jueves, 3 de noviembre de 2016

LA FUERZA DE EROS de María José Moreno

Ha sido un año intenso. Un año desde que conocimos a Mercedes Lozano en la primera entrega de la Trilogía del Mal, La caricia de Tánatos. Y por fin hemos podido cerrar un círculo que nos había atrapado a muchos, sabedores que de quedaban dos libros más. Ansiábamos leerlos del mismo modo que, ahora, sentimos que nos hemos quedado un poquito huérfanos una vez llegada la última página de La fuerza de Eros. La evolución a lo largo de los tres libros es notoria. No sólo en los personajes, como detallaré después, sino que es evidente también en la narración, que ha ido creciendo en intensidad, en profundidad, tocando temas cada vez más sensibles y duros.

Me cuesta mucho perfilar bien esta reseña. Creo que es por una cierta sensación de pérdida al despedirme de Mercedes aunque estoy de acuerdo en que, como María José nos dijo en la presentación de Madrid, el personaje ya ha terminado su recorrido. Ha pasado por momentos terribles pero también ha ganado en madurez. Ha aprendido a lidiar con sus fantasmas y sus traumas, a quererse y a querer, se ha dado permiso para ser feliz. La Trilogía del Mal se cierra y lo hace de forma potente, tocando de nuevo temas que llegan a herir pero que están tan presentes que casi aterran. Vayamos a reencontrarnos con Eros... o con las sombras distorsionadas que su espíritu deja en el suelo.

LA AUTORA: MARÍA JOSÉ MORENO


Nacida en Córdoba en 1958, ciudad en la que sigue residiendo, es psiquiatra y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. Sus primeras incursiones en la publicación fueron con artículos científicos y libros del campo de su profesión, la psiquiatría.

En el año 2010 fue finalista del Certamen de Novela por Entregas de Ediciones Fergutson, con su obra Vida y milagros de un ex. La novela completa se publicó en formato electrónico en 2011, con un gran éxito de ventas. Ya en el 2012 publicó Bajo los tilos, que se mantuvo más de un año en el top de los más vendidos de Amazon y que acabó siendo publicado por Ediciones B en enero de 2014. Tras La caricia de Tánatos y El poder de la Sombra, La fuerza de Eros es por ahora su última novela con la que cierra la Trilogía del Mal. 

DESAPARICIONES, PEDOFILIA, MUERTES

 

Un año después de lo sucedido en El poder de la sombra, la vida de Mercedes Lozano por fin transcurre de forma plácida y feliz. Su relación con Miguel Vergara es sólida, compartiendo no sólo vida y casa sino también trabajo. Además su gran amiga y colaboradora, Marta, se ha casado con el hombre al que adora. Durante la celebración de la boda Alba, la hija de Marta, le cuenta, hecha un mar de lágrimas, que una de sus compañeras de clase, Raquel, ha desaparecido y nadie sabe dónde está desde la noche anterior. Será la propia madre de Raquel la que se ponga en contacto con Mercedes ese mismo día para pedirle que la ayude. La niña ha aparecido vagando por el Casco Viejo de Córdoba y se niega a hablar y a contar dónde ha estado ni con quién. Mercedes comenzará una serie de sesiones con Raquel, que no ha sabido encajar la separación de sus padres y que tiene la autoestima por los suelos, en las que descubre que oculta muchas cosas, sobre todo referidas a su actividad en redes sociales.

Paralelamente conoceremos a Ernesto Palma, un hombre que ronda la cincuentena, soltero, cuidador de un padre completamente impedido, al que la gente y el mundo en general le resultan insoportables. Ernesto está lastrado por la relación con su progenitor y los traumas que él le causó en su infancia. Le teme y aborrece, pero cuida de él con una rutina constante. En su soledad buscada, sólo encuentra desahogo en la parte más oscura de Internet, aquella en la que están presentes todos los vicios y perversiones. También creándose perfiles falsos de adolescentes que coloca en las páginas adecuadas.

¿Dónde estuvo Raquel la noche de su desaparición? ¿Cuánto de verdad podrá extraer Mercedes de sus conversaciones? Los peligros de las redes sociales empiezan a levantarse amenazantes a medida qué las sesiones de suceden. Nada es lo que parece. Y todo va a complicarse de forma terrible.

LLEGAN LAS HORAS MÁS OSCURAS


Siempre he creído que no hay nada más devastador que despedirte de alguien para unas horas o hasta el día siguiente y que, de pronto, desaparezca. Es un tema que ya mencioné en mi reseña de Sarna con gusto, de César Pérez Gellida, aunque allí se tocaba el tema del secuestro de una adolescente. Por eso imaginar la angustia de la madre de Raquel, la niña desaparecida, y de todo su entorno hasta que ésta es encontrada me ha resultado muy sencillo: tengo una hija de 17 años y un simple retraso en su hora de llegada me hace imaginar todo tipo de desgracias. Cuando leí la descripción de cómo aparece por un momento pensé en las víctimas del despreciable pederasta de Ciudad Lineal, que tuvo Madrid en alerta durante meses: las pobres niñas eran halladas desorientadas, vagando por la calle... solo que Raquel es algo más mayor y las condiciones en las que es hallada, diferentes.

