viernes, 18 de marzo de 2022

LA NIÑA DEL MERCADO de Olga Mínguez Pastor

Ya lo he comentado en post anteriores: las novelas negras que publica M.A.R. Editor me gustan especialmente. Son originales, tienen planteamientos diferentes a las corrientes mayoritarias y suelen ser más oscuras, más intensas. De nuevo me he encontrado en esta ocasión con estas premisas, aunque reconozco que, al finalizar le he visto algunos "peros" que os contaré después. La historia central te engancha y te mantiene en una tensión constante, pero lo que la rodea, quizá, y esta solo es mi opinión, a veces peca un poquito de histriónico. ¿Me ha gustado? Sí, ya sabéis que a mí me pones una novela con muertitos, investigación y misterio y soy feliz y La niña del mercado tiene de eso para dar y tomar. Y, además, la trama nos va a llevar a hechos terribles sucedidos en Alicante durante la Guerra Civil, especialmente el atroz bombardeo de su mercado central. Lo que sucede es que ha habido varios aspectos en ella que no han terminado de "redondearla", por decirlo de alguna manera.

La niña del mercado es la continuación de La absurda existencia de Dalila Conde, aunque yo desconocía este dato antes de empezar a leer. Y tampoco ha tenido demasiada importancia, porque las referencias que se hacen a la novela anterior siempre se explican, con lo cual la lectura puede hacerse de forma independiente y casi acabas sabiendo a grandes rasgos lo que sucedió en la otra entrega. Al menos a mí no me ha resultado nada complicada la lectura ni me he ido tropezando con datos que desconocía, porque, como os digo, cuando aparecen siempre hay una aclaración o alguna línea de diálogo que nos da respuesta, y eso es muy de agradecer. Dicho esto, vamos con la novela.

CELOS, AMBICIÓN Y VENGANZA

El inspector Leo Vélez, mientras está en su tiempo libre en un local de copas, recibe un sobre extraño, decorado con una cenefa griega y un lacre rojo. Dentro, una carta le anuncia que ha empezado un macabro juego, una espiral de muerte, en que las víctimas ya están marcadas. El asesino busca completar un círculo de sangre muy personal. Antes de que amanezca, Candela Satorre, una anciana viuda que vive sola, despierta sobresaltada por un ruido: alguien ha entrado en su casa, pero no para robar. Piensa llevarse algo mucho más valioso: la vida de la anciana. Vélez comienza una frenética carrera contra el reloj y tratará de encajar las piezas de un puzle complejo y extraño, ya que el escenario del crimen de Candela Satorre está preparado en cada detalle: un número escrito con sangre, manzanas rojas sobre la cama y un intenso olor a fruta. Junto con su mano derecha, Juanjo Arjona, y la ayuda de Irene Garrido y Carlos Linares, con quien mantiene muchas diferencias, vivirá un caso que se va complicando y poniendo a prueba la inteligencia y el olfato policial de los miembros de la brigada, obligándolos a retroceder hasta un hecho acaecido ochenta años atrás: el bombardeo del Mercado Central de Alicante.

Un asesino en serie, una trama que nos lleva atrás en el tiempo para dar sentido a unos crímenes actuales, cartas extrañas... elementos ideales para dejarse llevar por la lectura. La autora, además, nos va relatando hechos del pasado, los únicos que, en su cabecera, tienen fecha y lugar, trasladándonos al Alicante de la Guerra Civil. Ambas tramas van a converger, pero lo interesante es saber cómo. Y cuándo. 

Leo Vélez, en esta novela, es un inspector de policía de gran experiencia que salió muy tocado, y no sólo físicamente, de un caso anterior. Ahora es reconocido incluso por la calle. Tiene un insinto muy especial para descubrir motivaciones ocultas o para interpretar las pruebas. Mantiene una relación amorosa (de hecho viven juntos) con Martín Rueda, un luthier que sabe cómo ponerle los pies en el suelo y sabe organizar su brigada como un grupo de trabajo bien engrasado, aunque Carlos Linares trate siempre de ponérselo difícil debido a su animadversión personal.

