podemos  vencer las convenciones sociales y espolear al lector, sin caer en excesos ni en torpes sobreactuaciones es lo auténticamente complicado.

8.      “El sueño de la razón produce monstruos” ¿Lo ratificas o lo desmientes?
La estupidez produce aberraciones. Esto, sin duda es una gran verdad. Algunas de las más implacables. Pero la inteligencia también produce monstruos, monstruos con poderes muy refinados con una capacidad de transformación que los hace aún más peligrosos.

9.      ¿Qué autores son tu referencia, a los que te gusta volver, esos que hacen que te sientas como en casa?
Me encanta como me formulas la pregunta, porque no quieres saber cuáles son mis autores preferidos (cuestión que en cada ocasión respondo con una terna distinta).
Verás, me siento perfectamente acogido en las novelas y en la obra dramática de Enrique Jardiel Poncela, en los policíacos de Edgar Wallace y de Sax Rohmer -tan próximos al folletín, tan de otra época-, en los cuentos de Arthur Machen y de Juan García Hortelano... Todos medio olvidados, todos muertos.

10.   ¿En qué estás trabajando ahora? Hasta donde puedas contar…
Pues trabajo en diversos frentes, querida Yolanda.
Reviso una novela que está a punto de publicarse, un policíaco situado entre Sevilla y México. Escribo a cuatro manos una obra de no ficción con una estupenda compañera y preparo la documentación de mi nueva novela: una actualísima historia de fantasmas ubicada en la Sevilla del siglo pasado.





lunes, 17 de diciembre de 2018

LOS CAÍN de Enrique Llamas (RESEÑA Y ENTREVISTA)

Llegué a Los Caín por la recomendación de mi buen amigo Óscar, con el que suelo coincidir en apreciaciones en lo que a lecturas se refiere. En otras ocasiones ya he dejado caer que el mundo rural me fascina sobre todo cuando se trata de novela negra porque creo, sinceramente, que en pocos lugares como en los pueblos pueden entenderse los odios que se pierden atrás en el tiempo. Odios que pueden acabar desembocando en sucesos terribles, en crímenes que nos dejan sin aliento por su brutalidad, como hemos podido vivir en nuestro país en muchas ocasiones. Solo hay que recordar los oscuros, y aún no resueltos, asesinatos de Los Galindos o la matanza de Puerto Hurraco, por poner dos ejemplos conocidos. No solo eso: uno de mis escritores favortios de siempre es Miguel Delibes, que supo reflejar como nadie ese microcosmos que puede ser un pueblo, en el que dificilmente se olvidan las cosas que han pasado e, incluso, se anticipan las que están por llegar. El camino y Los santos inocentes son dos de mis lecturas de cabecera, a las que vuelvo de cuando en cuando. Tan diferentes y tan parecidas. Tan brutalmente sinceras. Un poco de Delibes hay en Los Caín, tanto en la ambientación como en el dibujo de los personajes y en algunas descripciones. Pero Enrique Llamas, además, ha sabido crear una novela negra diferente, inquietante, misteriosa, que hunde sus raíces en el pasado de un pueblo que parece incapaz de escapar de sí mismo.

FLORES EN LA TUMBA DE LA NIÑA ESTHER


"Dicen que Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo descansó. Por eso, a veces, las cosas más horribles ocurren en domingo. Mientras Dios duerme."
                                                                          De la película El séptimo día, dirigida por Carlos Saura.

Héctor Cruz, un joven e inexperto maestro madrieño, es destinado como profesor a la escuela de Somino, un pueblo perdido en la meseta castellana del que jamás ha oído hablar. La oportunidad de hacerse cargo de una clase durante un curso completo es el mejor aliciente, a pesar de la lejanía. Son los últimos años del franquismo y, aunque en Madrid las cosas empiezan a modernizarse, en Somino todo sigue como siempre, anclado. Cuando llega a Somino todo le es extraño y Héctor se siente por completo fuera de lugar. Los ciervos, que abundan en los alrededores, empiezan a morir sin que haya una explicación y el joven profesor no comprende a los habitantes, que viven con rencores de los que nadie ya recuerda el motivo. El pueblo está dividido en dos: son quienes son y sienten lo que sienten por haber nacido en una parte u otra de Somino y, como marcado en el ADN, crecen con el odio a los de enfrente. Héctor irá desbrozando parte de la historia del lugar y descubrirá muertes que siguen sin explicación: el extraño accidente de una adolescente que trataba de huir; una niña ahogada veinte años atrás, a cuya tumba llevan flores vecinos de las dos partes del pueblo. La llegada del invierno y la nieve encierra todavía más a los vecinos y a Héctor, que no puede conducir a Madrid, y a quien no le queda sino la rutina y la inquietud.



