martes, 18 de mayo de 2021

LOS INGRATOS de Pedro Simón (Premio Primavera de Novela 2021)

Hacía mucho que no tenía una sensación tan redonda respecto a un premio literario. Los hay que me han gustado más y otros que no me han parecido para tanto, pero ha llegado Los ingratos y solo puedo admirar, casi de rodillas, una novela tan plena, tan emocionante, de las que te llenan el alma. Sí, a veces pasan estas cosas, que en el momento en que peor estás a nivel lector, cuando las secuelas del "bicho" todavía causan estragos en mí (sobre todo a nivel de concentración), de pronto llega un fogonazo y todo se recoloca. Eso es lo que me ha pasado con Los ingratos, porque me ha hecho reconocerme y reconocer montones de cosas que viví en primera persona o a través de otros, porque me ha traído de nuevo los olores de la infancia, esos olores que tan importantes son en la novela, porque me ha hecho recordar otras lecturas que me acogieron y me cambiaron la perspectiva. Todo en Los ingratos está lleno de recuerdos, de ternura, de familia, de amor, ese amor que nos convierte en lo que somos porque nos lo inoculan de niños y se convierte en una impronta, una marca invisible, aunque con los años y la vida lo tapemos y lo vayamos olvidando.

A pesar de que mi infancia no fue el germen de los buenos recuerdos ni el refugio de nada, leer Los ingratos me ha reconciliado con ciertas imágenes en blanco y negro que tengo en mi mente. Quizá por eso me ha resultado tan visceralmente emotiva, porque he podido verme a mí misma como si yo fuese el protagonista y hubiese sido feliz. Los libros sí que fueron mi trinchera, lo siguen siendo hoy día, y Los ingratos se ha convertido en una gran roca a la que agarrarme. ¿Me dejáis que os lo cuente?

CONMIGO AL LADO, CURRETE

Mercedes es una profesora rural que en 1975 llega a su nuevo destino: un pueblo pequeño de lo que hoy llamamos España vaciada. Va acompañada de sus tres hijos: Vero, Isa y David y su marido, Natalio, irá a verles los fines de semana, ya que su trabajo está en Madrid. En el pueblo, David descubre que, aunque todo alrededor es campo, no puede ir más allá de los almendros. Que la vida consiste en llevar las rodillas llenas de heridas, en organizar trastadas con sus nuevos amigos, en comprar chucherías y cromos en la tienda de ultramarinos. Hasta que Mercedes, la señorita Mercedes para el resto del mundo, desbordada y muy sola, trae a casa una cuidadora para que la ayude con sus hijos y el resto de tareas. La señora Emérita es una mujer del pueblo, sorda, grandota y muy trabajadora, que se encariña rápidamente con David. Con el tiempo, la señora Emérita acabará siendo Eme y de ella David aprenderá que también puede llamarse Currete y que hay cicatrices en el cuerpo y heridas en el alma. Con David, Emérita recuperará los dictados y los deberes, se empeñará en escribir mejor y se convertirá en su sombra y su mano tendida, porque está recuperando algo que perdió hace mucho.

"Veníamos de las paredes de adobe. Íbamos hacia el papel pintado. Aspirábamos a ser gotelé. Veníamos de los hijos que se bañaron en sangre. De esa pintura bélica veníamos. Mis amigos, mis hermanas y yo éramos la mercromina."

Creo que quienes me seguís, lo sabéis: para mí, Delibes es uno de los mejores escritores que hayamos tenido. Nadie como él para crear universos y vidas con apenas tres frases y un paisaje. He releído en muchas ocasiones El camino, Cinco horas con Mario o Los santos inocentes y creo que nadie ha sido capaz de igualar su maestría para describir el mundo rural y la España más alejada de las grandes ciudades. Yo, que nunca tuve pueblo porque mi familia es de Madrid desde generaciones, compartía los de mis amigos, donde me adoptaban como a una más. Algunos los visité; otros me llegaban con sus calles, ruidos y olores a través de las cartas que nos cruzábamos en verano, aquellos veranos eternos, calientes y perezosos.

He encontrado un poquito de Delibes en Los ingratos. En esa manera de narrar en primera persona por parte de David, su continuo discurrir soltándolo todo, contando hasta el detalle más nimio aunque le resulte vergonzoso. En esas "aventuras" de él y sus amigos en el pueblo, en el colegio, con la familia. Y Pedro Simón lo hace con una prosa tan bonita, con unos pensamientos tan bien hilados, con tanta verdad en lo que escribe que es como si viajases hasta allí. Porque Los ingratos es, por encima de todo, un viaje a la infancia, a cuando ser feliz es lo sencillo, aunque no siempre ese viaje de vuelta es dichoso, porque tú ya no eres el que fuiste, ya no existes así. Es como si murieses un poco.

También es una reivindicación de las maestras rurales, que tanto hicieron y hacen por la educación de los niños en condiciones muchas veces muy precarias. Y por supuesto de las mujeres de los pueblos que no pudieron estudiar porque su vida se inmolaba trabajando y cuidando a los demás, pero que tenían muchas habilidades y mucha curiosidad por saber, que leían, que se interesaban por las cosas. 

