lunes, 20 de mayo de 2024

FUGITIVA de Inés Plana

 

Que Inés Plana publique nueva novela es siempre buena noticia, al menos para mí. Sabía que esta nueva historia no iba a tener a Julián Tresser al mando, un protagonista que se ha ganado a los lectores con su personalidad y su evolución, pero Inés sabe muy bien cómo hilar historias que atrapen, hacer giros en la trama que descolocan lo que creías saber y crear personajes que se quedan contigo de muchas maneras. La vida, a veces, nos obliga a tomar caminos diferentes y eso es lo que Inés ha tenido que asimilar y sufrir en carne propia, pero escribir, como ella bien dice a menudo, la salva de lo peor. Y aquí está de nuevo, brillando en una novela: un estupendo thriller psicológico que, como es marca de la casa, esconde más de lo que parece al principio.

Fugitiva, además, plantea una serie de dilemas morales que interpelan a lector y que nos hacen preguntarnos de qué seríamos capaces ante una situación como la que vive la protagonista. Cuánto dolor podemos soportar. Cómo reaccionaríamos cuando nos arrebatan a quien más queremos en el mundo de una manera injusta y cruel. Hasta qué punto justicia y venganza se parecen. Son preguntas que, en ocasiones, nos golpean en la cara, como me sucedió con Talión de Satiago Díaz. Vamos a conocer a Rosaura, merece mucho la pena...

"¿SABRÁS MI NOMBRE SI TE VEO EN EL CIELO?" - TEARS IN HEAVEN, ERIC CLAPTON

Hay veces que la mala suerte se lleva como un tatuaje en la piel. Y eso es lo que parece que le sucede a Rosarura Castán desde siempre. Alejada de su familia desde la muerte de su madre, de la que se culpa, no ha tenido más remedio que aprender a vivir sola, a no tener apoyos. El único regalo que ilumina su existencia es Adrián, su hijo, nacido de una relación que no llegó a nada. Adrián es el centro de su vida, un chico inteligente, universitario, cariñoso y apegado a su madre, aunque con algunos secretos que ella desconoce. La mala suerte vuelve a cebarse con Rosaura de la peor manera posible cuando Adrián es hallado asesinado en un parque de Madrid. Enloquecida de dolor y ciega de ira, arrolla con su coche a un chico bastante conflictivo al que todo señalaba como autor del crimen. Pero la cruel realidad es que no lo era, que Rosaura ha matado a un inocente y acaba en la cárcel. Desde ese momento su obsesión es la certeza de que el asesino de su hijo sigue libre y que tiene que dar con él. Aprovechará su primer permiso penitenciario para encontrarle, aunque eso le suponga huir y convertirse en una fugitiva.

La primera premisa que sobrevuela toda la trama es el tema de la justicia. ¿Realmente funciona como debería? ¿Hay casos a los que se presta más atención que a otros o crímenes que quedan impunes? Y es que dos años después de la muerte de Adrián, el juez ha archivado el caso por falta de avances en la investigación, pero para Rosaura sigue siendo una llaga abierta en su alma, porque, a pesar de que su vida no ha sido precisamente un camino de rosas, algo hermoso había germinado en ella con la llegada de Adrián. Su muerte vuelve a convertir su vida en un páramo azotado por tormentas. 

Desde que se convirtió en vecina de barrio de Moratalaz, ha mantenido una relación cordial y cómplice con Petra, su vecina, y su hijo Ignacio, un hombre ya en la cuarentena que parece no terminar de madurar y que vive casi de sueños. Petra es su gran amiga, su consejera, su paño de lágrimas. Pero cuando Rosaura se convierte en fugitiva, eso cambia. Lo hace porque Ignacio se implica muy directamente en ayudar a Rosaura y Petra sabe que eso puede perjudicarle mucho. De nuevo, la madre como protección, como escudo, aunque eso suponga "echar a los leones" a su gran amiga. 