Esta última parte de la Trilogía del Mal tiene un comienzo feliz para sus protagonistas. Marta se casa con el hombre que le ha devuelto la ilusión. Mercedes y Miguel son ya una pareja consolidada y la alegría de la boda sólo se ve ensombrecida por la preocupación de Alba, la hija de Marta, por lo ocurrido con su amiga. Pero es sólo el principio de nuevos quebraderos de cabeza para Mercedes y para enfrentarse al mayor peligro que le ha acechado nunca. Me gusta esta Mercedes más segura, que ya no pone trabas a disfrutar de la vida y del amor de Miguel. Y me gusta descubrirles cómplices y felices. A pesar de las muchas voces que en la anterior entrega de la trilogía renegaban de que volviesen a estar juntos, siempre he creído que era lo que debía ser. Me temo que soy una romántica incurable... aunque jamás me aplique el cuento.

Algo que resulta sorprendente es que un personaje como Ernesto Palma, que tiene todos los rasgos de un pedófilo activo, de un depredador sexual, no termine de resultarnos aborrecible del todo. O, al menos, que nos deje con una duda constante sobre él. Ernesto es una especie de hilo conductor de la primera parte de la novela, en la que una red de pedófilos está detrás de los secuestros, violaciones y asesinatos de dos niñas pequeñas. Porque Ernesto no sólo es un pedófilo con una historia personal terrible, también es un experto en la red profunda de internet, aquella en la que todo está permitido empezando por los deseos más innombrables. Y, además, colabora con la red pedófila usando las redes sociales. Sin embargo, a medida que le vamos conociendo, al desprecio y asco que nos causa se une también algo parecido a la compasión. Como personaje es fascinante en esa dualidad y muestra de la profundidad psicológica que María José ha sabido crearle.

Todo ello sirve también para dar un toque de atención acerca de los peligros del acceso a internet y redes sociales de menores sin control. Es aterrador comprobar cómo resulta muy sencillo engañar, hacerse pasar por iguales, conseguir la confianza en edades en las que ser aceptado y comprendido es primordial.  Por eso no me ha sorprendido el agradecimiento final a Pere Cervantes, cuyo libro Internet Negro: el lado oscuro de la red es hoy día una lectura casi obligatoria y que aprovecho para recomendaros. El anonimato y los falsos perfiles están a la orden del día y si adultos formados caen en estafas o en engaños de todo tipo, qué no puede pasar con niños o adolescentes.

Como suele ser norma en las novelas de María José Moreno, la tensión aparece desde el primer capítulo para ir creciendo en intensidad. Las voces narrativas se van sucediendo y si bien Mercedes sigue poniendo la suya en lo relativo a su devenir en esta novela, también encontraremos otras que nos trasladan al resto de los personajes y a conocer detalles, algunos ciertamente escabrosos, de lo que les rodea. Utilizando capítulos cortos y llevándonos sin pausa de unos escenarios a otros, la lectura se hace ágil, intensa, a veces desgarradora pero siempre consiguiendo que quieras leer más, saber más.

Y cuando se empieza a pensar que el hilo argumental, con todos sus recodos y preguntas sin respuesta, sigue una línea bien trazada, de repente todo salta por los aires. Un brusco volantazo de la autora rompe en dos pedazos la novela llevándonos a paisajes aun más oscuros y terribles en los que la angustia de los protagonistas nos va calando sin remedio. Esta sorpresa a media lectura hace que La fuerza de Eros, en mi opinión, sea la mejor de la trilogía en la que, además, es evidente la brillante evolución de la narrativa de María José.

Los personajes son otro de los ingredientes que nos hacen sentir la narración tan cercana. No sólo los ya conocidos, como Mercedes, Miguel, Marta... también Susana Salido, la inspectora de policía que irá adquiriendo cada vez más protagonismo (y que creo que puede tener recorrido después de esta novela) o Roberto, el terapeuta gran amigo de Mercedes, al que por fin pondremos "cara" después de ser casi una figura virtual en las dos entregas anteriores. Pero sobre todo es la descripción de sus sentimientos lo que mejor los define y los hace humanos ante nuestros ojos, aunque sean sólo palabras en papel. Se convierten en amigos. Amas y sufres con ellos.

Echaré de menos a Mercedes y a Miguel, estoy segura. Como lo estoy de que han cerrado el círculo que María José creó para ellos. Se han enfrentado al MAL con mayúsculas, a las peores perversiones, a sus propios fantasmas internos. Merecen ahora días más tranquilos. Pero quién sabe... quizá en alguna ocasión nos saluden desde otras páginas.








jueves, 27 de octubre de 2016

ENTREVISTA A ROSARIO RARO



Llegué a Rosario Raro y a Volver a Canfranc gracias a una buena amiga: Carmina, del blog De tinta en vena. Sin referencias previas y sin saber nada del contenido, me enamoré de la portada del libro. Como ya conté en la reseña, conocí la estación de Canfranc años atrás, cuando estaba perdida en un mar de abandono y, a pesar de ello, impresionaba mirarla como impresiona ver una nave desarbolada varada en la orilla tras una batalla. Conocía pequeños detalles de lo que allí sucedió tras la Segunda Guerra Mundial y Rosario supo dibujármelos con mejor precisión. Pero sobre todo me trajo personajes de los que llegan, como Durandarte, ese antihéroe capaz de derretir el Polo Sur con una mirada. O será que me pierden ese tipo de arquetipos, por mucho que lo sean.

Ahora, con una nueva novela en puertas y el proyecto cierto de llevar a la pantalla Volver a Canfranc, me he permitido abusar de su generosidad y de la amabilidad que siempre tiene conmigo para preguntarle algunas de las cosas que, por falta de tiempo, no pude plantearle en su visita relámpago a Madrid. Y el resultado os lo dejo a continuación. Mis expectativas se han superado con creces porque las respuestas de Rosario han sido amplias, clarificadoras y brillantes, cosa que sólo puedo agradecerle de corazón.

