domingo, 24 de abril de 2016

LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE de Rosa Montero

Este libro llegó a mis manos en un momento personal especialmente doloroso. Perder a alguien a quien quieres es siempre devastador, pero cuando es de golpe y sucede a muchos kilómetros de ti, con la imposibilidad que conlleva trasladarse y abrazar a la familia o dar un último beso, la pena te desgarra como un animal furioso. Con todo el dolor reciente, una maravillosa amiga, por recomendación de un amigo común, me regaló este libro. Es verdad que en una situación de pérdida este libro duele, pero también es una especie de bálsamo para el alma.

Es un libro sorprendente, duro, a veces muy triste. Pero también un descubrimiento porque, a pesar de conocer la biografía de Marie Curie de forma "oficial", jamás había sabido nada de la "oficiosa" y es tan interesante o más como su vida más pública. Rosa Montero usa el libro también como una especie de catarsis personal tras haber perdido al amor de su vida, como una manera de intentar curarse las heridas que aun le quedan. "La ridícula idea de no volver a verte", con la brevedad de sus 230 páginas, engancha sin remedio, envuelve, acaricia, causa congoja, pero cuando lo terminas te sientes bien. Hay algo de cierto consuelo en sus páginas. Y en estos días, que acabo de despedir a otra persona muy querida, he vuelto a releerlo y a vivirlo.

LA AUTORA: ROSA MONTERO

 

Nacida el 3 de enero de 1951, Rosa Montero es periodista y escritora y trabaja desde 1976 en El País de forma continuada, habiéndose hecho cargo en determinados momentos como redactora jefe de su suplemento dominical. En su juventud colaboró con grupos de teatro independientes y en 1979 publicó su primer libro, “Crónicas del desamor”. Tanto como periodista como escritora ha ganado importantes premios como el Premio Nacional de Periodismo o el Premio Primavera de Novela. Estaba casada con el periodista Pablo Lizcano, que falleció en 2009 víctima del cáncer y que está muy presente en este libro como os iré contando ahora. “La ridícula idea de no volver a verte”, de 2013, es su penúltima novela antes de "El peso del corazón" en 2015.

IMPOSIBLE CONCEBIR QUE YA NO ESTÁS

 

Fue el descubrimiento del brevísimo diario de Marie Curie el que dio la idea a Rosa Montero para escribir este libro. En aquellas escuetas páginas, escritas tras la trágica muerte de su esposo Pierre Curie, están todo el desgarro, el amor perdido, la pena inmensa de una mujer


que ha visto como el hombre de su vida, su compañero, su cómplice, su amante, desaparece de pronto víctima de un desgraciado accidente. Rosa Montero había perdido pocos años antes a su marido y, en cierto modo, se ve reflejada en cada una de las palabras de Marie que, allí, no es la científica brillante que el mundo hoy todavía venera, sino una mujer rota que se ve incapaz de seguir adelante aunque lo hará aun a costa de sus propios sentimientos.


Tras la lectura del diario, la autora comenzó a investigar la vida de Marie y se documentó con libros que ya están, incluso, descatalogados, como el que escribió Ève, la hija pequeña del matrimonio, sobre su madre. A mí, que me encantan tanto la historia como las biografías, me ha sorprendido enormemente conocer los detalles de la vida de alguien como Marie, que creo que queda eclipsada como ser humano detrás de sus logros y de sus premios. Desde su infancia en Polonia, en el seno de una familia sin demasiadas posibilidades económicas, hasta sus primeros amores, su llegada a París a estudiar, su matrimonio (por amor y nada más que amor) con Pierre Curie, sus trabajos en común… Todo ello aderezado con muchas y generalmente sorprendentes anécdotas que, a nivel personal, no esperaba encontrar y detalles que resultan incluso tiernos de su vida de pareja y como madre.

La vida de Marie le va sirviendo a Rosa Montero para ir sacando de su corazón los sentimientos por la pérdida de su esposo. La negación, el vacío de la casa y del sofá favorito del amado, la pena inmensa que lo ahoga todo… y cómo el recuerdo va dando paso a algo más “soportable” aunque tropezarse con lugares y pequeñas cosas cotidianas abren la herida de nuevo. Pero quizá lo mejor de todo el texto es que sientes, como toda persona que haya sufrido una pérdida de alguien a quien quería (sea marido, amante, familiar, amigo), que esas mismas palabras podrías decirlas tú. Que lo que está en las páginas del libro es también lo que está dentro de ti. Que su pena, la pena de Marie, la pena de los que quedamos para llorar a los que se van, es la misma siempre.

Por eso, a pesar del dolor casi insoportable del principio, el tiempo va dando paso a una especie de burbuja más amable en la que acabamos por recordar, por encima de ninguna otra cosa, alguna frase que se nos dijo, el calor de un abrazo concreto, aquella noche en la playa, una madrugada de confidencias, retazos de cariño en la sintonía de un móvil, en las macetas por regar, en el bote de café recién empezado. Y ese frío brutal que nos paralizaba y sólo nos permitía llorar y gritar nuestra indignación a la vida y al destino se va templando, mientras se abriga con los recuerdos y con las sonrisas que de pronto nos brotan gracias a ellos.

Eso es lo que hace Rosa Montero. Nos va desgranando la vida de Marie Curie con todo lujo de detalles, incluso aquellos que muchos han querido borrar como que los propios franceses la considerasen una indeseable extranjera hasta que ganó el Nóbel. Entonces pasó a ser una francesa de casta digna representante de su país. O que se la crucificase públicamente años después de la muerte de su esposo por mantener una relación con un antiguo alumno de éste que estaba casado. Como si eso tuviese algo que ver con sus logros y su valía como científica y pionera. Para mí ha sido un hallazgo absolutamente revelador conocer tantos pormenores sobre la vida de Marie. Creo que la engrandece de modo muy especial saber cómo fue su existencia, cómo luchó contra su origen, contra las conveniencias, contra el hecho de ser mujer. Sólo por esa biografía este libro ya merecería la pena.


Al amparo de esa biografía la autora va intercalando en la narración su propia vivencia, sus propios miedos y logros, sus recuerdos. Como cuando estamos leyendo algo o viendo una película y de pronto nos paramos a pensar en cómo nos recuerda a nosotros mismos o nos trae a la mente algo que nos ocurrió… ese hilo mental que nunca se rompe es el que Rosa Montero usa para ir recorriendo la vida de Marie y parte de la suya propia.

“LE RECUERDO”. ESA SÍ ES LA PURA VERDAD

 

Esta frase, recogida en las páginas finales de la novela, es un magnífico resumen tanto del diario de Marie Curie (que podremos leer íntegramente al final del libro y que, como os decía, es muy breve) como de la experiencia vital de Rosa Montero tras la pérdida de su marido. Porque ella se ve casi incapaz de definirle pero sí recuerda su manera de leer el periódico, su forma de caminar, el placer que le daba una buena conversación, cómo cuidaba el jardín. Al igual que Marie, que en su diario nos cuenta los últimos días que pasó con su esposo y nos habla del modo en que dormían uno junto a otro, de la mantita de bebé que él usaba para ponerla sobre su cabeza y conciliar el sueño, de los ratos en el campo con sus hijas. A todos nos pasa un poco lo mismo. Sí, podemos decir que quien nos falta era buena persona, que era trabajador y divertido, pero en realidad lo que recordamos son los detalles, sus gestos, su modo de hablar. Incluso el calor de sus caricias o el olor de su piel.

