lunes, 7 de septiembre de 2020

OLEUM. EL ACEITE DE LOS DIOSES de Jesús Maeso de la Torre

A Jesús Maeso de la Torre se le considera uno de los mejores exponentes de la novela histórica en España. Su narrativa, fluida y elegante, es también valiente ya que se atreve a tocar momentos de la Historia poco conocidos (como sucedió en su anterior novela, Comanche) consiguiendo que el lector se traslade sin dificultad a las épocas que nos describe. Tuve la suerte de conocerle en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda y, además de que escucharle siempre es aprender, encontré un hombre encantador, buen conversador, con un gran sentido del humor y orgulloso de su tierra y sus orígenes. Este orgullo es más que evidente en la novela que hoy os traigo, Oleum. El aceite de los dioses, en la que el aceite de la Bética romana, nuestra Andalucía, se alza como merecido protagonista por la importancia que tuvo en el Imperio Romano. Su calidad y su valor estaban fuera de toda duda.

Esta novela es la primera del autor con la editorial Harper Collins y vamos a encontrar una historia que fluye sin dificultad desde la primera página, muy ágil y con personajes sin acartonar, reales y muy humanos hasta en sus peores manifestaciones. También encontraremos a figuras históricas conocidas como Herodes el Grande, Salomé, el emperador Tiberio, Séneca o Poncio Pilatos para terminar de encuadrar el periodo en que nos movemos y darle aún más verosimilitud. 

ME LLAMO EZRA BEN FAZAEL ELEAZAR

Corre el siglo I de nuestra era. La estirpe de los Eleazar lleva generaciones encargándose de proveer el aceite sagrado para el Templo de Jerusalem. Ezra, joven miembro de la familia, ya es escriba, con un buen conocimiento en leyes y muy versado en la elaboración de aceites, perfumes y filtros y acaba de comprometerse en matrimonio con una joven con el visto bueno de las dos familias. Pero una disputa entre su padre y el cabecilla de los saduceos, Caifás, provoca que este les traicione y asalten a Ezra en el camino a Jericó, vendiéndole como esclavo a los romanos. Cambia su nombre a Jasón de Séforis y, en un viaje terrible, llega de Judea a Roma, donde será comprado por la esposa del senador Séneca. Sus nuevos amos, al comprobar los conocimientos sobre el aceite que Ezra, ahora Jasón, posee, deciden enviarle a Corduba, tierra natal de ambos, como administrador del inmenso latifundio olivarero que poseen allí. Deberá enderezar y reorganizar la producción del aceite, bastante maltrecha en los últimos tiempos, y, a su vez, tratar de descubrir por qué ha desaparecido una gran parte de ese aceite que debería haber llegado a Roma. La recompensa por conseguir ambas cosas será su manumisión y la preciada libertad.

Oleum. El aceite de los dioses es una novela sobre la esclavitud pero también de viajes, de comercio, de crueldad, de amores que no terminan ni se olvidan, de codicia. También de cómo se manejaba la alta política de la épocay todas sus corruptelas, mezclado todo ello con la intriga del robo de un producto tan preciado como el aceite de la Bética. El periodo histórico se enmarca entre los años 23 y 49 de nuestra era, desde los últimos años de reinado de Tiberio, pasando por Calígula y los nueve primeros años de poder de Claudio. Es Ezra/Jasón quien nos narra en primera persona toda su experiencia vital, desde sus días tranquilos y felices con su familia hasta los peores momentos de su captura, su esclavitud y sus vicisitudes en la propiedad de la familia de Séneca en la Bética.

Jasón, como protagonista, es un personaje poderoso. Tiene muchas de las características del héroe sometido a las peores pruebas de las que va a salir reforzado y sin perder nunca de vista su objetivo. A través de él y de su periplo hasta la Bética, viajaremos desde Cesárea a Corinto, Jerusalem, Alejandría, Roma, Hispania... conoceremos de primera mano las costumbres romanas, incluso las referidas a la gastronomía, y descubriremos las grandes diferencias entre la sociedad grecorromana, más orientada hacia la felicidad, al hedonismo, y la hebrea, sometida a los designios de un dios todopoderoso y muchas veces cruel. La realidad de la esclavitud en la época, terrible, es contada con toda su crudeza. Me impactó especialmente una escena en que se emascula de una forma espantosa a varios esclavos jovencitos, para que sean eunucos en un harén, y la manera en que curaban la atroz mutilación. Impresiona.


El aceite, como os señalaba antes, es un protagonista más en esta novela. Un elemento importante en toda la narración. Se nos describe maravillosamente cómo se recolectaban las olivas, el prensado, su conservación en ánforas, su distribución... hasta hace menos de un siglo estas artes eran practicamente las mismas que las que se nos detallan Y, al hilo de este oro líquido, conoceremos a una figura histórica olvidada: la esposa de Séneca, Helvia Albina, una mujer aristócrata natural de lo que hoy es Arjona que poseía inmensas tierras llenas de olivos en la Bética, y que, gracias a ella, el matrimonio disfrutaba de una vida más que acomodada. También aparece, de forma tangencial pero muy presente, la figura de Yeshua ben Josef, Jesús de Nazaret, al que Jesús Maeso de la Torre aleja de los clichés y nos le presenta como un gran regenerador moral y religioso.