Gracias también por facilitarme las fotografías y la nota biográfica que ha aparecido en la exposición “Nosaltres, les escriptores. Valencianes en el temps” celebrada en Valencia. Pero sobre todo gracias, Rosario, por hacerme este regalo y poner un punto de luz en mi blog. Suerte en todo lo que emprendas. Estaré siguiendo cada paso que des.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

 

Rosario Raro (Segorbe, 1971) es doctora en Filología con una tesis sobre las estrategias de escritura en internet titulada Los textos expandidos.Cursó un Posgrado en Comunicación Empresarial en la Universitat Jaume I y otro en Pedagogía en la Universidad de Valencia después de licenciarse allí. Estudió Técnicas de Escritura Creativa en la Universidad Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica de Perú, país donde vivió durante una década.

Su obra ha sido traducida al catalán, al japonés y al francés y reconocida con numerosos premios literarios, tanto nacionales como internacionales. Entre ellos: Ciudad de Huelva, Cruzando Culturas de Mérida, Magda Portal del Ministerio de la Mujer de Perú, Ateneo Ciudad Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, Igualdad de Aranda, Mujer Kimetz Elkartea de Ordizia, Tecnocuentos de RNE, Palabras de Mujer, etc. 

En 2009 fue una de las dos únicas españolas finalistas del concurso de escritura literaria Virtuality Caza de Letras en la UNAM de México y Alfaguara. Dirige desde su fundación en 2004 el Aula de Escritura Creativa de la Universitat Jaume I de Castellón e imparte cursos sobre esta materia para distintas instituciones tanto públicas como privadas. Ha editado las siguientes antologías con textos de sus alumnos de estos cursos en varias editoriales nacionales: Los excelentes,  Los relatores, Los intachables, Les llengües vespertines, Incorregibles,  Imprescindibles, Imperdibles e Ineludibles. Como autora ha participado en más de cincuenta obras literarias colectivas.

Con su novela Volver a Canfranc (Planeta, 2015) ha sido finalista de los premios de la crítica valenciana. Desde abril de 2015 hasta agosto de 2016 se vendieron seis ediciones de este libro. La productora Diagonal TV ha adquirido los derechos audiovisuales de la misma para su adaptación televisiva.

LA ENTREVISTA

 

¿Cómo has vivido el éxito de Volver a Canfranc? ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor?
De todo esto para mí lo mejor ha sido la respuesta de los lectores, la conexión que he establecido con ellos, sus palabras por correo electrónico, por Facebook, por Twitter, por cualquiera de los medios a través de los que me han hecho llegar sus mensajes. A veces más de cien al día. El verdadero éxito de esta novela es que después de  año y medio se mantenga en las librerías, que sea, como dicen también, además de un bestseller,  un longseller.
En este momento ya vamos por la séptima edición, se han vendido cuatro ediciones completas del libro en tapa dura y tres más de bolsillo. Me consta que la tercera de este último formato también está a punto de agotarse. La novela ha sido finalista de los premios de la Crítica Valenciana, va a salir en breve en francés, y la editorial Planeta la va a llevar a la feria de Frankfurt, la feria del libro más importante del mundo. Y ya te puedo contar, y sabes que lo estaba deseando, que la productora Diagonal TV ha adquirido los derechos audiovisuales para convertirla en una serie de televisión.
A mis editoras les digo en broma que mi próximo libro se podría titular Cómo controlar la ansiedad porque en eso estoy desde que comenzó mi relación con Planeta allá por noviembre de 2013. Hay muchos tiempos de espera, de incertidumbre, de antesala antes de las que después son, por suerte, muy buenas noticias. El otro día decía Roger Domingo, el director de Ediciones Deusto, que la cualidad principal de un editor es la paciencia, yo creo que de un escritor también tiene que serlo. En este ámbito nuestro la precipitación queda encuadernada después y es indeleble. 

Háblame un poco de la Ruta Literaria por los escenarios de “Volver a Canfranc” ¿En qué consiste esta ruta? ¿Cómo y cuándo se organiza y quiénes pueden participar?
Se trata de vivir de otra manera el libro, de recorrer esos parajes esta vez en vez de con los ojos, con los pies, que como dicen de viajar, es otra forma de lectura.  Será exactamente dentro de un par de semanas, los días 29 y 30 de octubre. Ya está todo preparado.  Es decir, el vino del Somontano, las tortas de alma, las migas caseras, la ensalada aragonesa, los boliches de Embún, esa afamada legumbre, los segundos (platos) y la visita a la estación internacional, la gran dama dormida del Pirineo, como también se la ha llamado, reservada.  Estaremos también en A lurte, para que nos cuenten cómo fue la reforestación en el entorno de la estación, habrá  obsequios de recuerdo para todos los participantes,  un sorteo de regalos relacionados con Canfranc Estación, búsqueda de un tesoro libresco, nos haremos una fotografía de grupo y sabremos algo más de historia de la línea de ferrocarril Huesca—Canfranc gracias a dos expertos en trenes y en aquel lugar: Francisco Javier Uriarte Anoro, amigo del ferrocarril y nuestro y Fernando Martínez de Baños, teniente coronel de artillería y un erudito además, gran especialista en lo sucedido en Canfranc. Habrá también una visita al Coll de Ladrones y a la torreta de Fusileros. Recorreremos el paseo de Los Melancólicos como Durandarte y Belerma, también conocidos como Esteve y Jana. Y nos asomaremos al túnel de Somport. Además vendrá Jordi Bonamusa, que fue el ganador del sorteo del viaje a Canfranc. Toda la demás información está en esta página:


