lunes, 28 de septiembre de 2020

LIBELO DE SANGRE de Sandra Aza

Este mundo de la literatura me aporta muchas cosas buenas. Una de ellas, la más importante, es conocer a gente maravillosa de la que aprender y con la que compartir conversaciones, gustos y lecturas. Gracias a uno de estos amigos, David Botello, conocí el libro que hoy os traigo, Libelo de sangre, y a su autora, Sandra Aza, una abogada que decidió dejar su profesión para seguir la senda de la escritura. El resumen de la novela me llamaba poderosamente la atención y, además, la accion transcurre en Madrid, mi Madrid, en pleno ocaso del reinado de Felipe III. 

Al igual que soy una enamorada de la historia de mi ciudad, lo soy de sus fotografías antiguas y sus planos. Porque la geografía de Madrid ha cambiado sustancialmente, aunque a fecha de hoy sigue habiendo lugares comunes con la época, como la Plaza Mayor, la Puerta del Sol (aunque, desde luego, no tiene nada que ver con la actual), Puerta Cerrada o la Plaza de la Cebada (en aquel entonces no pasaba de Plazuela de la Cebada). Perderme en el plano de 1620 mientras leía ha sido un disfrute añadido. Libelo de sangre convierte a Madrid no solo en un escenario único y fascinante sino en un protagonista más, con sus calles estrechas, la pobreza campando a sus anchas en muchas de ellas, el frío mordiente del invierno, la capital del imperio más grande conocido que se desmoronaba casi ante los ojos de sus habitantes. 

Constantemente recordaba, durante su lectura, una frase de mi siempre admirado capitán Alatriste:

"A este tiempo infame lo llaman Siglo de Oro. Más lo cierto es que, quienes lo vivimos, oro vimos poco, y plata la justa. Sacrificios estériles, gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velázquez, oye unos versos de Lope o Calderón, lee un soneto de don Francisco de Quevedo, y se dice que tal vez mereció la pena."

"...POLVO SERÁN, MÁS POLVO ENAMORADO." - FRANCISCO DE QUEVEDO

En una noche heladora y oscura, tres bebés son dejados en el torno de la inclusa. Cada uno llega allí por notivos diferentes, pero con un solo fin por parte de quienes les depositan: ponerles a salvo y evitarles la muerte por hambre y frío. Este es el desolador arranque de Libelo de Sangre tras el que, a modo de "flashback", la acción se remonta a tres meses atrás. Allí entraremos en la vida de Sebastián Castro, que ejerce de escribano en la Villa y cuenta con una brillante reputación, y su esposa, Margarita Carvajal. Acaban de ser padres de su segundo hijo y todo parece marchar de forma amable y tranquila en su día a día. Pero la acusación contra ellos de haber participado en un libelo de sangre (delito por el que se culpaba a los judíos de sacrificar a niños cristianos para hacerse con su sangre) les pone a merced de la Santa Inquisición. Su hijo mayor, Alonso, de apenas trece años, decide hacer todo lo que sea posible por salvar a sus padres, abandonando su cómoda vida. Aprenderá a sobrevivir en las calles gracias a dos pilluelos, Antonio y Juan, y no pierde la esperanza en que el dinero o un inesperado golpe de suerte salve a sus padres de la hoguera. Un sueño comienza a hacerse fuerte en su mente: estudiar Leyes en la universidad e impedir las injusticias sobre los inocentes.

Si hay algo que resulta evidente desde que empezamos a perdernos en las páginas de Libelo de Sangre es que estamos disfrutando de un auténtico viaje en el tiempo. La ambientación, las descripciones, el lenguaje... todo está tratado con mimo y colocado en su lugar. Madrid se nos presenta como la Villa en la que conviven, sin problema, reyes, nobles, clérigos y ciudadanos pudientes mezclados con gentes de clase muy humilde, de los que solo han de preocuparse por si comerán hoy. Un Madrid como cabeza de un descomunal imperio, pero con los pies de barro. Y, sin embargo, un Madrid vivo, caballero y pícaro, donde los mentideros eran el lugar habitual de intercambio de noticias y cotilleos. También un Madrid brillante y culto, lleno de genio y talento a pesar de todo.