Escrita con un estilo hermoso, sin largas descripciones y sin perderse en detalles innecesarios, Jesús Maeso de la Torre nos regala una novela profundamente realista que contiene todos los elementos para ser una lectura apasionante y de la que extraer muchos conocimientos nuevos. No hay nada que suene impostado o falso, aunque en todo momento sea evidente la profunda investigación del autor: esta nunca se sobrepone a la acción. El viaje de Jasón es apasionante ¿le acompañáis?


viernes, 4 de septiembre de 2020

EL MENTIROSO de Mikel Santiago

Los que me conocéis, sabéis que un buen thriller, con intriga, tensión y secretos por salir a la luz, me hace leer casi con ansia. Si, además, hay un crimen, un muerto o varios, una investigación y sorpresas o giros que te descoloquen, el ansia se convierte en voracidad y ya no hay quien me pare. Tengo que acabar la novela como sea, incluso quitando horas al sueño. Necesito saber. Es verdad (y a veces me odio a mí misma por ello) que, en ocasiones, puedo intuir algunas cosas o adelantarme al final al tener claro si el asesino es el mayordomo, por ejemplo, o quién puede estar detrás de todo. Es lo que tiene haber sido una lectora tan precoz, por eso me encanta que el autor me sorprenda y vaya muchos pasos delante de mí, que me descoloque y que, después de una trama de las que no te dejan parar de leer, el final sea una especie de bombazo que cierre con fuegos artificiales. Es un gustazo.

De Mikel Santiago sólo había leído anteriormente El último verano de Tom Harvey y me gustó. Además estuve en la presentación que de esa novela se hizo en Madrid, en la estupenda librería Los Editores, que el maldito Covid se ha llevado por delante y ha debido cerrar. Hubo música en directo, muy buen ambiente y lleno completo, señal de lo mucho que el autor gusta. Por eso, cuando El mentiroso llegó a mis manos, me alegré muchísimo: sabía que tenía dos o tres tardes para pasármelo bomba. Y sí, en efecto, la novela atrapa, se lee maravillosamente, tiene una ambientación estupenda y escenas de tensión realmente bien narradas, pero no he tenido fuegos artificiales al final. Algo se me ha quedado por el camino. A ver si consigo explicarme. Sin spoilers, desde luego.

LAS GRIETAS DE PUNTA MURGÚA

Alex despierta tumbado en el suelo de una fábrica abandonada, con un dolor insoportable en la cabeza y con un cadáver a su lado. No conoce a ese hombre, no sabe qué hace él allí. A su mente van llegando recuerdos mezclados, pero el dolor le vuelve a dejar sin sentido. Cuando despierta está en el hospital y, junto a él, su novia Erin. Le dicen que ha tenido un accidente de coche, pero Álex no recuerda nada. Sólo la fábrica abandonada, el cadáver de ojos abiertos a su lado... y una cena en casa de unos amigos que tuvo lugar dos días antes. Después, el vacío más absoluto. Los doctores le dicen que puede ser debido al golpe que tiene en la cabeza y que no cuadra con el accidente, ya que es en la parte posterior, que debe reposar y que los recuerdos irán llegando.

Álex no cuenta a nadie su despertar en la fábrica ni sobre el hombre muerto junto al que abrió los ojos. La ausencia de recuerdos, sólo rota por algunos flashes que no entiende ni sabe ubicar, no hace más que aumentar su angustia. Necesita respuestas porque se niega a creer que él haya sido capaz de matar a nadie y más a un perfecto desconocido. También necesita entender cómo llegó a su coche y se estrelló y que son aquellas imágenes extrañas que le asaltan de cuando en cuando. Dos días de su vida han desaparecido y decide investigar por su cuenta. Le está mintiendo a todos los que le quieren, incluso a la policía, pero la mentira es, aunque nadie lo sepa, su modo de vida desde hace tiempo.

Es Álex quien, en primera persona, la voz narradora en toda la novela. Gracias a eso nosotros sabemos lo que él sabe. Y también lo que va recordando, sus pasos para tratar de averiguar qué ocurrió en todas esas horas de las que no tiene recuerdos, quién es el hombre muerto y por qué despertó junto a él. Por qué tiene un golpe en la parte posterior de la cabeza. Álex toma la decisión de no contar nada ni a Erin ni a su abuelo, con quien vive, y por quien siente un gran cariño. Su abuelo es su referente, su única familia después de que su madre muriese de cáncer, un hombre fuerte y rocoso pero al que su cerebro ha empezado a jugar malas pasadas en forma de olvidos, despistes y desubicaciones. 


Todo es fuertemente visual en El mentiroso. Los paisajes de la costa del País Vasco, con sus carreteras llenas de curvas asomadas al mar, la casa de Punta Murgúa que Álex comparte con su abuelo y con Dana, la cuidadora de este, los polígonos industriales de naves abandonadas, las urbanizaciones aisladas en medio del monte, la naturaleza desatada en forma de galerna. También lo es la acción, casi cinematográfica en muchas ocasiones, que sigue un desarrollo lineal hacia adelante excepto lo que se refiere a recuerdos de la vida del propio Álex. Es cierto que no hay grandes descripciones físicas de los personajes, al autor le bastan una o dos pinceladas para que nos hagamos una imagen mental de ellos.  Las escenas más trepidantes, que las hay de diferente intensidad, también cuentan con ese plus de estar contadas como si las viésemos en una pantalla. Y lo mejor, en mi opinión, es esa tensión que va subiendo de intensidad en cada capítulo, que nos va obligando a seguir adelante y a no parar de dar vueltas a la cabeza intentando saber qué está ocurriendo.

Álex es un hombre inseguro a pesar de todo. Que no ha llegado demasiado arriba (se gana la vida como jardinero) por malas decisiones del pasado y que guarda bien escondidos episodios de los que no está nada orgulloso. Miente desde hace tiempo y lo hace convencido de que, si cuenta la verdad, todo lo que tiene lo perderá y perderá a quienes ama. Su novia, perteneciente a una familia bien posicionada y con dinero, le ama tal como es, pero desconoce esa parte más "oscura" de su pareja, al igual que su abuelo. A lo largo de la novela iremos descubriendo algunos hechos del pasado que acabarán de complicar la historia, en una espiral que no deja de coger velocidad. Y eso, como lectora, me ha gustado mucho: más misterios, más hechos ocultos que salen a la luz, más tensión. Sospeché de algo que al final resultó ser lo que pensaba, pero os aseguro que no es sencillo.