Es una novela de verdades universales que no pretenden serlo porque nadie quiere pasar nunca por un trance semejante. Todos preferiríamos no enfrentarnos al dolor de ver que alguien se marcha sin nosotros y que jamás podremos volver a verle, a tocarle, a hablar con él. Nuestras conversaciones ya sólo serán monólogos sin respuesta. Pero es cierto que esta novela de Rosa Montero, que a priori no me convencía especialmente, me ha terminado gustando aunque de un modo curioso. Me ha apasionado la parte histórica y biográfica, tan bien documentada, y que me ha permitido conocer a una figura de la talla de Marie Curie pero sobre todo me he sentido reflejada y casi amparada por las palabras de la autora cuando habla de su marido y de su pérdida. Creo que es algo que todos hemos sentido en algún momento de nuestras vidas porque, por desgracia, todos hemos perdido a alguien a quien queríamos. Y todos nos hemos visto desbordados, solos y ahogados en pena antes de que el tiempo empiece a colocar las cosas en su sitio y podamos empezar a recordar sin angustia aunque el hueco del que se marchó siempre se nos queda en el alma y en el corazón.

ALGUNAS FRASES Y NOTA FINAL

 

Ha habido varias frases en el libro que me han gustado especialmente. Y me gustaría compartirlas con vosotros.


“A veces tengo la sensación de que uno se mueve en la vida dando siempre vueltas por los mismo lugares, como en un desconcertante Juego de la Oca.”

“Porque las mujeres estamos presas de nuestro pernicioso romanticismo, de una idealización desaforada que nos hace buscar en el amado el summun de todas las maravillas. E incluso cuando la realidad nos muestra una y otra vez que no es así (…) nosotras nos decimos que esa apariencia es falsa, que muy dentro de él nuestro hombre es dulcísimo y que, para dejar salir su natural ternura, sólo necesita sentirse más seguro, más querido, mejor acompañado.”


“Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí está la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros.”

“El tiempo, el dinero, el esfuerzo y espacio invertidos en construir para los muertos hubieran podido mejorar bastante la vida de los vivos. Aunque, si se piensa bien, ¿qué más da? Esos vivos no eran más que proyectos de cadáveres.”


“Le recuerdo leyendo atentamente cada día hasta la última noticia de los periódicos. Y llevando la contraria en una cena de amigos por el puro placer de discutir. Le recuerdo sacando a la calle, sobre un cartón, caracoles recogidos en nuestro pequeñísimo jardín, porque no tenía corazón para matarlos (…). Le recuerdo feliz paseando por los montes. En fin, releo este último párrafo y creo que lo más acertado que he dicho ha sido ‘le recuerdo’. Esa sí es la pura verdad. Dentro de mi cabeza está todo él.”

lunes, 18 de abril de 2016

EL REY de Donald Barthelme

Esta reseña participa en la Yincana Histórica convocada por los blogs Negro sobre blanco y De tinta en vena, en el apartado "El protagonista es un rey", para hoy 18 de abril.



Este libro es una pequeña joya, una rareza con la que me gusta reencontrarme cada cierto tiempo. “El Rey” es una ficción absoluta mezclada con un poco de contexto histórico y mucha elegante ironía que contiene algunas de las mejores frases que haya leído jamás. Y muchas de ellas tienen la virtud de hacer esbozar una sonrisa o, directamente, conseguir que sueltes una feliz carcajada. Es un libro corto, de apenas 190 páginas (incluyendo introducción) y de lectura muy ágil porque, curiosamente, no hay partes narradas. Todos sus capítulos, que carecen de número o de título (son un simple cambio de página), son diálogos pero, a pesar de ello, se ofrece tanta información en ellos que, sinceramente, no hace falta ni una sola línea descriptiva o de narración pura y dura.

Así, tal como lo cuento y a simple vista, puede parecer extraño o un despropósito, pero os aseguro que no lo es en absoluto. Se disfruta tanto de lo que estás leyendo que da igual cómo el autor se ha decidido a plasmarlo. Y cuando lo acabas te queda la agradable sensación de haber tenido entre las manos una lectura magnífica. Muy peculiar pero magnífica, os lo aseguro.

Cuando lo compré, hace ya unos cuantos años (aun pertenecía a Círculo de Lectores, hasta que me aburrí) me guiaba una peculiar afición: hacerme con todos los libros posibles que hablasen del mito del rey Arturo, para crearle una pequeña biblioteca a mi hijo mayor, que lleva ese pedazo de nombre. Lo que me llamó la atención fue el argumento que leí en la contraportada:

“El rey Arturo y sus caballeros, en plena Segunda Guerra Mundial, han de hacer frente a los problemas de un conflicto moderno: bombardeos indiscriminados, propaganda, a la levantisca actitud de muchos de sus súbditos, en especial de sus damas - poco dispuestas a seguir eternamente calladas y pasivas- y al dilema de si deben o no utilizar el nuevo Grial: la bomba atómica. Un planteamiento delirante e ingenioso que provoca la sonrisa tanto como la reflexión.”

Con ese planteamiento ¿cómo no comprarlo? Desde ese momento, como os decía antes, muchas veces lo he releído, entero o a pedacitos, para recordar algunos de sus mejores párrafos. Y hoy quiero traerlo ante vosotros para animaros a que lo disfrutéis tanto como yo.

EL AUTOR: DONALD BARTHELME


Nacido en Filadelfia en 1933, está considerado como uno de los principales autores de la narrativa norteamericana posmoderna y en su obra, muchas veces, se encuentran algunos rasgos surrealistas. No llega con ellos a la altura de mi genio surrealista por excelencia, el maravilloso Julio Cortázar, pero son detalles que se agradecen mucho.
 
Estudió la carrera de periodismo en Houston y en esa misma ciudad, mientras terminaba la carrera, comenzó a escribir artículos para el “Houston Post” aunque esta actividad tuvo que interrumpirla al ser alistado para la guerra de Corea. Sus inquietudes periodísticas no pararon en el ejército y acabó por hacerse con el cargo de editor del periódico del ejército de los Estados Unidos. Al volver de la guerra, trató de conseguir también la licenciatura de Filosofía, pero no llegó a terminarla.

Su primer relato breve se publicó en 1961 y ese mismo año fue nombrado director del Museo de Arte Contemporáneo de Houston. Su producción literaria no es demasiado extensa, destacando “Vuelve, Dr. Caligari” o “El Padre muerto”. “El Rey” es su última obra y la terminó apenas dos meses antes de morir de cáncer en 1989. Alternó su afición por la escritura con la fundación y participación activa en la revista “Fiction” además de impulsar activamente el Programa de Escritura Creativa de la Universidad de Houston. Y además tuvo tiempo para casarse cuatro veces.

Para los estudiosos de su obra, su temprana muerte nos ha privado de más aventuras literarias novedosas, ya que Barthelme no parece acogerse a ninguno de los movimientos literarios de la época, sino que iba un poco por libre y ensayando nuevos temas y enfoques.


¿QUÉ HAY DENTRO DE LAS PÁGINAS DE "EL REY"?