Sandra Aza ha dibujado la ciudad con precisión, por lo que, a pesar de los cambios sufridos por ella desde aquel 1620, no es complicado orientarse por sus calles. Pero también hace el mismo ejercicio con los ropajes de los protagonistas, los interiores de las viviendas, el trato entre iguales y con los servidores e, incluso, la gastronomía de la época. La labor de documentación ha debido ser brutal.

Libelo de sangre es, en ese sentido, una novela costumbrista, pero, sobre todo, es una novela de acción, de aventuras y muchas desventuras. Además es un cálido canto a la familia y a la amistad, esos lazos que no se rompen por mucho que se estiren. Y también a la capacidad de sobrevivir incluso en las peores circusntancias, a intentar no perder la dignidad ni el honor que, en muchas ocasiones, es lo único que nos queda.


Estructurada en 57 capítulos y con un desarrollo ligero y fácil de leer a pesar de su extensión (más de 800 páginas), nunca tenemos la sensación de estar ante decorados de cartón piedra ni ante comportamientos impostados, todo fluye, todo es natural. Esto último es muy de agradecer sobre todo en los diálogos, que en algunas novelas históricas suenan impostados y muy poco realistas.

Si tengo que ponerle algún "pero" a esta novela es que, a pesar de todo lo anterior, ha habido alguna escena que sí me ha parecido poco real y, quizá, algo teatral, pero afortunadamente son apenas unos párrafos que no afectan al conjunto. Y, de igual manera, algunos diálogos con la criada gallega de la casa de Sebastián y Margarita, obligan al lector a un esfuerzo de comprensión, aunque acabas por cogerles el aire. 

Iremos conociendo cómo funcionaba la Inquisición en sus procesos, sentiremos el temor que causaba a buena parte de la población. También cómo funcionaba la compra de la limpieza de sangre para los judíos o descendientes de judíos, siempre en el punto de mira tanto del tribunal eclesiástico como del resto de la población, que nunca dejó de considerarles ajenos y hasta peligrosos. Incluso a aquellos que ya habían cambiado su fe  y vivían y se comportaban como cristianos viejos. Siempre tuvieron la espada colgada sobre sus cabezas.

Para todos aquellos que disfrutáis de la novela histórica, dejaos embrujar por Libelo de sangre, una gran primera novela que augura un buen futuro en la escritura a su autora, Sandra Aza. Su pasión por la literatura es patente a lo largo de toda la trama al igual que sus recursos como escritora, alternando episodios de gran intensidad con otros más templados en los que asimilar lo que está sucediendo. Una novela para disfrutar y emocionarse. No puedo más que recomendarla.   

"Madrid, que no hay ninguna villa, en cuanto el sol dora y el mar baña, más agradable, hermosa y oportuna, cuya grandeza adorna y acompaña la Corte de los Césares de España" - Lope de Vega

 



viernes, 11 de septiembre de 2020

EL CRIMEN DE LOS GALINDOS. TODA LA VERDAD de Juan Mateo Fernández de Córdova

En mi niñez hubo dos hechos terribles que me marcaron muchísimo por motivos muy diferentes pero, sobre todo, porque en su momento, sin acabar de entender bien qué había pasado, escuchaba a mis padres y a mi familia hablar de ellos. Y notaba la tensión, la precoupación, hasta ese poquito de miedo que dan ciertos hechos. Uno fue la espantosa tragedia del camping de Los Alfaques, en el verano de 1978. Nosotros solíamos pasar buena parte del verano en un camping cercano a Punta Umbría, en Huelva, y recuerdo que, cuando aquello pasó, el estupor y el miedo se alojaron también entre las tiendas de campaña. Las radios no dejaban de dar noticias de aquel horror y la única tele del camping, en la cafetería-comedor, era punto de reunión de decenas de veraneantes a las horas de las noticias. El otro fue el que, en el libro que hoy os traigo, se trata de dar solución y respuestas: el crimen del cortijo de Los Galindos, en la provincia de Sevilla. Aún era más pequeña cuando sucedió y, en su día, lo que me aterraban eran las fotografías, en blanco y negro, de los periódicos con los regueros de sangre en el suelo y las paredes. Solo años después tuve conocimiento completo de lo sucedido allí y, a fecha de hoy, me sigue pareciendo un caso atroz, de los que provocan escalofríos a pesar del tiempo transcurrido.

