lunes, 13 de febrero de 2023

TIEMPO DE SILENCIO de Luis Martín Santos

 

Seguro que lo he comentado en más de una ocasión: hay novelas, textos o relatos que me encanta releer. Incluso algunos muy a menudo, como los relatos de Julio Cortázar, algunas novelas de Delibes o el maravilloso e hilarante El florido pensil, dedicado a la educación que se daba a los niños en los años de la posguerra. Un día me tengo que animar y hablaros sobre él, porque es una auténtica joya. Pero hoy no, hoy quiero recuperar un libro que leí por primera vez cuando cursaba COU y que me impactó muchísimo. A veces no es buena idea recuperar las lecturas que en día te marcaron, porque puede que el tiempo no haya pasado en balde y que tú mismo tampoco seas el mismo, pero releí hace poco Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, para hablar de él en el programa de Onda Madrid Esto es otra Historia, en el que tengo el placer de colaborar. Y volví a quedarme sin palabras. Qué complejo, qué intenso, qué historia tan dura a veces y qué manera de narrar tan especial, tan diferente.

Luis Martín Santos es una rara avis en el mundo literario, porque con solo una novela, esta que hoy os traigo, logró que se considerase, incluso a fecha de hoy, como una de las cien mejores novelas del siglo XX. Es una pena que Martín Santos muriese tan joven, con apenas 39 años, en un terrible accidente de coche. Tenía varias novelas inacabadas, aunque anteriormente sus textos eran conocidos en el mundo de la medicina, ya que, como psiquiatra, había publicado varios libros, trabajos y ponencias dedicados, principalmente, al estudio del alcoholismo y la esquizofrenia. Esto lo hizo en los quince años que fue director del Psiquiátrico Provincial de Guipuzcoa. A principios de los años 50 se trasladó a Madrid y trabó amistad con autores como Sánchez Ferlosio e Ignacio Aldecoa, conociendo el ambiente de renovación que se estaba viviendo en el mundo de la novela. En 1962 publicó Tiempo de silencio, que ya en su día supuso una auténtica revolución, aunque la censura eliminó unas cuantas (por decirlo de algún modo) páginas. Aunque en 1980 se editó una segunda edición con algunos de los añadidos que faltaban, no es hasta 2017 cuando sale al mercado la tercera edición en la que sí están ya todas las partes y todos los textos que la censura eliminó.

"¿NO ES MEJOR QUE LOS MUERTOS SE ACOSTUMBREN A ESTAR MUERTOS?"

Tiempo de silencio, como os decía, es la única novela terminada de Luis Martín Santos. A primera vista es una novela lineal, con los habituales planteamiento, nudo y desenlace, pero cuando estamos dentro vamos a descubrir un universo muy especial, un modo de narrar único. Aparentemente es una trama poco interesante en la que se cuenta la historia de Pedro, un investigador médico que experimenta con ratones para encontrar una posible cura para un tipo de cáncer hereditario. Pedro no es de familia pudiente, pertenece a la clase media y es un antihéroe absoluto. Apocado, sin demasiada vida social. Su contrapunto es su amigo Matías, que sí es de clase alta. La novela transcurre en Madrid, a finales de los años 40. La situación general en la que vive es casi de absoluta pobreza, como sucede a su alrededor tanto en lo económico como en lo social, y esa falta de medios es la que le impide avanzar en sus investigaciones, porque los ratones que utiliza apenas se reproducen. 

Amador, su ayudante de laboratorio, intentando ayudarle, le había entregado varios ejemplares a un pariente suyo, el Muecas, un tipo que busca sobrevivir como sea, y él si logra criarlos con éxito en su paupérrima chabola. Pedro se los compra y, gracias a ello, entablan una cierta confianza. Y eso hará que, poco después, el Muecas acuda a Pedro cuando su hija mayor, Florita, se esté desangrando por un aborto que le han practicado en casa. A pesar de todos sus esfuerzos, Florita muere. Es una escena terrible y durísima en su realismo, con olores y sonidos tan detallados (cómo describe el raspar de los instrumentos médicos en el útero de la chica...) que ponen la piel de gallina. Esa muerte le va a traer problemas a Pedro con la policía, pero la declaración de la madre de Florita, que declara a su favor, consigue que quede libre. A pesar de ello, aquí comienza la bajada a los infiernos de Pedro.

Todo transcurre en los suburbios de Madrid, lo que convierte a esta novela en un referente del realismo, que estaba muy dañado por el costumbrismo que marcaba la censura como prioritario. Luis Martín Santos optó por presentar en Tiempo de silencio un desafío creativo. Primero, renunciando a una estructura formal en la novela; de hecho no tiene capítulos, son 63 escenas o secuencias sin título alguno. Y después con un estilo que se alejaba mucho del vigente en el momento y optó por una original mezcla de géneros que incluía algunas notas de las vanguardias literarias. Curiosamente no hay alusiones políticas de ningún tipo, ni siquiera a la situación que se estaba viviendo en España y Madrid en aquel momento.

Siempre he dicho que no creo que Tiempo de silencio sea una lectura para todo el mundo. A veces es excesivamente grandilocuente, casi rozando el barroquismo en sus frases. Y reconozco que todo es un poco excesivo en la novela: abunda la subordinación, la repetición de sonidos, las hipérboles... pero también hay mucha ironía, una acidez constante que empapa muchos de sus párrafos. Además alterna el narrador omnisciente con el punto de vista de algunos personajes, pero sin un orden concreto. No, no es una lectura fácil, pero una vez que estás dentro te absorbe por completo, especialmente cuando, después de algunos párrafos demoledores o más complicados te sorprende con reflexiones que rayan lo poético, como cuando define a las chabolas como "soberbios alcázares de la miseria". Curiosamente, en muchas de ellas, reconocemos preocupaciones muy actuales. Hay cosas que no cambian nunca, al parecer. 

Si nunca habéis leído Tiempo de silencio, animaos a hacerlo. No va a ser un camino sencillo, pero os aseguro que os va a sorprender. Quizá no os guste, quizá os resulte excesiva. Pero nadie puede negarle a Luis Martín Santos su originalidad, su valentía y un modo de narrar que, hoy día, sigue siendo un referente y un ejemplo. Eran aquellos tiempos de silencio, sí. Démosles voz.

5 comentarios:

  1. Le echaremos un vistazo!! Gracias por la reseña Yoli♥️♥️♥️

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  2. Las obras que te hacen pensar y que convierten lo mundano en reflexiones me encantan

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  3. Como siempre un placer leerte. Ascen

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  4. Siempre nos traes lecturas muy interesantes. Gracias, Yolanda.
    Natalia

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  5. A mí esta lectura me dejó muy tocada también. Como tú, la leí en época estudiantil. Lo que dices que, a veces, es mejor no releer lo entiendo. Me ha pasado con algunos títulos. Me dejaron marcada y cuando lo leí de nuevo, la sensación no fue tan maravillosa. Besos

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