Entonces ¿por qué no he visto el estallido de fuegos artificiales que merecía una lectura como esta? Pues porque ha habido cosas que me han chirriado, como una puerta que no cierra bien. Más de un cabo suelto que no se explica de forma satisfactoria o, directamente, no se explica. Alguna situación que, incluso explicada, no es demasiado verosímil y me ha hecho fruncir el ceño. Las repeticiones y el exceso de detalle en algunos capítulos acerca de lo que hace Álex que casi me hacían saltarme párrafos enteros para ir a lo que de verdad importaba. Y sobre todo, un capítulo final que, sintiéndolo mucho, me ha parecido traído por los pelos y que deja varias cosas en el aire y sin respuesta. Me gustaría que, quienes lo hayáis leído, me dijérais si habéis tenido la misma impresión. Por supuesto, no voy a detallar aquí cuáles son esas cosas ni el motivo de mi pequeña decepción, pero de verdad que me encantaría compartir impresiones.

Respecto a si la recomiendo, sí, desde luego. El mentiroso es una novela que te hace estar pegado a sus páginas hasta el final, que mantiene el interés sin perder pulso en ningún momento y que cuenta, además, con una "puesta en escena" hermosísima en cuanto a paisajes y ambientación (aunque Urdaibai, el pueblo en que se halla Punta Murgúa, sea inventado). La sensación de que no es redonda del todo es puramente personal. No sé si es precipitación (dudo que un escritor con el bagaje de Mikel Santiago peque de eso, precisamente) o el deseo por su parte de que se cerrase todo, pero, como decía antes, para mí el círculo no está soldado. ¿Me contáis cuando la leáis?


martes, 1 de septiembre de 2020

LA MUJER DE LA FALDA VIOLETA de Natsuko Imamura

Reconozco que no han sido demasiadas las ocasiones en que me he acercado a la literatura japonesa, si bien siempre que lo he hecho me ha llamado la atención su amor por el detalle, por las metáforas ligeras. Pero, sobre todo, por esas diferencias en cuanto a cultura con respecto a la nuestra o al resto del mundo, porque Japón parece moverse en un universo distinto y peculiar que no siempre es sencillo de entender

Gracias a la editorial Duomo, con la mediación de Locura de libros, recibí un ejemplar de La mujer de la falda violeta, una novela breve de apenas 185 páginas, y si he de elegir una palabra para definir su contenido es soledad, porque la protagonista, si nos detenemos a escucharla bien, está terriblemente sola y eso la lleva a ciertos comportamientos y a obsesionarse del modo en que lo hace. En la contraportada del libro se dice que este contiene "altas dosis de humor", pero yo no diría tanto. O quizá es que el sentido del humor japonés y el mío discrepan.

La autora, Natsuko Imamura, nacida en un lugar tan señalado como Hiroshima, cuenta en su haber con varios premios por relatos cortos y fue nominada al prestigioso premio Akutagawa por su novela anterior, aunque ha sido con La mujer de la falda violeta con la que ha obtenido el reconocimiento y que sea considerada una de las nuevas voces de la literatura contemporánea japonesa.

LA MUJER DE LA CHAQUETA AMARILLA

En una ciudad sin concretar de Japón, en uno de sus barrios y en un centro comercial de la zona, todos conocen a la mujer de la falda violeta, pero en realidad nadie sabe nada de ella. La ven pasar, con su característica falda, y cumplir el mismo rito de comprar el mismo dulce en la misma panadería y sentarse a comerlo en el mismo banco del parque. Pero es una de las personas que la observan quien nos narra en primera persona los pormenores de la rutina de la mujer de la falda violeta. Es otra mujer, una mujer que pasa completamente desapercibida aunque también luzca siempre una prenda característica. De estas dos mujeres tardaremos buena parte de la novela en saber sus nombres: observadora y observada van cumpliendo su día a día, pero de formas muy diferentes.

Nuestra narradora, que por retazos de lo que va contando tiene una vida solitaria y extraña, se empeña en saber quién es la mujer de la falda violeta, dónde vive, si trabaja o no. Incluso se arroga el derecho a "guiarla" para que encuentre un empleo, convencida de que, sin su ayuda, aunque sea en la distancia, no conseguirá nada y perderá su apartamento. El seguimiento a la mujer de la falda violeta se va convirtiendo en una obsesión. Los días que no sale o que no sigue sus rutinas de paseo, bollo y parque, le suponen un plus de preocupación y estrés.

Finalmente, la mujer de la falda violeta obtiene un empleo, gracias, en cierto modo, a la mano invisible de su vigilante y eso le permitirá tenerla más cerca, seguir cada paso que de. Pero puede que no le guste demasiado cómo su "protegida" comienza a salir del cascarón y a cambiar, a relacionarse con otras personas.

Tampoco voy a contar más porque, por la brevedad de la novela, sería sencillo despedazarla casi sin darme cuenta. Pero sí puedo deciros que me ha dejado sentimientos encontrados: por una parte se lee con facilidad, aunque hay algún pequeño salto temporal que descoloca un poco antes de reubicarte, y la historia, en sí misma parece sencilla y costumbrista. Pero en cuanto te centras en ella y profundizas, te das cuenta de que no es sencilla ni tan "amable" como podría pensarse. Además de la soledad, que en Japón, por lo que sé, es casi un mal endémico, estamos claramente ante la historia de una obsesión, una obsesión que va mutando y girando cuando el objeto de ella, la mujer de la falda violeta, se sale de los parámetros que su seguidora considera apropiados para ella.

Seremos espectadores del peculiar sentido del humor japonés, que nos puede chirriar. Del modo en que se organizan en las empresas y trabajos, su ceremonia hasta en el modo en que han de hablar o saludarse, sus costumbres, horarios y hasta lo que hacen en sus horas de descanso. Para un occidental puede resultar todo muy sorprendente, al menos a mí, que algo conozco por la afición de mi hijo mayor a los cómics Manga y la cultura japonesa, me lo ha parecido.