Si hay una cosa que me llamó la atención de Los Caín es la sorprendente juventud de su autor, Enrique Llamas, que ha escrito una novela madura, oscura, que contiene un retrato absolutamente real del mundo rural de aquellos años. Ha sido capaz de crear una ambientación única y absorbente, que te traslada a las calles de Somino y que te hace querer saber más, indagar en los motivos que aquellas gentes tienen para hacer lo que hacen y ser como son. Eran tiempos (y eso se mantiene en la actualidad) en que en los pueblos no había las distracciones que podían encontrarse en las ciudades, de ahí que observar al vecino fuese el mejor entretenimiento.

Las gentes se rebautizan de acuerdo con la familia en la que ha nacido. El único teléfono de la localidad está en casa de las chicas de teléfonos, que siguen siendo las chicas aunque casi estén ya en edad de jubilación. Hay un general temor mezclado con odio hacia la Guardia Civil, a los que miran con recelo y como si fuesen invasores. La muerte de los ciervos está dejando sin su medio de vida a quienes conseguían dinero vendiendo su carne y eso enrarece más la atmósfera que rodea al pueblo.

Enrique ha escrito una novela fantástica, en la que es muy fácil caer dentro. Una novela que trata, sobre todo, de la maldad humana y de cómo hay personas que disfrutan siendo malas. De como en el mundo rural hay esos enfrentamientos que pueden durar años y años, ese "germen de Guerra Civil" que definió Arturo Pérez Reverte en una ocasión. De que hay cosas que suceden, incluso las más terribles, porque no hay nada más en lo que pensar. La prosa es magnífica, con descripciones tan intensas que puedes sentir el frío de la nieve caída, el temor de Héctor ante todo lo que no entiende, la soledad de las calles apenas iluminadas, las ventanas que esconden, tras sus cortinas, miradas que buscan y juzgan. Y la ambientación, como decía antes, impresionante. Nada sobra. Es sencillo hacer propios los miedos y las preguntas de Héctor. Incluso las carreteras se confabulan para convertir a Somino en un mundo aparte: es largo y complicado llegar y casi imposible abandonarlo, incluso para quienes ya se han ido.

Los Caín me ha supuesto un brillante descubrimiento, una novela que se sale por completo de los cánones de la novela negra pero que lo es por derecho propio. Muchas de sus páginas te provocan un escalofrío muy real en la espalda. Ha sido una de mis lecturas más impactantes de este año y os la recomiendo encarecidamente. Somino os está esperando y, con este inicio, querreís llegar cuanto antes:

         "Nadie supo nunca que aquella noche la tumba de Arcadio Cuervo quedó mal cerrada. Y nadie, ni siquiera sus hijas, supo que siempre habría de estarlo porque en la tarde del entierro ya anochecía, y la cerraron deprisa y a ciegas. No sirvió de nada que al día siguiente, cuando la mañana apenas clareaba, la persona encargada intentase sellarla con la tranquilidad de quien sabe que, entre los vivos, los muertos solo dejan herencias."

ENTREVISTA A ENRIQUE LLAMAS


Debo agradecer, por encima de todo, la amabilidad de Enrique que, después del encuentro que mantuvimos con él, aceptase contestarme a estas preguntas con su mejor disposición.


-        - ¿De dónde parte la idea de escribir este libro? ¿Cuál fue la primera idea que te surgió y de la que nació el germen de esta novela?

En el verano de 2010, los ciervos de la sierra de la Culebra (en Zamora) empezaron a morir de forma masiva y sospechosa. Las autoridades tardaron en ponerse manos a la obra para saber qué era lo que pasaba, y parecía importarles poco que gran parte de la población de la zona viviera del comercio de esa carne de ciervo. Al final todo desembocó en que morían por una enfermedad relacionada con las altas temperaturas de aquel verano. En lo que tardaron en averiguarlo yo ya me había construido la historia de Los Caín en la cabeza, donde buscaba otra explicación más escabrosa, que es la que aparece en la novela. Esta idea estuvo bastante tiempo en mi cabeza, hasta que empecé a escribir.

-        - Sin definir detalladamente el marco temporal, sitúas la acción en los últimos años del franquismo, en un pueblo bastante aislado, y muestras con bastante realismo la España rural de ese momento. Por tu edad, es obvio que no has vivido esa época. ¿Cómo te documentaste? ¿Contaste con testimonios reales, con historias vividas por otras personas?

