Llegué a Rosario Raro y a Volver a Canfranc gracias a una buena amiga: Carmina, del blog De tinta en vena. Sin referencias previas y sin saber nada del contenido, me enamoré de la portada del libro. Como ya conté en la reseña, conocí la estación de Canfranc años atrás, cuando estaba perdida en un mar de abandono y, a pesar de ello, impresionaba mirarla como impresiona ver una nave desarbolada varada en la orilla tras una batalla. Conocía pequeños detalles de lo que allí sucedió tras la Segunda Guerra Mundial y Rosario supo dibujármelos con mejor precisión. Pero sobre todo me trajo personajes de los que llegan, como Durandarte, ese antihéroe capaz de derretir el Polo Sur con una mirada. O será que me pierden ese tipo de arquetipos, por mucho que lo sean.
Ahora, con
una nueva novela en puertas y el proyecto cierto de llevar a la pantalla Volver
a Canfranc, me he permitido abusar de su generosidad y de la amabilidad que
siempre tiene conmigo para preguntarle algunas de las cosas que, por falta de
tiempo, no pude plantearle en su visita relámpago a Madrid. Y el resultado os
lo dejo a continuación. Mis expectativas se han superado con creces porque las
respuestas de Rosario han sido amplias, clarificadoras y brillantes, cosa que
sólo puedo agradecerle de corazón.
Gracias
también por facilitarme las fotografías y la nota biográfica que ha aparecido
en la exposición “Nosaltres, les escriptores. Valencianes en el temps”
celebrada en Valencia. Pero
sobre todo gracias, Rosario, por hacerme este regalo y poner un punto de luz en
mi blog. Suerte en todo lo que emprendas. Estaré siguiendo cada paso que des.
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
Rosario Raro (Segorbe, 1971) es
doctora en Filología con una tesis sobre las estrategias de escritura en
internet titulada Los textos expandidos.Cursó un Posgrado en
Comunicación Empresarial en la Universitat Jaume I y otro en Pedagogía en la
Universidad de Valencia después de licenciarse allí. Estudió Técnicas de Escritura
Creativa en la Universidad Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad
Católica de Perú, país donde vivió durante una década.
Su obra ha sido traducida al
catalán, al japonés y al francés y reconocida con numerosos premios literarios,
tanto nacionales como internacionales. Entre ellos: Ciudad de Huelva, Cruzando
Culturas de Mérida, Magda Portal del Ministerio de la Mujer de Perú, Ateneo
Ciudad Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, Igualdad de Aranda, Mujer Kimetz
Elkartea de Ordizia, Tecnocuentos de RNE, Palabras de Mujer, etc.
En 2009 fue una de las dos
únicas españolas finalistas del concurso de escritura literaria Virtuality Caza
de Letras en la UNAM de México y Alfaguara. Dirige desde su fundación en
2004 el Aula de Escritura Creativa de la Universitat Jaume I de Castellón e
imparte cursos sobre esta materia para distintas instituciones tanto públicas
como privadas. Ha editado las siguientes antologías con textos de sus alumnos de
estos cursos en varias editoriales nacionales: Los excelentes,
Los relatores,
Los intachables, Les llengües
vespertines, Incorregibles, Imprescindibles,
Imperdibles e Ineludibles. Como
autora ha participado en más de cincuenta obras literarias colectivas.
Con su novela Volver a Canfranc (Planeta, 2015) ha
sido finalista de los premios de la crítica valenciana. Desde abril de 2015
hasta agosto de 2016 se vendieron seis ediciones de este libro. La productora
Diagonal TV ha adquirido los derechos audiovisuales de la misma para su
adaptación televisiva.
LA ENTREVISTA
¿Cómo has vivido el
éxito de Volver a Canfranc? ¿Qué ha
sido lo mejor y lo peor?
De
todo esto para mí lo mejor ha sido la respuesta de los lectores, la conexión
que he establecido con ellos, sus palabras por correo electrónico, por
Facebook, por Twitter, por cualquiera de los medios a través de los que me han
hecho llegar sus mensajes. A veces más de cien al día. El verdadero éxito de
esta novela es que después de año y
medio se mantenga en las librerías, que sea, como dicen también, además de un best—seller, un long—seller.