En la novela se producirá un giro que lo cambiará todo, pero la esencia seguirá ahí y eso es lo que me deja con la duda de si realmente este libro es lo que se cuenta en la contraportada o la conclusión que he sacado sobre él: que es más oscuro de lo que parece. Una rareza bien hilada pero llena de esquinas tras las que se esconden cosas poco edificantes. 

¿La recomiendo? Sí, a pesar de mis peros. A veces merece la pena dejarse llevar por este tipo de libros que nos obligan a entender otro tipo de comportamientos y otras culturas. Y, con todas las distancias, seguro que en alguna ocasión todos nos hemos vestido con una chaqueta amarilla para espiar a alguien, aunque sea en Facebook.

lunes, 24 de agosto de 2020

EL SONIDO DE TU CABELLO de Juan Ramón Biedma

Entrar en la literatura de Juan Ramón Biedma es peligrosamente adictivo, porque pocos autores son capaces, como él, de tener un universo propio en el que nos sumerge hasta dejarnos sin respiración. Catalogar sus libros es una tarea complicada, porque por sí mismos huyen de etiquetas aunque, en la novea que os traigo hoy, sí que hay una que destaca: El sonido de tu cabello es pura novela negra. Negrísima. Con personajes rotos de muchas maneras, una investigación policial, crímenes, una profunda carga de denuncia social y un desarrollo en espiral que va cogiendo velocidad hasta que estalla en los capítulos finales más angustiosos y tensos que he leído en mucho tiempo

En otros post de este blog dedicados al mismo autor he señalado el ambiente gótico que da a muchos de sus escritos, los toques sobrenaturales que en ocasiones jalonan sus tramas incluso cuando están en escenarios que parecen poco propicios para tales cosas. También su mirada descarnada hacia los más desheredados de nuestra sociedad, especialmente a los enfermos mentales, a quienes convierte en protagonistas que nos llevan de la mano a ese límite oscuro que cuesta mirar, pero que está ahí, mucho más cerca de lo que es cómodo pensar. 

El sonido de tu cabello, ganadora del XXI Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, es, en mi opinión, la más "terrenal" de las novelas de Juan Ramón Biedma. Ha dejado muy al margen, casi haciéndolo imperceptible, lo sobrenatural y lo gotico para pegarnos una paliza de realidad brutal, desgranando un catálogo de males con los que convivimos y con los que somos capaces de convivir mientras estén lejos y no nos rocen. No nos interesan en la medida en que no los sufrimos. Puede que nos estremezcan como noticias en un periódico o en televisión, pero apartamos la vista y volvemos a nuestros quehaceres, a nuestra vida segura y tranquila. Pero nunca podemos saber si esa vida se nos va a torcer o si vamos a estar en un lugar equivocado en el peor momento y, entonces, quizá seamos nosotros los del periódico.

POLVO Y CENIZAS

En el barrio de Las Tres Mil Viviendas de Sevilla aparece el cadáver torturado y mutilado de una chica dentro de la iglesia evangélica. Al mando de la investigación queda la inspectora Perpetua Carrizo, una policía curtida y que conoce bien el terreno. A su vez, Set Santiago, un abogado de vuelta de todo y que, tras una estancia en la cárcel, se gana la vida en el turno de oficio y "gestionando" los cobros de un prestamista, es el encargado de la defensa del presunto asesino. Ello le lleva a conocer a Sacramento Montiel, Mento, la abogada que lleva la acusación particular y que está muy relacionada con asociaciones que tratan de alfabetizar y formar a los vecinos de Las Tres Mil. Y en las calles de Sevilla está ya de nuevo Luisa Orujo, recién salida de la prisión en la que estaba por el asesinato de un hombre que participó con ella en una misa negra, y que busca vengarse de quienes le rompieron la vida.

Estos son los puntos de partida de una historia cuya columna vertebral es eminentemente policiaca pero con una fuerte carga de realidad, mostrándonos muchos de los males y lacras de nuestra sociedad, esos que generalmente preferimos no mirar más que de refilón. El sonido de tu cabello, en este aspecto, es profundamente realista, poniéndonos delante de los ojos un retrato social de los más desfavorecidos, de aquellos que ni siquiera están en los censos de población, y de cómo se puede llegar al infierno por caminos muy diferentes, incluso los que parecen alfombrados y cómodos. Esa realidad que Juan Ramón Biedma nos retrata es desasosegante y terrible, pero quienes están allí se han acostumbrado a sobrevivir en ella. Lo que no hace es recrearse, no se ceba añadiendo detalles "gore" a la dureza que los hechos tienen ya por sí mismos porque no es necesario. El escalofrío está ahí.

En esta novela los diálogos son la parte más importante, unos diálogos que son un prodigio de naturalidad, nada forzados, llenos de la personalidad de quienes intervienen en ellos y que nos aportan más para conocer a los personajes que cualquier descripción que hubiese podido hacerse de ellos. Tienes la sensación de que los estás escuchando, no leyendo. Y el barrio de Las Tres Mil Viviendas se erige como un protagonista más, un lugar que podría ser una zona de guerra o un tablero de Cluedo cuyas habitaciones son edificios de viviendas expoliadas en los que cabe cualquier cosa, enlazados por calles llenas de polvo y sol inclemente. Esas por las que, dicen los gitanos, se pasea el Muló, un ser que huele a podredumbre y sale cada noche a saldar cuentas pendientes.