Mi documentación no viene de las bibliotecas, sino de las conversaciones que mantengo con mis padres y de recoger expresiones que oigo a gente mayor. Durante el proceso de escritura fui anotando nombres de colonias, coches, tabacos ya en desuso que me podían servir para esta ambientación. Todo lo que aparece existe o existió fuera de los libros.

-    - Tu novela es un tratado sobre la maldad y el odio. Muchos de los personajes viven con esos sentimientos enquistados, son incapaces de sortearlos o superarlos. ¿Crees que en las zonas rurales este tipo de situaciones son más habituales que en las ciudades o es que, quizá, se viven de otra manera?

Esas situaciones son comunes en cualquier zona. ¿Cuál es el problema? Que en un lugar pequeño donde todo el mundo conoce a todo el mundo se nota más, hay menos espacio para ocultarse, la mentira es descubierta antes. Me interesaba por eso un lugar pequeño, una geografía que, además, conozco bien debido al entorno en el que crecí: mis cuatro abuelos son de pueblos pequeños.

-        - También en Somino, el pueblo en que se desarrolla la acción, conviven esas eternas dos Españas. Las de “conmigo o contra mí”. Las que te colocan en un lugar de nacimiento y este determina a quién has de amar u odiar toda tu vida. ¿Hasta qué punto crees que aún perdura este sentimiento?

Ese sentimiento está presente en todos los lugares, y no todo el mundo es capaz de enfrentarse y sobreponerse a ellos, de trazar su propio camino independientemente del que le ha marcado su entorno. Es un tema universal de la literatura, lo es, por ejemplo, en Romeo y Julieta.

-       - Todavía hoy, en pleno siglo XXI, hay pueblos en los que hay familias enfrentadas desde que tienen memoria. Incluso que no van a misa si la otra familia ha llegado antes a la iglesia. Este año he conocido un pueblo así, en la provincia de Soria. ¿En el mundo rural no está permitido el olvido?

En el mundo rural es más difícil ese tipo de olvido porque la tradición oral tiene una presencia mucho más potente que en las ciudades. Además hay menos entretenimientos, y en consecuencia la vida de las calles y las viejas historias cobran gran importancia. En las ciudades, para bien y para mal, nos olvidamos de eso.

-     - Hay dos tumbas en el cementerio de Somino que reflejan muy bien los secretos que el pueblo guarda: la de Arcadio, que se cerró mal tras el entierro, y la de la niña que murió años atrás ahogada en una alberca. ¿Has buscado hacer de ellas metáforas en sí mismas o son el reflejo de lo que allí se lleva viviendo desde que tienen memoria?

Las dos tumbas son metáforas. La tumba que no se cierra bien nos habla de los asuntos mal curados, que con el tiempo se pudren y huelen. La otra tumba, la que cuida todo el mundo, nos habla de la culpa, de sucesos que se podrían haber evitado y no se evitaron debido a la ignorancia, a la falta de cuidado. Todo son fantasmas.

-        - ¿Cuáles son tus influencias a la hora de escribir? ¿Qué autores o qué paisajes están en “Los Caín”?

El paisaje más reconocible es el de Miguel Delibes, que a su vez es el mío. Me impresionó mucho leer sus novelas de niño, porque comprobé en ellas que la literatura puede estar hecha con lo cercano, no sólo con lugares que no conocía. Por eso este autor está siempre presente. Está también gran parte de su generación, como son Ana María Matute o  Martín Gaite… pero en “Los Caín” se ven obligados a convivir con otras influencias más propias de mi generación: la cultura de la ficción televisiva, como puede ser “Twin Peaks”. Un cóctel extraño.

- Para terminar voy a proponerte una suerte de ejercicio acerca de imágenes, frases e ideas que me han venido a la cabeza mientras leía tu novela. Te las presento y me argumentas qué te cuentan a ti: 

               1.- Miss Marple, protagonista de muchas novelas de Agatha Christie, decía que la maldad humana era la misma en todas partes y que, viendo el comportamiento de los habitantes de un pueblo pequeño, podría saber cómo es cualquiera en cualquier parte.

No puedo estar más de acuerdo. Tenemos que partir de la base de que todos somos humanos, es decir, de la misma raza. Y que como decía Ortega “yo soy yo y mis circunstancias”. Y las circunstancias de un pueblo pequeño nos hacen mostrarnos tal y como somos… en toda nuestra bondad y en toda nuestra maldad.              