 
En 1899 Mark Twain había publicado "Un yanqui en la corte del rey Arturo" una parodia humorística y con un humor bastante grueso del idealizado mundo medieval enfrentado a las costumbres “modernas” norteamericanas. Twain pretendía desmitificar todo aquel universo que había llegado casi a tener el carácter de ensoñación en la época victoriana, gracias, sobre todo, a la obra de Tennyson “Los idilios del rey”. Casi cien años después, su compatriota, Donald Barthelme, terminó el manuscrito de su última novela, “El rey”, pero prefirió inspirarse en la obra clásica “La morte d’Arthur” (La muerte de Arturo) de 1485, germen del ciclo artúrico tal como lo conocemos actualmente. 
 
La diferencia es que Barthelme no pretendía hacer una parodia zafia del medievalismo. Poseía un finísimo sentido del humor, como se ve reflejado en muchas de las páginas del libro que nos ocupa, y además el momento histórico era completamente diferente: el mundo había pasado dos grandes guerras, conflictos coloniales, el nazismo, el imperialismo de todo tipo, los integrismos religiosos, los campos de exterminio y las bombas nucleares. La novela es una parodia, sí, pero huye de provocar la risa fácil y juega con los anacronismos, para mostrarnos con agudeza todas las penurias de nuestro tiempo.

En “El Rey” nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial con el avance inexorable de las tropas nazis en el horizonte. Pero la familia real inglesa no es la que conocemos, sino que está formada por el rey Arturo, la reina Ginebra y toda su corte de caballeros, damas y nobles. La longevidad de la que gozan, que llama la atención a propios y extraños, no impide que ellos sigan teniendo el mismo espíritu y la misma visión del mundo que en su época. Han pasado de batallar con los sajones a hacerlo con la barbarie nazi: sus relatos heroicos son tan cantados como sus pifias y meteduras de para (que son habituales) a través de emisoras de radio pro-alemanas. Ni siquiera les queda el consuelo de poder proteger y defender a sus damas, que se han espabilado mucho y se buscan la vida bastante bien.

El bueno de Arturo no es ningún demócrata tal y como lo entendemos actualmente, aunque por una jugada del destino se encuentre en el siglo XX. Cree firmemente en los valores señoriales, no sólo para hacer la guerra de la forma más limpia posible, sino para mantener en su sitio a una plebe demasiado levantisca que le monta huelgas en pleno conflicto. Ha aprendido algunos trucos modernos como subir los salarios y después, gradualmente, los impuestos. Y tiene sus frustraciones económicas por no ser tan rico como la reina Guillermina de Holanda. Pero no es partidario de mandar contra la población civil tanques o aviones cargados de bombas porque sería una “violación del contrato social”.

Barthelme nos regala una parodia de la novela histórica, una parodia que resulta muchas veces hilarante basándose en los personajes y las situaciones anacrónicas que se dan a lo largo de las páginas, pero que también supone una reflexión bastante irónica del mundo y de nuestra propia época que merece la pena, sin duda, leerse y paladearse.




UNA SELECCIÓN DE FRASES PARA SONREIR

 
Son muchas las ocasiones que tendremos para sonreir con “El Rey”. O para reír de buena gana. He hecho una selección de algunas que me parecen geniales y que, estoy segura, os van a gustar tanto como a mí.

La reina ginebra hablando con su dama de confianza:
“De todas las guerras en las que hemos participado, no es ésta precisamente mi favorita (...) Hay demasiados intereses enfrentados. Nada esta claro. Excepto que nosotros estamos del lado de Dios, por supuesto. Lo que siempre he admirado de Arturo es que se las apaña para estar al lado del bien. Pero ¡por Dios, qué suspense! En el pasado los hombres salían, se aporreaban la cabeza durante un día y medio, y ya estaba...”

Sir Keu dando las últimas nuevas al rey Arturo:
“- ¿Algo más?
- Galván ha decapitado a otra dama. Por accidente. Otra vez.
- Válgame Dios – dice Arturo - ¿Quién era?
- Una hija del rey Zogú. Se llamaba Linet, me parece.
- Entonces Albania se levantará en armas. Todo el odio que sienten los albaneses hacia los italianos, echado a perder. Galván siempre las caza de rebote, a las damas me refiero. Suelta un golpe, rebota contra la coraza de su rival o dónde sea y separa la cabeza de la dama que está al lado. Ya ha sucedido demasiadas veces. No nos da buena prensa.”


Lanzarote hablando con el Caballero Negro (que es negro de verdad, africano, para pasmo del gran Lanzarote):
“- Sois negro – dice Lanzarote – Negro, aunque atractivo.
- Soy de un país – dice el Caballero Negro – en que todos son negros. Hasta donde alcanza la vista. A los blancos se les considera monstruos de la naturaleza. La simple visión de un blanco provoca que las vacas den leche agria”


Y posteriormente, en otro capítulo, tras hacerse buenos amigos, Lanzarote da al Caballero Negro una clase magistral sobre dragones:
“- Los dragones auténticos son daneses y hablan danés, una lengua que los propios naturales de Dinamarca describen como una enfermedad de garganta más que un idioma. Para atraer un dragón, se ata a una doncella desnuda a un árbol. (...) Una vez que el dragón haya inspeccionado a vuestra doncella hasta quedarse satisfecho, se pronuncia uno de los desafíos formales convencionales en danés y a continuación empieza el combate.
- Extraordinario.
- Si de la criatura surge un combinado de llamas y danés, y vuestra armadura queda chamuscada y negra, podéis estar seguro de que no habéis estado luchando con un lagarto.
- Asombroso.
- He matado a más de una treintena de dragones auténticos, pero le dije al tipo del The Times que no lo escribiera.”


Arturo, sir Keu y sir Helaín tratan de solucionar el problema de una máquina de tren que los huelguistas han soldado a las vías y que impide al paso de otros convoyes:
“- Yo digo que la volemos – propone sir Helaín – Tengo conmigo suficiente gelignita para enviar la máquina en cuestión cerca de la isla de Wight, si así lo queréis.
- Tenemos más de sesenta mil súbditos en la isla de Wight – dice sir Keu – la mayoría de ellos, debo añadir, leales y temerosos de Dios. Tirarles una locomotora encima en plena noche sería muy inoportuno. Y no es que dude de vuestra habilidad.”
 

Mordret, el hijo bastardo de Arturo, al que han dejado provisionalmente al mando del gobierno, está tomando decisiones demasiado arriesgadas y Arturo y sir Keu planean como quitarle de en medio sin que monte en cólera:
“- Le concederé algo a Mordret – dice Arturo – Algo importante. ¿Gobernador General de las Bahamas?
- ¿Qué son las Bahamas?
- Nunca lo he sabido a ciencia cierta – dice Arturo – Unas islas, me parece. Sólo se que son nuevas y que necesitan un gobernador general. Viste un uniforme espléndido, capa, sombrero con penacho y una carroza tirada por doce caballos negros. Lo vi en una foto una vez. Yo creo que resulta muy atractivo.”

Ginebra, que hace tiempo que no oculta su aventura extramatrimonial con Lanzarote, pero que quiere y admira a Arturo, se queja de la ausencia constante de ambos:
“- En realidad, no tengo a ninguno de los dos. El uno anda por ahí, sabe Dios dónde, dirigiendo la guerra; y el otro sólo aparece de dragones de color uva a dragones de color pera, como si dijéramos. Cuando la cama de una está vacía noche tras noche, no es mucho consuelo que ambos sean tan enormemente nobles y admirados. Pero quizás esté siendo ordinaria.”
 