Set Santiago, a quien ya habíamos conocido en novelas anteriores de Biedma (aunque esta novela puede leerse sin tener ninguna referencia anterior de él), El espejo del monstruo y El humo en la botella, es quien lleva el peso mayor dentro de El sonido de tu cabello. Set tiene un carisma que supera incluso los peores aspectos de su personalidad, es un hombre complejo y complicado, capaz de lo peor, pero que a quien no puedes evitar mirar con simpatía, sobre todo por ese humor con el que salpica muchas de sus frases, porque es duro sin proponérselo y porque en esta novela sucederá algo que le "humanizará" y le dará motivos para no pensar solo en sí mismo. Ya no bebe ni fuma, pero piensa en ello cada día. Ha llegado un momento de su vida en que todo le da igual. O eso cree.

Perpetua Carrizo, la inspectora que trata de desentrañar el asesinato, carga a sus espaldas otra investigación de la que sus propios compañeros no saben nada pero que, para ella, es a vida o muerte. Con sus propios fantasmas y sus costuras recosidas, como el resto de personajes, muchas veces sobrepasada y usando los medios que tiene a su alcance, trata de sacar todo adelante, incluso su hogar. También ella tiene un humor especial, capaz de hacer que esbocemos una sonrisa, pero hay mucha oscuridad y soledad a su alrededor .

Luisa Orujo, feroz, violenta y despiadada, es la que nos regala los capítulos más aterradores de la novela. Su ansia de venganza está medida, pensada y no vacilaría un instante en arrasar con todo para conseguirla. La historia de Luisa, que conoceremos a grandes rasgos en algunos flashbacks, es la historia de una vida robada, de una infancia que no lo fue y una adolescencia salvaje, una huída hacia adelante de todo lo sórdido que la rodeaba. Sus actos son tan extremos que nos erizan la piel, pero Juan Ramón Biedma no trata de justificarlos, sólo explica cómo Luisa ha llegado hasta ahí. Y es que cualquiera es capaz de cualquier cosa si las circunstancias son lo bastante atroces para llevarte a ello.   

El sonido de tu cabello es una novela que requiere toda la atención del lector. Y no porque su autor use un lenguaje rebuscado o se pierda en rodeos, descripciones eternas o datos que hay que ir recordando, sino porque cada párrafo, cada página, aporta luces nuevas, detalles o frases que se nos quedan clavadas como puñales y que acabas por releer porque casi no puedes creer que sean tan redondas, tan perfectas. En un mundo editorial en el que muchas veces prima lo sencillo y lo efectista, la narrativa de Juan Ramón Biedma es un regalo para quienes buscamos calidad y originalidad

El crimen inicial en la iglesa evangélica es solo el inicio de una trama que nos va a llevar a los feminicidios en serie, al trabajo ilegal en condiciones casi de esclavitud, a la pobreza y sus consecuencias, a la droga y las mafias que la mueven, a la violencia, al maltrato, a la venganza. Pero también a la desesperanza, al analfabetismo, a la furia contenida de quienes ya poco tienen que perder y que puede explotar en cualquier momento. Al refugio que muchos buscan en otras iglesias y cultos, como la evangélica o la Santa Muerte, cuando se sienten abandonados y necesitan algo superior que les haga pensar que sus vidas no son solo escombros y que merece la pena levantarse cada día. Y conoceremos las conexiones de lo que está pasando en Las Tres Mil Viviendas con Ciudad Juárez y su desierto lleno de muerte.

El sonido de tu cabello es una novela inmensa. Dura, sí. En ocasiones muy dura, pero soberbia y espléndida en su planteamiento, desarrollo y final. Mirar lo que ni siquiera nos atrevemos a pensar que existe no es sencillo y nos puede estremecer, pero merece la pena porque el horizonte se amplía. Es posible que esas calles por las que evitas pasar escondan horrores que ni siquiera te atreves a imaginar. Esa es la magia de Juan Ramón Biedma: ahora sí que pensarás en ello. Y puede ser espeluznante, pero también revelador. ¿Compartimos el viaje?



 



jueves, 30 de julio de 2020

LA AVENIDA DE LAS ILUSIONES de Xavi Barroso

Mi abuela materna, madrileña castiza y de pro, era mucho de cantar cuplés. A la mayoría terminaba por inventarles la letra y los cantaba como le parecía, por eso hay algunos de los que descubrí su letra original al cabo de los años. Y la de veces que nos reíamos con la misma anécdota: la de mi bisabuelo, su padre, enfermo con mucha fiebre, empeñado en que una figura de no sé qué santo que había en su cuarto era La Chelito cantando "La pulga". Quizá por eso he sentido ramalazos de ternura al reconocer ciertos temas y canciones que Xavi Barroso nombra en su novela, La avenida de las ilusiones, dedicada al Paralelo de Barcelona y a los muchos teatros (grandes y pequeños) que lo jalonaban. Teatros y locales llenos de, como dice el título, las ilusiones y esperanzas de muchos aspirantes a actrices, actores y cantantes.

Además, el momento histórico en el que enmarca la acción es uno de los más complicados y convulsos de la historia (ya de por sí complicada y convulsa) del siglo XX en España. La política, los movimientos sindicales más extremos, huelgas, asesinatos, los ecos de la Revolución Rusa y el inicio de la Primera Guerra Mundial están siempre como telón de fondo de los devenires de los protagonistas de la novela y, en muchos casos, se ven sacudidos por ellos. Es también esta novela un fiel reflejo de la sociedad barcelonesa del primer tercio del siglo XX, con sus luces y sus sombras.

LAS SOMBRAS EXISTEN PORQUE EXISTE LA LUZ


Corre el año 1909 y Francisca y María, dos hermanas hijas de un agricultor de Solsona, llegan a Barcelona para servir en casa de los Puig. Su llegada a la ciudad coincide con el apogeo de la Semana Trágica, con todo lo que conllevó para la ciudad. Los Puig son una adinerada familia con tres hijos mayores y las dos hermanas son puestas bajo la dirección de Juana, una criada de la casa con gran experiencia y que conoce a la perfección cómo y cuándo han de hacerse las cosas. Francisca tiene claro que no quiere pasarse la vida como una sirvienta más: tiene una bonita voz y aspira a conseguir una vida diferente. María, por contra, se adapta a lo que le piden.