               2.- Tras el crimen de Los Galindos, que aún está por resolver, y que también sucedió en la España más rural, apareció una pintada en el muro de la finca que decía: “Aquí mataron a cinco”

La España Negra me parece fundamental a la hora de conocer la historia de nuestro país. Revela como es el ser humano, más allá de la imagen de modernidad que hemos querido transmitir desde la transición y que muchos otros países se esfuerzan por aparentar. Esa pintada en Los Galindos nos habla de una persona que la hizo porque se sentía fascinada, atraída, por ese suceso, por ese lado oscuro de las personas. Como bien dices, es un suceso nunca resuelto…

               3.- Miguel Delibes dijo: “Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos, les sobran en la lengua”.

Que es lo  mismo que decir “qué osada es la ignorancia”. Pero con elegancia, con la elegancia sobria que caracterizaba a don Miguel Delibes.

               4.- También de Delibes y leída en “El Camino”, una de mis novelas favoritas: “Cada individuo del pueblo preferiría morirse antes que mover un dedo en beneficio de los demás. La gente vivía aislada y sólo se preocupaba de sí misma. Y a decir verdad, el individualismo feroz del valle sólo se quebraba las tardes de los domingos, al caer el sol”.

Eso es precisamente lo que he querido retratar en la novela, algo que él ya hizo con una sencillez y una maestría digna de ser admirada. Aunque también hay gente buena, como lo era el propio Delibes. Para darse cuenta de esto sólo hay que leer lo que todos sus compañeros decían de él y, también, leerlo a él, su prosa es un acto de bondad.





lunes, 10 de diciembre de 2018

CERTAMEN INTERNACIONAL DE NOVELA HISTÓRICA CIUDAD DE ÚBEDA 2018 (SEGUNDA PARTE)

En el post anterior, del fin de semana apasionante que viví en el Certamen de Novela Histórica de Úeda, resumí las presentaciones y charlas que se celebraron hasta el sábado por la mañana. Dieron para mucho, como allí conté. Pero aun quedaban platos fuertes de los que disfrutar y, sobre todo, aprender. Tras la comida del sábado tuvo lugar una impactante recreación histórica para conmemorar el centenario del comienzo de la Batalla del Somme, en la Primera Guerra Mundial. Ataviados de soldados ingleses y alemanes y con una espectacular puesta en escena, se nos narró cómo fue aquella jornada. La pirotecnia (en forma de explosiones y disparos) facilitó que todos los presentes nos metiésemos más en la historia y el público más joven, sobre todo los niños, disfrutaron de lo lindo de aquella "película pero de verdad", como decía un crío de unos 8 años que estaba a mi lado.



SÁBADO, 10 DE NOVIEMBRE (JORNADA DE TARDE)


Ya de vuelta en el salón de plenos del ayuntamiento, la primera charla corrió a cargo de Sebastián Roa, que nos traía sus Enemigos de Esparta, presentado por Javier Velasco, de Todoliteratura. Obviamente era complicado hablar de Esparta y Grecia y no sacar a colación películas como 300 o Troya, con las que Sebastián aseguró habérselo pasado en grande. Deshizo algunos mitos al contarnos que Esparta era también un estado esclavista, no simplemente guerrero. Esparta había impuesto un estado en Tebas tras tomarla por la fuerza. Tebas había liderado la rebelión antiespartana previamente y, tras su caída, muchos demócratas tebanos huyeron a Atenas. "Las bases de la cultura europea - aseguró Sebastián - son el Derecho Romano, el cristianismo y la filosofía griega" y al hilo de esto nos explicó que en la novela aparecen Platón y Aristóteles como protagonistas secundarios, aunque no se planteó escribir una novela histórica para "meterlos" en ella, simplemente era la época en la que vivieron. Sobre todo, aseguró, quería hablar de la demoracia y del amor.

Platón dijo que "la democracía es una sucesión de tiranías" y que "el hombre lleva la semilla de la corrupción en el alma", frases que siguen muy vigentes hoy día. Sebastián insistió, como suele hacer, en que en la novela histórica lo importantes es la verosimilitud por encima de otras consideraciones. En Enemigos de Esparta se nos narra la victoria de Epaminondas sobre los espartanos con técnicas de guerra muy novedosas para la época, demostrando que no eran invencibles. Utilizó conceptos técnicos renovados como la falange oblicua y, al ser consciente de que los espartanos siempre ponían a lo mejor de su ejército, la guardia real, a la derecha, Epaminondas colocó en el mismo sitio al Batallón Sagrado: ciento cincuenta parejas de homosexuales (en Grecia la homosexualidad estaba bastante normalizada) que preferían morir los dos a que uno quedase vivo, por lo que se batían como pocos soldados. Pero Enemigos de Esparta es también (y quizá sobre todo) una historia de amor: la principal, la del protagonista que va en busca de la mujer que ama, aunque no es la única. Hay batallas, discusiones en el ágora, historia... pero sobre todo es una historia de amor, concluyó.

