Ha sido un año intenso. Un año desde que conocimos a Mercedes Lozano en la primera entrega de la Trilogía del Mal, La caricia de Tánatos. Y por fin hemos podido cerrar un círculo que nos había atrapado a muchos, sabedores que de quedaban dos libros más. Ansiábamos leerlos del mismo modo que, ahora, sentimos que nos hemos quedado un poquito huérfanos una vez llegada la última página de La fuerza de Eros. La evolución a lo largo de los tres libros es notoria. No sólo en los personajes, como detallaré después, sino que es evidente también en la narración, que ha ido creciendo en intensidad, en profundidad, tocando temas cada vez más sensibles y duros.
Me cuesta mucho perfilar bien esta reseña. Creo que es por una cierta sensación de pérdida al despedirme de Mercedes aunque estoy de acuerdo en que, como María José nos dijo en la presentación de Madrid, el personaje ya ha terminado su recorrido. Ha pasado por momentos terribles pero también ha ganado en madurez. Ha aprendido a lidiar con sus fantasmas y sus traumas, a quererse y a querer, se ha dado permiso para ser feliz. La Trilogía del Mal se cierra y lo hace de forma potente, tocando de nuevo temas que llegan a herir pero que están tan presentes que casi aterran. Vayamos a reencontrarnos con Eros... o con las sombras distorsionadas que su espíritu deja en el suelo.
Me cuesta mucho perfilar bien esta reseña. Creo que es por una cierta sensación de pérdida al despedirme de Mercedes aunque estoy de acuerdo en que, como María José nos dijo en la presentación de Madrid, el personaje ya ha terminado su recorrido. Ha pasado por momentos terribles pero también ha ganado en madurez. Ha aprendido a lidiar con sus fantasmas y sus traumas, a quererse y a querer, se ha dado permiso para ser feliz. La Trilogía del Mal se cierra y lo hace de forma potente, tocando de nuevo temas que llegan a herir pero que están tan presentes que casi aterran. Vayamos a reencontrarnos con Eros... o con las sombras distorsionadas que su espíritu deja en el suelo.
LA AUTORA: MARÍA JOSÉ MORENO

En el año 2010 fue finalista del Certamen de Novela por Entregas de Ediciones Fergutson, con su obra Vida y milagros de un ex.
La novela completa se publicó en formato electrónico en 2011, con un
gran éxito de ventas. Ya en el 2012 publicó Bajo los tilos, que se
mantuvo más de un año en el top de los más vendidos de Amazon y que
acabó siendo publicado por Ediciones B en enero de 2014. Tras La caricia
de Tánatos y El poder de la Sombra, La fuerza de Eros es por ahora su última novela con la que cierra la Trilogía del Mal.
DESAPARICIONES, PEDOFILIA, MUERTES
Un año después de lo sucedido en El poder de la sombra, la vida de Mercedes Lozano por fin transcurre de forma plácida y feliz. Su relación con Miguel Vergara es sólida, compartiendo no sólo vida y casa sino también trabajo. Además su gran amiga y colaboradora, Marta, se ha casado con el hombre al que adora. Durante la celebración de la boda Alba, la hija de Marta, le cuenta, hecha un mar de lágrimas, que una de sus compañeras de clase, Raquel, ha desaparecido y nadie sabe dónde está desde la noche anterior. Será la propia madre de Raquel la que se ponga en contacto con Mercedes ese mismo día para pedirle que la ayude. La niña ha aparecido vagando por el Casco Viejo de Córdoba y se niega a hablar y a contar dónde ha estado ni con quién. Mercedes comenzará una serie de sesiones con Raquel, que no ha sabido encajar la separación de sus padres y que tiene la autoestima por los suelos, en las que descubre que oculta muchas cosas, sobre todo referidas a su actividad en redes sociales.
Paralelamente conoceremos a Ernesto Palma, un hombre que ronda la cincuentena, soltero, cuidador de un padre completamente impedido, al que la gente y el mundo en general le resultan insoportables. Ernesto está lastrado por la relación con su progenitor y los traumas que él le causó en su infancia. Le teme y aborrece, pero cuida de él con una rutina constante. En su soledad buscada, sólo encuentra desahogo en la parte más oscura de Internet, aquella en la que están presentes todos los vicios y perversiones. También creándose perfiles falsos de adolescentes que coloca en las páginas adecuadas.
¿Dónde estuvo Raquel la noche de su desaparición? ¿Cuánto de verdad podrá extraer Mercedes de sus conversaciones? Los peligros de las redes sociales empiezan a levantarse amenazantes a medida qué las sesiones de suceden. Nada es lo que parece. Y todo va a complicarse de forma terrible.
Paralelamente conoceremos a Ernesto Palma, un hombre que ronda la cincuentena, soltero, cuidador de un padre completamente impedido, al que la gente y el mundo en general le resultan insoportables. Ernesto está lastrado por la relación con su progenitor y los traumas que él le causó en su infancia. Le teme y aborrece, pero cuida de él con una rutina constante. En su soledad buscada, sólo encuentra desahogo en la parte más oscura de Internet, aquella en la que están presentes todos los vicios y perversiones. También creándose perfiles falsos de adolescentes que coloca en las páginas adecuadas.
¿Dónde estuvo Raquel la noche de su desaparición? ¿Cuánto de verdad podrá extraer Mercedes de sus conversaciones? Los peligros de las redes sociales empiezan a levantarse amenazantes a medida qué las sesiones de suceden. Nada es lo que parece. Y todo va a complicarse de forma terrible.