Un hecho terrible y traumático sacude la rutinaria y tranquila existencia de las dos hermanas y ello dará más argumentos a Francisca para conseguir lo que quiere. Además se ha enamorado de Joan, un joven barcelonés con fuertes convicciones políticas y sindicales, que será el que primero la lleve a los espectáculos del Paralelo. El mundo de luces, de canciones y de brillo subyugarán a Francisca que comenzará su batalla para conseguir su sueño: triunfar como actriz y cantante en esos teatros que ama. Y no dudará en usar todas las armas que tenga a su alcance.

Cuando terminé de leer La avenida de las ilusiones no pude evitar acordarme de otra novela que me encantó en su día: Ahogada en llamas, de Jesús Ruiz Mantilla. No por el tema ni por los escenarios, ya que la de Ruiz Mantilla transcurre en Santander y es más bien una saga familiar. La recordé por cómo enmarcan ambos autores la acción de su novela: usando dos hechos históricos importantes, como los dos símbolos de un paréntesis, encuadrando la acción y lo narrado dentro de ellos. En Ahogada en llamas se comenzaba con la aterradora explosión en 1893 del vapor Cabo Machichaco en pleno puerto de Santander, que dejó 590 muertos, y se cerraba con otra tragedia, el incendió que devastó esa misma ciudad, reduciéndola casi a escombros, en 1941. Xavi Barroso, en este caso, utiliza como apertura la Semana Trágica y lo cierra tras la batalla de Belchite, en el momento más atroz de la Guerra Civil.


Pero realmente la novela se centra en una década: la que va de 1909 a 1919. Una década, como os decía antes, complicada y convulsa en cuanto a movimientos sociales, anarquismo, sindicalismo y tensiones políticas. En muchos casos el autor nos va dejando pequeñas referencias a hechos concretos para que el lector sepa exactamente en qué fecha nos encontramos, como cuando se habla al hundimiento del Titánic o del comienzo de la revolución en Rusia. El dibujo que se hace de la Barcelona de la época es realmente bueno, con referencias a muchos edificios, calles, lugares o cafés.

En cuanto a los personajes, con Francisca he tenido mis más y mis menos. Es ambiciosa y sabe lo que quiere, lucha por conseguir su sueño, pero a veces, para ello, hace cosas de auténtica niña malcriada. Hay aspectos de su personalidad que caen mal, sobre todo en ese afán de querer hacer lo que le da la gana a costa de lo que sea. Incluso a costa de otras personas. Pero también es una luchadora, conoce sus virtudes, sabe lo que hace bien y trata de sacarlo a la luz. Su hermana María se mueve un poco alrededor de Francisca, como un satélite alrededor de un planeta. Si bien al principio es un personaje más anodino, va adquiriendo fortaleza y brillo. De los personajes masculinos principales (Joan, Jaume, Tomás) me ha llamado la atención que siempre están descritos como muy guapos, con un atractivo innegable. Pero quien lleva la batuta, por decirlo de algún modo, son los personajes femeninos: fuertes y resueltas, incluso en las secundarias. Merçe, Anna, Juana, Teresa Puig... todas, de un modo u otro, son auténticas supervivientes.

Una de las cosas que más me ha gustado es cómo se nos descubren las partes más oscuras de Barcelona en general y de los espectáculos musicales en particular. Cómo podemos llegar casi a ver que, tras las bambalinas y las luces, hay un mundo mucho más sórdido y casi miserable. Que los colores y las canciones esconden muchas veces lo peor. Francisca también tendrá que enfrentarse a eso. Y también ha sido gratificante encontrarme con figuras del vodevil, como la gran Raquel Meller o Josep Santpere, padre de la famosa Mari Santpere.

La avenida de las ilusiones es una novela que nos va a llevar a conocer muy bien la Barcelona de principios del siglo XX, pero desde la perspectiva de los teatros y el deseo de triunfar. La ciudad cobra vida desde la vida de sus personajes y son ellos quienes nos muestran lo mejor y lo peor de ella. Narrada en primera persona por Francisca, será a ella a la que conozcamos mejor y la que más se expone en cuanto a sentimientos y decisiones. Pero sobre todo es un fiel reflejo de una época y de un mundo, el de los teatros, que en muchas ocasiones corre paralelo a la vida de las calles, como una escapatoria, una salida de urgencia para sonreir incluso cuando fuera todo se derrumba. Una gran lectura para este verano tan atípico.


martes, 23 de junio de 2020

EL BESO DEL ÁNGEL de Andrés Pascual

Recuerdo perfectamente que, cuando terminé de leer la novela anterior de Andrés Pascual, A merced de un dios salvaje, me quedé un poquito huérfana. Había pasado tres días perdida en La Rioja, entre sus viñas, cerquita de San Vicente de la Sonsierra y detrás de un misterio mucho más oscuro de lo que parecía. Sufrí y disfruté con una lectura que contaba con todos los ingredientes para atarte a sus páginas y no querer que terminase. También recuerdo que, en las presentaciones que tuvimos en Madrid con Andrés, habló de que, quizá, la historia que allí se recogía podía tener una continuación, pero que lo sí tenía claro que su tierra volvería a tener protagonismo al margen del contenido. Y ahora nos llega El beso del ángel y volvemos a La Rioja, una tierra fascinante, llena de matices, con aromas y raíces profundos, intensos. Con la pasión por sus costumbres y sus vinos, esos que, realmente, corren por las venas de sus habitantes y marcan la geografía física y humana de la región. Porque el vino vuelve a estar muy presente, como en la anterior novela. Y no solo el vino, sino todo lo que lo rodea: las grandes bodegas, las catas, las presentaciones, la búsqueda de la personalidad que lo haga único.