En
este momento ya vamos por la séptima edición, se han vendido cuatro ediciones
completas del libro en tapa dura y tres más de bolsillo. Me consta que la
tercera de este último formato también está a punto de agotarse. La novela ha
sido finalista de los premios de la Crítica Valenciana, va a salir en breve en
francés, y la editorial Planeta la va a llevar a la feria de Frankfurt, la
feria del libro más importante del mundo. Y ya te puedo contar, y sabes que lo
estaba deseando, que la productora Diagonal TV ha adquirido los derechos
audiovisuales para convertirla en una serie de televisión.
A mis editoras les digo en broma
que mi próximo libro se podría titular Cómo
controlar la ansiedad porque en eso estoy desde que comenzó mi relación con
Planeta allá por noviembre de 2013. Hay muchos tiempos de espera, de incertidumbre,
de antesala antes de las que después son, por suerte, muy buenas noticias. El
otro día decía Roger Domingo, el director de Ediciones Deusto, que la cualidad
principal de un editor es la paciencia, yo creo que de un escritor también
tiene que serlo. En este ámbito nuestro la precipitación queda encuadernada
después y es indeleble.
Háblame un poco de la Ruta Literaria por
los escenarios de “Volver a Canfranc” ¿En qué consiste esta ruta? ¿Cómo y
cuándo se organiza y quiénes pueden participar?
Se trata de vivir de otra manera
el libro, de recorrer esos parajes esta vez en vez de con los ojos, con los
pies, que como dicen de viajar, es otra forma de lectura. Será exactamente dentro de un par de semanas,
los días 29 y 30 de octubre. Ya está todo preparado. Es decir, el vino del Somontano, las tortas de
alma, las migas caseras, la ensalada aragonesa, los boliches de Embún, esa
afamada legumbre, los segundos (platos) y la visita a la estación
internacional, la gran dama dormida del Pirineo, como también se la ha llamado,
reservada. Estaremos también en A lurte,
para que nos cuenten cómo fue la reforestación en el entorno de la estación,
habrá obsequios de recuerdo para todos
los participantes, un sorteo de regalos
relacionados con Canfranc Estación, búsqueda de un tesoro libresco, nos haremos
una fotografía de grupo y sabremos algo más de historia de la línea de
ferrocarril Huesca—Canfranc gracias a dos expertos en trenes y en aquel lugar:
Francisco Javier Uriarte Anoro, amigo del ferrocarril y nuestro y Fernando
Martínez de Baños, teniente coronel de artillería y un erudito además, gran
especialista en lo sucedido en Canfranc. Habrá también una visita al Coll de
Ladrones y a la torreta de Fusileros. Recorreremos el paseo de Los Melancólicos
como Durandarte y Belerma, también conocidos como Esteve y Jana. Y nos
asomaremos al túnel de Somport. Además vendrá Jordi Bonamusa, que fue el ganador
del sorteo del viaje a Canfranc. Toda la demás información está en esta página:
¿Por qué los nombres
de Belerma y Durandarte, tan del romancero viejo?
Para
mí una novela, o un relato es un sistema. Esto quiere decir que cualquier
elemento introducido en él pasa a significar, a cobrar significado. Por tanto,
los nombres son un recurso demasiado potente para no utilizarlo en ese sentido.
Creo que la manera en que se llaman los personajes nunca tendría que ser
accidental. Cuando sucede así al lector le resulta más fácil perderse porque no
los relaciona con nada.
En
el caso de Jana Belerma y Esteve Durandarte sus apellidos remiten, como tú
dices, al Romancero Viejo, tiene, por tanto, una larga tradición. En algún
sitio leí que Durandarte simbolizaba la espada de Carlomagno, otros dicen que
era el nombre de la espada de Roldán, el del Cantar, no otro más reciente, y me
dejé llevar (muy instintivamente) por ese simbolismo, por la imagen del
bandolero que vive como un outsider,
que tiene su propio sentido de la justicia… Creo que a ambas es el personaje
que más nos gusta. Tiene varias caras y esto no hace que resulte falso sino
precisamente lo contrario: más completo.