 ¿Por qué los nombres de Belerma y Durandarte, tan del romancero viejo?
Para mí una novela, o un relato es un sistema. Esto quiere decir que cualquier elemento introducido en él pasa a significar, a cobrar significado. Por tanto, los nombres son un recurso demasiado potente para no utilizarlo en ese sentido. Creo que la manera en que se llaman los personajes nunca tendría que ser accidental. Cuando sucede así al lector le resulta más fácil perderse porque no los relaciona con nada.
En el caso de Jana Belerma y Esteve Durandarte sus apellidos remiten, como tú dices, al Romancero Viejo, tiene, por tanto, una larga tradición. En algún sitio leí que Durandarte simbolizaba la espada de Carlomagno, otros dicen que era el nombre de la espada de Roldán, el del Cantar, no otro más reciente, y me dejé llevar (muy instintivamente) por ese simbolismo, por la imagen del bandolero que vive como un outsider, que tiene su propio sentido de la justicia… Creo que a ambas es el personaje que más nos gusta. Tiene varias caras y esto no hace que resulte falso sino precisamente lo contrario: más completo.
Hay ciertos paralelismos con los textos del siglo XVI, ambos personajes se conocen durante un tiempo y después él tiene que marchar a la guerra. Ya no continúo porque tal vez en el final no coincidan. Siempre que se recrea creo que también hay que reinterpretar, el contexto al ser otro hace que las acciones sean al menos en apariencia, nuevas.
Y ambos reaparecen en el capítulo XXIII del Quijote, el de la cueva de Montesinos. Son además muy eufónicos, suenan rotundos, con potencia y todo eso y su historia me gustó para bautizar a dos de los héroes. 

En el dibujo de los personajes ¿te basas, aunque sea mínimamente, en personas conocidas o planificas al detalle cómo son y cómo sienten, cómo evolucionan a lo largo de la novela?
Creo que el desafío con el que siempre nos encontramos es el que describe el mito de Prometeo como el fuego de los dioses, es decir, ser capaces de insuflarles vida a los personajes que el lector crea que han existido realmente, cualquier cosa que se entienda por “existir realmente”.
Unamuno elogiaba lo que de contradictorio hay en el ser humano, todos tenemos conductas en las que, como se dice, nos desconocemos pero tanto a la hora de la escritura, como en la vida, tenemos que tender hacia la coherencia. Inevitablemente nos marcan las circunstancias, en el caso del contexto histórico en el que se desarrolla Volver a Canfranc, como sucede en cualquier guerra, se ven los peores comportamientos de la raza humana pero también los mejores.
Creo que las personas más interesantes son aquellas que viven hacia afuera, para los demás, a los que anteponen a ellos mismos, y los menos, en el extremo opuesto, los ensimismados, los individualistas, los, que en último extremo, solo piensan en sí mismos.

De la multitud de historias de personas, anónimas y más famosas, que debiste conocer al documentarte sobre la vía de escape que suponía la estación de Canfranc ¿hay alguna que te emocionase especialmente?
Sí, las de las personas que antepusieron su humanidad a la obediencia de las órdenes de sus superiores, a riesgo de perder la vida. Con ese comportamiento muestran que la coherencia y la justicia son posibles, que no hay excusas.
Como se dice en la novela: “Solo tenemos una vida, pero con ella podemos salvar muchas”.


¿Cómo es el proceso de escritura para ti? ¿Lo planificas todo perfectamente antes de ponerte a escribir o te vas permitiendo cierta libertad para dejar algunas puertas abiertas por las que ir añadiendo ideas que te surjan?
Para mí escribir es un trabajo sobre todo mental, plasmarlo después sobre el papel o en el procesador de textos es para mí transcribir. Eso sí, antes dibujo mapas mentales, lo ordeno todo en esquemas, en cuadrículas, en escaletas, utilizo cualquier medio que me sirva de ancla para la memoria.
Creo, por todo esto que te digo, que además es combinable por dejar algunas puertas abiertas, conforme se avanza en la escritura se ve cómo algunas cosas que parecían diseminadas, desconectadas encajan. Como si su función desde el principio fuera esa. A veces, el placer también está en dejarse llevar.
Y hay una frase de Joan Miró que me gusta mucho, decía: “Cuando más trabajo es cuando no trabajo”. A mí me sucede igual, creo situaciones cuando conduzco, cuando llevo a cabo tareas manuales de cualquier tipo, cuando paseo, y después, el acto de escribir para mí es solo plasmarlo en un documento de Word porque ya lo tengo todo en la cabeza, solo tengo que cambiar el estado de ese material, consignarlo en un soporte físico para que tome “corporeidad”.

¿Cómo compatibilizas tu vida laboral, tan intensa, con la escritura? ¿Cuáles son tus rutinas a la hora de escribir?
Escribo a primera hora de la mañana, cuanto más temprano mejor. Así, el resto del día lo dedico a ser una persona “normal”, es decir, a vivir mis otras siete vidas simultáneas. Lo único que me resulta imprescindible para escribir es la soledad y el silencio. Tampoco puedo escribir contra una pared. Si el ordenador está conectado a Internet, mejor. De esta forma, es como tener varias ventanas enfrente, además de la física, la terraza, el balcón, etc. También escribo mucho en los viajes. Sobre todo para cumplir con los plazos. La prisa me estimula, pero después, antes de enviar algo lo tengo que revisar muchísimas veces.