LLEGAN LAS HORAS MÁS OSCURAS
Siempre he creído que no hay nada más devastador que despedirte de alguien para unas horas o hasta el día siguiente y que, de pronto, desaparezca. Es un tema que ya mencioné en mi reseña de Sarna con gusto, de César Pérez Gellida, aunque allí se tocaba el tema del secuestro de una adolescente. Por eso imaginar la angustia de la madre de Raquel, la niña desaparecida, y de todo su entorno hasta que ésta es encontrada me ha resultado muy sencillo: tengo una hija de 17 años y un simple retraso en su hora de llegada me hace imaginar todo tipo de desgracias. Cuando leí la descripción de cómo aparece por un momento pensé en las víctimas del despreciable pederasta de Ciudad Lineal, que tuvo Madrid en alerta durante meses: las pobres niñas eran halladas desorientadas, vagando por la calle... solo que Raquel es algo más mayor y las condiciones en las que es hallada, diferentes.
Esta última parte de la Trilogía del Mal tiene un comienzo feliz para sus protagonistas. Marta se casa con el hombre que le ha devuelto la ilusión. Mercedes y Miguel son ya una pareja consolidada y la alegría de la boda sólo se ve ensombrecida por la preocupación de Alba, la hija de Marta, por lo ocurrido con su amiga. Pero es sólo el principio de nuevos quebraderos de cabeza para Mercedes y para enfrentarse al mayor peligro que le ha acechado nunca. Me gusta esta Mercedes más segura, que ya no pone trabas a disfrutar de la vida y del amor de Miguel. Y me gusta descubrirles cómplices y felices. A pesar de las muchas voces que en la anterior entrega de la trilogía renegaban de que volviesen a estar juntos, siempre he creído que era lo que debía ser. Me temo que soy una romántica incurable... aunque jamás me aplique el cuento.
Algo que resulta sorprendente es que un personaje como Ernesto Palma, que tiene todos los rasgos de un pedófilo activo, de un depredador sexual, no termine de resultarnos aborrecible del todo. O, al menos, que nos deje con una duda constante sobre él. Ernesto es una especie de hilo conductor de la primera parte de la novela, en la que una red de pedófilos está detrás de los secuestros, violaciones y asesinatos de dos niñas pequeñas. Porque Ernesto no sólo es un pedófilo con una historia personal terrible, también es un experto en la red profunda de internet, aquella en la que todo está permitido empezando por los deseos más innombrables. Y, además, colabora con la red pedófila usando las redes sociales. Sin embargo, a medida que le vamos conociendo, al desprecio y asco que nos causa se une también algo parecido a la compasión. Como personaje es fascinante en esa dualidad y muestra de la profundidad psicológica que María José ha sabido crearle.
Todo ello sirve también para dar un toque de atención acerca de los peligros del acceso a internet y redes sociales de menores sin control. Es aterrador comprobar cómo resulta muy sencillo engañar, hacerse pasar por iguales, conseguir la confianza en edades en las que ser aceptado y comprendido es primordial. Por eso no me ha sorprendido el agradecimiento final a Pere Cervantes, cuyo libro Internet Negro: el lado oscuro de la red es hoy día una lectura casi obligatoria y que aprovecho para recomendaros. El anonimato y los falsos perfiles están a la orden del día y si adultos formados caen en estafas o en engaños de todo tipo, qué no puede pasar con niños o adolescentes.
Como suele ser norma en las novelas de María José Moreno, la tensión aparece desde el primer capítulo para ir creciendo en intensidad. Las voces narrativas se van sucediendo y si bien Mercedes sigue poniendo la suya en lo relativo a su devenir en esta novela, también encontraremos otras que nos trasladan al resto de los personajes y a conocer detalles, algunos ciertamente escabrosos, de lo que les rodea. Utilizando capítulos cortos y llevándonos sin pausa de unos escenarios a otros, la lectura se hace ágil, intensa, a veces desgarradora pero siempre consiguiendo que quieras leer más, saber más.
Y cuando se empieza a pensar que el hilo argumental, con todos sus recodos y preguntas sin respuesta, sigue una línea bien trazada, de repente todo salta por los aires. Un brusco volantazo de la autora rompe en dos pedazos la novela llevándonos a paisajes aun más oscuros y terribles en los que la angustia de los protagonistas nos va calando sin remedio. Esta sorpresa a media lectura hace que La fuerza de Eros, en mi opinión, sea la mejor de la trilogía en la que, además, es evidente la brillante evolución de la narrativa de María José.
Los personajes son otro de los ingredientes que nos hacen sentir la narración tan cercana. No sólo los ya conocidos, como Mercedes, Miguel, Marta... también Susana Salido, la inspectora de policía que irá adquiriendo cada vez más protagonismo (y que creo que puede tener recorrido después de esta novela) o Roberto, el terapeuta gran amigo de Mercedes, al que por fin pondremos "cara" después de ser casi una figura virtual en las dos entregas anteriores. Pero sobre todo es la descripción de sus sentimientos lo que mejor los define y los hace humanos ante nuestros ojos, aunque sean sólo palabras en papel. Se convierten en amigos. Amas y sufres con ellos.
Echaré de menos a Mercedes y a Miguel, estoy segura. Como lo estoy de que han cerrado el círculo que María José creó para ellos. Se han enfrentado al MAL con mayúsculas, a las peores perversiones, a sus propios fantasmas internos. Merecen ahora días más tranquilos. Pero quién sabe... quizá en alguna ocasión nos saluden desde otras páginas.