De nuevo sir Keu y Arturo reportándose novedades reseñadas en los periódicos:
“- Los nazis han ocupado París. Hitler ha visitado la tumba de Napoleón.
- Esos dos tienen mucho que contarse – dice sir Keu.
- No, no, no. El primero no es más que una sabandija comparado con el francés.
- Cierto, pero el impulso totalitario es común a ambos. Son del tipo de gente que no puede detenerse en un punto de destino razonable.”

Lanzarote, sir Keu y Arturo después de una batalla tremenda:
“ Lanzarote, con su hermosa cabeza colgando, suda y sangra.
- Dios – dice – me estoy haciendo demasiado viejo para esto.
- Bueno – dice Arturo – la batalla es nuestra, es lo que importa.
- A un alto precio – señala Lanzarote – He contado los muertos, aproximadamente, por supuesto. Parecía haber tantos como pájaros en el cielo.
- Los basureros han hecho un montón con las espadas de los caídos – dice sir Keu -, es tan alto como siete neveras apiladas una encima de otra.
- Siete neveras apiladas – repite Arturo – vuestra imagen es de una inquietante modernidad.”


Y PARA CONCLUIR


De siempre he sentido una gran admiración (quizá también poética) por la figura del rey Arturo. Es el prototipo de caballero, de rey, de valeroso paladín de causas perdidas y yo, he de reconocerlo, pierdo la cabeza por ese tipo de hombres. Aunque no existan. Aunque no sean más que mitos. Esta novela, tan breve y tan divertida, nos muestra a un rey Arturo con problemas cotidianos, enfrentado a una guerra que parece venirle grande, pero que se muestra tan caballero y tan ecuánime como siempre. El hecho de que la población civil sufra las consecuencias de la guerra se le hace muy duro y él mismo se negará a bombardear Milán o a construir una bomba atómica porque le parece indigno.

Ese espíritu noble choca frontalmente con las circunstancias históricas que le está tocando vivir, pero a pesar de todo no elude ni el combate ni deja problemas sin solucionar. Ginebra, con sus dos amores, odia permanecer en la retaguardia y en más de una ocasión ha luchado al lado de su marido. Lanzarote, que tiene una filosofía vital de lo más curiosa, va y viene por todas partes, batallando, comprobando daños, haciendo nuevos camaradas. Y Mordret, en su línea, acabará por hacerse nazi, algo que no sorprende a nadie.

Os recomiendo de corazón la lectura de “El Rey”. Os vais a encontrar algo muy diferente a lo que hayáis leído hasta ahora y os aseguro que os hará sentir muy, muy bien. Es de lo más agradable poder cerrar un libro con una sonrisa puesta.

jueves, 14 de abril de 2016

EL PODER DE LA SOMBRA de María José Moreno

Todos, de una manera o de otra, nos enfrentamos al Mal. A veces es un cúmulo de pequeñas maldades cotidianas que engordan y se nos enquistan, esas que nos hacen detestar a alguien o envidiarle concienzudamente. Pero el Mal, con mayúscula, está más presente de lo que pensamos. Camina a nuestro lado, a veces con aspecto inocente o atractivo, pero sabe perfectamente dónde clavar los dientes y herir de tal modo que el resto de nuestra vida  estaremos curándonos las llagas. El poder de la Sombra es la segunda parte de la llamada Trilogía del Mal de María José Moreno, que ya me dejó sin aliento con su primera parte.


Si en la primera se hablaba de un tema tan sangrante como los malos tratos, la dominación, la destrucción psicológica de una persona a manos de quien, supuestamente, la quiere, en ésta el tema central es aun más doloroso: los abusos a menores y lo que provocan en las vidas de quienes lo sufren. Y María José lo hace, de nuevo, metiéndonos de cabeza en la historia desde la primera página. Nos reencontramos de nuevo con Mercedes y con Miguel, que nos dejaron un poco con el corazón roto tras La Caricia de Tánatos. Recuperamos el despacho de Mercedes, aunque esta vez no será un escenario tan principal como en la novela anterior. También las calles de Córdoba, el piso de Mercedes. Es, un poco, como volver a casa pero para encontrarnos de nuevo, cara a cara, con un caso oscuro, escabroso y que, además, cuenta con pocos días para aportar algo de luz sobre él.

LA AUTORA: MARÍA JOSÉ MORENO

Nacida en Córdoba en 1958, ciudad en la que sigue residiendo, es psiquiatra y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. Sus primeras incursiones en la publicación fueron con artículos científicos y libros del campo de su profesión, la psiquiatría.
En el año 2010 fue finalista del Certamen de Novela por Entregas de Ediciones Fergutson, con su obra Vida y milagros de un ex. La novela completa se publicó en formato electrónico en 2011, con un gran éxito de ventas. Ya en el 2012 publicó Bajo los tilos, que se mantuvo más de un año en el top de los más vendidos de Amazon y que acabó siendo publicado por Ediciones B en enero de 2014. Tras La caricia de Tánatos, El poder de la Sombra es por ahora su última novela hasta que se cierre la trilogía del Mal el próximo otoño.

RESUMIENDO

Un año después de lo acaecido en La caricia de Tánatos, Mercedes Lozano ha recuperado sus rutinas, su trabajo y, en cierto modo, su vida aunque la herida dejada por Miguel Vergara sigue muy presente. Además no ha vuelto a tener noticias de él pero trata de mantener los recuerdos controlados. De forma sorpresiva se pone en contacto con ella Felipe Castilla, un abogado con quien ya había trabajado anteriormente, para que haga una evaluación psicológica a una cliente suya. Rosa María Luque está acusada de varios asesinatos casi idénticos entre si, sus huellas están en los escenarios, no tiene coartada... pero Rosa asegura que no recuerda nada. Además está convencida de su inocencia.

Mercedes acepta más por amistad que otra cosa, pero tendrá que luchar contra el tiempo, que se les echa encima de forma inexorable; contra la amnesia de Rosa María y lo que su mente parece querer mantener enterrado. Pero también contra su corazón, porque Felipe también ha contratado a Miguel Vergara como asesor. Miguel ha abandonado su trabajo de forense para retomar la psiquiatría y para Mercedes es un golpe tenerle de nuevo ante sus ojos.

A medida que Mercedes se va entrevistando con Rosa empieza a atisbar problemas mucho mayores que la amnesia que le impide recordar los crímenes. O, más bien, que unos pueden haber llevado a la otra. Se dará cuenta de que debe reconstruir la vida de Rosa si quiere acceder a su mente, a la verdad. Para saber si realmente es amnésica o está fingiendo. Para entender los motivos de los crímenes, de los que parece que no hay duda de que cometió. Para comprender por qué lo hizo y del modo en que lo hizo.

El tiempo marcado para conseguir resultados es corto y se va agotando sin remedio y la mente de Rosa es un páramo azotado por tormentas. Entrar puede ser terrible y escabroso, pero de ello depende la solución del caso, la verdad y la explicación tanto de los crímenes como de la vida olvidada de Rosa.