Un personaje carismático, sin duda, pero no he logrado nunca empatizar con él. En ningún momento. Por capítulos me ha ido pareciendo inestable, soberbio, pagado de sí mismo y hasta arrogante. Presume de que siempre tiene razón en sus intuiciones. La autora lo dibuja, además, como un tipo atractivo, de muy buena planta, al que sus jefes consideran "el mejor policía del país". Cierto que lleva a sus espaldas episodios terribles y una vida personal muy complicada, hoy ya un mar de calma gracias a Martín. Pero, como personaje, me ha dejado fría. Después os detallaré más.

Toda la trama paralela de lo sucedido en Alicante en la guerra sí que me ha gustado mucho, y eso que ya sabéis que no soy muy fan de ese periodo histórico, que creo ya muy machacado. Pero la autora aporta datos que desconocía y que me han interesado hasta el punto de ir a buscarlos para enterarme de primera mano de cómo fueron aquellos años allí. También están muy bien contadas las vidas de quienes lo vivieron, con descripciones muy reales, mostrándonos sus alegrías, sus penas y hasta sus miserias. Es curioso que, habiendo crímenes de por medio, me haya fijado tanto en esa otra parte.

Con esto no quiero decir que la parte actual, con los asesinatos y la investigación del grupo de Vélez no me haya gustado. Todo lo contrario, me ha mantenido interesada hasta el final para saber qué pasaba y quién estaba detrás de lo que sucedía. Mi problema, simplemente, se llama Leo Vélez. Es inestable, tiene estallidos de ira y se considera imprescindible. Además mantiene una cierta obsesión con la supuesta homofobia de los demás y hay reacciones de él, en ese sentido, que no tienen demasiada explicación. Sí que es un buen policía, tiene instinto, sabe leer las pruebas como nadie y enlazar unos hechos con otros, pero le encanta demostrar que tiene razón.

El asesino, por su parte, no ha dudado en dejarse ver desde el primer momento, convencido de que su juego sangriento es perfecto. No se esconde, no se disfraza, pero se escurre entre los dedos de la policía como el agua. Hay, entonces, una constante lucha de egos entre él y Vélez. También es un hombre de los que llaman la atención. En su caso me han chirriado algunos pensamientos personales suyos, muy físicos: busca hundir a Vélez pero también le desea... Peculiar, como poco.

Lo mejor de la novela es el ritmo, que la autora dosifica muy bien: rápido en los capítulos de la trama policia y los asesinatos y más pausado en el "histórico" y los hechos que acaecen en Alicante. Pero juntos funcionan bien y la lectura gana muchos enteros con esa combinación. Los diálogos también colaboran en esa impresión general, porque no suenan acartonados ni falsos y aportan realidad a lo que sucede. 

Respecto a los "peros", además de lo que os contaba del personaje de Leo Vélez, están los clichés. Para mi gusto, hay demasiados. El asesino que lleva años pergeñando las muertes, las cartas con características especiales, los mensajes que van en ellas, crípticos, para poner a prueba a los investigadores, las puestas en escena de los címenes... Mucho estereotipo, quizá. Eficaces dentro del argumento, pero conocidos en exceso. Y también pequeños detalles de redacción. A veces repite una cierta característica de un personaje en más de una ocasión casi con las mismas palabras, hay algunos errores tipográficos que, sin ser nada extraordinario, sí que me llaman la atención porque la editorial suele ser muy puntillosa con eso. Y, sobre todo, el uso de las comas, mal colocadas en muchas frases, especialmente entre sujeto y predicado. Cierto que todo esto no influye en la trama y en el buen argumento, pero a mí me saltan a los ojos, no lo puedo evitar.

¿La recomiendo? Sí, por supuesto, creo que es una novela capaz de mantener nuestra atención hasta el final, con una buena dosis de crímenes "originales" y una segunda línea temporal muy interesante. Si la leéis, por favor, contadme si compartís mis apreciaciones. Seguro que da para una conversación muy interesante.

1 comentario:

  1. Hola bonita, me estoy estrujando la sesera preguntándome si alguna vez leí alguna novela ambientada en Alicante. Y creo que no. En el levante español, sí, pero en Alicante me parece que no. La cosa es que el género me gusta tanto como a ti. De hecho, es lo que más estoy leyendo en estos momentos, en los que necesito algo ligero y ameno pero lo del histrionismo que comentas y alguna cosilla más... umm, no sé yo. Ahora tengo muy poco tiempo para leer y prefiero ir directa a algo segura. Besos

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