A continuación, fueron Jorge Molist y su novela Canción de Sangre y Oro quienes fueron protagonistas. También la presentación corrió a cargo de Javier Velasco, aunque fue un poco más accidentada ya que Javier iba a participar como "bobby" (policía inglés) en la marcha de las sufragistas que iba a tener lugar un rato después por las calles de Úbeda. De hecho, durante un rato, tuvo que dejar la moderación de la mesa a Eva, del blog La historia en mis libros, para poder incorporarse a la recreación.

Jorge Molist nos traía una historia apasionante: cómo Pedro III el Grande al frente de la Corona de Aragón y de los sicilianos, asombraron al mundo cambiando la historia de Europa. Pedro III era considerado un rey débil en la época, casado con Constanza, hija del rey de Sicilia, que había muerto asesinado por Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia. Constanza hizo prometer a su esposo que vengaría la muerte de su padre y que recuperaría el reino invadido por los franceses. Pedro hizo honor a esa promesa enfrentándose a Francia, a Carlos de Anjou, que se había coronado como emperador del Mediterráneo, y al propio Papa.

Se habló en la charla de mitos y leyendas que acaban convertidos en realidad (como las barras de la bandera de Aragón) y del poder que alcanzó la Corona de Aragón en el Mediterráneo. También del trabajo del escritor, de la labor de documentación que muchas veces es árida y tediosa, y de cómo narrar hechos históricos para que sean absolutamente reales para el lector.

Inmediatamente después nos dirigimos a presenciar la Marcha de las Sufragistas y la actuación de la policía de la época que pretendía impedirla. Tanto Javier Velasco como David Yagüe estuvieron muy en su papel intentando contener a las mujeres que reivindicaban sus derechos. Y a las nueve de la noche se conmemoró el final de la I Guerra Mundial con un encendido de velas en la Plaza Vázquez de Molina, un acto muy emotivo de recuerdo. Posteriormente hubo una cena-coctel en el Hotel Rosaleda de Don Pedro con la presencia de organizadores, escritores, periodistas y blogueros que resultó muy animada y que facilitó charlas más que interesantes y ratos realmente divertidos en un ambiente estupendo, muy cordial y cómplice.

DOMINGO, 11 DE NOVIEMBRE


Puede que parezca una tontería, pero bajar al desayunar en el hotel y encontrarte allí (al igual que en las horas de las comidas y cenas) a algunos de tus escritores favoritos es un regalo. Reir con Francisco Narla y su modo único de contar las cosas, escuchar a Álvaro Arbina explicar su periplo de carrera mañanera por Úbeda o el abrazo de Isabel San Sebastián junto a la máquina del café son pequeños detalles que a mí, con franqueza, me dieron mucha vida.

A las once de la mañana se celebraba  el acto de entrega del VII Premio de Novela Histórica "Ciudad de Úbeda" a Marcelino Santiago Yustres, que había obtenido el galardón por su obra In civitate regia. Este año el premio conlleva también, por primera vez y aparte de la edición de la novela, la cantidad de diez mil euros, lo que habla de nuevo de la gran proyección que está teniendo este premio y el certamen a nivel nacional. La novela ganadora será publicada en febrero (según nos informaron por parte de la editorial) por Pámies.

A continuación fue el turno de Agustín Tejada y su Hispania: El sueño de un rebelde, presentado por Carlos Alonso, editor de Pámies. Agustín nos contó sus comienzos como escritor y cómo un consejo le había llevado a la escritura: "guíate a la hora de escribir por lo que te guste como lector". Para alguien como él, amante de la epopeya, la épica, el drama, las grandes odiseas y los personajes enfrentados a situaciones terribles, fue un gran impulso. Nos confesó que está convencido de que su novela contiene todos estos ingredientes. Además nos narra dos epopeyas: la del general Sertorio, que se sublevó contra Roma, y la de un joven celtíbero enrolado en las legiones romanas bajo el mando del propio Sertorio.

Sertorio, enfrentado al poder de Roma, designó Osca (Huesca) como su capital y quiso poner en ella todo el boato y la autoridad de la propia capital del imperio. Constituyó allí un senado con trescientos magistrados y fundo una Academia de Latinidad para formar a los hijos de los hispanos y romanizarles, aunque lo que realmente hacía era tomarlos como rehenes. Una historia para mí desconocida que me resultó muy interesante y de la que me he propuesto saber más.