EL DEMONIO SE AGITA A MI LADO SIN CESAR

En general solemos pensar que el Mal, ese que se escribe con mayúsculas, no es ajeno, lejano, no nos afecta ni nos compete. Lo vemos como algo casi irreal, tendemos a pensar que nos coge lejos.... pero basta ver el mundo actual para darnos cuenta de que no es así. No ya sólo por los actos terribles que tanto se prodigan en los últimos tiempos. Empezamos a ser conscientes de que nos puede pasar en cualquier momento, a cualquiera y nos aterra, nos impacta, nos desgarra. Pero muchas veces el Mal no requiere de estas grandes manifestaciones de muerte: basta que alguien lo lleve en el alma para que lo descargue contra quienes tiene cerca. La onda expansiva es más pequeña pero no por ello menos traumática y en la mayoría de los casos no hay señales externas, no hay cicatrices visibles.

Hay unos versos de Las flores del mal, de Baudelaire, una de mis obras favoritas, que parecen poner voz al argumento de El poder de la Sombra:

El demonio se agita a mi lado sin cesar;
flota a mi alrededor cual aire impalpable;
lo respiro, siento cómo quema mi pulmón
y lo llena de un deseo eterno y culpable.

El Mal está mucho más cerca de lo que pensamos. Quienes lo hemos sufrido, lo sabemos.

De nuevo es Mercedes quien se erige como narradora de El poder de la Sombra, contándonos en primera persona y paso a paso lo que va sucediendo.  Desde la llamada de Felipe hasta el reencuentro con Miguel, pasando por las diferentes entrevistas con Rosa en la prisión y con algunos miembros de su familia y amigos. Todo sucede en un plazo muy breve de tiempo: entre el 26 de septiembre y el 6 de octubre de 2011, aunque Mercedes comienza a narrar desde el 24, en su casa, mostrándonos su vida actual. Antes de ello, apenas dos paginas que nos retrotraen a 1978, una especie de fogonazo que sólo tendrá explicación a medida que se desarrolle la novela.

Mercedes ha pasado por un infierno personal tras su ruptura con Miguel, que más bien fue un abandono por parte de él. Durante ese año se perdió y se acabó reencontrando consigo misma, pero le costó. Y ahora vuelve a tenerle delante. Sabe que nunca le ha olvidado y que lo que siente por él sigue siendo intenso, pero tiene miedos, le aterra volver a perderle, sufrir de nuevo. El caso que tienen que encarar es lo suficientemente complicado y apasionante a nivel profesional y eso hace que ambos se relajen, aunque Miguel parece dispuesto a romper los diques de Mercedes a la primera ocasión.

El caso de Rosa es de los que están en televisión y prensa todos los días. No sólo porque tiene todo el aspecto de ser una asesina en serie, las pruebas están ahí, sino porque su novio es diputado y su carrera política se está viendo salpicada. Rosa es artista, una artista que ha hecho una prometedora carrera y que aparentemente no tenía ningún motivo para matar a los hombres que, supuestamente, ha matado. El trabajo de Mercedes será indagar en la amnesia de Rosa, tratar de dilucidar si es real y conseguir pruebas que puedan exonerar su responsabilidad de alguna manera. No se plantea que no lo hiciese Rosa, al menos en principio.

Cada entrevista con Rosa, Mercedes va extrayendo recuerdos perdidos pero envueltos en una maraña extraña y, al parecer, muy dolorosa que la mente de Rosa parece no soportar. Y cuando intenta indagar sobre su vida con su familia, se da cuenta de que hay muchas lagunas, hechos incompletos.... hasta que empieza a ser consciente, gracias a sus investigaciones a medias con Miguel, de que nadie le está contando la verdad completa y que hay cosas en la biografía de Rosa terriblemente oscuras. Cosas y hechos que podrían explicar la realidad, los crímenes, sus motivaciones, el desastre que es la mente de la artista.

Con el mismo estilo ágil y adictivo de La caricia de Tánatos, María José nos lleva a través de los once días que tiene para evaluar a Rosa con un ritmo que va creciendo y que mantiene una magnífica tensión. Hay giros sorprendentes, revelaciones duras, pedazos de la historia de Rosa y su familia que salen a la luz aunque han querido taparlos bajo toneladas de silencio forzado, buscando un olvido ficticio. Pero el olvido no es el mismo para todos, como la historia de Rosa no es la misma para todos.

También asistiremos a la nueva oportunidad que se abre para Mercedes y Miguel. A nivel personal, me alegra. Los dos tienen grietas y goteras del pasado, pero juntos se hacen fuertes. Miguel, en este momento, está más centrado, más sólido, más convencido de lo que quiere. Y Mercedes, que jamás le ha dejado de querer, se rinde a la evidencia de sus sentimientos. Se reviste de fortaleza, se siente más capaz.

En esta novela el personaje de Marta, la asistente de Mercedes, tiene menos peso aunque sigue apareciendo y siendo un apoyo constante para ella. Aparecen algunos otros secundarios que en La caricia de Tánatos estuvieron más presentes y que, ahora, con el paso del año transcurrido, vemos muy cambiados (y muy poco) pero que nos sirven para seguir ubicando a Mercedes y su entorno. Confío en que en la tercera parte por fin alcancen su sitio.

Hay críticas veladas a esos medios de comunicación que se pasan horas y horas ante las puertas de una prisión, oliendo la sangre o la supuesta exclusiva. Hay escenas de Mercedes con Rosa que causan escalofríos, porque la locura y los traumas, cuando sacan la cara, son muy duros de ver. Y a medida que vayamos sabiendo qué es lo que de verdad arrastra Rosa a su espalda, esos escalofríos no nos van a abandonar. Es evidente que la profesión de María José está presente, describe perfectamente las sesiones, las entrevistas, el modo en que hace las preguntas adecuadas. Tal como nos contó en la presentación de la novela en Madrid, su experiencia como psiquiatra le sirve para trazar personalidades o crearlas y algunos de sus personajes han pasado por su consulta, aunque los perfila. Eso le da una credibilidad total a lo que cuenta.

Es una novela de las que no dan tregua, de las que te obligan a seguir leyendo porque quieres saber qué está pasando, qué pasó para que el presente sea como es. Sin perderse en circunloquios ni en tediosas explicaciones profesionales, María José sabe contarnos lo esencial acerca de la amnesia y de los problemas mentales y mantener nuestro interés. Me he quedado con ganas de entender un poco más sobre la hipnosis que, desde luego, no es esa que sale en la televisión con el "un, dos, tres, duerme".

Ahora tengo hasta el otoño para saber más de Mercedes, de Miguel, de los cabos sueltos que han ido quedando en las dos primeras novelas. Estoy segura de que el círculo se cerrará perfectamente, María José nos ha demostrado su capacidad para ellosy, además, hacerlo con textos adictivos y llenos de una acción que empapa por completo. Ya tengo ganas de poder entrar en ese último rellano, abrir esa última puerta. Va a ser, de nuevo, toda una aventura.

martes, 5 de abril de 2016

EL DESORDEN QUE DEJAS de Carlos Montero

Hay veces que una novela te llega de un modo inesperado y, casi sin haberte dado tiempo a pensar de qué tratará o a hacerte una idea previa, comienzas a leerla y te quedas pegada a sus páginas sin remedio. Confieso que el hecho de que una novela haya sido premiada en un certamen a mí, y es una opinión muy personal, no me supone garantía de nada. Anda que no he besado sapos premiados con mucho nombre... Pero la invitación a acudir a la presentación al Premio Primavera de Novela me llegó casi de repente y tener el libro en las manos fue cuestión de pocas horas. El hecho de vivir fuera de Madrid me obliga a coger, al menos, un par de medios de transporte y, de camino al acto en el Matadero de Madrid, me puse a leer "El desorden que dejas". A las cinco páginas estaba enganchada y, a las diez, fascinada. Así que no he parado hasta acabarla.