Hay
ciertos paralelismos con los textos del siglo XVI, ambos personajes se conocen
durante un tiempo y después él tiene que marchar a la guerra. Ya no continúo
porque tal vez en el final no coincidan. Siempre que se recrea creo que también
hay que reinterpretar, el contexto al ser otro hace que las acciones sean al
menos en apariencia, nuevas.
Y
ambos reaparecen en el capítulo XXIII del Quijote, el de la cueva de
Montesinos. Son además muy eufónicos, suenan rotundos, con potencia y todo eso
y su historia me gustó para bautizar a dos de los héroes.
En el dibujo de los personajes ¿te basas,
aunque sea mínimamente, en personas conocidas o planificas al detalle cómo son
y cómo sienten, cómo evolucionan a lo largo de la novela?
Creo que el desafío con el que
siempre nos encontramos es el que describe el mito de Prometeo como el fuego de
los dioses, es decir, ser capaces de insuflarles vida a los personajes que el
lector crea que han existido realmente, cualquier cosa que se entienda por
“existir realmente”.
Unamuno elogiaba lo que de
contradictorio hay en el ser humano, todos tenemos conductas en las que, como
se dice, nos desconocemos pero tanto a la hora de la escritura, como en la
vida, tenemos que tender hacia la coherencia. Inevitablemente nos marcan las
circunstancias, en el caso del contexto histórico en el que se desarrolla Volver a Canfranc, como sucede en
cualquier guerra, se ven los peores comportamientos de la raza humana pero
también los mejores.
Creo que las personas más interesantes
son aquellas que viven hacia afuera, para los demás, a los que anteponen a
ellos mismos, y los menos, en el extremo opuesto, los ensimismados, los
individualistas, los, que en último extremo, solo piensan en sí mismos.
De la multitud de historias de personas,
anónimas y más famosas, que debiste conocer al documentarte sobre la vía de
escape que suponía la estación de Canfranc ¿hay alguna que te emocionase
especialmente?
Sí,
las de las personas que antepusieron su humanidad a la obediencia de las
órdenes de sus superiores, a riesgo de perder la vida. Con ese comportamiento
muestran que la coherencia y la justicia son posibles, que no hay excusas.
Como
se dice en la novela: “Solo tenemos una vida, pero con ella podemos salvar
muchas”.
¿Cómo es el proceso de escritura para ti? ¿Lo planificas todo perfectamente antes de ponerte a escribir o te vas permitiendo cierta libertad para dejar algunas puertas abiertas por las que ir añadiendo ideas que te surjan?
Para
mí escribir es un trabajo sobre todo mental, plasmarlo después sobre el papel o
en el procesador de textos es para mí transcribir. Eso sí, antes dibujo mapas
mentales, lo ordeno todo en esquemas, en cuadrículas, en escaletas, utilizo
cualquier medio que me sirva de ancla para la memoria.
Creo,
por todo esto que te digo, que además es combinable por dejar algunas puertas
abiertas, conforme se avanza en la escritura se ve cómo algunas cosas que
parecían diseminadas, desconectadas encajan. Como si su función desde el
principio fuera esa. A veces, el placer también está en dejarse llevar.
Y
hay una frase de Joan Miró que me gusta mucho, decía: “Cuando más trabajo es
cuando no trabajo”. A mí me sucede igual, creo situaciones cuando conduzco,
cuando llevo a cabo tareas manuales de cualquier tipo, cuando paseo, y después,
el acto de escribir para mí es solo plasmarlo en un documento de Word porque ya
lo tengo todo en la cabeza, solo tengo que cambiar el estado de ese material,
consignarlo en un soporte físico para que tome “corporeidad”.
¿Cómo compatibilizas
tu vida laboral, tan intensa, con la escritura? ¿Cuáles son tus rutinas a la
hora de escribir?