Es El crimen de Los Galindos. Toda la verdad un libro escrito por el hijo de los que fueron dueños del cortijo y sus grandes fincas anejas, los ya fallecidos marqueses de Grañina. Con quince años, vivió casi en primera persona lo sucedido. Conocía a los asesinados, conocía el cortijo. Las muchas mentiras que se gritaron a los cuatro vientos, los bulos, los extraños giros en la investigación y el dolor por no encontrar al culpable o los culpables de las muertes le han supuesto toda su vida una herida sin cerrar. El caso prescribió en 1995 sin que nadie hubiese sido condenado. Pero en una conversación, muchos años después, del autor con su madre, algo que ella dijo le colocó en la cabeza todas las piezas. Lo que contiene este libro es una posible conclusión , el descubrimiento de todo lo que pasó aquella tarde de julio.

HAY SANGRE POR TODAS PARTES

22 de julio de 1975. Cortijo de Los Galindos, Paradas, Sevilla. El calor es demencial, aquellos días se superaron con mucho los 45 grados. Terminada la labor de limpieza de los olivos en Cerro Gordo, los jornaleros regresan en lo que parece el final normal de un día más de labor. Pero a medida que se acercan al caserío del cortijo observan una gran nube de humo que sale del pajar del cobertizo. Alarmados, echan a correr para ayudar pensando que el encargado, Manuel Zapata, y los dos tractoristas, Ramón Parrilla y José González, ya estarían haciendo lo posible por extinguirlo. Pero el cortijo les recibe desierto. No hay nadie a la vista y el incendio crece. Uno de los jornaleros corre a la vivienda del encargado y regresa aterrado gritando que no encuentra a nadie y que hay sangre por todas partes. Al conseguir sofocar el fuego se descubre el cadáver calcinado de José González y, muy cerca de él, el de su mujer Asunción.

Cuando la Guardia Civil llega, encuentran un gran reguero de sangre que cuza desde la sala de máquinas a la vivienda de Zapata y, de ahí, a la entrada de la finca. En la puerta del encargado, mucha sangre y, en las paredes de entrada de la casa, huellas de manos ensangrentadas. Un  escenario de pesadilla que no ha hecho nada más que empezar. La puerta de la vivienda está cerrada con un candado y la Guardia Civil lo hace saltar de un disparo. De dentro sale corriendo y aullando la perrita de Zapata y, ya en el interior, es espectáculo es de puro terror: un charco descomunal de sangre en el salón y un ancho "brochazo" que parte de él, recorre el pasillo y se pierde bajo la puerta del dormitorio, también cerrada con llave. Dentro, el cadáver de la esposa de Zapata, Juanita, con el cráneo destrozado. Todo el mundo comienza a buscar a Zapata, pero a quien encuentran muerto a tiros es al otro tractorista, Ramón Parrilla, en una cuneta de la finca y tapado con paja. 

Zapata no aparece. Las sospechas se centran en él y se elabora la teoría de que haya podido matar a su mujer y, después, acabar con José, Asunción y Ramón por haber sido testigos. Todo salta por los aires cuando, tres días después, aparece el cadaver de Manuel Zapata: boca abajo, cubierto por una lona y una gran cantidad de paja. La zona ya había sido revisada a conciencia los días anteriores y, para colmo, el forense determina que Zapata fue el primero en morir.

¿Qué había ocurrido en Los Galindos? ¿Por qué tanta saña y horror?


A día de hoy, con el caso prescrito y las investigaciones cerradas, el caso de Los Galindos sigue siendo uno de los crímenes más oscuros de nuestro país. Hubo muchas teorías, muchas posibles soluciones, pero jamás se ha llegado a ninguna detención ni a ningún culpable. La desastrosa investigación, con destrucción de pruebas que hubiesen sido vitales, la "limpieza" parcial por parte de los agentes de cara a las fotografías de los periodistas, los bulos, las noticias falsas, la invasión del cortijo por parte de vecinos y prensa impidieron que se encontrasen huellas o restos fundamentales para haber conseguido dar paz a los muertos y a sus familias.

