Siempre es una estupenda noticia el nacimiento de una nueva editorial y si, además, está dedicada a la novela histórica, pues miel sobre hojuelas. La llegada a las librerías de istoría, el nuevo sello de Planeta, dedicado en exclusiva a este género, llegó anticipando títulos y autores que a muchos nos pusieron los dientes largos y, además, se lanzaba a la piscina a la piscina con El lazo de púrpura, del gran Alejandro Núñez Alonso, autor que supuso un enorme revulsivo en su momento. En casa de mi madre siempre estuvo la pentalogía de Núñez Alonso, con Benasur de Judea como protagonista, y me pareció una decisión más que acertada. Junto a este clasicazo, llegó La mano negra, de Daniel Corpas, guionista, escritor y dramaturgo que ha participado en series de mucho éxito en televisión, como mi admiradísima El Ministerio del Tiempo.
Lo cierto es que recordaba de forma muy nebulosa los hechos que se narran en la novela. Uno de mis profesores de Historia en el instituto nos habló de ello, pero, a pesar de mi buena memoria, solo me venía a la mente el campo andaluz y crímenes terribles. Cuando comencé a leer pensé en que, en nuestro país, algunos de los crímenes más recordados se han producido en el mundo rural: Puerto Hurraco, los Galindos, los de la Mano Negra... Todos de una crueldad aterradora y algunos que siguen sin una respuesta clara. Pero vamos al lío y a finales del siglo XIX.
CIERRA LA PUERTA, NIÑA, QUE YA VIENE POR TI LA MANO NEGRA
En agosto de 1882, tres muertes violentas en Medina Sidonia, Arcos de la Frontera y Bornos provocan el miedo en la comarca gaditana. Desde Madrid es enviado a Jerez de la Frontera para instruir las causas Rodrigo Quirós, un juez que ha pasado los últimos meses en excedencia por "estado melancólico", por orden directa de Manuel Silvela, a la sazón presidente de la audiencia territorial. Quirós, que lucha contra sus propios demonios, no puede negarse y viaja hasta allí para encontrarse con un ambiente muy hostil y con una olla a presión social a punto de estallar. La sequía es enloquecedora, los campos están agostados y hay demasiados jornaleros pasando hambre o cobrando un salario de miseria.
Desde Europa, nuevas ideas están llegando que podrían beneficiar a los trabajadores y son muchos los que empiezan a reivindicarlas. Los grandes terratenientes ven todo aquello como una amenaza cierta y cercana, ya que todo podría derivar en una revuelta que pusiese en peligro sus explotaciones y sus negocios. Quirós, además, se topa con la poca colaboración de las autoridades, que le ven como una imposición de la capital. A su vez, desde el gobierno se quieren controlar los movimientos obreros que se están produciendo y los potentados de la zona no están dispuestos a perder ni dinero ni privilegios. Será José Oliver, al mando de la Guardia Civil desplegada por la zona, el primero que asegure que sabe quiénes son los culpables, pero, ¿es cierto o hay algo detrás mucho más turbio?
La novela de Daniel Corpas nos traslada a una época convulsa y compleja en el campo andaluz. Allí la diferencia de clases no es que sea obvia, es abismal. Son muchos los jornaleros que van de finca en finca buscando, incluso con sus familias, trabajo y comida y se ven sometidos a condiciones casi de esclavitud y al capricho de los capataces. La Mano Negra es una historia muy coral, en la que el protagonismo va saltando de unos personajes a otros, creando un puzle que se va completando a medida que leemos, aunque siempre hay alguna pieza que falta por encontrar y que irá apareciendo. Desde Rodrigo Quirós, que quiere hacerlo bien, pero que se da de bruces con la cerrazón de quien debe ayudarle y su infierno personal, a Juana Salcedo, una joven que ha regresado de estudiar en Londres y que aspira a convertirse en periodista. O la familia formada por el Hombre, la Madre, el Zagal y la Niña, de los que nunca conocemos sus nombres, desesperados por el hambre y la falta de trabajo, y los hermanos Corbacho, Francisco y Pedro, que viven en la Colonia de El Alcornocalejo, regida por la autogestión y el consenso entre sus habitantes. Desde "el otro lado", Inés de Montalvo, marquesa viuda de La Rada y José Oliver, capitán de la Guardia Civil, que ha llegado al mando de noventa hombres.