Confieso también que el último tercio de la novela me ha dejado con el alma temblando y por eso he preferido darme un par de días antes de escribir esta reseña. Creo que hay que hacerlo con las ideas frescas pero asentadas y al cerrar el libro necesitaba una tregua personal. El mérito de "El desorden que dejas" es que te ata a sus páginas con una historia que puede pasar en cualquier parte y en la que te pasan por delante muchos tipos de maldad humana. Una maldad reconocible, a la vez moderna e intemporal, pero que se te va filtrando poco a poco hasta causar escalofríos. En la novela he visto personajes que me resultaban perfectamente conocidos, situaciones por las que he podido pasar, sentimientos que han podido ser los míos... y eso, quieras o no, atemoriza.

EL AUTOR: CARLOS MONTERO

Nacido en Celanova, Orense, en 1972, Carlos Montero es más conocido por su faceta de guionista, aunque "El desorden que dejas" no es su primera novela, ya que en 2012 publicó "Los tatuajes no se borran con láser". Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, coincidió en sus clases con Alejandro Amenábar y durante 17 años ha trabajado en el mundo audiovisual, como guionista de cine y televisión. En esa faceta ha participado en series tan conocidas como Física y Química y El comisario. También ha trabajado en la adaptación de "El tiempo entre costuras" a la televisión.

DEJANDO UNA VIDA ATRÁS

Raquel tiene 33 años y es profesora de enseñanza media, pero su trabajo es casi siempre temporal. Cubre bajas de compañeros y jamás ha tenido que hacerse cargo de un curso completo. LLeva casada diez años con Germán, viven en La Coruña, ha sufrido dos abortos y su relación sufre el desgaste habitual por el paso del tiempo y los problemas que van surgiendo. Germán lleva dos años sin trabajar intentando escribir un libro que no termina de cuajar y ambos han tenido que superar muertes dolorosas: Raquel la de su madre un tiempo atrás y Germán la de su padre hace pocos meses. A pesar de todo ello se quiereny siguen remando juntos.

Pero por fin a Raquel le surge una buena oportunidad: siete meses de clase seguidos como profesora de Literatura en el instituto de Novariz que es, casualmente, el pueblo de su marido, a unas dos horas en coche de La Coruña. Tiene que cubrir el puesto de una profesora hasta final de curso y los dos lo ven como un golpe de buena suerte. Para Raquel porque puede por fin ejercer su vocación un tiempo continuado y para Germán porque estará con su familia, muy tocada tras la muerte de su padre.

El primer día de clase no resulta tan idílico como Raquel pensaba. Se entera, con horror, que su antecesora se ha suicidado poco antes, su primer contacto con los alumnos de bachillerato es casi un enfrentamiento y, en los trabajos que le entregan, aparece un folio con el típico juego del ahorcado. Debajo, algunas letras del nombre de Raquel y, en el reverso, una frase terrible: "¿Y tú cuánto vas a tardar en morir?".

Raquel comenzará a intentar indagar quién le ha dejado esa nota y empezará a conocer a sus alumnos, a la gente del pueblo, los silencios que se han instalado en él. Y también hará por conocer a Viruca, la profesora que se quitó la vida, y los motivos que le llevaron a tomar esa decisión. Pronto se dará cuenta de que todo es más complicado de lo que parece, que hay mucha gente de la que le rodea con secretos y alguien que va a empezar a hacer crecer las amenazas contra ella, incluso robándole datos privados de sus redes. Todos van a hacerse sospechosos ante sus ojos. Incluso su relación con Germán se resiente. Hay un peligro que se va haciendo cada vez más patente para Raquel, que se ve acorralada por una situación angustiosa y lo que va averiguando es cada vez más oscuro. ¿Qué hay detrás de todo? ¿Quién y por qué mueve los hilos de lo que sucede en Novariz?

ANOCHE SOÑÉ QUE HABÍA VUELTO A NOVARIZ...

Miss Marple, la inmortal protagonista de muchas de las novelas de Agatha Christie, solía decir que "la naturaleza humana es la misma en todas partes y, claro está, en un pueblecito se tienen más ocasiones de observarla de cerca". Y qué razón tenía. Es como si estas historias crueles, en las que la maldad está presente, fuesen más habituales en grandes ciudades pero sólo hay que mirar los odios acerados de los pueblos pequeños, las venganzas, los secretos que se saben pero no se dicen en voz alta. Puede llegarse a lo peor en ellos, recordemos lo sucedido en Puerto Hurraco.

"El desorden que dejas" es una novela de miedos y de ausencias. También de soledad, de personajes que tienen partes rotas o recompuestas, personajes perversos a veces con mucho que ocultar y que no parecen tener conciencia del mal que hacen. Y si la tienen, disfrutan con ello cargándose de razones que son sólo propias.

Escrita casi toda en primera persona, Carlos Montero le da voz a Raquel, una mujer que a pesar de su juventud, ha pasado ya por experiencias muy duras. Se ha enfrentado a la muerte y a la desesperación. Se siente aterrada cada vez que piensa que puede perder a su marido porque no se cree capaz de encararlo sin hundirse. Una Raquel entusiasta con su trabajo pero que se encuentra con muchos rostros hostiles y el recuerdo constante de Viruca: una profesora a la que los alumnos adoraban, muy preparada, que sabía motivar e interesar en sus clases y, además, muy guapa. Una especie de Rebeca a la gallega, cuyo espíritu está presente en todo momento. Es la protagonista en elipsis, la que alberga todos los misterios y, también, todas las explicaciones.

Hay una segunda voz narradora, referida a la narración de personajes que no son Raquel, pero que guarda silencio más o menos a la mitad de la novela para que sea ella la que lleve todo el peso. Y en esas páginas en tercera persona conoceremos un poco mejor a tres alumnos de Raquel: Iago, Roi y Nerea, los principales sospechosos, para ella, del acoso que está sufriendo en el instituto. Cómo me han recordado a algunos chicos de su edad a los que he dado clase durante los años que estuve en la academia... Sobre todo Iago, tan pendiente de su físico, que resulta muy amenazante, hasta peligroso, pero que realmente tiene algo destrozado en su interior y no sabremos hasta el final cuánto ni los motivos. O Roi, un alumno que podría ser muy brillante pero que se conforma con el mínimo y que es un virtuoso de la informática y los ordenadores. De familia más humilde, está a la sombra de Iago, mucho más carismático que él. Una sombra que le acoge pero también le acecha. Nerea, la estudiante de sobresaliente, convencida de sus encantos y su inteligencia, que se lía de cuando en cuando con Iago, pero que también guarda penas que nadie ve.