Paradas sigue siendo un pueblo marcado por la tragedia. Los asesinados eran muy conocidos allí y mantenían excelentes relaciones entre ellos, pero la prensa y las habladurías, en su afán por el morbo y la noticia fácil, fueron haciendo recaer la culpabilidad en uno u otro, conviertiendo a las víctimas en culpables. Y eso emponzoñó el ambiente y las amistades. Juan Mateo Fernández de Córdova intenta, con este libro, limpiar los nombres de los cinco fallecidos y acabar con los bulos.

El crimen de Los Galindos. Toda la verdad contiene una posible respuesta, muy plausible, a todas las preguntas y ata todos los cabos sueltos que existen aún en este caso. Obviamente no es una resolución oficial del caso que, como os decía antes, lleva años prescrito, pero sí que aporta luz a muchos rincones oscuros. Una creíble contestación a tantos interrogantes. No debemos perder de vista que es una versión extraoficial pero, desde luego, cierra muy bien el círculo

Juan Mateo Fernández de Córdova aprovecha también las páginas del libro para hablar de la Andalucía de la época, de las cooperativas, del funcionamiento del cortijo, de sus padres, de la herencia familiar . Hay un capítulo que merece especial atención: las andanzas de su padre, el marqués, y su secretario la tarde de los crímenes. En una España que se enfrentaba al final de la dictadura y en la que el mundo rural seguía siendo un ámbito muy cerrado, Los Galindos se erigió como el foco de la maldad.

Si tengo que ponerle un "pero" a este libro es que, en mi opinión, necesita una corrección más completa. Hay algunas erratas muy claras y el mal uso de las comas y los signos de puntuación por parte del autor, en muchos casos, dificulta la lectura de ciertos párrafos. En ocasiones la narración se embarulla y, aunque es fácil retomarla, no vendría mal un repaso más exhaustivo.

A pesar de ello, puedo aseguraros que El crimen de Los Galindos. Toda la verdad me ha supuesto una lectura muy interesante. Me siguen dando escalofríos la narración, incluso la más objetiva, de lo ocurrido allí y esas fotos en blanco y negro del lugar. En el libro no están las más escabrosas, pero es como si en las paredes del cortijo, que sigue teniendo actividad, se hubiese quedado impregnada la muerte. Ya será siempre un lugar tenebroso y "maldito" a pesar de la brillante luz del sol andaluz. Os la recomiendo, es una muy buena crónica de una época y de muchos silencios.

Muchas gracias a la Editorial Almuzara por el ejemplar.


lunes, 7 de septiembre de 2020

OLEUM. EL ACEITE DE LOS DIOSES de Jesús Maeso de la Torre

A Jesús Maeso de la Torre se le considera uno de los mejores exponentes de la novela histórica en España. Su narrativa, fluida y elegante, es también valiente ya que se atreve a tocar momentos de la Historia poco conocidos (como sucedió en su anterior novela, Comanche) consiguiendo que el lector se traslade sin dificultad a las épocas que nos describe. Tuve la suerte de conocerle en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda y, además de que escucharle siempre es aprender, encontré un hombre encantador, buen conversador, con un gran sentido del humor y orgulloso de su tierra y sus orígenes. Este orgullo es más que evidente en la novela que hoy os traigo, Oleum. El aceite de los dioses, en la que el aceite de la Bética romana, nuestra Andalucía, se alza como merecido protagonista por la importancia que tuvo en el Imperio Romano. Su calidad y su valor estaban fuera de toda duda.

Esta novela es la primera del autor con la editorial Harper Collins y vamos a encontrar una historia que fluye sin dificultad desde la primera página, muy ágil y con personajes sin acartonar, reales y muy humanos hasta en sus peores manifestaciones. También encontraremos a figuras históricas conocidas como Herodes el Grande, Salomé, el emperador Tiberio, Séneca o Poncio Pilatos para terminar de encuadrar el periodo en que nos movemos y darle aún más verosimilitud. 