La novela nos mete de cabeza en la situación y en aquellos campos gaditanos desde la primera página. Se nota el trabajo previo como guionista de Daniel Corpas, porque sabe ir dosificando la acción, creándonos una especie de burbuja temporal que nos traslada hasta allí. Se puede sentir el calor atroz de los primeros capítulos y el frío mordiente del invierno a medida que avanza la historia. Pero, sobre todo, consigue hacernos hervir de indignación ante la injusticia y el hambre, ante la discrecionalidad de quienes ostentan el poder. Ante los silencios y las verdades a medias. Frente a la política de que la verdad solo puede estar de un lado.
Todos los personajes arrastran historias propias y tienen sus propios esqueletos en los armarios. El misterio de los crímenes y un dossier en el que aparece una suerte de "estatutos" de una organización llamada la Mano Negra están constantemente en el trasfondo de todo, aunque, en mi opinión, lo que más destaca es el modo en que la tensión se va desarrollando. Sabemos que, de un modo u otro, todo va a saltar por los aires, pero no sabemos cuál será la chispa y, tal y como está sucediendo todo, hay muchos mecheros dispuestos a prenderla. De cada uno de ellos vamos a ir conociendo cómo son y por qué, sus debilidades, sus sueños, sus esperanzas y también sus esquinas oscuras, algunas más que tenebrosas. El dibujo de los protagonistas y su evolución es fantástico.
La novela también nos sirve para conocer cómo estaban llegando las ideas de la lucha obrera y, para ello, Daniel Corpas utiliza para ello a los hermanos Corbacho y a Juan Ruiz, maestro en la Colonia de El Alcornocalejo. Muy implicados en lo que llega de la Federación de Trabajadores, su paso por el congreso de Sevilla consigue que Pedro empiece a despuntar. Para Inés de Montalvo, sin embargo, todo esto no son más que grupos de desarrapados desagradecidos que quieren perjudicarla. Su clasismo y su poca humanidad son una constante en su carácter soberbio y altanero, siempre dispuesta a salirse con la suya. Su talón de Aquiles, de algún modo, son sus dos hijos, Leandro y Jimena, gemelos de caracteres muy diferentes (o quizá no tanto, tendréis que leer la novela para saberlo) a quienes no parece tener ningún cariño: a Leandro por blando, sumido en la pena de haber sido abandonado en el altar, y Jimena por ser un "tiro al aire", que hace lo que le da la gana y es la comidilla de la gente por ir de juerga en juerga.
La Mano Negra me ha parecido una gran novela que nos hace descubrir unos hechos que casi han caído en el olvido, pero que merece, y de qué manera, la pena conocer. Personalmente (y esto lo añado en el "haber" de mi tiquismiquez lectora) ha habido algunas cosas que no terminaban de encajarme; por ejemplo la sensación de que en muchos momentos me parecía estar más ante el ambiente previo a la Guerra Civil que a finales del XIX. Si bien aquellos polvos trajeron los lodos de la Segunda República, la violencia generalizada y el estallido final, no podía sustraerme de esa impresión. También hay un par de escenas que no me parece que aporten nada a la trama, aunque si están es porque el autor las considera necesarias. Espero tener ocasión de hablar con él sobre ello. Y, siento decirlo, Juana Salcedo me ha resultado demasiado "moderna". Sí, ha estado en Londres y viene con otra visión del mundo y el ejemplo de Eliza Cook, pero hay que recordar qué papel jugaba la mujer en ese momento y en plena Andalucía, otra cosa que me encantaría debatir con el autor. Incluso de algo que le consiguen a Rodrigo Quirós para paliar ciertas necesidades que no puede controlar.
Sin embargo, mi visión de conjunto es realmente positiva. Estamos ante una novela histórica fantástica, en la que personajes reales y de ficción se entrecruzan, cada uno con sus convicciones, sus miedos, su pasado, su presente y unos destinos que se van marcando a través de las páginas, a veces de forma demoledora. El ejemplo del Zagal es, quizá, el mejor: la injusticia y el hambre acabarán por sacar lo peor de sí mismo... o puede que lo mejor. Pero todos acabarán estando relacionados.
Una recomendación: cuando acabéis la novela, buscad información sobre los hechos reales. Como bien dice mi amigo David Botello, investigad, investigad. Puede que descubráis que Daniel Corpas se ha quedado corto. Os recomiendo La Mano Negra mucho y muy fuerte, seguro que tanto los amantes de la novela histórica como los del thriller histórico la vais a disfrutar enormemente.
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