miércoles, 7 de octubre de 2020

LAS CAMPANAS DE SANTIAGO de Isabel San Sebastián

La historia de España está jalonada de invasiones, es un hecho. Por aquí han pasado los fenicios, los cartagineses, los romanos (que nos dejaron un legado importantísimo y que aún resuena), los pueblos germánicos (vándalos, suevos, alanos y visigodos), y, durante más de siete siglos, los árabes. Ninguno llegó enamorado de nuestro sol y nuestras playas y en todas esas invasiones hubo muerte, pueblos arrasados, esclavitud y miedo en diferentes grados. En el año 711, en plena desintegración del reino visigodo, se produce la invasión árabe de la península, con una primera "hornada" formada por árabes, sirios y bereberes y solo quedan en el norte algunos focos de resistencia, que intentan organizarse para defenderse del invasor. La primera, aunque pírrica, victoria la consigue don Pelayo en Covadonga, germen del reino de Asturias. La aparición de la tumba del apostol Santiago en el 825 y el apoyo que el rey Alfonso II el Casto da al descubrimiento, otorgan un importante apoyo a la causa cristiana, que ya empezaba a "empujar" hacia el sur tratando de recuperar terreno en influencia ante el empuje árabe.

Las campanas de Santiago, la última novela de Isabel San Sebastián, parte de una leyenda dentro de un hecho histórico. El hecho: la destrucción de Santiago de Compostela por Almazor en el año 997, incluida su catedral, y el robo de sus campanas y puertas labradas para ser llevadas a Córdoba. Se cuenta, aunque nunca ha sido confirmado, que las campanas llegaron a Córdoba a hombros de prisioneros cristianos. Pero al margen de si fue así o no, la imagen tiene la suficiente potencia para arrancar una narración dentro de una época dura, hostil, complicada y en la que la guerra y la destrucción eran habituales. Esta novela es el relato de dos vidas separadas por la destrucción y un dibujo veraz y creíble de dos mundos, dos concepciones de la vida, dos religiones, dos culturas. Un viaje realmente apasionante.

LA VOZ DEL "HIJO DEL TRUENO"

Corre el verano del 997 y las tropas de Almazor están a punto de llegar a Santiago de Compostela. Los habitantes de la ciudad huyen despavoridos, sabiendo que del caudillo andalusí no pueden esperar más que muerte, devastación o cautiverio. Tiago, un herrero que hace poco consiguió la libertad de su servidumbre, y su mujer, Mencía, embarazada, tratan de escapar a toda costa llevando con ellos al padre Martín, ya muy anciano. La negativa de este de abandonar Compostela, en su afán por proteger el sepulcro del apostol, hace que Tiago vuelva atrás para dejarle en su monasterio. Mencía logra ponerse a salvo pero las tropas de Almanzor capturan a Tiago y, tras la destrucción de la ciudad y la catedral, le obligan a ser uno de los cautivos que porten las campanas hasta Córdoba.

Desde ese momento asistiremos, por un lado, al suplicio de Tiago, convertido en esclavo y porteador, en su larga y dolorosa marcha hacia el sur, y, por otro, a la huida de Mencía hacia el norte, tratando de encontrar zonas más seguras y viviendo en la esperanza de que Tiago irá a buscarla tarde o temprano.

Reconozco que he disfrutado la lectura de Las campanas de Santiago hasta el final. Sin ser una novela de acción trepidante, mantiene siempre un interés creciente y, desde luego, sabe cómo equilibrar las dos historias para que ninguna de las dos cojee. Los dos protagonistas viven con la esperanza de volver a encontrarse y los dos se sobreponen a circunstancias terribles gracias a esa llama que les alumbra el alma. A través de sus ojos contemplaremos paisajes muy distintos: los profundos bosques del norte y las vastas tierras de la Meseta; los pequeños cenobios y pueblos con los que va tropezando Mencía y la magnificencia urbana de la Córdoba califal. 

No creo que sea una novela de "buenos y malos", aunque está contada desde el punto de vista de los cristianos que han visto sus vidas arrasadas. Almanzor se nos muestra como un caudillo implacable, feroz y muy hábil militarmente, pero que es capaz de respetar el sepulcro del apostol Santiago. Sus tropas son las tropas del vencedor y se comportan como tales. Para ellos, los cristianos son infieles y se les ha declarado la guerra santa. Arrasan y esclavizan para conseguir dinero y riquezas. Y cuentan con la ayuda de algunos señores cristianos, que no han dudado en dejarse comprar por Almanzor como modo de salvar vidas y haciendas. Porque no olvidemos que los pactos y acuerdos entre ambas partes estuvieron muy presentes en los casi ochos siglos de Reconquista y que duraban lo que duraban... hasta que se rompían o se ignoraban.