La delgada línea que separa la justicia de la venganza también está muy presente en Fugitiva. Si bien cuando Rosaura acaba con la vida de quien cree asesino de su hijo lo hace para vengarse, las consecuencias de este acto redirigen, de alguna manera, lo que quiere y lo que persigue: que el asesino o asesinos de su hijo acaben en la cárcel, que sufran como ella ha sufrido allí dentro. Se siente desamparada por un sistema que cree que no ha cumplido con lo que es justo, que no le ha dado respuesta a su dolor, que Adrián ha muerto y a nadie parece importarle. Hay críticas al sistema judicial vigente en varios diálogos de la novela. A cómo los ricos parecen tener más ventajas y a salvarse de ciertas cosas, por ejemplo.

El hilo del que Rosaura empieza a tirar son unas cartas que recibe remitidas por un tal Cruz, desde Barcelona, en las que le pide que haga justicia, que investigue, que saque a la luz quién está detrás del asesinato de su hijo... porque, según vamos leyendo, descubriremos que hay muchas esquinas oscuras en las que nadie ha mirado. Un trasfondo inquietante y complejo que va más allá de un supuesto intento de robo que salió mal en un parque. Hasta Barcelona la llevarán sus pasos a Rosaura, para encontrar a este misterioso Cruz. Lo que no espera que este viaje la lleve también al reencuentro con su pasado y con la única familia que le queda, su hermana Beatriz.

Escrita en capítulos cortos y narrada con brío, en todo momento vamos a acompañar a Rosaura. Cuando decide que no va a volver a la cárcel, que va a encontrar la verdad de una vez por todas, nos convierte en cómplices y en observadores privilegiados. Personalmente, he asumido el riesgo encantada. Quizá porque tengo dos hijos y sé que son el único motivo por el que sería capaz de lo imposible. Y porque Inés consigue que te sientas muy cerca de su protagonista y compartas su dolor y su búsqueda. Rosaura ya conoce las consecuencias de tomarse la justicia por su mano y es algo que le pesará de por vida, pero no puede esperar. La policía no encuentra pruebas, todo parece perderse en el olvido y no va a permitirlo. El camino que ha emprendido no es sencillo y sí muy peligroso.

Fugitiva es una estupenda lectura que sabe captar nuestra atención desde las primeras páginas y que nos mantiene alertas y pegados a ella hasta el final. Que nos obliga a plantearnos muchas preguntas y que está llena de personajes muy bien perfilados. ¿De qué seriáis capaces por un hijo? El debate está más que abierto.



lunes, 6 de mayo de 2024

LA MESA HERIDA de Laura Martínez Belli

 

Conocí esta novela y a Laura Martínez Belli en el marco del último Certamen de Novela Histórica de Úbeda, gracias a la iniciativa de traer autores hispanoamericanos de novela histórica para conocer cómo escriben y encaran el género allí. Puedo asegurar que la presentación que hizo Laura de esta novela fue fascinante. Aún no estaba publicada en España, pero se nos anunció su pronta llegada y los ejemplares de la edición mexicana que allí se pusieron a la venta se agotaron rápidamente. Y es que algo hay en Frida Khalo que siempre nos hace prestar atención. Quizá su pintura no nos guste, pero ella tiene un aura diferente, como una energía que nos atrae, que casi hipnotiza. Frida hizo de su sufrimiento, arte, es cierto, pero también tuvo una biografía intensa, apasionante, plena...y, en muchos momentos, complicada de entender, sobre todo en su relación con Diego Rivera.

La mesa herida es también el título de un cuadro perdido de Frida Khalo. Desapareció en Varsovia en 1955 y, desde entonces, nada se ha vuelto a saber de él. Este misterio permite a Laura Martínez Belli crear una novela en dos tiempos y dos voces, conocer a Frida casi desde dentro, desde su desgarro y su dolor, tanto físico como emocional y conocer a Olga Simonova, una amante del arte que trabaja dentro y para el Partido Comunista de la Unión Soviética. Dos historias unidas por un cuadro y una pasión. ¿Vamos?