Los premios, sean cuales sean ¿ayudan en la carrera de un escritor o le marcan un listón alto que le puede asustar para escribir sus siguientes obras? En tu experiencia ¿cómo influye un éxito editorial, sea o no con un premio, a la hora de planificar futuras novelas?
Siempre siempre les recomiendo a mis alumnos del taller de escritura creativa de la Universitat Jaume I que se presenten a premios literarios. No es cierto que estén todos amañados. Yo he sido jurado de algunos con una dotación económica altísima y nadie me ha dicho lo que tenía que opinar, valorar, etc. Nadie se ha dirigido a mí durante el proceso de deliberación. Me he sentido completamente libre.
Además la vía de acceso a algunas editoriales es a través de los premios que organizan. Es su forma de seleccionar autores.
Su verdadero valor reside en que son otras personas, que no nos conocen de nada, quienes opinan sobre nuestro trabajo.
Y sí, influye mucho en la forma de escritura. Y además considero que de manera muy positiva porque te aleja sobre todo de eso que podríamos llamar escritura de autoconsumo, es decir, aquello que tendríamos que escribir solo para nosotros mismos. 

Estás inmersa ahora en lo que será tu próxima novela. ¿Qué puedes anticiparme de ella y de su temática? ¿También te está exigiendo un fuerte trabajo de investigación?
Sí, de nuevo me he documentado hasta la obsesión y la extenuación, pero creo que después eso se nota porque el resultado es que el lector se siente allí en vez de sentir que le hablan de algo que sucedió en otro tiempo y en otro lugar.
Trata sobre la falta de escrúpulos, sobre la codicia criminal que lleva a cobrarse vidas humanas sin contemplaciones para aumentar los beneficios empresariales. Por el propio cariz de la historia esta vez tiene unos tintes bastante más negros. 

Blogueros, lectores, clubes de lectura… ¿qué te aportan? ¿Cuál crees que es su importancia en un mundo editorial con tantos títulos publicados anualmente?
Yo hice mi tesis doctoral sobre los blogs literarios y la forma de la escritura en internet. Podría contarte muchísimas cosas después de tantos años de análisis. Para escribirla aún tardé bastante más que para escribir la novela: unos ocho años de trabajo prácticamente ininterrumpido resumidos aquí:
Para mí la función de los blogs literarios es sobre todo la democratización, el acceso a la cultura de muchas más personas, que ya no existan solo los prescriptores culturales en algunos medios como habas contadas sino que los lectores tengan la oportunidad de obtener referencias sobre un libro de otros lectores, además más imparciales. Su labor de filtro es innegable. Un club de lectura sería, de alguna manera, una puesta en escena, de la actividad que se lleva a cabo en un blog. Se presenta un libro, se comenta por parte del autor/administrador y después las demás personas que se acercan a él lo comentan. La diferencia: que en los encuentros no virtuales muchas veces hay merienda J

¿De dónde surgió la idea de “Volver a Canfranc”? ¿Cuál fue el punto de partida?
Pues todo surgió de ese edificio magnético con una belleza que da escalofríos y además de fuera a dentro. La primera imagen de la estación la vi en un libro publicado en Versalles que se titula Lugares abandonados.  En cuanto a su tránsito ferroviario hacia Francia ese es su estado. Este lugar llego a convertirse en una obsesión, vi miles de fotografías, leí cientos de artículos, busqué documentales, programas de radio, pero tengo muy claro que el detonante, lo que me llevó a escribir la novela fue la visita guiada por las instalaciones que organiza la oficina de turismo de Canfranc. Después de atravesar el túnel por el que se accede me quedé maravillada por la manera en que el tiempo y sus historias se habían quedado allí entre sus muros. Salí de ella completamente sugestionada.

El libro lleva una tarea de documentación realmente importante. ¿Cuánto tiempo necesitaste para recopilarla? ¿Te llegaron documentos o datos después de haber empezado a escribir que quisiste incluir?
Tardé en escribirla unos cuatro años. Me serví además de lo que te decía en la primera pregunta de las hemerotecas digitalizadas de algunos periódicos y de los numerosísimos documentales sobre la Segunda Guerra Mundial que se emitieron sobre todo en la 2, ese reducto de la televisión, a propósito de la conmemoración del setenta y cinco aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
También había leído novelas como Suite francesa de Irène Némirovsky. Su autora murió en Auschwitz y el manuscrito que contenía esta obra apareció en una maleta que sus hijas conservaron durante sesenta años. No se publicó hasta 2004. Se escribió simultáneamente a cuando sucedían estos hechos: la convivencia de los militares alemanes con los ciudadanos franceses en la zona ocupada del país. Mientras escribía también leí La caja de música de la autora norteamericana Deborah Chiel aunque la historia se conoce más por la magnífica adaptación cinematográfica que hizo Costa—Gavras. En ella una hija descubre que su padre, un húngaro afincado en EEUU, fue un criminal de guerra. La decisión de Sophie escrita por el también estadounidense William Styron y que relata un dilema tan cruel para una madre que creo que su argumento se nos ha quedado grabado a todos. Me he extendido tanto para decir algo que podría haberte dicho, Yolanda, en una línea, que estoy convencida de que para escribir literatura la documentación tiene que ser mixta: historia y ficción combinadas, como en el resultado.
Respecto a lo segundo que me preguntas así fue. Algunas de las mejores historias me las han contado las personas que en las presentaciones, ferias, clubs de lectura, etc. vinieron a que les firmara el libro. He notado que se emocionaban al tener el libro entre las manos, como si con ese gesto abrazaran la estación y a alguien de su familia ya desaparecido.