Lo que empieza siendo una historia de acoso contra una profesora se va complicando mucho, muchísimo. Para la gente de mi generación resulta un poquito aterrador el manejo que de las nuevas tecnologías hacen los adolescentes de hoy, cómo se enfrentan a mil informaciones por minuto. Se llenan de ellas pero no saben gestionarlas y son perversamente buenos en usarlas contra alguien. Tengo dos hijos en esa edad y muchas veces he tenido discusiones con la pequeña, que se pasa la vida en Instagram, Facebook, Twitter y en lo que haya. Me preocupa cómo es capaz de enfadarse durante horas por un estado o una frase, cómo pueden ella y sus amigas coger manía a alguien y tener unas broncas descomunales... por escrito. Llegan al insulto y a la descalificación con una facilidad pasmosa, como algo natural. Internet lo contiene todo, pero no hay libro de instrucciones para el uso que se haga de ellas. Al fin y al cabo son críos con la capacidad de empatía muy reducida aun y tanta información y facilidad de acceso les hace sentirse poderosos. El anonimato que puede adquirirse también les motiva. Peligro por todas partes.

En la novela no sólo veremos el acoso a una profesora, llegando a límites delictivos. También la actitud de muchos padres que delegan por completo en los centros educativos la labor que ellos han de hacer. Padres que jamás van a reuniones, padres quejicas, padres capaces de ponerse agresivos contra profesores porque se ha castigado a su niño del alma, ese germen de pequeño dictador. Y también asistimos a esas pequeñas historias rurales, al ambiente de la Galicia interior tan castigada por el desempleo, con secundarios que, en ocasiones, son como chispazos de luz.

Germán, el marido de Raquel, ve en su llegada a Novariz una especie de nuevo comienzo. Cree que allí tendrá nuevas oportunidades, pero su madre, Claudia (un personaje que cae fatal en todo momento y que parece mirar sólo por ella misma), no se lo va a poner fácil ni a él ni a sus hermanos. Germán se ha criado allí, conoce a casi todo el mundo incluso a los "ricos" del pueblo, y parece feliz de haber vuelto. Pero algo en su actitud tampoco convence.

Todos los personajes llevan algo escondido. Algunos, algo realmente perverso, podrido. Y muchos, también, llevan ausencias enormes a cuestas y el miedo a que una nueva ausencia, sea por la pérdida definitiva o por que la vida les lleve a ella, les imposibilite para soportarla. Eso le ocurre a Raquel, a la que la muerte de su madre le llevó a uno de los periodos más negros de su vida, y que está convencida de que debe hacer lo que sea para mantener su matrimonio, porque perder a Germán puede llevarle al pozo de nuevo. En la presentación Nativel Preciado dijo que el único personaje bueno de verdad era el perro de Raquel y Germán, Nanuk, por el que es imposible no sentir cariño. Y no le faltaba razón. Los personajes están llenos de grietas y las goteras se cuelan por ellas constatemente.

El suicidio de Viruca, que parece estar estancado en su investigación para desesperación de Mauro, su exmarido es, en cierto modo, el hilo conductor de toda la trama. Pero ¿realmente Viruca se suicidó por estar sometida a un acoso como el que sufre Raquel? Todo apunta a que sí, la policía no tiene dudas en eso, pero Mauro no lo cree aunque no tiene pruebas fehacientes para rebatirlo. De nuevo ese espíritu de Viruca que lo sobrevuela todo. A medida que Raquel se va metiendo en esa espiral que amenaza con acabar con lo que es su vida hasta ese momento, la figura de Viruca, su historia, su muerte, se van haciendo más presentes. Intenta luchar sola contra una historia muy turbia que la va envolviendo en dudas y desquiciando. Ni siquiera su trabajo, que le encanta, consigue que remonte. Ir al instituto se acaba convirtiendo en una tortura.

Carlos Montero nos ha regalado en "El desorden que dejas" un thriller muy cercano, muy actual, llevándolo a un paisaje rural y sacándolo de las grandes avenidas. Curiosamente, las veces que Raquel vuelve a La Coruña para alguna gestión es como si se sacudiera de un peso que la aplasta. Un thriller que no nos da un respiro desde la primera página y nos va llevando, con un ritmo que no deja de crecer, hasta un final inesperado del que no se sale indemne. A mí me ha costado, como os decía al principio, un par de días de "digestión" pero no porque no me haya gustado, al contrario. Me ha encantado y me ha parecido una maravillosa sorpresa en el panorama literario actual tanto por el tema como por cómo se trata, por los personajes, por el desarrollo. A veces, en mi caso, ha dolido pero una lectura tiene que impactarte por algo. Y "El desorden que dejas" impacta por muchas cosas, sólo tenéis que buscar la vuestra









viernes, 1 de abril de 2016

PRESENTACIÓN DEL PREMIO PRIMAVERA DE NOVELA 2016: "EL DESORDEN QUE DEJAS", DE CARLOS MONTERO

Ayer, día 31 de marzo, en la Casa del Lector, dentro de las fantásticas instalaciones del Matadero de Madrid, acudí junto con mi amiga Ana Kayena a la presentación del Premio Primavera de Novela. La invitación de la editorial nos alegró especialmente porque uno de los presentadores iba a ser Lorenzo Silva, por el que las dos sentimos un cariño especial y al que siempre es un gustazo escuchar. Nos habían citado a las ocho de la tarde y allí acudimos con tiempo suficiente para coger un buen sitio y disfrutar del ambiente que se iba formando. Estaba claro que la presentación iba a ser un éxito, por la cantidad de gente que iba llegando y el ambiente generalizado de alegría que se respiraba.



El Premio Primavera de Novela se creó en 1997 por parte de la Editorial Espasa y el de 2016 ha sido su vigésima edición. Hasta el año 2012 este premio contó con un ganador y un accesit, pero desde ese año esa posición de "finalista" se eliminó dejando sólo una novela premiada. Este año el premio ha recaído en la novela "El desorden que dejas", escrita por Carlos Montero, un periodista y guionista gallego (Celanova 1972). Es la segunda obra de este autor, licenciado en Ciencias de la Información y cuya principal actividad es la de guionista de cine y televisión ("El Comisario" o "Física y química") además de haber participado en adaptaciones de novelas como "El tiempo entre costuras", de María Dueñas o "Apaches", de Miguel Sáez.

Abrieron el acto Ana Rosa Semprún y Ramón Pernas en nombre de la editorial, que hicieron especial hincapié en esta vigésima edición y en la madurez que ya ha alcanzado el premio. El jurado tuvo una agradable sorpresa y una gran alegría porque se encontró con un manuscrito que tenía exactamente lo que se requiere para el premio: calidad, ritmo, capacidad para enganchar a los lectores. Lo hace además para no soltarlos hasta el final. El autor ahonda en la naturaleza humana con un thriller muy actual. La actividad como guionista del autor se hace patente y es en ella dónde es conocido, más que como escritor, de ahí que sea un gran conocedor de todos los recursos de la escritura. Saludaron especialmente al premiado comentando la casualidad que suponía que en la primera edición la novela vencedora fuese de Rosa Montero y, en la de este año, lo hubiese hecho Carlos Montero, como si se cerrase un círculo de calidad.

Después, en un escenario decorado como un cómodo salón que favorecía la conversación, tomaron asiento los tres presentadores: Nativel Preciado, Lorenzo Silva y Fernando Marías, premiados los tres en este certamen en ediciones anteriores, y el premiado, Carlos Montero. Nativel fue la primera en tomar la palabra explicando de nuevo la agradable sorpresa que le había supuesto la novela ganadora por su calidad y por su temática. Hizo un breve repaso por algunos de los premiados anteriores y habló del suyo, que le supuso una inyección de felicidad en un periodo personal especialmente triste.


