martes, 1 de junio de 2021

ESPÍAS DEL IMPERIO de Fernando Martínez Laínez

Si hay una época histórica que me encanta es aquella en la que los Tercios españoles dominaban Europa. Mal pagados y con carencias de todo tipo, sobre todo en el llamado Siglo de Oro, tuvieron en jaque a base de valor (y muchos redaños, que diría mi admirado Reverte) a los ejércitos de todas las potencias del momento, que los temían como a una vara verde. Conocí la escritura de Fernando Martínez Laínez gracias a su fantástica trilogía de los Tercios (Las lanzas, La batalla y El declive), pero su producción es extensa. Posteriormente pude conocerle personalmente en el marco del Certamen de Novela Histórica de Úbeda y guardo un maravilloso recuerdo de mis charlas con él, ya que compartimos mesa y mantel en más de una ocasión. Escucharle es aprender y caminar por la Historia. 

El libro que hoy os traigo, Espías del Imperio, es un ensayo fascinante sobre los servicios secretos en la época de los Austrias escrito, además, con ligereza, de modo casi periodístico y aportando tantos detalles  curiosos, tantas historias no contadas o poco conocidas, que la lectura se vuelve irremediablemente adictiva. Un tributo, como explica el autor, a todos aquellos que arriesgaron su vida para defender los dominios españoles sin esgrimir una espada y a base de información e inteligencia.

GUARDIANES DE SECRETOS

La tan traída y llevada leyenda negra acerca de España, de la Monarquía Hispánica, de nuestros reyes y de los españoles en general ha hecho que, a lo largo de los siglos, nuestros servicios de inteligencia fuesen menospreciados por "especialistas" extranjeros, sobre todo ingleses y franceses. Pero la trascendencia que estos servicios tuvieron en los movimientos políticos de la época y en el desarrollo de las guerras fue importantísima, fundamental... y, como siempre, silenciada y despreciada. Pero es un hecho indiscutible que en la España de los siglos XVI y XVII tuvo los más eficaces y dinámicos servicios de inteligencia, con una amplísima red de agentes que trabajaban sin descanso y que fueron una herramienta decisiva en la toma de decisiones políticas, económicas y militares.

En Espías del Imperio, Fernando Martínez Laínez recoge y expone información sobre cómo actuaron algunos de estos agentes y espías, entre los que sobresalen nombres tan conocidos como Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Juan de Idiáquez (espía personal de Felipe II) o Francisco e Aldana. Espías que, con su trabajo y con la información que recogían dieron forma al proyecto gobernante de la Casa de Austria en España y en el mundo. 

Los siglos XVI y XVII fueron los de mayor relevancia de España en el mundo, en un momento en que nuestros territorios ocupaban buena parte de Europa, América y el Mediterráneo, además de otras posesiones. El Imperio Español era el más grande y poderoso, por eso el resto de potencias europeas lo tenían como enemigo, si bien las relaciones comerciales y diplomáticas siempre estaban activas. Fernando, en el encuentro que mantuvimos con el Club de Lectura, nos confesó que este libro nace del cabreo contra la leyenda negra y demostrar que esa insignificancia o chapucería que nos colocan en cuanto a servicios secretos no es más que una falacia creada por las bibliografías inglesa y francesa, que siempre buscan arrimar el ascua a su sardina.


Digan lo que digan estos enemigos históricos de España, nuestra inteligencia fue la más importante, con grandes éxitos que ellos se empeñan en ocultar y que funcionaba como un reloj, magníficamente estructurada y construida. Conoceremos, por ejemplo, la figura de Juan de Idiáquez, maestro de espías y brazo derecho de Felipe II, con quien se entendía muy bien. Él fue fundamental para el desarrollo de nuestros servicios de Inteligencia. 

Espías del Imperio es una obra divulgativa, sí, pero sobre todo es una lectura entretenidísima que nos aporta mucha información sin hacerse pesada. El autor usa un lenguaje sencillo, "engrasando" las partes que pudiesen resultar más densas con jugosas anécdotas, como si se tratase de una crónica periodística al alcance de cualquier lector. Y es que el factor humano era fundamental en aquella época, sobre todo por las distancias y los tiempos necesarios para hacer llegar las noticias. Felipe II, por ejemplo, revisaba todos y cada uno de los documentos que le llegaban y de todo se dejaba constancia, como prueban los archivos de Simancas, Roma o Bruselas. Los mejores correos de la época eran los españoles, de los que se encargaba la familia alemana Thurn y Taxis. ¿Adivináis de dónde viene el nombre de los actuales taxis?

Fernando Martínez Laínez es un gran narrador que conoce, además, muy bien los resortes de la narrativa periodística. Los capítulos, por ejemplo, dedicados a Francisco de Quevedo, que fue el hombre mejor informado de Italia, son una delicia. Y es que muchos de los espías no eran profesionales como tales, sino soldados, de ahí su estupendo conocimiento del terreno. Por su labor militar, en muchas ocasiones debían desempeñar labores de inteligencia y lo hacían por sentido patriótico, no vivían de ello, aunque sí consta, por ejemplo, que a Miguel de Cervantes le pagaron un viaje al norte de África.

Es imposible pensar en una gran potencia como era España en aquel momento sin entender que contaba con un poderoso servicio de inteligencia. Este libro sirve para conocer las bambalinas de la escena principal, la que consta en primer plano en los libros de Historia. Detrás se movían los hilos, los intereses, los movimientos políticos, la guerra secreta. Si no se tienen en cuenta estos aspectos, la Historia está incompleta. Os invito a conocer un poco más esa parte trasera de la Historia, vais a encontrar muchos motivos para sorprenderos.

4 comentarios:

  1. Creía que lo sabía todo del Imperio y esta era la pata que me faltaba para el banco.

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  2. Jo qué curioso del origen de la palabra taxi, me encantan estas cosas. Por lo demás, ni te digo no ni te digo sí, llevo tiempo en plan "tengo que volver a la histórica" y hoy que precisamente reseño una, me lo he vuelto a recordar a mí misma lo mucho que me gusta el género, pero también te digo que no es esta una de mis ambientaciones favoritas. Dicho todo esto, tomo nota, por si acaso.
    Besos.

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  3. Pues me parece que descubriría muchísimas cosas interesantes en esta novela, me lo llevo Yolanda.
    Besos

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  4. Jejeje, me has dejado muerta con lo de los taxis jejeje. Flipo. Fíjate que me alegra un montón que menciones el tipo de lenguaje que emplea el autor porque, viendo este libro, pensé que me iba a topar con algo mucho más "pegajoso". No sé si me explico. En cualquier caso, será mi marido el que le hinque el diente a esta novela imperial. Besos

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