¿Cuál crees que es el motivo por el que episodios tan apasionantes de la historia de España, como los que narras en Volver a Canfranc, son perfectos desconocidos?
Si lo oponemos al  caso de la guerra de España, en el que sí que hay muchísimo material porque es un tema inevitablemente presente, en el caso de las historias en torno a la Segunda Guerra Mundial aquí es más escaso. Yo creo que la razón se halla en que no se trató de un conflicto generalizado, es decir, España oficialmente no participó, aunque jugó un papel determinante. Se localizaron los hechos en territorios concretos como La Jacetania, Madrid, con toda la cuestión de los espías del Embassy, en San Sebastián o en lugares extra peninsulares como el Tánger y Tetuán que aparecen en El tiempo entre costuras. España es un tema inacabable. Cuando comencé a escribir Volver a Canfranc no me planteé que en el 2015 se cumplía el 70 aniversario del final de la II Guerra Mundial, ni muchas otras cosas que después han demostrado que era un momento muy oportuno para contar esta historia. Mi única intención era compartir unos hechos que a mí me habían emocionado y quería ver si en los lectores surtían el mismo efecto.
Creo que quienes escribimos tenemos un compromiso social ineludible, una labor de rescate imposible de obviar, que nos debe conducir a poner el foco sobre aquello que se quiere silenciar; a arrojar luz sobre sucesos que a muchos no les conviene que se aireen y que por ende, a otros muchos les encantará saber de ellos.

jueves, 20 de octubre de 2016

LOS BUENOS AMIGOS de Use Lahoz

Hace tiempo, reseñando una novela que me había gustado mucho, ya expliqué que siento especial debilidad por las historias que "cuentan cosas". Esas historias que no se conforman con una linealidad de acción sino que son capaces de llevarnos por ciudades, por multitud de personajes, por pensamientos, por detalles que, como una buena decoración, consiguen que nos sintamos dentro de sus páginas como en casa. Mientras leía Los buenos amigos comenté que la novela me resultaba "acogedora", que no sabía definirla de otra manera. Pero no porque lo que contiene sea fácil, amable o lleno de algodones, en absoluto. Es complicada, dura en ocasiones, con giros que pueden no resultar cómodos y un final, del que no pienso ni siquiera hacer mención, de los que llegan y sacuden. Pero Los buenos amigos está escrita de tal modo que te sumerge en sus páginas y te acoge, la vives, la sufres, la sientes, te deja estar junto a sus protagonistas como si compartieses sofá o despacho para formar parte de la historia. Te hace tomar partido, dar la razón, enfadarte, indignarte, querer ayudar. Te convierte no sólo en lector, también en cómplice de lo que vas leyendo. Y sólo puedo decir que me ha encantado perderme en ella. 

EL AUTOR: USE LAHOZ


Nacido en Barcelona en 1976, Use es Licenciado en Humanidades y no sólo escribe novela sino que también ha publicado dos libros de poemas: Envío sin cargo, en 2007, y A todo pasado en 2010. Su primera novela publicada fue Leer al revés en 2005, premiada en el Festival du Prèmier Roman de Chàmbery, Francia. En 2009 llegó su primer gran éxito, Los Baldrich, por la que fue nombrado Talento FNAC y que fue muy aplaudida por crítica y lectores. Su tercera novela, La estación perdida, de 2011 es la que le lleva a su madurez narrativa. 

LLegó a atreverse ese mismo año con un libro de narrativa juvenil mano a mano con Josean Hatero, Volverán a por mí, con el que obtuvieron el Premio La Galera Jóvenes Lectores. En 2013 ganó el Premio Primavera de novela con El año que me enamoré de todas. Colabora habitualmente en radio y prensa, tanto española como iberoamericana.

SIXTO Y VICENTE


Corre el año 1958 y Sixto Baladía es un niño de apenas ocho años, huérfano de padres y criado por sus tíos en un pueblo de Aragón. No es la suya una vida fácil, su familia es pobre y se las ve y se las desea para poder comer a diario, pero él, a su modo, es feliz. La necesidad hace que sus tíos decidan llevarle al orfanato de San José de la Montaña, en Barcelona, con la esperanza de que allí tenga otras oportunidades y, por qué no decirlo, en su casa haya una boca menos que alimentar. El orfanato, regido por monjas, está lleno de carencias de todo tipo pero no hay maltrato a los niños, que llevan una vida más o menos ordenada dentro de la precariedad que reina en él. Allí Sixto conocerá a Vicente Cástaras, dos años mayor que él, y que ya lleva tiempo acogido. Entre ellos comenzará una relación primero de protección de Vicente a Sixto y después de fuerte amistad y dependencia uno de otro. Se entienden, comparten secretos y vivencias y confían en conseguir salir del orfanato, trabajar, conseguir dinero, poder ser un poco como las familias a las que ven de cuando en cuando asistir a misa en la iglesia del colegio. 

Crecen juntos y la amistad se hace más fuerte. Pero la llegada de una jovencísima monja, la madre Lucía, al orfanato despertará en ambos sentimientos y deseos nuevos con los que Sixto apenas sabe lidiar. A esas primeras pequeñas grietas entre ellos se suma la repentina salida de Sixto del orfanato para trabajar, por mediación de su tía Guillermina, con un tío al que no conoce, Odón. Una nueva vida se abre ante él y todo cambiará para siempre.

¿ES EL TIEMPO EL ASESINO DE LA AMISTAD?