Lorenzo Silva se sumó a la felicitación de Nativel y contó que, en su caso, el premio supuso una gran sorpresa porque la novela que presentó en su día era demasiado personal y dura, poco amable quizás. Tenía mucho riesgo, no tenía vocación de agradar y, sin embargo, ganó. Rompió una lanza por este tipo de premios porque fomentan la cultura y la lectura en un país sin una ley de mecenazgo y en el que los recursos públicos van a otros campos. Premios como éste son una respuesta de la sociedad civil apostando por la cultura, hacen que el trabajo de un escritor sea visible. Explicó también que en la nómina de premiados en este certamen no hay sólo autores más o menos consagrados, sino también escritores que en el momento de ganar no eran conocidos en absoluto y hoy cuentan ya con una carrera brillante.

Fernando Marías recordó lo que sintió cuando acudió a unos grandes almacenes y vio el libro de Rosa Montero, el primer ganador del Premio Primavera. Él entonces era un autor anónimo y se emocionó por el despliegue y la presentación que se hacía de él. Cuando tuvo la suerte de ganarlo en 2010 no pudo evitar acudir a los mismos grandes almacenes para ver su libro en la misma situación que estuvo el de Rosa y disfrutar de verlo en los estantes. Lo que nadie le dijo es que seis años después estaría presentando el premio, por lo que se mostró muy orgulloso, porque ganarlo era una experiencia divertida y única.

Nativel, metiéndose en harina de la novela ganadora, contó que en ella no hay "personajes buenos" salvo el perro, que todos tienen algo que los hace oscuros y malvados, en diferentes grados. También son mentirosos, viven en la mentira y eso, a veces, les ahoga. Sobre ello Carlos Montero contó que sus personajes están hechos de ausencias y se tapan con mentiras, mentiras que se llevan allá donde van pero que se les queda dentro. Sobre ello, Lorenzo Silva aseguró que la novela es un gran reflejo del mundo adolescente actual, con una gran capacidad para la obtención de información y eso es muy interesante, porque tienen a su disposición muchos recursos pero también son muy inmaduros para lidiar con ellos. Combinar ambas cosas, como hace el autor, le parece muy atrayente. Además el hecho de que incluya una voz femenina en primera persona como una de las protagonistas también le pareció muy importante y preguntó a Carlos por la motivación para hacerlo.



Montero explicó que le salió de forma natural porque quería que el peso de la trama lo llevase una mujer y que no le resultó complicado porque él ve sólo personas, no hombres y mujeres diferenciados. Silva convino en que en eso su visión es parecida (Lorenzo también ha usado voces femeninas como narradoras protagonistas), porque un contador de historias debe hacer siempre un ejercicio de empatía al crear personajes. Consideró que era mucho más apasionante tratar de ponerse en el lugar de otros que buscar personajes con los que te puedas identificar con facilidad.

Carlos Montero explicó que él también necesita empatizar con los personajes y aseguró que a todos los que pueblan su novela les ha cogido cariño, a pesar de que algunos son personajes malvados. Cuando Fernando Marías manifestó que Carlos tiene mucha influencia cinematográfica, habló de una película que le recordaba mucho a esta novela: "El carnicero", de Claude Chabrol, en la que el protagonista llega a un lugar tranquilo y, de pronto, todo se complica con mucha maldad, que es lo que ocurre en "El desorden que dejas". También es evidente esa infuencia del cine y la televisión en los diálogos de la obra y en la descripción de imágenes,  muy visuales. Ahondando en el tema de los adolescentes, explicó que todos tenemos miedo a lo desconocido y que, con todos los elementos nuevos y la información que ellos manejan, cuando lo hacen de manera oscura y perversa puede ser amenazador para ellos y para otros.

Lorenzo y Carlos comentaron también que los adolescentes, con toda la información a la que tienen acceso, pueden sentirse superiores a los adultos en base a esos conocimientos que les llegan casi al minuto. Pero esto debe ser una seria llamada de atención porque pervierte el papel del adolescente que pasa de tener que aprender y madurar a situarse en una posición de poder. Carlos nos contó que muchas de las cosas que suceden en la novela se las contó un chico de 20 años y que algunas le resultaron espeluznantes.

Nativel tomó la palabra para mostrar su admiración por lo bonita que le parece la historia del matrimonio protagonista. Una pareja con ya unos cuantos años de convivencia, con el amor ya un poco desgastado pero que siguen juntos, se quieren y luchan por ello. Consideró, además, que las escenas de sexo explícito están desarrolladas de forma muy elegante. Carlos, tras un rato de risas de autores y público sobre cómo trataban el tema del sexo en la escritura cada uno de ellos, dijo que lo difícil era sobre todo la utilización de las palabras porque en ese tema solemos ser "un poco brutos" hablando y sobre todo no quería forzar el límite de lo obsceno, aunque tampoco eludirlo. También aseguró que le gusta que se note lo que disfruta escribiendo y dijo una frase preciosa: "He escrito con amor y con belleza". A pesar de ello se muestra convencido de que es el lector el que tiene que terminar de escribir la novela. Siente fascinación por cómo sus lectores le cuentan cosas de su obra porque muchas veces no coinciden con su impresión o con lo que quiso mostrar, pero que eso le encanta.

Fernando Marías le preguntó si adaptaría su propia novela al cine o a la televisión y Carlos aseguró que le encantaría hacerlo o que alguien lo hiciera y que, de hacerlo él, haría la trama mucho más perversa de lo que es. Alargaría algún personaje, daría algún giro más, escenas nuevas... Él tenía una idea inicial pero la fue cambiando a medida que escribía. Por eso quería terminarla pronto, para poder salir y ver el final. No le gustan, a la hora de escribir, las escaletas milimétricas, le basta un esquema inicial y, sobre él, va escribiendo. Pero también se lo salta con frecuencia. Lo primero que tuvo fue la imagen de la profesora con la nota amenazante en la mano y, con ella en la cabeza, empezó a girar en torno a personajes heridos, giros que van acelerándose hasta el final. Aseguró que todo lo que le llegue gracias a esta novela será bienvenido.

Nativel puso el broche a la conversación con una frase típica de los adolescentes: "lo vas a petar".

 Después se sirvió un cóctel muy animado en el que Ana y yo pudimos mantener charlas muy interesantes. Primero con Lorenzo Silva, que, como de costumbre, estuvo amabilísimo y encantador y nos adelantó que el 31 de mayo sale a la venta su nueva novela de Bevilacqua y Chamorro en un nuevo escenario. También con Nativel Preciado, que estaba encantada con la presentación y que quiso saber, sobre todo, si nos había gustado. Eduardo Noriega nos sorprendió con su cercanía y cordialidad, consiguiéndonos, incluso, una foto suya con el autor, Carlos Montero, que estaba muy interesado en conocer opiniones de los lectores. Y Alejandro Amenábar se dejó fotografiar con su mejor sonrisa. El ambiente, genial, distendido, muy interesante y relajado del que disfrutamos una barbaridad.

 Os dejo el enlace al resumen de la novela ganadora. Yo ya la he empezado a leer y es muy, muy adictiva, de las que te enganchan sin remedio y no puedes parar. Ya os contaré mis impresiones cuando la termine, que seguro que es en nada.
http://www.planetadelibros.com/premios/premio-primavera-de-novela/17