Escribo
a primera hora de la mañana, cuanto más temprano mejor. Así, el resto del día
lo dedico a ser una persona “normal”, es decir, a vivir mis otras siete vidas
simultáneas. Lo único que me resulta imprescindible para escribir es la soledad
y el silencio. Tampoco puedo escribir contra una pared. Si el ordenador está
conectado a Internet, mejor. De esta forma, es como tener varias ventanas
enfrente, además de la física, la terraza, el balcón, etc. También escribo
mucho en los viajes. Sobre todo para cumplir con los plazos. La prisa me
estimula, pero después, antes de enviar algo lo tengo que revisar muchísimas
veces.
Los premios, sean cuales sean ¿ayudan en la
carrera de un escritor o le marcan un listón alto que le puede asustar para
escribir sus siguientes obras? En tu experiencia ¿cómo influye un éxito
editorial, sea o no con un premio, a la hora de planificar futuras novelas?
Siempre
siempre les recomiendo a mis alumnos del taller de escritura creativa de la
Universitat Jaume I que se presenten a premios literarios. No es cierto que
estén todos amañados. Yo he sido jurado de algunos con una dotación económica
altísima y nadie me ha dicho lo que tenía que opinar, valorar, etc. Nadie se ha
dirigido a mí durante el proceso de deliberación. Me he sentido completamente
libre.
Además
la vía de acceso a algunas editoriales es a través de los premios que
organizan. Es su forma de seleccionar autores.
Su
verdadero valor reside en que son otras personas, que no nos conocen de nada,
quienes opinan sobre nuestro trabajo.
Y
sí, influye mucho en la forma de escritura. Y además considero que de manera
muy positiva porque te aleja sobre todo de eso que podríamos llamar escritura
de autoconsumo, es decir, aquello que tendríamos que escribir solo para
nosotros mismos.
Estás inmersa ahora
en lo que será tu próxima novela. ¿Qué puedes anticiparme de ella y de su
temática? ¿También te está exigiendo un fuerte trabajo de investigación?
Sí,
de nuevo me he documentado hasta la obsesión y la extenuación, pero creo que
después eso se nota porque el resultado es que el lector se siente allí en vez
de sentir que le hablan de algo que sucedió en otro tiempo y en otro lugar.
Trata
sobre la falta de escrúpulos, sobre la codicia criminal que lleva a cobrarse
vidas humanas sin contemplaciones para aumentar los beneficios empresariales.
Por el propio cariz de la historia esta vez tiene unos tintes bastante más
negros.
Blogueros, lectores, clubes de lectura…
¿qué te aportan? ¿Cuál crees que es su importancia en un mundo editorial con tantos
títulos publicados anualmente?
Yo
hice mi tesis doctoral sobre los blogs literarios y la forma de la escritura en
internet. Podría contarte muchísimas cosas después de tantos años de análisis.
Para escribirla aún tardé bastante más que para escribir la novela: unos ocho
años de trabajo prácticamente ininterrumpido resumidos aquí:
Para
mí la función de los blogs literarios es sobre todo la democratización, el
acceso a la cultura de muchas más personas, que ya no existan solo los
prescriptores culturales en algunos medios como habas contadas sino que los
lectores tengan la oportunidad de obtener referencias
sobre un libro de otros lectores, además más imparciales. Su labor de filtro es
innegable. Un club de lectura sería, de alguna manera, una puesta en escena, de
la actividad que se lleva a cabo en un blog. Se presenta un libro, se comenta
por parte del autor/administrador y después las demás personas que se acercan a
él lo comentan. La diferencia: que en los encuentros no virtuales muchas veces
hay merienda J
¿De dónde surgió la idea de “Volver a
Canfranc”? ¿Cuál fue el punto de partida?