ME LLAMO EZRA BEN FAZAEL ELEAZAR

Corre el siglo I de nuestra era. La estirpe de los Eleazar lleva generaciones encargándose de proveer el aceite sagrado para el Templo de Jerusalem. Ezra, joven miembro de la familia, ya es escriba, con un buen conocimiento en leyes y muy versado en la elaboración de aceites, perfumes y filtros y acaba de comprometerse en matrimonio con una joven con el visto bueno de las dos familias. Pero una disputa entre su padre y el cabecilla de los saduceos, Caifás, provoca que este les traicione y asalten a Ezra en el camino a Jericó, vendiéndole como esclavo a los romanos. Cambia su nombre a Jasón de Séforis y, en un viaje terrible, llega de Judea a Roma, donde será comprado por la esposa del senador Séneca. Sus nuevos amos, al comprobar los conocimientos sobre el aceite que Ezra, ahora Jasón, posee, deciden enviarle a Corduba, tierra natal de ambos, como administrador del inmenso latifundio olivarero que poseen allí. Deberá enderezar y reorganizar la producción del aceite, bastante maltrecha en los últimos tiempos, y, a su vez, tratar de descubrir por qué ha desaparecido una gran parte de ese aceite que debería haber llegado a Roma. La recompensa por conseguir ambas cosas será su manumisión y la preciada libertad.

Oleum. El aceite de los dioses es una novela sobre la esclavitud pero también de viajes, de comercio, de crueldad, de amores que no terminan ni se olvidan, de codicia. También de cómo se manejaba la alta política de la épocay todas sus corruptelas, mezclado todo ello con la intriga del robo de un producto tan preciado como el aceite de la Bética. El periodo histórico se enmarca entre los años 23 y 49 de nuestra era, desde los últimos años de reinado de Tiberio, pasando por Calígula y los nueve primeros años de poder de Claudio. Es Ezra/Jasón quien nos narra en primera persona toda su experiencia vital, desde sus días tranquilos y felices con su familia hasta los peores momentos de su captura, su esclavitud y sus vicisitudes en la propiedad de la familia de Séneca en la Bética.

Jasón, como protagonista, es un personaje poderoso. Tiene muchas de las características del héroe sometido a las peores pruebas de las que va a salir reforzado y sin perder nunca de vista su objetivo. A través de él y de su periplo hasta la Bética, viajaremos desde Cesárea a Corinto, Jerusalem, Alejandría, Roma, Hispania... conoceremos de primera mano las costumbres romanas, incluso las referidas a la gastronomía, y descubriremos las grandes diferencias entre la sociedad grecorromana, más orientada hacia la felicidad, al hedonismo, y la hebrea, sometida a los designios de un dios todopoderoso y muchas veces cruel. La realidad de la esclavitud en la época, terrible, es contada con toda su crudeza. Me impactó especialmente una escena en que se emascula de una forma espantosa a varios esclavos jovencitos, para que sean eunucos en un harén, y la manera en que curaban la atroz mutilación. Impresiona.


El aceite, como os señalaba antes, es un protagonista más en esta novela. Un elemento importante en toda la narración. Se nos describe maravillosamente cómo se recolectaban las olivas, el prensado, su conservación en ánforas, su distribución... hasta hace menos de un siglo estas artes eran practicamente las mismas que las que se nos detallan Y, al hilo de este oro líquido, conoceremos a una figura histórica olvidada: la esposa de Séneca, Helvia Albina, una mujer aristócrata natural de lo que hoy es Arjona que poseía inmensas tierras llenas de olivos en la Bética, y que, gracias a ella, el matrimonio disfrutaba de una vida más que acomodada. También aparece, de forma tangencial pero muy presente, la figura de Yeshua ben Josef, Jesús de Nazaret, al que Jesús Maeso de la Torre aleja de los clichés y nos le presenta como un gran regenerador moral y religioso.