Es también El beso del ángel una historia de personajes a los que sus decisiones han marcado de forma indeleble. Que esconden, a veces sin saberlo, más de una costura rota por la que se escapan recuerdos que estarían mejor sellados y archivados. Pasados que marcan el presente, que pueden llegar a retorcerlo y a hacerlo inhabitable.

IN VINO VERITAS


Camino tuvo que volver a Logroño después de vivir y trabajar fuera de España durante unos años. Se ha convencido de que hizo lo que tenía que hacer, pero lucha a diario por superar sus frustraciones, su falta de futuro, su desilusión. En casa su padre permanece postrado en una silla de ruedas; sin hablar, sin reaccionar, sin conocer ni recordar, postrado por las secuelas de un ataque sufrido tras conocer la ruina a la que les había abocado el hermano de Camino, Lucas. Su madre es su enfermera y cuidadora las veinticuatro horas y Camino busca abrirse paso como periodista a base de pequeñas columnas y noticias poco habituales. Mantiene una relación con altibajos con Marcos, policía de Logroño, pero tiene la sensación de que se está enterrando en vida. Simplemente no es feliz. Y, para colmo, Lucas aparece de nuevo en su vida para pedirle un favor que no llegará a verbalizar, tantas son las cosas que deberían decirse y no se dicen. Para hablar con él, asistirá a un evento en la bodega en la que ahora él trabaja, propiedad de Fabiola Marín, una poderosa empresaria, referente para la mayoría, y que fue la primera esposa del padre de Camino y Lucas. Lo que empieza siendo una fiesta brillante acabará en tragedia al aparecer asesinada y desollada de forma terrible Penélope, una joven estrella de las redes sociales. Y, en medio del desastre, Lucas desaparece. La presencia de Camino en el evento hace que el director del periódico para que el colabora le encargue que escriba sobre lo que ha sucedido desde la perspectiva de familia del "principal sospechoso". Todo comenzará a girar demasiado rápido, amenazando con hacer descarrilar muchas vidas.

Si en A merced de un dios salvaje el paisaje nos llevaba a La Rioja más rural, a esos campos de viñas retorcidas cargadas de años, en El beso del ángel Andrés Pascual nos sitúa en Logroño, en sus calles y lugares más emblemáticos. Un Logroño que se alimenta también del vino y sus tradiciones pero con un punto más de sofisticación y hasta de diseño. Un visión, quizá, menos romántica y más moderna de todo ese mundo, tan arraigado y ancestral, pero que también existe y del que viven muchas personas. Curiosamente y a pesar de todo, el vino no es el protagonista de la novela, sólo pone el telón de fondo.


Es una novela de personajes muy trabajados, que van creciendo y cambiando a medida que avanzamos en sus páginas. Camino, a pesar de su amargura, que ella misma se niega, va a sacar fuerzas de donde no cree que tiene por encontrar a su hermano y exculparle. Fabiola, una mujer que se hace odiosa desde el principio, ambiciosa al extremo y marcada con un estigma complicado, basa su existencia en lo que tiene o puede tener. Conchita, la madre de Camino, es el dique al que van a golpear todas las olas pero todo parece hacerla más fuerte. Ella es, realmente, uno de los pivotes básicos sobre los que gira la acción porque su amor por Claudio, padre de Camino, cambió varias vidas. Ellas y el resto de protagonistas van mostrando sus partes más ocuras, esas que todos tenemos y que debemos asumir. O, al menos, aprender a convivir con ellas.

Si bien es la voz de Camino la que escuchamos como narradora principal en primera persona, hay capítulos en que se cambia a tercera para trasladarnos años atrás en el tiempo, una puerta apenas entreabierta que irá sirviendo para entender algunas cosas del presente de la protagonista. Porque el tiempo también tiene su importancia en esta novela, dejando, como algunos vinos, un retrogusto algo amargo, como de fruta pasada. Interesante es ese ligero toquecito gótico, insinuado sin hacerse muy visible. Inocencia y personalidad atroz en constante lucha. Poemas oscuros. Sangre.

Otro punto fuerte de El beso del ángel son los diálogos, que brillan por su naturalidad y por adaptarse a cada uno de los personajes como vestidos perfectos. Camino no puede hablar como Fabiola ni Marcos como Conchita, el trabajo para dotar de personalidad propia a cada uno de ellos es realmente eficaz. En Camino, además, escucharemos sus pensamientos, sus miedos, su angustia por no saber ni poder cambiar, sus sensación de estar donde no quiere. En este sentido son reveladoras sus conversaciones con Bugatti, antiguo hombre de confianza de su padre y un secundario de lujo que roba todas las escenas en las que se hace presente.

Detalles históricos jalonan como pequeñas gotas algunos capítulos y nos sirven para situarnos en el contexto geográfico y urbano que, aunque sea a través de la lectura, estamos pisando. Como cuadrando perfectamente un círculo que va a seguir girando: La Rioja está, los personajes la transitan.

Animaos a leer El beso del ángel. Hay mucho en ella para gozar leyendo y descubrir matices y colores inesperados. ¿Viajamos a La Rioja?




jueves, 11 de junio de 2020

NO ROBARÁS de Blas Ruiz Grau

Ahora que, por fin, parece que voy cogiendo de nuevo cierto ritmo lector y que mis neuronas vuelven a funcionar, quiero retomar títulos que no reseñé en su momento. Y no lo hice no porque no disfrutase de la lectura sino porque, como me suele pasar, el aluvión de reseñas y comentarios en otros blogs o medios me dejan sin argumentos, con la sensación de que no puedo aportar nada nuevo. Por eso suelo reposar las lecturas y las retomo un poco después, cuando ya hay cierto "silencio" en redes y se puede dar un nuevo empujoncito (por muy pequeño que sea, en mi caso) a los libros. Curiosamente, las lecturas del post que escribí con la reseña del libro anterior de Blas Ruiz Grau, No mentirás, siguen subiendo, con un goteo constante, semana tras semana, lo que demuestra que este autor mantiene siempre un público fiel e interesado. Quienes me seguís, quizá recordaréis que, aunque mi crítica fue positiva en su conjunto, mencioné ciertos detalles, fallos y repeticiones que le restaban cierto brillo a una trama que sabía cómo mantenerte atada a cada página. En No robarás, ese aspecto ha mejorado sustancialmente, la información forense que se aporta ya no está tan acartonada, los diálogos fluyen con mucha más naturalidad, sin gritos constantes, y los protagonistas están más maduros, más "hechos".