Eso no quiere decir que la conviviencia fuese ese paraíso de tolerancia y respeto que muchos ahora nos quieren vender. Sobre todo en la época en la que esta novela se ambienta. Los ejércitos de Almanzor no buscaban "colaboraciones culturales" con los cristianos: la aceifa contra Santiago, arrasada a sangre y fuego, literalmente, fue un acto de guerra, una demostración de poder y un intento de marcar territorio por parte de los árabes. Otras "colaboraciones culturales" de Almanzor fueron el saqueo de Barcelona, la devastación de León (de su catedral solo dejo una torre), Zamora y Coimbra, la ofensiva contra Osma y el ataque que arrasó Astorga. Dos veces. 


Una de las cosas que más me ha gustado de Las campanas de Santiago es la descripción tan visual de la Córdoba de la época, una ciudad que albergaba varios miles de habitantes, con la mezquita en plena expansión. Rica, populosa, hermosa y vital aunque por sus calles corran las intrigas políticas de Almanzor y la debilidad del Hisham II, en un momento en el que el califato, como entidad política, empezaba a mostrar cierta fragilidad. En comparación con las ciudades cristianas, Córdoba era otro mundo. También he sentido una punzada feliz al recordar a Alana de Coaña, protagonista de la anterior novela de Isabel, que en esta aparece nombrada y venerada. 

Alternando las vicisitudes de Tiago y Mencía, padeceremos con ellos su soledad y sus recuerdos, su desesperación en los malos momentos, su dolor y sus escasas alegrías. Cada uno aprenderá a sobrevivir de forma distinta: a Tiago le mueve el recuerdo de Mencía y de su hijo por nacer, pero también el ansia de venganza y la necesidad de volver a ser libre. Para Mencía, aún teniendo esa libertad, todo es peligroso y una amenaza: una mujer sola se enfrentaba a lo peor en cada camino que transitaba. Su fortaleza la saca del hijo que espera, del recuerdo de Tiago y del camino que la lleve a lugar seguro.

Las campanas de Santiago es una novela sobresaliente, muy bien documentada, en la que los personajes salen de las páginas de la Historia para adquirir humanidad, con sus virtudes y sus defectos. Es también una historia de amor mantenido en el tiempo, la historia de una esperanza y la historia del comienzo de una época que cambiaría para siempre el destino de la península como provincia musulmana; un destino que parecía inamovible. La valentía de unos pocos acabó prendiendo en el ánimo de muchos

Dicen que Almanzor se llevó las campanas de Santiago no solo como muestra de su poder, sino porque su religión no permite otra llamada a los fieles que no sea la del muecín para la oración. Para los cristianos, las campanas eran la voz de Santiago, del Hijo del Trueno, nombre que Jesús de Nazaret le dio aludiendo a su fuerte carácter. Las campanas acabaron volviendo a Santiago, incluso después de haber sido convertidas en lámparas para la mezquita. Pero esa es otra historia...


  

11 comentarios:

  1. Hola,
    tengo un libro de la autora en casa, creo que es Imperator, pero no lo he leído; este que comentas hoy me llama mucho, mucho...igual cuando vaya a la librería y lo vea se viene conmigo.

    Un beso, guapa

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  2. Si ya tenía ganas de leer esta última novela de Isabel San Sebastián después de leer tu magnífica reseña solo puedo hacer una cosa LEERLAAAA.

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  3. Si ya tenía ganas de leer esta última novela de Isabel San Sebastián después de leer tu magnífica reseña solo puedo hacer una cosa LEERLAAAA.

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  4. Tendré que darle una nueva oportunidad a Isabel Sansebastian, lo último que leí suyo me dejo un sabor agridulce. Besos.

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  5. Magnifica reseña, no conocía esta historia y tal y como lo cuentas me apetece leerla. Gracias por tu recomendación 😘

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  6. Muy buena reseña, no he leído nada de la autora y no me importaría estrenarme con ella.

    Besotes

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  7. Hola de la autora solo he leído La Astur que me gustó mucho, espero repetir con ella en algún momento y este la verdad me llama la atención. Besinos.

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  8. Hola.
    Este libro lo voy a dejar pasar, no me llama mucho y ademas tengo demasiados pendientes y quiero centrarme en ellos. Gracias por la reseña.
    Nos leemos.

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  9. Lo que le gustaba a mi padre esta autora, mil veces me la recomendó y yo ni caso, pero mira, puede que esta novela sea una buena oportunidad ¿no?
    Besos.

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  10. La verdad es que esta mujer tiene mucho adeptos y sus historias son de lo más interesantes. Me atrae esta nueva publicación y no descarto leerla. Muy buena reseña.
    Besos

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  11. Muy buena reseña, lo he terminado hace bien poco y en mi reseña también coincido contigo en bastantes puntos y sobre todo que entretiene mucho. Besos

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