Y ya como cierre de las actividades del fin de semana, le llegó el turno a Isabel San Sebastián y su novela La peregrina, presentada por Emilio Lara. La historia de cómo empezó el Camino de Santiago, con aquella primera "peregrinación" encabezada por Alfonso II el Casto tras el hallazgo de los restos del Apostol Santiago, volvió a fascinarme sobre todo por la pasión con la que Isabel lo cuenta.

Aquella era una época convulsa, en la que el pequeño reino asturiano se veía sometido de forma continua a los ataques de los ejércitos árabes que habían conquistado la península. La resistencia de los cristianos, amparada por la complicada orografía del terreno, y su empuje hacia el sur favorecieron la reconquista y que España, en la actualidad, no sea una nación islámica. Isabel retomó para esta novela a Alana de Coaña, su protagonista de La visigoda, como narradora de las peripecias a través del aquel camino inicial, hoy bastante olvidado aunque reconocido por su importancia. De nuevo, la labor de documentación estuvo muy presente en la charla y hubo una buena participación del público con preguntas al finalizar la presentación de la novela.

Tuve la fortuna, en la comida posterior, de compartir mesa y conversación con Marcelino Santiago Yustres, el ganador de este año, y su familia. Me sentí muy a gusto escuchándole y conociendo de primera mano cómo se gestó su novela, de dónde surgió la idea y todo el camino recorrido hasta ese día. 

Y CONCLUYENDO...


Lo he dicho ya en varias ocasiones, pero me considero muy afortunada por haber tenido ocasión de acudir a Úbeda y disfrutar cada minuto de mi estancia allí. Quiero agradecer de nuevo a Pablo Lozano su invitación y su generosidad, pero sobre todo quiero agradecerle su organización, su implicación personal en cada uno de los actos del Certamen, su trabajo. Y el trabajo de todos los que le acompañan, un trabajo entusiasta y alegre, que contagia a todos los que estábamos allí. Gracias al Hotel El Postigo por su amabilidad y la sonrisa permanente de sus empleados (y por esa calefacción estupenda que se celebraba, y mucho, al llegar por la noche). También al Hotel Rosaleda de Don Pedro, lugar en que se celebraban las comidas y cenas: nos hicieron sentir muy cómodos y su cocina es fantástica. Gracias a Semer Turismo y a Rocío por la visita guiada del viernes por la tarde, que me descubrió una ciudad fascinante y llena de historia y de vida. Agradecer también al Ayuntamiento de Úbeda por el cálido recibimiento y a todas las instituciones y patrocinadores por su apoyo. Y al pub La Beltraneja por el buen ambiente del que disfruté solo el viernes por la noche, porque el sábado tenía la espalda como la cordillera del Himalaya.

Gracias, de corazón, a todos los escritores participantes, por vuestra cercanía y amabilidad y por hacerme sentir, un poquito, parte de algo importante. A David, a Javier y a Eva por ser como sois y vuestras sonrisas. A Pepa, por ser mi amiga y mi compañera en esta aventura en Úbeda. Ojalá pueda estar presente en la próxima edición y contaros en primera persona lo que allí disfrutamos.

martes, 27 de noviembre de 2018

CERTAMEN INTERNACIONAL DE NOVELA HISTÓRICA CIUDAD DE ÚBEDA 2018 (PRIMERA PARTE)

Este año he tenido la suerte y el honor de ser invitada por primera vez al Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda, un evento que va haciéndose cada año más grande y alcanzando un prestigio indiscutible. Úbeda, ciudad Patrimonio de la Humanidad junto con Baeza, nos acogió con una gran hospitalidad. El enorme trabajo de Pablo Lozano, que ya hace siete años que se encarga de la organización, es visible en cada momento, incluso en cada esquina de la ciudad que se hace cómplice del certamen y de las recreaciones históricas que toman las calles. Pablo y todos sus colaboradores pueden definirse con una palabra: PASIÓN. Pasión por la Historia, por lo que hacen, por cada acto que organizan, por los detalles. Además se nota que lo disfrutan enormemente y consiguen que todos nos apasionemos también, lo que, personalmente, me dio un plus de emoción al fin de semana que he disfrutado allí.

Úbeda entera se vuelca con este certamen, incluídas las instituciones y promotores que prestan su apoyo en todo momento. La belleza de sus calles y monumentos, que pudimos disfrutar la tarde del viernes gracias a una visita guiada, le da una magia especial y consigue una complicidad que, seguramente, sería complicado conseguir en ciudades más grandes.