Cuando tuve el libro entre las manos me llamó la atención el elevado número de páginas. Supera las setecientas aunque, en mi caso, eso nunca es motivo de temor a priori. Comparado con los que tengo entre manos habitualmente doblaba el tamaño, pero me fascinó el título. Y me fascinó el resumen. Quisé ver, quizá, algo de la maravillosa El camino del genio Miguel Delibes, novela que considero indipensable, casi de lectura obligatoria. Me equivocaba por completo. No hay nada de los protagonistas de El camino en Los buenos amigos, quizá porque los de Delibes destilaban una inocencia que apenas está en Sixto y Vicente, que han de madurar sin remedio y sin familia. Sin embargo, y lo comentaba con el propio Use en el encuentro que tuvimos con el club de lectura hace unos días, sí que he encontrado un dibujo de la ciudad de Barcelona, un modo de narrar algunas situaciones, que me han recordado mucho a La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza. Salvando las distancias de época histórica, por supuesto. 

Los buenos amigos está dividida en cuatro partes. La primera, "Los desengaños", y la última, "Protección", podríamos llamarlas "comunes" a ambos amigos, porque en ellas están juntos aunque con una buena diferencia de años entre una y otra. En medio "La novela de Sixto Baladía" y "La novela de Vicente Cástaras y Lucía Barrachina", en las que conoceremos el devenir vital de ambos desde el momento en que se separan por la salida de Sixto del orfanato. La amistad infantil, tan fuerte, va cambiando a lo largo de los años pero ambos, de alguna manera, se sienten unidos en la distancia. No es una unión gozosa, como Use nos sabe transmitir, por las cosas que quedaron pendientes, por los silencios, por las ausencias. Un poco lo que nos pasa a todos cuando dejamos de ver a quien considerábamos un hermano más que un amigo: hay recuerdos fantásticos, pero el resquemor se va instalando en ellos, sobre todo si hay preguntas sin responder. Acaban amargándonos el paladar y el alma.

Use nos ha presentado un elenco de personajes de los que dejan huella. Porque no son sólo los protagonistas principales los que llevan el peso de la novela, sino que los muchos y variados secundarios llegan a adquirir importancia y brillo propio, haciendo que acabes considerando a algunos tan importantes como los primeros. Sixto es una esponja. A lo largo de los años aprende de forma veloz cómo conseguir escapar de un pasado que le ahoga y que desprecia. Se va endureciendo, haciéndose una coraza de apariencias en la que pocos, quizá nadie, tienen cabida. Admira el dinero y a quien sabe estar en la cresta de la ola, la misma ola que cuando él coja ya no querrá que llegue a la orilla. La historia de Sixto es la historia de un triunfador lleno de agujeros por los que se escapan las cosas que menos le gustan de su vida y que, muchas veces, no sabe como tapar.


La parte dedicada a Vicente y Lucía es mucho más de ella que de él. Hay muchos claroscuros en la vida de Vicente, cosas de las que no sabremos nada pero intuiremos sin dificultad. Vicente también quiere triunfar, siempre tiene planes en la cabeza, pero le faltan inteligencia y constancia para llevarlos a cabo. Además tiene mucha habilidad para juntarse con quien menos le conviene. La de Lucía es la historia de una derrota tras otra, una decepción tras otra, una resignación eterna, alguien a quien esperas que, de una vez por todas, encuentre quien la proteja y cuide. 

Los buenos amigos es una historia potente, densa, intensa. Use Lahoz ha sabido ir desgranando el paso de los años tanto a través de los protagonistas como por la ciudad. Es un retrato que, en ocasiones, vemos un poco de lado pero que podemos distinguir sin dificultad. En muchos momentos sabremos el año en que se encuentran los protagonistad por hechos que se mencionan casi de pasada, como la estancia de John Wayne y Claudia Cardinale en Barcelona o la ejecución de Puig Antich. El paso del tiempo marca también los cambios personales de los protagonistas. A veces, incluso, en forma de cicatrices invisibles.

La longitud de la novela no la convierte en difícil de leer. En absoluto. Sí es cierto que hay partes que me han gustado más que otras, pero sin desmerecerlas. La mayor virtud de Los buenos amigos es que, por decirlo de un modo más coloquial, siempre están pasando cosas. Está llena de esquinas, de recodos que, al doblarlos, nos sorprenden y nos empujan a recorrer el siguiente tramo. Con un lenguaje sencillo pero sin caer en lo vulgar, Use sabe envolvernos en las historias que va trazando como si fuesen una brillante tela de araña. Nada es accesorio, nada sobra. Todo encaja a la perfeccción, incluso cuando pensamos que algo se ha quedado en el camino. 

Esta ha sido mi primera vez con Use Lahoz y estoy segura de que no será la última. Esa sensación de sentirme arropada con una lectura es algo que busco siempre. Y después de una buena temporada dedicada casi en exclusiva a la novela negra, que me encanta, Los buenos amigos ha conseguido impactarme. De un modo diferente, claro, pero igualmente emocionante. Dadle una oportunidad y, por favor, llegad hasta el final, os aseguro que será de los que no olvidaréis fácilmente.

(Gracias a David J. Skinner por las fotografías)

lunes, 17 de octubre de 2016

ENCUENTRO CON USE LAHOZ Y SU NOVELA "LOS BUENOS AMIGOS"

Mientras termino de pulir la reseña de la novela final de la Trilogía del Mal, de María José Moreno, y otro par de ellas que tengo paradas por culpa de jaleos laborales, hoy quiero contaros cómo fue el encuentro con el autor Use Lahoz el pasado 13 de octubre en el Hotel de las Letras. Use acaba de publicar con la Editorial Destino "Los buenos amigos", una novela intensa, dura a veces, que transita por las vidas de varios personajes unidos por un pasado que les ancla, de formas distintas, para el resto de su existencia. 


