martes, 3 de mayo de 2022

EL ÚLTIMO VALLE VERDE de Mark Sullivan

Recuerdo con una sonrisa la presentación de la novela anterior de Mark Sullivan, que la editorial Suma de Letras organizó en su sede de Madrid. La Navidad ya lo llenaba todo y hubo tiempo para hablar del libro, compartir brindis con amigos y para recibir un regalito muy especial que aún guardo con mis adornos navideños y saco cada año para colocarlo en algún lugar especial. Descubrimos entonces, en Bajo un cielo escarlata, la historia real, aunque ficcionada, de Pino Lella, en plena Segunda Guerra Mundial, que tuvo que abandonar su sueños y su juventud para unirse a una red clandestina que salvaba judíos a través de los Alpes. Y aunque en algunos momentos tuve la impresión de que la acción era algo plana y con poco desgarro emocional para lo que se estaba narrando, en general me gustó. 

En esta nueva novela, El último valle verde, Sullivan nos vuelve a descubrir una historia real que, hoy día, resulta de dolorosa actualidad: la terrible y peligrosa huida de una familia entera desde Ucrania rumbo a Alemania en pleno 1944, buscando la libertad que los soviéticos amenazan cada vez más. Un viaje lleno de coraje pero también plagado de riesgos, en el que sus vidas estarán expuestas más de una vez. Al igual que en la novela anterior, hay flecos que no han terminado de llenarme y que os contaré más abajo, aunque no deja de impresionar a qué está dispuesto el ser humano para salvarse y salvar a los suyos.

EL EXILIO DE LOS VOLKSDEUTSCHE

A finales de marzo de 1944, con las tropas soviéticas avanzando en el territorio de Ucrania, el matrimonio formado por Emil y Adeline Martel se encuentra en una encrucijada terrible: esperar a que esas tropas terminen de invadirles y correr el riesgo de ser enviados a Siberia o unirse a la caravana que los nazis, que huyen del país, han organizado para salir de allí. No se fían de ellos, saben de lo que son capaces, han vivido sometidos a su tiranía, pero han jurado proteger a quienes viajen a su lado. No todos los ucranianos que lo deseen pueden partir en esa caravana, pero los Martel son una de las muchas familias de ascendencia alemana cuyos antepasados llegaron a Ucrania para cultivar los campos. Los Martel, como tantos compatriotas, han sufrido lo que es vivir bajo el terror del régimen de Stalin, por lo que acaban decidiendo unirse al convoy nazi. Deberán enfrentarse a terribles dificultades, a encontrarse, muchas veces, en pleno campo de batalla entre dos ejércitos poderosos, pero su unión como familia y la esperanza de una vida mejor les dan fuerzas incluso en los peores momentos.

La historia de la familia Martel es, como señalo en el resumen, una historia de superación, de riesgos, de hambre, violencia, miedo y sangre. Pero también una historia de esperanza, que es lo único que acaba por empujarlos a seguir a pesar de todo. Los Martel son descendientes de los llamados Volksdeutsche, los "alemanes del Mar Negro", que llegaron a Ucrania ya en el siglo XIX para repoblar inmensos territorios y cultivar los campos, cosa que hicieron con gran habilidad y éxito. Nunca asimilaron la cultura rusa que se les impuso y, a finales de 1941, tras la invasión nazi de las regiones occidentales de la URSS, los soviéticos deportaron a muchos de ellos a Siberia acusándolos de ser espías alemanes. De ahí la decisión de Alemania de evacuarlos bajo su protección.

La novela es una suerte de "road movie" literaria, ya que seguimos el viaje del matrimonio Martel y sus dos hijos, a quienes acompañan los padres y la hermana de Emil y la madre y la hermana de Adeline en tres carromatos diferentes. Nada es sencillo. Desde el primer momento han de decidir qué llevan y qué no y abandonar la que ha sido su casa durante años, abandonar su pueblo, a sus amigos, sus rutinas. En diferentes momentos, los recuerdos de alguno de ellos nos retrotraen a cómo se conocieron, a cómo era su vida, a su boda y, especialmente, al espantoso Holodomor, el feroz genocidio ucraniano organizado por Stalin, que mató literalmente de hambre a más de millón y medio de ucranianos con la excusa de una "colectivización forzosa". Para conseguir que las tropas nazis los reconozcan como descendientes de alemanes solo cuentan con una Biblia que contiene los nombres de la familia, como tantos otros, pero es lo que les sirve de salvoconducto.

La narración nos va llevando prácticamente día a día del éxodo de los Martel y del resto de la gran caravana organizada para ello. En el camino se enfrentarán a la muerte de muchos miembros de esta gran muchedumbre que huye. Y Emil, por su parte, cargará no solo con el miedo por su familia y su futuro, sino, además, por un secreto relacionado con el mayor Haussman, del ejército nazi, que, de alguna manera, "ayudó" a conseguir su puesto en la larguísima columna de carromatos. El pánico a ser reconocido por él se convierte, en muchas ocasiones, en algo físico y atroz.

Creo que El último valle verde es una buena novela para comprender lo que sucedió, para conocer unos hechos que a mí, personalmente, me han resultado novedosos y para volver a estremecernos ante lo que es capaz el ser humano en su peor vertiente. Pero también en la mejor. Una historia de superación y de sacar fuerzas de donde no quedan para seguir en pie y caminando con tal de que tus hijos alcancen el sueño de una vida tranquila, un techo y comida cada día. Hay escenas duras, aunque, para mi gusto, les falta algo de brío, de "calor" al contarlas y eso es algo que, como os decía al principio, no ha terminado de convencerme.

Y es que, a pesar de todas las penalidades que los Martel sufren y, como ellos, todos los ucranianos que escapan de los soviéticos, me ha faltado empatía con su dolor por parte del autor. Creo que peca de frío, de no poner el corazón en lo que nos muestra, como si fuese un mero documental. Incluso en las reacciones de los personajes existe esa sensación de poca emoción. Está todo bien contado pero carece bastante de dramatismo, de emotividad, algo que ya detecté en la novela anterior del autor. Hay. incluso, alguna escena que debería resultar terrible y estremecedora y que acaba convirtiéndose en algo que chirría por el modo aséptico con que nos la presenta. Y no se si será debido a la traducción, pero la palabra "carromato" se repite hasta la extenuación, llegando a aparecer seis o siete veces en un par de párrafos.

A pesar de todo, creo que merece la pena leer El último valle verde para conocer lo que fue aquel periplo extenuante y lleno de dureza que sacó a tantos ucranianos de su tierra. Es un canto a la valentía y al coraje de quienes lo dejaron todo buscando otra vida, con la ilusión y la esperanza como únicas certezas. Y os recomiendo que investiguéis sobre la vida de los Martel, os van a sorprender.



2 comentarios:

  1. Que en este tipo de novelas, con esta temática, falle la empatía es un verdadero problema... Lo cierto es que no tengo previsto leerlo desde el principio porque como soy un desastre aún tengo la anterior novela pendiente.
    Besos.

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  2. ¡Hola, Yolanda! formo parte de la iniciativa 'Seamos Seguidores', y ya te sigo.
    Decirte que tienes un excelente contenido.
    Te dejo el enlace de mi blog por si te apetece pasarte por él, seguirnos y comentarnos.
    Saludos desde blueshendrix.blogspot.com
    ¡Nos leemos!

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