En esta edición se ha concedido el premio Los Cerros de Úbeda a la mejor novela histórica publicada en 2017 a El espía del rey de José Calvo Poyato y el VII Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda ha recaído en la novela In civitate regia de Marcelino Santiago Yustres, que será publicada (con otro título, seguramente) por la Editorial Pámies el próximo febrero. El Premio Ivanhoe a la trayectoria literaria en el género de novela histórica ha recaído en Jesús Maeso de la Torre, cuyo último título es Comanche.

VIERNES, 9 DE NOVIEMBRE


La tarde del día 9 de noviembre, las primeras presentaciones tuvieron lugar en la librería Libros Prohibidos de Úbeda, que nos recibió en un ambiente muy acogedor (la tarde se había vuelto bastante fría) para escuchar primero a Fernando Martínez Laínez y, posteriormente, a Álvaro Arbina. Ambas presentaciones fluyeron en conversaciones tranquilas y también apasionantes, consiguiendo la complicidad de todos los que estábamos allí. Fernando Martínez Laínez nos traía la segunda parte de la trilogía La Senda de los Tercios titulada La batalla, cuya primera entrega fue Las lanzas. Si bien en esa primera entrega en protagonista principal era Ambrosio de Spínola, en La batalla es Fernando de Austria, hijo de Felipe IV, cuyo hecho más notorio fue la victoria en la batalla de Nördlingen en la que los Tercios españoles derrotaron sin paliativos al poderoso ejército sueco. Enmarcada en la Guerra de los Treinta Años, el autor quiso remarcar que aquella contienda fue una especie de guerra mundial que sumió a Europa en la barbarie y en la masacre, mezclandose intereses políticos y religiosos y en la que España acabó participando en ella por una razón puramente militar: si el Imperio Habsburgo, aliado natural de España, era derrotado, se perdería el centro de Europa de forma aplastante. Fue la segunda gran victoria de los Tercios y del ejército español tras la de Breda y Fernando nos anticipó que en la tercera entrega narrará su declive llevándonos hasta la batalla de Rocroi.

Alvaro Arbina nos trajo La sinfonía del tiempo, su segunda novela, que nos definió como un thriller histórico con dos líneas temporales: una en 1860 y que requería un registro narrativo diferente al que utilizó en La mujer del reloj, al ser más barroca y elaborada, y otra en el año 1914. Nos explicó que le interesaba contar cómo se llegó a la Primera Guerra Mundial, hacer una suerte de reflexión histórica. Era una época con gran acumulación de avances científicos y saltos tecnológicos, en la que el mundo se empequeñece porque las distancias se hacen más pequeñas. Álvaro reflexionó acerca del sentido de los libros en sí mismos y reconoció que cree que el lugar de los libros está en la base de la literatura en un mundo, como el actual, que tiene la atención fragmentada. Los libros te hacen salir de esa vorágine y el tiempo que se pasa estando solos dentro de una novela es tiempo solo para ti, por eso se te queda dentro. Y nos regaló una frase para enmarcar: "La guerra aprovecha los tiempos de paz para teñirse de romanticismo".

SÁBADO, 10 DE NOVIEMBRE


La jornada del día 10 de noviembre las mesas y presentaciones se trasladaron al salón de plenos del Ayuntamiento de Úbeda, ubicado en el renacentista Palacio de las Cadenas de la Plaza Vázquez de Molina. Al tiempo, las sufragistas llenaban las calles con sus reivindicaciones para celebrar el centenario del derecho al voto conseguido por las mujeres en Reino Unido y se preparaba la recreación, que tendría lugar por la tarde, del comienzo de la Batalla del Sonme.

La primera mesa de este día estuvo dedicada a la novela histórica japonesa, con los autores Sergio Vega y David B. Gil moderados por el periodista David Yagüe. Ambos pueden considerarse unos pioneros, ya que la novela histórica japonesa no tenía tradición en España. David B. Gil es el autor de El guerrero a la sombra del cerezo y confesó que la pasión por el mundo japonés le viene de lejos. La lectura de autores japoneses como Yoshikawa le abrieron un nuevo universo. Para Sergio Vega, autor de Las piedras de Chihaya, por contra, la motivación no tuvo que ver con factores externos, sino que vino dada por empezar a los siete años a practicar artes marciales japonesas en las que el respeto a la tradición era máximo. Las dos novelas se desarrollan en momentos históricos muy diferentes, pero tienen muchos puntos en común y ambos autores explicaron que la documentación fue muy compleja porque buscaban hacer un fiel reflejo de la cultura japonesa de esas épocas. Especialmente, remarcó Sergio, en las escenas de batallas y su desarrollo porque sabemos cuándo comenzaron y cuándo terminaron pero no cómo se llevaban a cabo. David, además, explicó que en Japón la realidad se mezcla mucho con el mito y que apenas quedan vestigios de la antigüedad tras los conflictos bélicos vividos por Japón, ya que el país quedo arrasado.