Escrita con un estilo hermoso, sin largas descripciones y sin perderse en detalles innecesarios, Jesús Maeso de la Torre nos regala una novela profundamente realista que contiene todos los elementos para ser una lectura apasionante y de la que extraer muchos conocimientos nuevos. No hay nada que suene impostado o falso, aunque en todo momento sea evidente la profunda investigación del autor: esta nunca se sobrepone a la acción. El viaje de Jasón es apasionante ¿le acompañáis?


viernes, 4 de septiembre de 2020

EL MENTIROSO de Mikel Santiago

Los que me conocéis, sabéis que un buen thriller, con intriga, tensión y secretos por salir a la luz, me hace leer casi con ansia. Si, además, hay un crimen, un muerto o varios, una investigación y sorpresas o giros que te descoloquen, el ansia se convierte en voracidad y ya no hay quien me pare. Tengo que acabar la novela como sea, incluso quitando horas al sueño. Necesito saber. Es verdad (y a veces me odio a mí misma por ello) que, en ocasiones, puedo intuir algunas cosas o adelantarme al final al tener claro si el asesino es el mayordomo, por ejemplo, o quién puede estar detrás de todo. Es lo que tiene haber sido una lectora tan precoz, por eso me encanta que el autor me sorprenda y vaya muchos pasos delante de mí, que me descoloque y que, después de una trama de las que no te dejan parar de leer, el final sea una especie de bombazo que cierre con fuegos artificiales. Es un gustazo.

De Mikel Santiago sólo había leído anteriormente El último verano de Tom Harvey y me gustó. Además estuve en la presentación que de esa novela se hizo en Madrid, en la estupenda librería Los Editores, que el maldito Covid se ha llevado por delante y ha debido cerrar. Hubo música en directo, muy buen ambiente y lleno completo, señal de lo mucho que el autor gusta. Por eso, cuando El mentiroso llegó a mis manos, me alegré muchísimo: sabía que tenía dos o tres tardes para pasármelo bomba. Y sí, en efecto, la novela atrapa, se lee maravillosamente, tiene una ambientación estupenda y escenas de tensión realmente bien narradas, pero no he tenido fuegos artificiales al final. Algo se me ha quedado por el camino. A ver si consigo explicarme. Sin spoilers, desde luego.

LAS GRIETAS DE PUNTA MURGÚA

Alex despierta tumbado en el suelo de una fábrica abandonada, con un dolor insoportable en la cabeza y con un cadáver a su lado. No conoce a ese hombre, no sabe qué hace él allí. A su mente van llegando recuerdos mezclados, pero el dolor le vuelve a dejar sin sentido. Cuando despierta está en el hospital y, junto a él, su novia Erin. Le dicen que ha tenido un accidente de coche, pero Álex no recuerda nada. Sólo la fábrica abandonada, el cadáver de ojos abiertos a su lado... y una cena en casa de unos amigos que tuvo lugar dos días antes. Después, el vacío más absoluto. Los doctores le dicen que puede ser debido al golpe que tiene en la cabeza y que no cuadra con el accidente, ya que es en la parte posterior, que debe reposar y que los recuerdos irán llegando.

Álex no cuenta a nadie su despertar en la fábrica ni sobre el hombre muerto junto al que abrió los ojos. La ausencia de recuerdos, sólo rota por algunos flashes que no entiende ni sabe ubicar, no hace más que aumentar su angustia. Necesita respuestas porque se niega a creer que él haya sido capaz de matar a nadie y más a un perfecto desconocido. También necesita entender cómo llegó a su coche y se estrelló y que son aquellas imágenes extrañas que le asaltan de cuando en cuando. Dos días de su vida han desaparecido y decide investigar por su cuenta. Le está mintiendo a todos los que le quieren, incluso a la policía, pero la mentira es, aunque nadie lo sepa, su modo de vida desde hace tiempo.

Es Álex quien, en primera persona, la voz narradora en toda la novela. Gracias a eso nosotros sabemos lo que él sabe. Y también lo que va recordando, sus pasos para tratar de averiguar qué ocurrió en todas esas horas de las que no tiene recuerdos, quién es el hombre muerto y por qué despertó junto a él. Por qué tiene un golpe en la parte posterior de la cabeza. Álex toma la decisión de no contar nada ni a Erin ni a su abuelo, con quien vive, y por quien siente un gran cariño. Su abuelo es su referente, su única familia después de que su madre muriese de cáncer, un hombre fuerte y rocoso pero al que su cerebro ha empezado a jugar malas pasadas en forma de olvidos, despistes y desubicaciones. 