"NINGÚN LUGAR ES MÁS TRISTE QUE UNA CAMA VACÍA" - FRIDA KHALO

En 1935, Frida descubre que su marido, Diego Rivera, la ha engañado con su hermana Cristina y queda devastada. Con el alma rota, usará la mesa sobre la que descubrió a los amantes para pintar un cuadro que cuente todo el dolor que siente, toda la traición, toda la pena. Un cuadro enorme, comparado con el tamaño de los que ella solía pintar y que acabó donando a la Unión Soviética. Jamás volvió a verlo. Años después, en 1947, Olga Simonova, secretaria en la Sociedad para las Relaciones Culturales con el Exterior en Moscú, que ha arrinconado en el fondo de su corazón su amor por el arte para llevar una vida gris bajo la burocracia del Partido Comunista, contempla por primera vez La mesa herida, que se encuentra almacenada y casi olvidada. El hecho de que la pintura sea considerada "fea" y, además, contraria a lo que allí y entonces debía pintarse y exponerse, provoca que se de la orden de que el cuadro sea quemado y olvidado. Pero Olga sabe que tiene que hacer algo para evitarlo y decidirá arriesgarse para conseguir salvarlo.

A través de las dos líneas temporales, veremos como Frida y Olga son dos mujeres unidas por el arte, pero también por el dolor. Estamos ante un misterio histórico real, la desaparición de La mesa herida, y Laura Martínez Belli crea una deslumbrante novela alrededor de este misterio, mezclando realidad y ficción como si fuese un perfecto encaje de bolillos.

Es curioso, sobre todo, y muy visual el contraste de color entre ambas tramas. Frida Khalo y el México del momento estaban llenos de colores y matices, de olores, de flores y tejidos deslumbrantes y así era también su pintura; sin embargo, cuando la acción pasa a Olga, toda la narración se tiñe de gris, se apaga, el ambiente se vuelve frío y monocromático. Hasta los sentimientos son escondidos bajo la ropa y la piel. Olga es una mujer con un gran bagaje cultural, que habla varios idiomas y ama el arte profundamente, aunque los años que lleva como prudente y sumisa secretaria de un alto cargo han sepultado, de alguna manera, ese amor. Su marido partió a la guerra cinco años atrás y jamás ha vuelto a saber nada de él. Vive en un piso compartido con Valentina, una mujer mayor que ella que ha perdido a sus hijos en esa misma guerra. La visión del cuadro de Frida Khalo provoca una revolución en su interior, como si algo volviese a la vida dentro de ella. 

Frida Kahlo, en sus capítulos, se nos muestra de una forma más intimista y personal, alejándola del mito. Es una mujer traicionada por quienes más ama y ese dolor se suma a los muchos que padece desde que el accidente en un tranvía estuvo a punto de costarle la vida. Su cuerpo jamás se recuperó del todo, sufrió infinidad de operaciones y perdió tres embarazos, algo que la marcó profundamente. Su relación con Diego Rivera es compleja, para Frida supone casi una dependencia absoluta, también a nivel económico. Un lazo dañino que es más obsesión que otra cosa. Un amor desesperado que casi nunca encuentra respuesta con la misma intensidad.

Las dos tienen mucho en común. Olga ha perdido a su marido, o eso parece, pero no puede olvidarlo. También ha perdido un hijo a poco de la partida de él a la guerra. Y, como se verá en la novela, tampoco corresponde a Olga con el amor y la fidelidad que ella le profesa. Frida, a pesar de todo, es alegre y parlanchina; Olga lo sería si tuviese ocasión. A las dos las une su pasión por el arte y lo que una creó, la otra trata de salvarlo de quienes solo lo conciben como instrumento ideológico.

La mesa herida es una novela maravillosa, llena de matices, escrita con elegancia y gusto, con un lenguaje cuidado y una ambientación extraordinaria. Nos hace interesarnos, una vez más, por la figura de Frida Kahlo, tan caleidoscópica y casi irresistible, y a conocer cómo se movían las altas esferas soviéticas para imponer su discurso único, algo que, en ocasiones, da cierto escalofrío por parecerse un poco a situaciones actuales. Hay, además, diez capítulos finales, narrados en primera persona con la voz de Frida Khalo que nos habla desde el más allá tras su muerte, y que son bellísimos y muy reveladores.

Laura Martínez Belli ha escrito una novela única, de las que se quedan contigo después de acabarla y que nos despierta las ganas de investigar y saber. Hay lecturas que te llenan el alma y La mesa herida es una de ellas. A veces es necesario ver, y no solo mirar, para darnos de bruces con lo extraordinario. Aquí tenéis un buen ejemplo.