Se habló también de los samurais y de su famoso código de honor, aunque coincidieron en que no debía haber mucho de romántico en una gran parte de samurais, sobre todo los que tenían que poner su espada al servicio de otros o buscarse la vida como pudiesen. Y tampoco en aquellos convertidos en funcionarios, con todos los defectos y corrupción que el cargo conllevaba. El "bushido" o camino del guerrero, el código de honor por el que se regían los samurais tiene mucho de ese mito pero no quiere decir que no existiera. Era un código que estaba sometido a las normas de los diferentes clanes, por lo que podía haber diferencias entre unos y otros. La fidelidad del samurai era hacia su señor directo, pero entre los señores había grandes traiciones. David B. Gil contó que, aunque muchos de los mitos japoneses no son ciertos, como la vestimenta y el comportamiento de los ninjas, a él le encantan y Sergio remarcó que el concepto de ninja como asesino implacable no es del todo cierto porque solo un porcentaje muy pequeño se dedicaba a eso. Ni volaban ni andaban sobre las aguas, aunque a ellos también les interesaba mantener la leyenda. Otro mito que no es tal se refiere a las luchas entre samurais, ya que sólo un diez por ciento del ejército japonés estaba compuesto por ellos, el resto eran campesinos que se reclutaban con levas. No se conocen, en realidad, samurais famosos en batalla porque eran sumamente caóticas, no existía el concepto de organización; solo se buscaban combates individuales dentro de ese caos.

Personalmente fue una mesa que me encantó por todas las cosas que pude descubrir de un mundo, el japonés, que para mí es un gran desconocido.

La siguiente presentación corrió a cargo de Francisco Narla, que presentaba su novela Laín, el Bastardo. Fue introducido también por David Yagüe, pero él solo se bastó para convertir la presentación en una fascinante, divertida y genial charla que nos dejó a todos con una gran sonrisa. "Los novelistas somos cazadores de historias", afirmó casi como introducción para explicarnos cómo llegó a la figura de Martín Códax, un compositor de cantigas muy famosas del siglo XIII pero del que no existen biografías: apenas los datos que aparecen en el "Pergamino Vindel", cuya reproducción aparece en las guardas del libro. Como escritor, había llegado a una conclusión: las biografías no llegan a best seller, excepto Papillon. Y ¿por qué?, se preguntó. Pues porque la realidad pura y dura está muy bien y la ficción también, pero no se pueden mezclar, y puso de ejemplo escenas del cine que, en la vida real, jamás serían así (el aliento de los amantes al despertar, por ejemplo). La ficción debe parecer real pero no serlo.


Al comenzar a escribir Laín, el Bastardo, quería contar una historia del siglo XIII y, en la mucha documentación, se topo con el tema de las reliquias. Cosas tan curiosas como el prepucio de Jesucristo (hay hasta seis censados), el suspiro de San José (que nos contó que se conserva en un botecito muy roñoso y que está admitido como reliquia por el Vaticano), la leche de la Virgen María o un huevo del Espíritu Santo. Había un floreciente comercio de reliquias en ese siglo y le pareció un buen punto de partida por la cantidad ingente de dinero que movía. La reliquia por excelencia sigue siendo el Santo Grial. En el mundo hay sesenta y cinco con curriculum serio. En España tenemos dos: el de Valencia y el de León, que se podía considerar el que tiene más "pedigree". Nos detalló que, si nos fijamos en la base del cáliz, hay unas perlas, perlas que en el Reino de Galicia no existían y que son originarias de unos cangrejos del Río Amarillo en China.

Además, la idea de que hubo españoles y gallegos en las Cruzadas era muy poderosa. Así que reunió todos estos elementos y le unió la Cruzada de Teobaldo de Navarra, que consiguió comerciar con aceite del Santo Sepulcro y que terminó huyendo dejando atrás y abandonados a sesenta nobles del norte de España. Ahí colocó al bastardo que va a Judea a buscar a su padre y la historia de Martín Códax que, como trovador, contaba las historias que habían marcado su vida cantando. Juntando todo, más las dosis adecuadas de batallas, amor, sexo y paisajes, creó Laín, el Bastardo.

"Las novelas tienen que tener alma y solo la tienen cuando el autor se ha puesto la loriga y ha caminado por el desierto". Con esta frase finalizó su presentación que, como os decía antes, fue diferente, divertida y sumamente interesante. De las que hacen que te enamores de un libro antes de leerlo.

---------------- FIN DE LA PRIMERA PARTE-----------------