Todo es fuertemente visual en El mentiroso. Los paisajes de la costa del País Vasco, con sus carreteras llenas de curvas asomadas al mar, la casa de Punta Murgúa que Álex comparte con su abuelo y con Dana, la cuidadora de este, los polígonos industriales de naves abandonadas, las urbanizaciones aisladas en medio del monte, la naturaleza desatada en forma de galerna. También lo es la acción, casi cinematográfica en muchas ocasiones, que sigue un desarrollo lineal hacia adelante excepto lo que se refiere a recuerdos de la vida del propio Álex. Es cierto que no hay grandes descripciones físicas de los personajes, al autor le bastan una o dos pinceladas para que nos hagamos una imagen mental de ellos.  Las escenas más trepidantes, que las hay de diferente intensidad, también cuentan con ese plus de estar contadas como si las viésemos en una pantalla. Y lo mejor, en mi opinión, es esa tensión que va subiendo de intensidad en cada capítulo, que nos va obligando a seguir adelante y a no parar de dar vueltas a la cabeza intentando saber qué está ocurriendo.

Álex es un hombre inseguro a pesar de todo. Que no ha llegado demasiado arriba (se gana la vida como jardinero) por malas decisiones del pasado y que guarda bien escondidos episodios de los que no está nada orgulloso. Miente desde hace tiempo y lo hace convencido de que, si cuenta la verdad, todo lo que tiene lo perderá y perderá a quienes ama. Su novia, perteneciente a una familia bien posicionada y con dinero, le ama tal como es, pero desconoce esa parte más "oscura" de su pareja, al igual que su abuelo. A lo largo de la novela iremos descubriendo algunos hechos del pasado que acabarán de complicar la historia, en una espiral que no deja de coger velocidad. Y eso, como lectora, me ha gustado mucho: más misterios, más hechos ocultos que salen a la luz, más tensión. Sospeché de algo que al final resultó ser lo que pensaba, pero os aseguro que no es sencillo.

Entonces ¿por qué no he visto el estallido de fuegos artificiales que merecía una lectura como esta? Pues porque ha habido cosas que me han chirriado, como una puerta que no cierra bien. Más de un cabo suelto que no se explica de forma satisfactoria o, directamente, no se explica. Alguna situación que, incluso explicada, no es demasiado verosímil y me ha hecho fruncir el ceño. Las repeticiones y el exceso de detalle en algunos capítulos acerca de lo que hace Álex que casi me hacían saltarme párrafos enteros para ir a lo que de verdad importaba. Y sobre todo, un capítulo final que, sintiéndolo mucho, me ha parecido traído por los pelos y que deja varias cosas en el aire y sin respuesta. Me gustaría que, quienes lo hayáis leído, me dijérais si habéis tenido la misma impresión. Por supuesto, no voy a detallar aquí cuáles son esas cosas ni el motivo de mi pequeña decepción, pero de verdad que me encantaría compartir impresiones.

Respecto a si la recomiendo, sí, desde luego. El mentiroso es una novela que te hace estar pegado a sus páginas hasta el final, que mantiene el interés sin perder pulso en ningún momento y que cuenta, además, con una "puesta en escena" hermosísima en cuanto a paisajes y ambientación (aunque Urdaibai, el pueblo en que se halla Punta Murgúa, sea inventado). La sensación de que no es redonda del todo es puramente personal. No sé si es precipitación (dudo que un escritor con el bagaje de Mikel Santiago peque de eso, precisamente) o el deseo por su parte de que se cerrase todo, pero, como decía antes, para mí el círculo no está soldado. ¿Me contáis cuando la leáis?


martes, 1 de septiembre de 2020

LA MUJER DE LA FALDA VIOLETA de Natsuko Imamura

Reconozco que no han sido demasiadas las ocasiones en que me he acercado a la literatura japonesa, si bien siempre que lo he hecho me ha llamado la atención su amor por el detalle, por las metáforas ligeras. Pero, sobre todo, por esas diferencias en cuanto a cultura con respecto a la nuestra o al resto del mundo, porque Japón parece moverse en un universo distinto y peculiar que no siempre es sencillo de entender

Gracias a la editorial Duomo, con la mediación de Locura de libros, recibí un ejemplar de La mujer de la falda violeta, una novela breve de apenas 185 páginas, y si he de elegir una palabra para definir su contenido es soledad, porque la protagonista, si nos detenemos a escucharla bien, está terriblemente sola y eso la lleva a ciertos comportamientos y a obsesionarse del modo en que lo hace. En la contraportada del libro se dice que este contiene "altas dosis de humor", pero yo no diría tanto. O quizá es que el sentido del humor japonés y el mío discrepan.