Use Lahoz ha ambientado la novela en Barcelona, ciudad que conoce bien ya que nació en ella en 1976. En 2013 ganó el Premio Primavera de novela con "El año que me enamoré de todas". Anteriormente había publicado "Leer del revés" (2005), "Los Baldrich" (2009) por la que se le nombró Talento FNAC, y "La estación perdida" (2011). También es autor de dos poemarios, "Envío sin cargo" y "A todo pasado", así como de la novela juvenil, junto con Josan Hatero, "Volverán a por mí" (2012), con la que obtuvieron el Premio La Galera Jóvenes Lectores.

"Los buenos amigos" es un libro potente, de más de 700 páginas, pero que no decae en ningún momento. Estructurada en cuatro partes, la primera y la última son comunes a los tres protagonistas y las dos centrales nos narraran, por un lado, la vida de Sixto Baladía y, por otro, la que comparten Vicente Cástaras y Lucía Barrachina. Pero aunque ellos llevan el peso de la narración, la novela también acoge a un buen número de protagonistas que permanecen al lado de los protagonistas o, a veces, pasan por sus vidas dejando distintos rastros. En ocasiones se quedan un tiempo, a veces arañan y desaparecen, pero todos tienen importancia.


Use nos explicó que, en la creación de sus novelas y de ésta en particular, debe haber dos voluntades: una poética para describir paisajes, épocas y lugares, y otra más científica para dar carta de naturaleza a los personajes. Él no cree en las novelas de "buenos y malos", sino que los personajes deben tener matices y enfrentarse a las disyuntivas de la vida. La idea de la novela surgió de una imagen que se le presentó al entrar en un bar. Era Semana Santa y dentro había dos hombres tras la barra y una mujer fregando el suelo de rodillas, mientras en la televisión se retransmitía una procesión. Esa imagen le dio el germen para "Los buenos amigos" (de hecho aparece en la novela en un determinado momento) y, a partir de ella, se inventó un pasado y un futuro para ellos. Incluso para si mismo, que, como cliente, entraba allí y pasaba a convertirse, sin serlo, en Sixto. 


Nos confesó que escribe basándose en imágenes y recuerdos porque cree que la memoria es, realmente, un cuento que nos contamos a nosotros mismos para crear nuestra historia. Él se ha educado con la ficción, con los libros, y leer le ha hecho despertar la mente, le ha hecho viajar y le ha enseñado mucho sobre todo en lo que se refiere a comportamientos del ser humano. Use quería hacer una novela sobre la amistad y el amor, porque son los dos sentimientos más fuertes que ponemos tener, pero también los más frágiles. Los dos nos pueden hacer mucho daño. Pero "Los buenos amigos" toca también otros temas como la adolescencia, la madurez, cómo se va cambiando a lo largo de la vida, el peso del trabajo, la lucha de clases...

Lo más complicado del libro, según nos contó, fue la estructura. De hecho llegó a hacer tres versiones diferentes: la primera parte era siempre la misma, la que se ha mantenido, aunque en las versiones anteriores intercalaba más las historias de los protagonistas, pasando de una a otra casi cada capítulo. Pero prefirió arriesgarse contando la novela de uno y, a continuación, la de los otros. Es una novela ambiciosa, se sinceró Use, porque hay muchos personajes. Creó un mundo de la nada, muy complejo, sólo con palabras. La historia le fue llevando y los personajes fueron yendo por sus caminos. El gran tema que corona toda la novela es la fatalidad del ser humano.

Respecto a sus rutinas de escritura, explicó que suele ser metódico y constante. Escribir debe hacerse cada día, sin excusas. Use prefieres madrugar y escribir de mañana. Incluso con esa autodisciplina, ha tardado tres años en terminar la novela, en la que hay, según sus palabras, "un poco de documentación y muchísima corrección".


Respecto al título, nos explicó que originalmente iba a titular la novela "Hijos de nadie", pero terminó cansándose de él. Le gusta más el que tiene actualmente porque es ambiguo y adquiere su significado completo al acabar la novela. Igualmente nos dijo que todos los personajes, en mayor o menor medida, tienen algo suyo, aunque quizá con la que más se identifica es con Eva, la hija de Sixto. Considera la escenografía muy importante, pero no tanto como los propios personajes. Que esté ambientada en Barcelona le ayudó, porque conoce perfectamente la ciudad, pero los sentimientos, los anhelos, las vidas de los personajes son mucho más importantes que el lugar en el que suceden

Hubo una frase que todos celebramos por su rotundidad: Use nos dijo que "la literatura es el arte de callar a tiempo". Una enorme verdad.

Tras más de una hora de charla, preguntas y respuestas, Use nos firmó los ejemplares de nuestros libros y deseó que nos gustase a todos. Yo la he terminado este fin de semana y sólo puedo anticipar, antes de la reseña que colgaré en pocos días, que impacta, que duele, que emociona y que sacude sentimientos. Y que está escrita maravillosamente, de un modo que te sumerge hasta las cejas en lo que cuenta. 

Una tarde fabulosa al calor del libro y las palabras de Use Lahoz, mientras fuera llovía sobre Madrid. Gracias a Use y a la Editorial Destino por el encuentro y a David J. Skinner por las fotografías.