lunes, 15 de mayo de 2023

POR LAS CALLES DE MADRID de Sonia Taravilla

 


Muchos de los recuerdos de mi infancia, al menos los que me gusta anclar a momentos felices (que algunos había, como rayos de sol entre nubes de tormenta), están ligados al barrio de Cascorro, en Madrid, en el que vivían mis abuelos. El pasillo eterno, las maderas del suelo que crujían al pisarlas, los balcones que nos permitían ver por encima de un tejado la plaza Vara del Rey, la fresquera de la cocina, el jaleo de los domingos de Rastro... Pero, sobre todo, aún soy capaz de recordar olores. El del vino añejo de la bodega en que íbamos a comprar en la calle de la Ruda. El olor a muebles y libros viejos en las tiendas que entonces había en la Ribera de Curtidores. El del pan de la tahona de la esquina, que despertaba el estómago. El de las gallinejas y entresijos del bar de la calle Santa Ana. También imágenes y sonidos que me llegan si me concentro y que hoy son como de otro planeta: la carbonería, el local donde se vendía carne de caballo, la lechería,el Mercado de la Cebada con todos sus vendedores gritando lo bueno que era lo que vendían, el bullicio de La Mallorquina y de la chocolatería de San Ginés, la radio con la Saga de los Porretas, que tanto le gustaba a mi abuela...

Me gusta perderme en esos rinconcitos de la memoria, Y aún me gusta más mi ciudad guapa. Quienes me conocéis, sabéis que soy una enamorada de mi Madrid, que soy y me siento madrileña y gata, nacida en Chamberí, bautizada en La Paloma y convencida de que no hay atardeceres como los de aquí. Por eso cuando vi este libro en el catálogo de Espasa supe que tenía que leerlo. No solo eso, tenía que diseccionarlo, sentirlo, vivirlo. Y lo he conseguido, porque lo ha disfrutado de principio a fin. Si me acompañáis, nos vamos de paseo a conocer el Madrid más castizo; nos vamos a divertir.

"ERES MI CASA, MADRID: MI EXISTENCIA" - MIGUEL HERNÁNDEZ

Sonia Taravilla lleva más de una década en redes sociales con la cuenta de El sereno de Madrid, a la que me enganché hace tiempo porque siempre aporta cosas muy interesantes y curiosas sobre mi ciudad y que os recomiendo que sigáis también desde ya mismo. Toca temas históricos, anécdotas, sociales, cotilleos, prensa... En este libro (que ojalá tenga continuación en otros) Sonia nos lleva a conocer algunos de los avatares que sucedieron y también a muchos los habitantes que la poblaban en el siglo XIX y más o menos mitad del XX y lo hace centrándose en algunos oficios: los serenos, las modistillas, las castañeras, los fotógrafos, los aguadores, las cupletistas o los organilleros, entre otros. Y también locales que antes poblaban las calles y hoy son solo recuerdo como las lecherías, los cafés con sus tertulias, los estudios fotográficos, los cines que poblaban la Gran Vía. 

Por las calles de Madrid es un viaje tanto físico como sentimental. Para los que somos de aquí supone un apretoncito al corazón, porque vamos a reconocer muchas cosas. Quienes ya tenemos una edad, algunas las recordamos; otras nos las han contado nuestros padres y abuelos. Para los de fuera, seguro que va a ser toda una curiosidad porque Madrid no es solo la Castellana y los museos: son esas callejuelas de Lavapiés y la Latina en las que aún resuenan ecos del pasado si nos paramos a escuchar.

Con un estilo muy ágil y haciendo los capítulos cortos y muy entretenidos, Sonia nos lleva desde las vaquerías a los talleres de costura (con mención especial a algunas modistas que fueron realmente famosas, incluso hoy dan nombre a paradas de Metro), a los vendedores ambulantes de todo tipo, a las lavanderas del Manzanares, a las churrerías, a los cines y teatros de cuplés. Desgrana sin parar anécdotas y datos que permiten a quien lee hacerse una idea clara de cómo era su vida, muchas veces al borde de la pura necesidad. 

También paseamos por las calles de Madrid, incluso las que ya no existen. En el centro, la construcción de la Gran Vía se llevó por delante un buen puñado de ellas; además lugares tan conocidos hoy como Tetuán en su día fueron "pueblos" que se añadieron a la capital. Tetuán de las Victorias, Vallecas o Chamartín de la Rosa eran municipios que acabaron incluyéndose en la ciudad cuando esta empezó a expandirse. 

Sonia consigue sacarnos más de una sonrisa con las anécdotas y las curiosidades haciéndonos un dibujo real y vívido de cómo era la ciudad y la sociedad de aquellos años. Muchos personajes, tanto anónimos, como antes os decía, como ilustres y conocidos nos van saliendo al encuentro y van formando ese fascinante collage que nos permite hacernos una idea de cómo hemos cambiado pero también cómo se mantienen ciertas costumbres, dichos o tradiciones. Incluso nos va regalando perlitas históricas que pueden parecer ficción, pero os aseguro que cada palabra es cierta. 

Sé que a mis abuelos les hubiera encantado este libro. Y yo los he recordado mucho leyéndolo. Quizá con una cierta melancolía a veces, porque creo que hemos perdido un poco de inocencia. Pero también me ha servido para desempolvar recuerdos, para volver a ver a mi abuela, pizpireta y reguapa, diciéndonos que la casa parecía la Posá'el Peine (léase con chulería castiza) cuando armábamos mucho jaleo. O a mi abuelo, arreglando radios y televisores en El Ojo Mágico, que estuvo abierto en la calle de Toledo hasta hace relativamente poco. Aquellas mañanas de Reyes con la muñeca nueva llegando a su casa y el barrio oliendo a leña y picón. Solo por eso ya tengo mucho que agradecerle a Sonia por su trabajo, su amor y su dedicación. Venid a visitarnos. Confío en que este sea el principio de otros muchos viajes al ayer.

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