Pues
todo surgió de ese edificio magnético con una belleza que da escalofríos y
además de fuera a dentro. La primera imagen de la estación la vi en un libro
publicado en Versalles que se titula Lugares abandonados. En cuanto a su tránsito ferroviario hacia
Francia ese es su estado. Este lugar llego a convertirse en una obsesión, vi
miles de fotografías, leí cientos de artículos, busqué documentales, programas
de radio, pero tengo muy claro que el detonante, lo que me llevó a escribir la
novela fue la visita guiada por las instalaciones que organiza la oficina de
turismo de Canfranc. Después de atravesar el túnel por el que se accede me
quedé maravillada por la manera en que el tiempo y sus historias se habían
quedado allí entre sus muros. Salí de ella completamente sugestionada.
El libro lleva una tarea de documentación
realmente importante. ¿Cuánto tiempo necesitaste para recopilarla? ¿Te llegaron
documentos o datos después de haber empezado a escribir que quisiste incluir?
Tardé
en escribirla unos cuatro años. Me serví además de lo que te decía en la
primera pregunta de las hemerotecas digitalizadas de algunos periódicos y de los
numerosísimos documentales sobre la Segunda Guerra Mundial que se emitieron
sobre todo en la 2, ese reducto de la televisión, a propósito de la
conmemoración del setenta y cinco aniversario del final de la Segunda Guerra
Mundial.
También
había leído novelas como Suite francesa
de Irène Némirovsky. Su autora murió en Auschwitz y el manuscrito que contenía
esta obra apareció en una maleta que sus hijas conservaron durante sesenta
años. No se publicó hasta 2004. Se escribió simultáneamente a cuando sucedían
estos hechos: la convivencia de los militares alemanes con los ciudadanos
franceses en la zona ocupada del país. Mientras escribía también leí La caja de música de la autora
norteamericana Deborah Chiel aunque la historia se conoce más por la magnífica
adaptación cinematográfica que hizo Costa—Gavras. En ella una hija descubre que
su padre, un húngaro afincado en EEUU, fue un criminal de guerra. La decisión
de Sophie escrita por el también estadounidense William Styron y que relata un
dilema tan cruel para una madre que creo que su argumento se nos ha quedado
grabado a todos. Me he extendido tanto para decir algo que podría haberte dicho,
Yolanda, en una línea, que estoy convencida de que para escribir literatura la
documentación tiene que ser mixta: historia y ficción combinadas, como en el
resultado.
Respecto
a lo segundo que me preguntas así fue. Algunas de las mejores historias me las
han contado las personas que en las presentaciones, ferias, clubs de lectura,
etc. vinieron a que les firmara el libro. He notado que se emocionaban al tener
el libro entre las manos, como si con ese gesto abrazaran la estación y a
alguien de su familia ya desaparecido.
¿Cuál crees que es el motivo por el que
episodios tan apasionantes de la historia de España, como los que narras en Volver a Canfranc, son perfectos
desconocidos?
Si
lo oponemos al caso de la guerra de
España, en el que sí que hay muchísimo material porque es un tema inevitablemente
presente, en el caso de las historias en torno a la Segunda Guerra Mundial aquí
es más escaso. Yo creo que la razón se halla en que no se trató de un conflicto
generalizado, es decir, España oficialmente no participó, aunque jugó un papel
determinante. Se localizaron los hechos en territorios concretos como La
Jacetania, Madrid, con toda la cuestión de los espías del Embassy, en San
Sebastián o en lugares extra peninsulares como el Tánger y Tetuán que aparecen
en El tiempo entre costuras. España
es un tema inacabable. Cuando comencé a escribir Volver a Canfranc no me planteé que en el 2015 se cumplía el 70
aniversario del final de la II Guerra Mundial, ni muchas otras cosas que
después han demostrado que era un momento muy oportuno para contar esta
historia. Mi única intención era compartir unos hechos que a mí me habían
emocionado y quería ver si en los lectores surtían el mismo efecto.
Creo
que quienes escribimos tenemos un compromiso social ineludible, una labor de
rescate imposible de obviar, que nos debe conducir a poner el foco sobre
aquello que se quiere silenciar; a arrojar luz sobre sucesos que a muchos no
les conviene que se aireen y que por ende, a otros muchos les encantará saber
de ellos.