No robarás da un paso más hacia adelante de Blas como autor. Mantiene su estilo, que es el suyo, con todas sus peculiaridades y que le hace perfectamente reconocible desde que comienzas a leer. Quizá no sea el más depurado y ortodoxo, pero es eficaz y adictivo, sabe cómo dosificar la intriga e ir en un constante "crescendo" que desemboca en finales arriesgados y en alto, consciente de que es eso lo que el lector busca en una novela negra y policiaca. No adorna, no se pierde en largas descripciones ni en monólogos internos de los personajes: va directo y a la yugular.

HAY PERSONAS QUE SOLO QUIEREN VER ARDER EL MUNDO

Siete años parecen muchos, pero los hechos que sacudieron Mors siguen muy vivos en la memoria de quienes los padecieron entonces. Siete años después de aquello Fernando Lorenzo, el psicópata asesino que puso en jaque a la policía, cumple condena en el Hospital Psiquiatrico de Fontcalent con todas las medidas de seguridad posibles. Y, a pesar de ello, consigue escapar. Nicolás Valdés, que se encuentra en Quantico recibiendo formación, siente despertar a todos sus fantasmas al conocer la noticia. Su regreso a Madrid le hace enfrentarse al peor de sus miedos: Fernando Lorenzo está volviendo a matar y, esta vez, es el propio Nicolás el que está en el punto de mira. Los asesinatos se multiplican y es complicado encontrar un hilo que los una de alguna manera, una motivación, un porqué. De nuevo Nicolás junto con Alfonso Gutierrez y la ayuda de Sara Garmendia, de la Unidad de Análisis de Conducta, tratarán de vencer al reloj que Fernando ha vuelto a poner en marcha y que corre inexorable hacia horrores insospechados.

No robarás es sobre todo eso: una espiral llena de muerte y que gira cada vez más rápida. Pero también nos permite ver una evolución clara en los personajes de Nicolás Valdés y Alfonso Gutierrez, que ya no son dos novatos enfrentados a algo que, en su día, llegó a venirles un poco grande. Ahora cuentan con mayor preparación y experiencia, si bien Nicolás aún tiene una tendencia un poco autodestructiva que le lleva a no saber ser frío cuando las circunstancias lo exigen. Se implica y lo hace con todo, sin importarle las consecuencias que pueda tener para sí mismo y sin darse cuenta de que arrastra tras de él a sus propios compañeros. Sin embargo en esta segunda entrega de la trilogía (porque de eso de trata), Valdés ha empezado a sujetar las riendas con más fuerza para que no se desboque en exceso el caballo al galope que lleva dentro.

Él y Alfonso son completamente diferentes, dos polos del mismo imán, por eso funcionan tan bien como protagonistas: atraen sin remedio incluso cuando discuten. Alfonso es el único capaz de decirle según qué cosas a Nicolás, si bien este sigue reticente a aceptar las críticas. Fernando Lorenzo ha subido unos cuantos escalones más en lo que se refiere a maldad, pero está convencido de que lo que hace es justo. Se erige en juez y verdugo, sin cuestionarse ninguno de sus pasos, sin moral, sin empatía, sólo orientado a la búsqueda de lo que él considera que ha de hacerse. Es el mal en su estado más puro, si se me permite la licencia, porque sus objetivos están claros para él y le importa poco a quien se lleve por delante y cuánta crueldad sea capaz de aplicar. Se considera un genio y menosprecia a los investigadores porque siempre va no ya un paso, sino casi cien delante de ellos. Pero ¿cómo es posible semejante planificación si en los últimos siete años no ha salido de una celda de aislamiento? ¿Hay alguien más ayudándole?

Como os decía antes, los personajes centrales han ganado en experiencia y en personalidad. Siguen siendo profundamente humanos, con sus miedos e inseguridades, pero trabajan con rigor y profesionalidad. Todos arrastran mochilas más o menos pesadas a sus espaldas, todos tienen cosas que no comparten con los demás y que les lastran, pero no por eso dejan de cumplir con su deber. Los diálogos son uno de los platos fuertes de esta novela, diálogos que han ganado en naturalidad y en los que ha bajado la crispación que mostraban en la anterior entrega. Son más creíbles, más sinceros. Incluso más cómplices. Lo que no ha cambiado es ese "tic-tac" de bomba de relojería que va descontando segundos sin parar. Todo el argumento va destinado a saber si el plan trazado por Fernando les explotará en la cara a los investigadores o estos podrán desactivarlo y detenerlo.

Madrid y sus calles se convierten en un tablero de juego mortal. Todo en No robarás es más oscuro y hasta más cruel que en No mentirás, llegando a provocar en el lector cierta angustia al comprobar que Fernando lo tiene todo medido y calculado, que no improvisa y que sabe perfectamente qué camino van a tomar quienes le persiguen.

Nos queda una tercera entrega que, si sigue con esta evolución, promete más emociones fuertes. Hasta entonces quizá convenga pertrecharse de valor para enfrentarnos a ella. El mal está mucho más cerca de lo que pensamos, incluso en ese vecino callado y de modales suaves con el que nos cruzamos al bajar la basura y que siempre lleva un albornoz, aunque el agosto de la ciudad abrase las esquinas. Quizá sea mejor que jamás veamos lo que hay debajo.