La autora, Natsuko Imamura, nacida en un lugar tan señalado como Hiroshima, cuenta en su haber con varios premios por relatos cortos y fue nominada al prestigioso premio Akutagawa por su novela anterior, aunque ha sido con La mujer de la falda violeta con la que ha obtenido el reconocimiento y que sea considerada una de las nuevas voces de la literatura contemporánea japonesa.

LA MUJER DE LA CHAQUETA AMARILLA

En una ciudad sin concretar de Japón, en uno de sus barrios y en un centro comercial de la zona, todos conocen a la mujer de la falda violeta, pero en realidad nadie sabe nada de ella. La ven pasar, con su característica falda, y cumplir el mismo rito de comprar el mismo dulce en la misma panadería y sentarse a comerlo en el mismo banco del parque. Pero es una de las personas que la observan quien nos narra en primera persona los pormenores de la rutina de la mujer de la falda violeta. Es otra mujer, una mujer que pasa completamente desapercibida aunque también luzca siempre una prenda característica. De estas dos mujeres tardaremos buena parte de la novela en saber sus nombres: observadora y observada van cumpliendo su día a día, pero de formas muy diferentes.

Nuestra narradora, que por retazos de lo que va contando tiene una vida solitaria y extraña, se empeña en saber quién es la mujer de la falda violeta, dónde vive, si trabaja o no. Incluso se arroga el derecho a "guiarla" para que encuentre un empleo, convencida de que, sin su ayuda, aunque sea en la distancia, no conseguirá nada y perderá su apartamento. El seguimiento a la mujer de la falda violeta se va convirtiendo en una obsesión. Los días que no sale o que no sigue sus rutinas de paseo, bollo y parque, le suponen un plus de preocupación y estrés.

Finalmente, la mujer de la falda violeta obtiene un empleo, gracias, en cierto modo, a la mano invisible de su vigilante y eso le permitirá tenerla más cerca, seguir cada paso que de. Pero puede que no le guste demasiado cómo su "protegida" comienza a salir del cascarón y a cambiar, a relacionarse con otras personas.

Tampoco voy a contar más porque, por la brevedad de la novela, sería sencillo despedazarla casi sin darme cuenta. Pero sí puedo deciros que me ha dejado sentimientos encontrados: por una parte se lee con facilidad, aunque hay algún pequeño salto temporal que descoloca un poco antes de reubicarte, y la historia, en sí misma parece sencilla y costumbrista. Pero en cuanto te centras en ella y profundizas, te das cuenta de que no es sencilla ni tan "amable" como podría pensarse. Además de la soledad, que en Japón, por lo que sé, es casi un mal endémico, estamos claramente ante la historia de una obsesión, una obsesión que va mutando y girando cuando el objeto de ella, la mujer de la falda violeta, se sale de los parámetros que su seguidora considera apropiados para ella.

Seremos espectadores del peculiar sentido del humor japonés, que nos puede chirriar. Del modo en que se organizan en las empresas y trabajos, su ceremonia hasta en el modo en que han de hablar o saludarse, sus costumbres, horarios y hasta lo que hacen en sus horas de descanso. Para un occidental puede resultar todo muy sorprendente, al menos a mí, que algo conozco por la afición de mi hijo mayor a los cómics Manga y la cultura japonesa, me lo ha parecido.

En la novela se producirá un giro que lo cambiará todo, pero la esencia seguirá ahí y eso es lo que me deja con la duda de si realmente este libro es lo que se cuenta en la contraportada o la conclusión que he sacado sobre él: que es más oscuro de lo que parece. Una rareza bien hilada pero llena de esquinas tras las que se esconden cosas poco edificantes. 

¿La recomiendo? Sí, a pesar de mis peros. A veces merece la pena dejarse llevar por este tipo de libros que nos obligan a entender otro tipo de comportamientos y otras culturas. Y, con todas las distancias, seguro que en alguna ocasión todos nos hemos vestido con una chaqueta amarilla para espiar a alguien, aunque sea en Facebook.