Hay muchos olores a lo largo de Los ingratos. Olores de personas, de casas, de lugares, de la tienda de ultramarinos, de libros nuevos, de fuego. Quizá porque la memoria olfativa es muy poderosa y capaz de llevarnos de vuelta a lugares insospechados, perdidos en nuestros recuerdos. También es una novela de silencios, los de dentro y los de fuera, como dice Eme. Ella puede soportar su silencio interior, debido a su sordera, pero el que la destroza es el silencio de fuera: la casa vacía y escrupulósamente limpia, sin niños, sin risas, sin alboroto, sin trastos por medio. Y escuchamos silencios que no lo son: el crujir de las brasas, el tic tac del reloj, la lluvia fuera o en los cristales.

Los ingratos habla de la necesidad de decir las cosas a tiempo, de mostrar lo que sentimos porque no sabemos si dentro de un rato tendremos ocasión de hacerlo. La novela tiene mucho que ver con los afectos, con esos besos que dejamos de dar o con el olvido cuando otras obligaciones nos alejan. Decía Pedro Simón, en el encuentro que tuvimos vía Zoom con el Club de Lectura que "tenemos la fontanela sin cerrar en lo afectivo" y que nuestro ADN tiene mucho de lo rural, aunque este se vaya extinguiendo. Los cementerios de los pueblos están llenos de gente como Emérita, bien porque jamás llegaron a irse o bien porque volvieron después de partir.

En los pueblos españoles de los 70 había muchas cuidadoras que facilitaron el viaje de las mujeres que querían mejorar, progresar, tener una profesión y que enseñaron a sus hijos austeridad, educación, modales, a ser más con menos. Y Los ingratos es un maravilloso homenaje a ellas.  

Por favor, hacedme caso y dejaos envolver por Los ingratos. Pocas veces os emocionaréis con una lectura como con esta novela, sobre todo porque nos hace ser conscientes de nuestra propia fragilidad y de cómo todo se puede ir al garete en un momento sin que hayamos podido decir a la persona que se va que la queremos, que nos importa, que no deje de abrazarnos. "Todos estamos a una llamada de teléfono de que nos jodan la vida", nos dijo Pedro Simón. Y esa es una verdad tan inmensa que deberíamos tatuarla en cada esquina de nuestra vida.


 


13 comentarios:

  1. Pedazo de reseña y pedazo de libro ♥️♥️♥️

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  2. Hola,
    tenía muchas dudas con esta novela, de hecho la he tenido en las manos dos veces y no me he decidido. Ahora tu reseña me ha convencido, me la llevo.
    Un beso, guapa

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  3. Mira que llevo años siguiendo el Premio Primavera y leyendo uno tras otro a sus ganadores, pero no sé el motivo de que este libro no me atraiga lo suficiente. Me alegra que hayas disfrutado de su lectura y después de leerte no lo echaré en el olvido. Besos.

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  4. Hola, no conocia la novela ni el autor pero me quedo con las buenas sensaciones que te despierta. Delibes es un gran narrador que, aunque parece haber quedado en el olvido, se encuentra en el fondo de muchos escritores que disfrutamos ahora. Tomo nota. Besos.

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  5. Masa que lo que has contado me encandila como lo has contado, excelente reseña, a mí me has convencido totalmente.
    Un beso

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  6. Una maravillosa reseña. Este libro es para leerlo muchas veces.

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  7. Pues si ya le tenía ganas no te digo cómo me voy de aquí ahora tras esta magnífica reseña.
    Besos.

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  8. Es un gusto leerte❤️.
    Sin duda Los ingratos nos ha llegado muy adentro❤️

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  9. Hola.
    Este libro lo voy a dejar pasar, no me llama mucho y ademas tengo demasiados pendientes y quiero centrarme en ellos. Gracias por la reseña.
    Nos leemos.

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  10. Esta novela tiene aroma a goma de borrar, a lapicero y la luz aquella tamizada, que entraba en mi aula una mañana de invierno. Sabía de lo que iba la novela. Me informé bien para entrevistar al autor y leí la nota de prensa. Tenía intención de leerla y ahora, como lo has explicado tan bien, me han entrado muchísimas ganas de pillarla de la estantería. Besos

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  11. ¡Ay, qué bonito lo has contado, con las ganas que le tengo yo a esta novela! Intentaré hacerme con ella.
    Besos

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  12. ¡Belleza de reseña! He leído el libro y salgo emocionada de él.

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  13. Gracias por la magnifica reseña. Estoy leyendo estos días la novela después de haber oído hablar de ella a muchísima gente. Y me alegro de haberlo hecho, porque sin duda Los ingratos, merece el premio que ha recibido. Pero lo que más se merece es la lectura de muchísimos lectores y lectoras que la vamos a disfrutar con todo su aroma a pueblo, a pasado y a infancia ya remota.
    Muy acertado el paralelismo con Delibes, sin duda uno de los grandes escritores de nuestro país.

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